1185, Las primeras noticias de «EL CUERVO»

ANTECEDENTES:

Mucho antes de que existiera la villa de Mota del Cuervo, tal y como la conocemos actualmente, se constituyó la aldea de “El Cuervo”. Estuvo situada en el sur de la actual población, en una encrucijada de caminos, concretamente en el entorno del Pozo de la Aldea, con su pequeña iglesia, con su cercado de tapial, (por su condición de zona fronteriza en la época de la Reconquista), y muy cerca de una zona lagunar hoy desaparecida, pero que aún en épocas lluviosas, el agua ejerce sus dominios inundando una zona aledaña en el camino que sale hacia Pedro Muñoz.

Después esta aldea de “El Cuervo” se acabaría uniendo a otro núcleo poblacional, creado posteriormente, llamado “La Mota”, fundado en los aledaños de una fortaleza que hubo en el monte de La Mota (en la donde actualmente está el Molino el Zurdo). Su núcleo principal se encontraba en el entorno de la Plaza de la Cruz Verde (otra encrucijada de caminos). Aún es posible ver vestigios de los dos núcleos poblacionales diferenciados, con sus estrechas calles (como la calle del Castillo en “La Mota” y la calle de San Miguel en “El Cuervo”). Posteriormente a estas dos poblaciones se uniría la mayor parte de los habitantes que había en el poblado de Manjavacas, para conformar la actual población de Mota del Cuervo.

Hasta ahora el origen, o las primeras noticias de “El Cuervo” se situaban en el siglo XIII, concretamente en el año 1243, pero recientemente, hemos encontrado noticias de “El Cuervo” a finales de Siglo XII, concretamente en año 1185, como veremos más adelante.

Tras la ocupación árabe de la mayor parte de la península ibérica, llevada a cabo  por los Omeya entre los años 711 al 720, tuvo lugar la batalla de Covadonga en Asturias en el año 722; con la que dio comienzo la lenta reconquista de todo el territorio ocupado, que duró 770 años y que fue finalizada por los Reyes Católicos con la toma de Granada en 1492.

En lo que ahora corresponde al territorio de la actual Castilla – La Mancha, tuvieron lugar diferentes batallas y acciones militares de la reconquista, que configuraron una línea fronteriza cambiante entre los territorios cristianos y los musulmanes, entre las que destacan:

  • En 1085 El Rey Alfonso VI de León, de Galicia y de Castilla, conquistó la Taifa de Toledo, tras un asedio de cuatro años a la ciudad. Esta conquista tuvo gran trascendencia debido a que Toledo había sido la antigua capital del Reino Visigodo. Esta taifa abarcaba parte del territorio que ahora se corresponde con Madrid y Castilla- la Mancha. El territorio donde se formaría “El Cuervo” estaba integrado en esa taifa de Toledo. Al año siguiente los almorávides llegados desde el norte de África vencieron al Rey Alfonso VI que tuvo que huir. Tras esta derrota cristiana, los almorávides consiguen recuperar los pueblos del Reino de Toledo, que estaban situados entre los ríos  Tajo y Guadiana, territorio donde pudo situarse “El Cuervo”.
  • En 1099 Los almorávides conquistan la población de Consuegra
  • En 1106 los almorávides atacaron el reino de León, en su flanco oriental, conquistando Uclés. Dos años más tarde, en 1108 tiene lugar la batalla para reconquistar Uclés, dirigida por Sancho Alfónsez, el hijo del Rey Alfonso VI de León, en donde fueron derrotados los cristianos y los árabes dieron muerte a Sancho, el heredero de la Corona de Aragón, en el Castillo de Belinchón.
  • En 1174, El Rey Alfonso VIII de Castilla conquista la fortaleza de Uclés, donde los árabes habían construido, sobre las ruinas de un castro celtíbero. Una fortificación con grandes muros defensivos, algunos de los cuales se ha conservado hasta nuestros días. Esta fortaleza de Uclés fue cedida a la Orden de Santiago ese mismo año y  posteriormente sería la sede definitiva del Priorato de dicha orden.
  • En 1177 tiene lugar el asedio cristiano a la población musulmana que habitaba la ciudad de Cuenca llevado a cabo por el Rey Alfonso VIII de Castilla, con el apoyo del Rey Alfonso II de Aragón y 300 caballeros de la Orden de Santiago, entre otros, que simultaneaban su apoyo al asedio de Cuenca con la defensa del Monasterio de Uclés. Este asedio dio lugar a la reconquista de Cuenca sin necesidad de entrar en batalla.
  • En 1185 vemos que ya aparece citada la aldea de “El Cuervo” como posible límite territorial de un nuevo priorato de la Orden de Santiago, como se detallará a continuación. Un año antes, en 1184, las tropas de Alfonso VIII, comandadas por Fernan Martínez de Ceballos conquistaron el Castillo de Alarcón, al que le concedieron fuero de frontera en 1186 y en cuyo alfoz, como asegura el Padre Andrés Marcos Burriel (Jesuita e Historiador 1719-1762), llegaría a tener numerosas aldeas, como: Albacete,  Villarrobledo, La Roda, Belmonte, Castillo de Garcimuñoz, Las Mesas y otras muchas, hasta un total de 63 poblaciones. (Es posible que a ese alfoz también perteneciera “El Cuervo”). Poblaciones que eran administradas por la Orden de Santiago.
  • En 1195 tuvo lugar la batalla de Alarcos (cerca de la actual Ciudad Real), comandada por el Rey Alfonso VIII, que se saldó con la derrota cristina y una paralización del proceso de la reconquista.
  • En 1212 tiene lugar, en el municipio jienense de Santa Elena, la batalla de las Navas de Tolosa, en la que participaron: El Rey Alfonso VIII de Castilla, junto con Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra y voluntarios de los reinos de Portugal y León. Esta batalla contra los almohades se saldó con la victoria de las tropas cristianas y fue definitiva para la dominación de la mayor parte de la península ibérica y varios pasos de Sierra Morena.

En el contexto de la reconquista, surgieron en la península ibérica las órdenes religioso-militares, a semejanza de las cruzadas que se organizaron para la reconquista de la Tierra Santa a los árabes. De estas órdenes religiosas, las que han permanecido en el tiempo, destacan entre otras, las que se detallan a continuación por orden de su fundación:

  • La Orden de Alcántara, creada en el Reino de León en 1154, siendo su primer maestre Suero Fernández Barrientos.
  • La Orden de Calatrava fundada en el Reino de Castilla en 1158, por el abad Raimundo de Fitero, con el objetivo de proteger la ciudad de Calatrava, cercana a la actual Ciudad Real.
     
