Por Perla Sofía Curbelo Santiago

Encontrar un árbol de grosella (Phyllantus acidus) en Puerto Rico podría ser una misión para quienes añoran el sabor de esta fruta agria de color amarillo claro. Y cuando sí se consigue, dichosa la persona que posee el conocimiento culinario para transformarla en salsa, dulce o almíbar.

Precisamente, Fernando Silva, director del Instituto de Ciencias para la Conservación de Puerto Rico (InCiCo), me envió un enlace a la página de Facebook del Instituto donde compartía fotografías del cosecho del fruto, en la comunidad de Las Mareas, en Salinas (Puerto Rico).

Mujeres de la comunidad Las Mareas, en Salinas, cosechan grosellas. Aunque puede haber frutas durante todo el año, en el mes de abril y agosto tienden a abundar. Foto: InCiCo

Éste acompañaba las fotos con una descripción en donde apunta el hecho de la escasez de la fruta, y que me permitió compartir: “La fruta de grosella transformada en dulce es una exquisita metamorfosis. Pero también es un triunfo conseguirlo; y parece ser que ya va entrando al umbral de las memorias de nuestra gastronomía, sobre todo en nuestros pueblos y ciudades más pobladas donde fue aplastad[a] por otras mercancías y costumbres”.

La fruta crece en las ramas del árbol como racimos. Es de color amarillo claro. También se le llama grosella blanca. Foto: InCiCo

Silva continúa explicando y, con palabras de regocijo, comparte la noticia de cómo todavía en comunidades de la Isla el ábol no pasa desapercibido: “Sin embargo, en las comunidades donde aún se valora esta tradición, y que forma parte del patrimonio natural y cultural, donde se asientan sus identidades, sus residentes auténticos todavía dominan el arte de inducir la fruta a su dulce metamorfosis”.

Con la grosella se pueden preparar dulces, jaleas, almíbar y vinagres. También se pueden consumir encurtidas en sal y abrillantadas.  Foto: InCiCo

El investigador finaliza su descripción con el triunfo específico de la comunidad: “Por ejemplo, en [la comunidad] Las Mareas, en la región oriental de Salinas, donde afortunadamente Jaqueline, Gretchen y María Justa mantienen muy viva la receta y la costumbre, y siguen cultivando esta práctica de transformar la grosella en dulce, así como en un mariposario se cultivan orugas para transformar en mariposas”, acotó.

La grosella es oriunda de Madagascar y la India. Llegó al Caribe en el 1793. El especialista en frutales, Eugenio E. Toro la describe como un árbol frutal y ornamental.

Es posible que encuentres en algunos centros de jardinería árboles de injerto. Si te encuentras con alguien que sí tiene el árbol podrías pedirle semillas o una ramita para propagarlo por esquejes. También se propaga por acodo aéreo. Si es por semillas, podría tardar hasta unos cuatro años para producir frutas.

El árbol podría crecer de seis a 30 pies de altura y se puede sembrar en cualquier época del año. Mejor si es en época de lluvia. Toro indica en la publicación La grosella (Servicio de Extensión Agrícola) que “las frutas requieren entre 90 a 100 días para desarrollarse y madurar”. Éstas cuelgan de las ramas en forma de racimos y contienen un hueso de color marrón con pocas semillas.

El especialista en frutas señala que el árbol de grosellas florece y fructifica casi todo el año, con mayor abundancia en los meses de abril y agosto. Por eso ahora están cosechando tanto en la comunidad Las Mareas.

Otras formas de consumir las grosellas son en jaleas, vinagres, abrillantadas y encurtidas en sal.

También se le llama cereza amarilla, cerezo agrio y guinda. En inglés gooseberry y wild plum. La grosella es de la familia de las Euforbiaceas.

Fuentes consultadas:

La grosella, de Eugenio E. Toro Toro. Publicación del Servicio de Extensión Agrícola de Puerto Rico.