  • La Orden de Santiago. El origen militar de esta Orden tiene lugar en 1170 en el Reino de León, bajo el reinado de Fernando II de León; que junto con Pedro Suarez de Deza, obispo de Salamanca, encargaron la defensa de la ciudad de Cáceres a los trece Caballeros de Cáceres, también llamados los Fratres. Esta Orden fue reconocida como religiosa en la bula papal de Alejandro III, el 5 de julio de 1175.

Las funciones de estas órdenes eran religiosas y militares, con la participación activa de sus miembros en las batallas para la reconquista a los árabes en la península ibérica, y en la protección y asistencia hospitalaria a los peregrinos en los caminos a Santiago de Compostela. En el caso de la Orden de Santiago, que nos interesa particularmente por la ascendencia que tuvo sobre “El Cuervo”, ejercía funciones de gobierno a través de sus encomiendas y procuraban la repoblación de las tierras conquistadas, con el objetivo de fijar la población cristiana en los nuevos territorios. También se ocupaban de velar por los bienes de la orden en los distintos asentamientos, para lo que realizaban visitas periódicas para ordenar la reconstrucción y el mantenimiento de iglesias, conventos, ermitas, hospitales, pósitos, tercias, hornos de pan y otros edificios y heredades pertenecientes a la Orden de Santiago.

Estas visitas están recogidas en libros de visitas en donde relatan pormenorizadamente detalles que permiten hacernos una idea histórica de cada una de las poblaciones pertenecientes a la Orden de Santiago. Esas visitas abarcan desde el año 1478 hasta 1606.

 En la primera visita que realiza la Orden de Santiago a Mota del Cuervo, el 15 de octubre de 1478, ya citan a esta villa solamente como “La Mota”. La definen formando una alcaidía junto a Villanueva de Alcardete, la Puebla de Don Fadrique y el Quintanar; al frente de la cual, el maestre don Juan Pacheco  había puesto como alcaide a Juan de Bitoria, que la tenía alquilada por diecisiete mil maravedíes, tras la renuncia expresa de Sancho de Luduenna.       

En esta visita, los emisarios de la Orden de Santiago, ya no hablan de “El Cuervo”, que en esa fecha ya se había anexionado al enclave vecino de La Mota, población que había ido creciendo en el entorno de la fortaleza situada en la Sierra (a 775 m s/ nivel del mar). Posiblemente la decadencia que habría experimentado El Cuervo se debió a la insalubridad de su zona lacustre, situada en la actual carretera hacia Pedro Muñoz, junto al polígono industrial. Zona que aún hoy, se sigue inundando en determinadas ocasiones. Seguramente en unas circunstancias similares a las que sufrieron los pueblos vecinos de Pedro Muñoz (con sus lagunas) y de Manjavacas (con su complejo lagunar).

Los visitadores de la Orden de Santiago también visitaron Manjavacas (hoy integrado en Mota del Cuervo) ese mismo año de 1478 (en noviembre), a pesar de su despoblamiento, un lugar perteneciente a la encomienda de la Torre de Vejezate, en donde no encontraron vecino alguno; solo había una casa de la encomienda, en donde hallaron a la criada de Alfonso López cobrando el portazgo en su nombre. La mayor parte de la población de Manjavacas, se había desplazado a La Mota, posiblemente por las mencionadas razones de insalubridad.

Plaza de la Aldea de El Cuervo, con su pozo central en la actualidad. Alrededor de esta plaza se formó el primer núcleo poblacional de Mota del Cuervo. (foto de jmgm)

PRIMERAS NOTICIAS DE “EL CUERVO” en 1185

Gracias a la documentación custodiada por la Orden de Santiago, a la que perteneció ese asentamiento de la aldea de “El Cuervo” (hoy llamado Mota del Cuervo), sabemos que en el año 1185, al poco tiempo de que el Rey Alfonso VIII conquistara a los musulmanes (en 1184) el Castillo de Alarcón y las numerosas aldeas de su alfoz; diez años antes de la derrota cristiana de Alarcos, y veintisiete años antes a la batalla de Las Navas de Tolosa, ya existía en el entorno al Pozo de la Aldea, una pequeña población llamada “El Cuervo”(قرية إل كويرفو), colindante con otra llamada “El Campo” (aún se conserva ese topónimo para denominar una calle y un camino que une “El Cuervo” –hoy Mota del Cuervo- con la villa de “El Campo”, hoy llamada Campo de Criptana).

Ambas poblaciones citadas, junto a otros asentamientos (ver mapa adjunto), estarían llamados a conformar la parte oriental de los límites perimetrales de un nuevo priorato de la Orden de Santiago, distinto del de Uclés. Priorato que estaría llamado a acoger el nuevo convento y la sede principal del priorato de la Orden de Santiago. Todo ello en el antiguo Reino de León (donde fue fundada la Orden), y que tendría su asiento en la ciudad de Cáceres.

En el año 1181, Pedro Fernández de Castro, el primer maestre de la Orden de Santiago, suscribió un acuerdo por el que se comprometió a situar la sede principal de la Orden en el Reino de León. El Rey Fernando II de León y él promovieron esta idea. No obstante, el citado maestre, siempre se mostró neutral entre el Rey de Castilla y los intentos del Rey de León por controlar la Orden. Finalmente, tras el fallecimiento del maestre fundador en 1184, y el del Rey de León en 1188, este proyecto de poner la sede de la Orden en Cáceres, en detrimento de Uclés, nunca llegaría a ver la luz.

Pero gracias a la mención de “El Cuervo” en esa propuesta fallida del traslado del Priorato de la Orden de Santiago desde Uclés a Cáceres en 1185, tenemos lo que hasta ahora sería la primera constancia escrita de la existencia de la población de “El Cuervo”,  a finales de siglo XII. Un territorio conquistado por Alfonso VI en el año 1109, pero sujeto a los avances y repliegues fronterizos entre cristianos y árabes. Adscrito al Reino de Toledo, y dependiente eclesiásticamente, desde el año 1180, del obispo de Toledo, Don Pedro de Cardona.

A continuación veremos la reproducción que hace, en el siglo XVII, José López Arguleta, natural de “El Casar” (Guadalajara), ilustre profesor de teología en el real convento de Uclés, canónigo reglar de San Agustín y de la Orden, sacerdote y caballero Santiaguista, e historiador, que dedicó gran parte de su vida a indagar en los numerosos legajos de la Orden. Fruto de la completa información a la que tuvo acceso directo, y que refleja en su obra: “Vida del Venerable Fundador de la Orden de Santiago (D. Pedro Fernández) y de las primeras Casas de Redempcion de Cautivos”, en Madrid, 1731. Concretamente en ese libro, en su página 226, recoge el contenido de un documento del año 1185, donde refleja la intención de trasladar la casa principal de la Orden de Santiago desde Uclés a Cáceres, como querían el Maestre fundador de la Orden y el Rey de León. Es aquí cuando cita que, el 22 de abril de 1185, estuvieron reunidos en Uclés el nuevo Maestre de la Orden Don Fernando Díaz (tras el fallecimiento del Maestre fundador) y el Rey de León, y  comentan que: Junto al territorio que tenía Cáceres por si, también entre Tajo y Guadiana, se podría formar un Priorato muy decente, más fácil de poblar que el de Uclés, asímismo entre el Tajo y el Guadiana, fijando la frontera perimetral oriental desde Buenamesón (pequeña población, situada junto al río Tajo, actualmente perteneciente a la provincia de Madrid, de la que solo se conserva una residencia palacio que tuvo la Orden de Santiago); y Santa Cruz (hoy Santa Cruz de la Zarza), hasta El Campo (hoy Campo de Criptana) y El Cuervo (hoy Mota del Cuervo), y  Lugar Nuevo de Guadiana (hoy Argamasilla de Alba)”.

Mapa del límite oriental del proyectado nuevo Priorato de la Orden de Santiago, en donde ya aparece “El Cuervo”, en el año 1185. Nuevo Priorato que nunca llegaría a realizarse; en donde pretendían unir parte del  territorio colindante con el de Uclés con posesiones del antiguo reino de León, como Cáceres, Trujillo (a la izquierda del mapa) y otros pendientes de reconquistar entre el Tajo y el Guadiana.
Imagen reproducida, en un mapa actual de Google, con esa proyectada línea vertical de demarcación oriental del citado Piorato, que va desde el Tajo al Guadiana. Hacen mención expresa de los enclaves de “Buenamesón” (en el Tajo), “Santa Cruz” (hoy Santa Cruz de la Zarza, “El Cuervo” (hoy Mota del Cuervo), “El Campo” (hoy Campo de Criptana) y “Lugar nuevo de Guadiana” (hoy Argamasilla de Alba). (Mapa de elaboración propia).

Buenamesón, caserío y finca de recreo de los frailes de la Orden de Santiago, hasta su desamortización en el siglo XIX, situada junto al río Tajo. En su entorno llegó a haber hasta 11 molinos de agua. Hoy, este enclave es dependiente del municipio de Villamanrique de Tajo (Madrid). En la foto Convento Palacio de Buenamesón (foto de Fernando Cana).

A continuación se refleja el texto tal como aparece en el documento citado y una copia del mismo:

“Junto este territorio con el que tenía Cáceres por si, también entre Tajo y Guadiana, se formaba un Priorato muy decente, y más fácil de poblar, que el de Uclés, asimismo entre Tajo y Guana, desde Buenameson y Santa Cruz (hoy Santa Cruz de la Zarza), hasta el Campo (hoy Campo de Criptana), y el Cuervo (hoy Mota del Cuervo), y Lugar nuevo en Guadiana (hoy Argamasilla de Alba), que se tardó mucho en poblarse todo. A este territorio de Cáceres y Trujillo se agregaron poco después, en agosto de 1187, los lugares o esperanza de ellos, que ofrecieron don Pedro Fernández el Castellano; es a saber: Montanches, Santa Cruz, Zuferola, Cabañas, Monfrague, Solana y Peña Falcón. Y al año siguiente el Rey de Castilla estando en Azeca día dos de noviembre de 1188, concedió por entero todo el diezmo de sus reales rentas de Medellín y lugares de su término al Maestre don Sancho Fernández y su Orden. Con que en menos de tres años, desde abril de 1185, que salieron de Uclés Rey y Mestre contra Truxillo, hasta noviembre de 1188 se fundó en los contornos de Cáceres un Territorio de Diezmos Tercias de Iglesias, y Derechos Episcopales, tan pingue extendido, y autorizado, que no se discurre a qué otro fin pudo esto hacerse, si no es para poner allí el Convento Mayor, compuesto de los tres conventos, el primero de Maestre, Comendador, Sor Comendador y Caballeros Conventuales; el segundo de Prior y Canónigos; y el tercero de Cavalleros Celibes, estrechos y perpetuos; y que tuviesen allí el convento segundo de Prior y Canónigos la autoridad y el exercicio de govierno de Iglesias, que dice la bula de confirmación de Alejandro Tercero.

Como se frustrasen estos pensamientos, y en qué año, no sabemos; lo cierto es, que en ello el V. Fundador miraba con equidad, y justicia por todos tres Reinos, y Cavalleros Naturales, que no era razón caminasen desigualmente a la Casa Mayor, quando se ofrecía elección de Mestre, o celebarar Capítulos Generales. También es cierto, que puso su palabra de poner su Casa en Terminos del Reyno de León, donde su Orden tuvo principio, y que como prudente, justo y piadoso no prometieron sus labios cosa distinta de lo que tenía en su corazón. Asímismo es cierto, o muy creible, que si el Convento Mayor estuviera en Cáceres, cuando los Africanos vencieron el año de 1195, en Alarcos, y bolvieron el año siguiente a ganar lo de Truxillo, y Cáceres y demás Lugares hasta Taco, y de Tajo para Avila lo de Plasencia, se hubiera defendido Caceres, como se defenció Uclés. Y así bien le dictaba el V. Fundador su corazón a lo último de su vida. No le defraudó Dios de la voluntad de sus labios al morir, ni en algunos años después de su muerte ; pero contingentes posteriores, y de acaso culpables disensiones retardaron la execución de su voluntad: y retardada se hizo imposible, perdiéndose Cáceres, y todo el Territorio, que ya tenía en buena disposición entre Tajo y Guadiana, muy pingue, y dilatado, con la esperanza de unir lo de Merida con lo de Medellín, pues desde el año de 1171 tenía la mitad de los Términos, y la quarta parte de la Ciudad, ofrecidas por la Iglesia del Apostol…”

Reproducción de parte del documento comentado, en el que aparece citado “El Cuervo” y “El Campo”, en el año 1185, entre otros enclaves perimetrales del proyectado nuevo Priorato de la Orden de Santiago en detrimento del Priorato de Uclés.

OTRAS NOTICIAS DE “EL CUERVO”

Tras esa –hasta ahora- probablemente la primera noticia fehaciente de “El Cuervo” a finales del siglo XII, en 1185, vemos que son pocas, pero muy significativas, las noticias que hablan de este enclave manchego, como tal aldea antes de su integración con “La Mota” y la incorporación de la población de Manjavacas a este núcleo, hoy conocido como Mota del Cuervo. Vemos como El Cuervo, a lo largo de los años, va perdiendo importancia, dejando paso a la denominación de “La Mota”, más adelante citada como “La Mota El Cuervo”, hasta la actual denominación de “Mota del Cuervo”. A continuación veremos los hitos más significativos de estas menciones a lo largo del tiempo.

EL  CUERVO en el año 1243

Tal y como recogía en mi libro “Lo que Cervantes calló” (Cultivalibros 2014), aparece nuevamente la mención a “El Cuervo” en el pleito seguido entre la Orden de Santiago y Alcaráz, por el que el Rey Fernando III «el Santo», concedido en Valladolid el 18 de febrero de ese año, se adscriben al Campo de Montiel, entre otros, los siguientes pueblos: Criptana, Posadas Viejas, Villajos, Miguel Esteban, Almuradiel, La Figuera, Villarejo Rubio, El Cuervo y Manjavacas.

Aquí podemos ver cómo en 1243 ya asignan a (lo que posteriormente Cervantes denominaría como “el antiguo y conocido Campo de Montiel”), las poblaciones de El Cuervo (del que Cervantes probablemente hizo salir a D. Quijote en la ficción) y también a Manjavacas, a Criptana y otros pueblos colindantes descritos. Vemos cómo aún no mencionan a La Mota como tal población. “Montiel sus términos y pueblos año 1243 por Bernebé Chaves en su “Apuntamiento Legal sobre el dominio real que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago”(Pág. 41V).

Listado de los términos y pueblos que componían el ‘antiguo’ Campo de Montiel, en 1243, en el que aparecen mencionados El Cuervo y Manjavacas. Está recogido por Bernabé Chaves en su “Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos […]”.

EL CUERVO en el año 1353

En las  ”Crónicas y Memorias  de los Reyes de Castilla”, recogidas por D. Pedro López de Ayala, Canciller Mayor de Castilla, en su tomo I, Capítulo XX, impresas en Madrid en 1779,  que comprende la crónica del Rey Don Pedro, ya nombra a El Cuervo en 1353 como un lugar importante donde se juntaban a Cabildo General el Maestre, los trece y muchos frailes y caballeros de la Orden de Santiago.

En ese Cabildo General, por orden del Rey Don Pedro I de Castilla, el Maestre Don Fadrique dio el Castillo de Castrotorafe (situado en Zamora) a Don Juan Alfonso, como podemos ver en el texto original del documento (que se reproduce al final del mismo).

 “Dio el Maestre Don Facrique esta villa y castiilo a Don Juan Alfonso en Mayo de 1351, por los motivos que expresa la cédula siguiente del Rey Don Pedro. Don Pedro &c. Por quanto yo envié rogar por mi carta a vos Don Fadrique, Maestre de la Caballería de la Orden de Santiago, é á los otros Freyles de la vuestra Orden que se ayuntaron con vusco en el Cuervo á Cabildo general en el mes de Mayo que agora pasó de la Era desta carta, que disedes á Don Johan Alfonso de Alburqueque, mio Vasallo é mio Chanciller mayor, el vuestro castiello de Castrotorafe, con su villa é con su término, que lo toviese de vos para en sus días: é vos por cumplir mio ruego, otrosi por ayudas quel diocho Don Johan Alfonso fizo é fará á vos é á vuestra Orden, toviestes por bien del dar el dicho castiello. E sobresto Don Bernaldo Comendador de Oreja, vuestro Freyre é vuestro procurador, pidiome merced que vos mandase asegurar é asegurase que despues de sus dúias fincara a la Orden libre…. Dada e Valldolid á 4 dias  de Julio Era de 1389 años…”

Según documento:

“Crónicas de los reyes de Castilla don Pedro, don Enrique II, don Juan I y Don Enrique III”, por Pero López de Ayala. Volumen 1, Capítulo XX, impreso en Madrid 1779.

También en el año 1353, aún aparece nombrado El Cuervo, con motivo de la carta de privilegios despachada por el Maestre Don Fadrique, con motivo de la creación de El Común de la Mancha, (una unión de poblaciones de una misma jurisdicción con fines fiscales y ganaderos), dada el cuatro de marzo del año 1353, en Fuente de Cantos, Villa de Extremadura. Dicen así:

“Sepan quantos esta Carta vieren, como Nos D. Fadrique por la gracias de Dios, Maestre de la Orden de la Caballeria de Santiago, por razon que los Concejos de los Omes buenos de los nuestros lugares del Campo, et de Villajos, y de Pero Muñoz, y del Toboso, y de Miguel Esteban, y de la Puebla de Almuradiel, y Quintanas, y de Villanueva, y de Villamayor, y de Guzques, y del Hinojoso, y del Cuervo, y de la Puebla, y del Algive, nos enbiaron mostrar, que los pasaban mal y les venía gran daño en muchas maneras, por no haver entre ellos Ayuntamiento de Común, para hacer, y ordenar todos sus fechos, segun que lo hay en los Logares del Común de Uclés, e los otros Comunes …”

Según el siguiente documento:

Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos … Bernabé Chaves. Pág. 107

 Es curioso ver cómo no aparecen en la lista de pueblos de este Común, entre los ríos Guadiana y el Záncara, ni Vejezate, ni Socuéllamos. Tampoco aparecen en el Común de Montiel.

En 1394 aparece La Mota en un documento donde le otorgan un privilegio de confirmación de propiedad sobre ciertos montes.

En 1416 La Mota recibe el fuero de Uclés y la jurisdicción en primera instancia de manos de Felipe III. Esta ampliación de competencias implicaba que el alcalde podría juzgar delitos de diferentes consideraciones, llegando incluso a poder condenar a muerte. Esa potestad se hacía visible con la instalación en un lugar destacado de la población de una Piqueta o Rollo de Justicia, con el objeto de apercibir a los maleantes.

En esta imagen vemos las fechas en las que determinadas poblaciones manchegas recibieron el fuero de Uclés. Vemos que La Mota lo recibió en el año 1416. Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos … / escrito por Don Bernave de Chaves

La Mota en 1440, Manjavacas y Vezejate. Hablan de los Privilegios despachados en ese Capítulo General de la Orden de Santiago celebrado en Uclés en  1440, presidido por el Infante Don Enrique, donde se conceden a La Mota, a Manjavacas y a Vejezate, los siguientes privilegios:

Concediendo a el Concejo de la Mota una dehesa; confirmando cierta Sentencia de concordia, dada entre dicho lugar, y el de Manjavacas, por el Comendador de Segura, Administrador de la Orden, nombrado por el señor Infante, aumentando la pena a los que cortaban en el Monte de dicho Lugar de la Mota, confirmando las penas puestas entre los Lugares de la Mota, y Vejezate, y expresando un apeo de el de Manjavacas”. Según podemos ver en el documento siguiente:

Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos…de Bernabé Chaves. Pág. 63v.

Aparece citada La Mota en 1468 en una relación de poblaciones y sus habitantes

En la Relación de poblaciones del Partido de Ocaña y la evolución de sus respectivos vecinos al año de 1468 (que contaba con 80 vecinos) y al año 1598 (que contaba con 800 vecinos. Es decir 130 años después su población había aumentado en 720 vecinos (aproximadamente unos 3.000 habitantes). Como podemos ver en el siguiente documento.

Relación de los diferentes pueblos del partido de Ocaña, con el detalle de los vecinos que tenían estas poblaciones en el año de 1468 y su evolución al año 1.598. Vemos que La Mota tuvo un gran incremento de su población. Pasó de tener 90 vecinos en 1468 a 800 vecinos en 1598. “Apuntamiento Legal.. por Bernabé Chaves.”, tomada de las Anotaciones a la Regla de Santiago, escritas por el licenciado Diego de la Mota (natural de Belmonte. Libro 2. Cap. 33 pág. 109.)

En 1478 aparece citada La Mota.

Con motivo dela primera visita de la Orden de Santiago, como hemos visto al principio de este artículo. Los visitadores ya nos hablan de la fortaleza derrocada en la sierra, así lo relatan: “Vieron los dichos visitadores una fortaleza que está en el çerro de la dicha villa, derrocada, la qual se derrocó por mandado del marqués de Villena. Puede aver tres annos poco más, la qual derrocó el conçejo de la Mota por su mandado”.

En 1523 aparece citada la Mota.

En un Capítulo General de la Orden, celebrado en Valladolid en el año 1523, se despacha un privilegio al concejo de Villamayor, sobre los derechos sobre una dehesa perteneciente a su vecino pueblo (casi despoblado) de Villaverde, en donde hasta ahora pastaban los ganados de La Mota, , El Toboso, Quintanar y el Hinojoso. (Apuntamiento legal… Pag. 84v)

En 1531 aparece citada la Mota.

En 1531, aparece citada La Mota en un Privilegio Real despachado por El Rey Carlos I, sobre el segundo poblamiento de la villa de Pedro Muñoz, ya se citan a los pueblos comarcanos como: El Toboso, La Mota, Campo de Criptana y Socuéllamos.

En 1542 aparecen citados La Mota y El Cuervo.

En una provisión que otorga Carlos I en el año 1542, aparecen conjuntamente los dos nombres: “La Mota El Cuervo” (Archivo municipal de Mota del Cuervo).

En 1781 aparece citado El Cuervo

En el libro que escribe en el año 1781 el Presbítero Domingo José Martínes Falero, natural del vecino pueblo de Pedro Muñoz, titulado: Historia de la Villa de Pedro Muñoz, en su página 19, describe los pueblos que, como Pedro Muñoz, desaparecieron del común de la Mancha. En él cita a Manjavacas y a El Cuervo, entre otros. Este autor fija la despoblación de Pedro Muñoz aproximadamente en el año 1400, debido seguramente a una epidemia de peste, según el Padre Mariana (1534/1624) en su libro “Historia de España” (Lib. 10, cap.10). Es posible que también fuera esa la causa de la despoblación de Manjavacas y la pérdida de población de El Cuervo en favor de La Mota, ya que los tres pueblos estaban junto a zonas lacustres. Posteriormente la villa de Pedro Muñoz se pobló nuevamente a partir del año 1531.

Dice así (pág. 19, ver imagen):

“Y así se formaron pueblos pequeños, de los quales unos crecieron mas y otros menos, y otros finalmente experimentaron (como Pedro Muñóz) la desgracia de su ruina” y señala los siguientes: “Villajos, Villarejo Rubio, Posadas viejas, La Higuera, y Critana, en su termino. Manjabacas, el Cuervo, y otros.”

Relación de pueblos que desaparecieron en esa época en la Mancha.

Tras estas menciones de El Cuervo, La Mota, Manjavacas y Mota del Cuervo, son muchas las citas, a lo largo de la historia, en las que aparece el topónimo de Mota del Cuervo, destacando especialmente las visitas de la Orden de Santiago (desde el año 1478 hasta 1606) a este municipio. Pero eso sería objeto de otro estudio.

AUTOR: José Manuel González Mujeriego

4 de abril de 2022

BILIOGRAFÍA:

Cana, Fernando. Buenamesón.  blog de historia. 12-11-14. http://fernandocana.es/buenameson-en-las-realciones-topograficas-de-felipe-ii/

Chaves, Bernabé.  Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos.   https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/consulta/registro.do?id=4123

González Mujeriego, José Manuel. Lo que Cervantes calló. Cultivalibros. Madrid. 2014

Gonzalo Arias. Repertorio de caminos de la Hispania romana. Madrid 2004

Jiménez Rayado, Eduardo y otros. Libros de Visitas de la Orden Militar de Santiago. Provincia de Cuenca, tomos I y II. Ed- AL-MUDAINA. 2009

López de Ayala, Pero. Crónicas de los reyes de Castilla don Pedro, don enrique II, don Juan I y Don Enrique III,. volumen 1, en Madrid 1779
https://books.google.es/books?id=thfHvTTgWzEC&pg=PA104&dq=%22el+cuervo%22+orden+de+santiago&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjprcvKk4fqAhVJqxoKHTmUAyAQ6AEwBHoECAMQAg#v=onepage&q&f=false

Lillo Alarcón, Enrique, Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo. www.historiademota.com

Martínez Falero, Domingo José. Historia de la Villa de Pedro Muñoz, Madrid 1781.https://books.google.es/books?id=azRYAAAAcAAJ&pg=PP9&hl=es&source=gbs_selected_pages&cad=3#v=onepage&q&f=false

Porras Arboledas, Pedro Andrés. La Orden de Santiago en el siglo XV. 1997

Rivero Recio, Juan Francisco. Reconquista y Pobladores del Antiguo Reino de Toledo.  Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. 2014
https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0001_02.pdf

1185 Las primeras noticias de EL CUERVO.

ANTECEDENTES:

Mucho antes de que existiera la actual villa de Mota del Cuervo, tal y como la conocemos actualmente, se constituyó la aldea de El Cuervo. Estuvo situada en el sur de la actual población, en una encrucijada de caminos, concretamente en el entorno del Pozo de la Aldea, con su pequeña iglesia, con su cercado de tapial, (por su condición de zona fronteriza en la época de la Reconquista), y muy cerca de una zona lagunar hoy desaparecida, pero que aún en épocas lluviosas, el agua ejerce sus dominios inundando una zona aledaña en el camino que sale hacia Pedro Muñoz.

Después esta aldea de El Cuervo se acabaría uniendo a otro núcleo poblacional, creado posteriormente, llamado La Mota, fundado en los aledaños de una fortaleza que hubo en el monte de La Mota (en la donde actualmente está el Molino el Zurdo). Su núcleo principal se encontraba en el entorno de la Plaza de la Cruz Verde (otra encrucijada de caminos). Aún es posible ver vestigios de los dos núcleos poblacionales diferenciados, con sus estrechas calles (como la calle del Castillo en La Mota y la calle de San Miguel en El Cuervo). Posteriormente a estas dos poblaciones se uniría la mayor parte de los habitantes que había en el poblado de Manjavacas, para conformar la actual población de Mota del Cuervo.

Hasta ahora el origen, o las primeras noticias de El Cuervo se situaban en el siglo XIII, concretamente en el año 1243, pero recientemente, hemos encontrado noticias de El Cuervo a finales de Siglo XII, concretamente en año 1185, como veremos más adelante.

Tras la ocupación árabe de la mayor parte de la península ibérica, llevada a cabo  por los Omeya entre los años 711 al 720, tuvo lugar la batalla de Covadonga en Asturias en el año 722; con la que dio comienzo la lenta reconquista de todo el territorio ocupado, que duró 770 años y que fue finalizada por los Reyes Católicos con la toma de Granada en 1492.

En lo que ahora corresponde al territorio de la actual Castilla – La Mancha, tuvieron lugar diferentes batallas y acciones militares de la reconquista, que configuraron una línea fronteriza cambiante entre los territorios cristianos y los musulmanes, entre las que destacan:

  • En 1085 El Rey Alfonso VI de León, de Galicia y de Castilla, conquistó la Taifa de Toledo, tras un asedio de cuatro años a la ciudad. Esta conquista tuvo gran trascendencia debido a que Toledo había sido la antigua capital del Reino Visigodo. Esta taifa abarcaba parte del territorio que ahora se corresponde con Madrid y Castilla- la Mancha. El territorio donde se formaría El Cuervo estaba integrado en esa taifa de Toledo. Al año siguiente los almorávides llegados desde el norte de África vencieron al Rey Alfonso VI que tuvo que huir. Tras esta derrota cristiana, los almorávides consiguen recuperar los pueblos del Reino de Toledo, que estaban situados entre los ríos  Tajo y Guadiana, territorio donde pudo situarse El Cuervo.

  • En 1099 Los almorávides conquistan la población de Consuegra

  • En 1106 los almorávides atacaron el reino de León, en su flanco oriental, conquistando Uclés. Dos años más tarde, en 1108 tiene lugar la batalla para reconquistar Uclés, dirigida por Sancho Alfónsez, el hijo del Rey Alfonso VI de León, en donde fueron derrotados los cristianos y los árabes dieron muerte a Sancho, el heredero de la Corona de Aragón, en el Castillo de Belinchón.

  • En 1174, El Rey Alfonso VIII de Castilla conquista la fortaleza de Uclés, donde los árabes habían construido, sobre las ruinas de un castro celtíbero. Una fortificación con grandes muros defensivos, algunos de los cuales se ha conservado hasta nuestros días. Esta fortaleza de Uclés fue cedida a la Orden de Santiago ese mismo año y  posteriormente sería la sede definitiva del Priorato de dicha orden.

  • En 1177 tiene lugar el asedio cristiano a la población musulmana que habitaba la ciudad de Cuenca llevado a cabo por el Rey Alfonso VIII de Castilla, con el apoyo del Rey Alfonso II de Aragón y 300 caballeros de la Orden de Santiago, entre otros, que simultaneaban su apoyo al asedio de Cuenca con la defensa del Monasterio de Uclés. Este asedio dio lugar a la reconquista de Cuenca sin necesidad de entrar en batalla.

  • En 1185 vemos que ya aparece citada la aldea de El Cuervo como posible límite territorial de un nuevo priorato de la Orden de Santiago, como se detallará a continuación. Un año antes, en 1184, las tropas de Alfonso VIII, comandadas por Fernan Martínez de Ceballos conquistaron el Castillo de Alarcón, al que le concedieron fuero de frontera en 1186 y en cuyo alfoz, como asegura el Padre Andrés Marcos Burriel (Jesuita e Historiador 1719-1762), llegaría a tener numerosas aldeas, como: Albacete,  Villarrobledo, La Roda, Belmonte, Castillo de Garcimuñoz, Las Mesas y otras muchas, hasta un total de 63 poblaciones. (Es posible que a ese alfoz también perteneciera El Cuervo). Poblaciones que eran administradas por la Orden de Santiago.
  • En 1195 tuvo lugar la batalla de Alarcos (cerca de la actual Ciudad Real), comandada por el Rey Alfonso VIII, que se saldó con la derrota cristina y una paralización del proceso de la reconquista.

  • En 1212 tiene lugar, en el municipio jienense de Santa Elena, la batalla de las Navas de Tolosa, en la que participaron: El Rey Alfonso VIII de Castilla, junto con Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra y voluntarios de los reinos de Portugal y León. Esta batalla contra los almohades se saldó con la victoria de las tropas cristianas y fue definitiva para la dominación de la mayor parte de la península ibérica y varios pasos de Sierra Morena.

En el contexto de la reconquista, surgieron en la península ibérica las órdenes religioso-militares, a semejanza de las cruzadas que se organizaron para la reconquista de la Tierra Santa a los árabes. De estas órdenes religiosas, las que han permanecido en el tiempo, destacan entre otras, las que se detallan a continuación por orden de su fundación:

  • La Orden de Alcántara, creada en el Reino de León en 1154, siendo su primer maestre Suero Fernández Barrientos.
  • La Orden de Calatrava fundada en el Reino de Castilla en 1158, por el abad Raimundo de Fitero, con el objetivo de proteger la ciudad de Calatrava, cercana a la actual Ciudad Real.
     
  • La Orden de Santiago. El origen militar de esta Orden tiene lugar en 1170 en el Reino de León, bajo el reinado de Fernando II de León; que junto con Pedro Suarez de Deza, obispo de Salamanca, encargaron la defensa de la ciudad de Cáceres a los trece Caballeros de Cáceres, también llamados los Fratres. Esta Orden fue reconocida como religiosa en la bula papal de Alejandro III, el 5 de julio de 1175.

Las funciones de estas órdenes eran religiosas y militares, con la participación activa de sus miembros en las batallas para la reconquista a los árabes en la península ibérica, y en la protección y asistencia hospitalaria a los peregrinos en los caminos a Santiago de Compostela. En el caso de la Orden de Santiago, que nos interesa particularmente por la ascendencia que tuvo sobre El Cuervo, ejercía funciones de gobierno a través de sus encomiendas y procuraban la repoblación de las tierras conquistadas, con el objetivo de fijar la población cristiana en los nuevos territorios. También se ocupaban de velar por los bienes de la orden en los distintos asentamientos, para lo que realizaban visitas periódicas para ordenar la reconstrucción y el mantenimiento de iglesias, conventos, ermitas, hospitales, pósitos, tercias, hornos de pan y otros edificios y heredades pertenecientes a la Orden de Santiago.

Estas visitas están recogidas en libros de visitas en donde relatan pormenorizadamente detalles que permiten hacernos una idea histórica de cada una de las poblaciones pertenecientes a la Orden de Santiago. Esas visitas abarcan desde el año 1478 hasta 1606.

 En la primera visita que realiza la Orden de Santiago a Mota del Cuervo, el 15 de octubre de 1478, ya citan a esta villa solamente como La Mota. La definen formando una alcaidía junto a Villanueva de Alcardete, la Puebla de Don Fadrique y el Quintanar; al frente de la cual, el maestre don Juan Pacheco  había puesto como alcaide a Juan de Bitoria, que la tenía alquilada por diecisiete mil maravedíes, tras la renuncia expresa de Sancho de Luduenna.       

En esta visita, los emisarios de la Orden de Santiago, ya no hablan de El Cuervo, que en esa fecha ya se había anexionado al enclave vecino de La Mota, población que había ido creciendo en el entorno de la fortaleza situada en la Sierra (a 775 m s/ nivel del mar). Posiblemente la decadencia que habría experimentado El Cuervo se debió a la insalubridad de su zona lacustre, situada en la actual carretera hacia Pedro Muñoz, junto al polígono industrial. Zona que aún hoy, se sigue inundando en determinadas ocasiones. Seguramente en unas circunstancias similares a las que sufrieron los pueblos vecinos de Pedro Muñoz (con sus lagunas) y de Manjavacas (con su complejo lagunar).

Los visitadores de la Orden de Santiago también visitaron Manjavacas (hoy integrado en Mota del Cuervo) ese mismo año de 1478 (en noviembre), a pesar de su despoblamiento, un lugar perteneciente a la encomienda de la Torre de Vejezate, en donde no encontraron vecino alguno; solo había una casa de la encomienda, en donde hallaron a la criada de Alfonso López cobrando el portazgo en su nombre. La mayor parte de la población de Manjavacas, se había desplazado a La Mota, posiblemente por las mencionadas razones de insalubridad.

Plaza de la Aldea de El Cuervo, con su pozo central en la actualidad. Alrededor de esta plaza se formó el primer núcleo poblacional de Mota del Cuervo. (foto de jmgm)

PRIMERAS NOTICIAS DE “EL CUERVO” en 1185

Gracias a la documentación custodiada por la Orden de Santiago, a la que perteneció ese asentamiento de la aldea de El Cuervo (hoy llamado Mota del Cuervo), sabemos que en el año 1185, al poco tiempo de que el Rey Alfonso VIII conquistara a los musulmanes (en 1184) el Castillo de Alarcón y las numerosas aldeas de su alfoz; diez años antes de la derrota cristiana de Alarcos, y veintisiete años antes a la batalla de Las Navas de Tolosa, ya existía en el entorno al Pozo de la Aldea, una pequeña población llamada “El Cuervo”, colindante con otra llamada El Campo (aún se conserva ese topónimo para denominar una calle y un camino que une El Cuervo –hoy Mota del Cuervo- con la villa de El Campo, hoy llamada Campo de Criptana).

Ambas poblaciones citadas, junto a otros asentamientos (ver mapa adjunto), estarían llamados a conformar la parte oriental de los límites perimetrales de un nuevo priorato de la Orden de Santiago, distinto del de Uclés. Priorato que estaría llamado a acoger el nuevo convento y la sede principal del priorato de la Orden de Santiago. Todo ello en el antiguo Reino de León (donde fue fundada la Orden), y que tendría su asiento en la ciudad de Cáceres.

En el año 1181, Pedro Fernández de Castro, el primer maestre de la Orden de Santiago, suscribió un acuerdo por el que se comprometió a situar la sede principal de la Orden en el Reino de León. El Rey Fernando II de León y él promovieron esta idea. No obstante, el citado maestre, siempre se mostró neutral entre el Rey de Castilla y los intentos del Rey de León por controlar la Orden. Finalmente, tras el fallecimiento del maestre fundador en 1184, y el del Rey de León en 1188, este proyecto de poner la sede de la Orden en Cáceres, en detrimento de Uclés, nunca llegaría a ver la luz.

Pero gracias a la mención de El Cuervo en esa propuesta fallida del traslado del Priorato de la Orden de Santiago desde Uclés a Cáceres en 1185, tenemos lo que hasta ahora sería la primera constancia escrita de la existencia de la población de El Cuervo,  a finales de siglo XII. Un territorio conquistado por Alfonso VI en el año 1109, pero sujeto a los avances y repliegues fronterizos entre cristianos y árabes. Adscrito al Reino de Toledo, y dependiente eclesiásticamente, desde el año 1180, del obispo de Toledo, Don Pedro de Cardona.

A continuación veremos la reproducción que hace, en el siglo XVII, José López Arguleta, natural de “El Casar” (Guadalajara), ilustre profesor de teología en el real convento de Uclés, canónigo reglar de San Agustín y de la Orden, sacerdote y caballero Santiaguista, e historiador, que dedicó gran parte de su vida a indagar en los numerosos legajos de la Orden. Fruto de la completa información a la que tuvo acceso directo, y que refleja en su obra: Vida del Venerable Fundador de la Orden de Santiago (D. Pedro Fernández) y de las primeras Casas de Redempcion de Cautivos”, en Madrid, 1731. Concretamente en ese libro, en su página 226, recoge el contenido de un documento del año 1185, donde refleja la intención de trasladar la casa principal de la Orden de Santiago desde Uclés a Cáceres, como querían el Maestre fundador de la Orden y el Rey de León. Es aquí cuando cita que, el 22 de abril de 1185, estuvieron reunidos en Uclés el nuevo Maestre de la Orden Don Fernando Díaz (tras el fallecimiento del Maestre fundador) y el Rey de León, y  comentan que: Junto al territorio que tenía Cáceres por si, también entre Tajo y Guadiana, se podría formar un Priorato muy decente, más fácil de poblar que el de Uclés, asímismo entre el Tajo y el Guadiana, fijando la frontera perimetral oriental desde Buenamesón (pequeña población, situada junto al río Tajo, actualmente perteneciente a la provincia de Madrid, de la que solo se conserva una residencia palacio que tuvo la Orden de Santiago); y Santa Cruz (hoy Santa Cruz de la Zarza), hasta El Campo (hoy Campo de Criptana) y El Cuervo (hoy Mota del Cuervo), y  Lugar Nuevo de Guadiana(hoy Argamasilla de Alba)”.

Mapa del límite oriental del proyectado nuevo Priorato de la Orden de Santiago, en donde ya aparece El Cuervo, en el año 1185. Nuevo Priorato que nunca llegaría a realizarse; en donde pretendían unir parte del  territorio colindante con el de Uclés con posesiones del antiguo reino de León, como Cáceres, Trujillo (a la izquierda del mapa) y otros pendientes de reconquistar entre el Tajo y el Guadiana.
Imagen reproducida, en un mapa actual de Google, con esa proyectada línea vertical de demarcación oriental del citado Priorato, que va desde el Tajo al Guadiana. Hacen mención expresa de los enclaves de Buenamesón (en el Tajo), Santa Cruz (hoy Santa Cruz de la Zarza, El Cuervo (hoy Mota del Cuervo), El Campo (hoy Campo de Criptana) y Lugar nuevo de Guadiana (hoy Argamasilla de Alba). (Mapa de elaboración propia).

Buenamesón, caserío y finca de recreo de los frailes de la Orden de Santiago, hasta su desamortización en el siglo XIX, situada junto al río Tajo. En su entorno llegó a haber hasta 11 molinos de agua. Hoy, este enclave es dependiente del municipio de Villamanrique de Tajo (Madrid). En la foto Convento Palacio de Buenamesón (foto de Fernando Cana).

A continuación se refleja el texto tal como aparece en el documento citado y una copia del mismo:

“Junto este territorio con el que tenía Cáceres por si, también entre Tajo y Guadiana, se formaba un Priorato muy decente, y más fácil de poblar, que el de Uclés, asimismo entre Tajo y Guana, desde Buenameson y Santa Cruz (hoy Santa Cruz de la Zarza), hasta el Campo (hoy Campo de Criptana), y el Cuervo (hoy Mota del Cuervo), y Lugar nuevo en Guadiana (hoy Argamasilla de Alba), que se tardó mucho en poblarse todo. A este territorio de Cáceres y Trujillo se agregaron poco después, en agosto de 1187, los lugares o esperanza de ellos, que ofrecieron don Pedro Fernández el Castellano; es a saber: Montanches, Santa Cruz, Zuferola, Cabañas, Monfrague, Solana y Peña Falcón. Y al año siguiente el Rey de Castilla estando en Azeca día dos de noviembre de 1188, concedió por entero todo el diezmo de sus reales rentas de Medellín y lugares de su término al Maestre don Sancho Fernández y su Orden. Con que en menos de tres años, desde abril de 1185, que salieron de Uclés Rey y Mestre contra Truxillo, hasta noviembre de 1188 se fundó en los contornos de Cáceres un Territorio de Diezmos Tercias de Iglesias, y Derechos Episcopales, tan pingue extendido, y autorizado, que no se discurre a qué otro fin pudo esto hacerse, si no es para poner allí el Convento Mayor, compuesto de los tres conventos, el primero de Maestre, Comendador, Sor Comendador y Caballeros Conventuales; el segundo de Prior y Canónigos; y el tercero de Cavalleros Celibes, estrechos y perpetuos; y que tuviesen allí el convento segundo de Prior y Canónigos la autoridad y el exercicio de govierno de Iglesias, que dice la bula de confirmación de Alejandro Tercero.

Como se frustrasen estos pensamientos, y en qué año, no sabemos; lo cierto es, que en ello el V. Fundador miraba con equidad, y justicia por todos tres Reinos, y Cavalleros Naturales, que no era razón caminasen desigualmente a la Casa Mayor, quando se ofrecía elección de Mestre, o celebarar Capítulos Generales. También es cierto, que puso su palabra de poner su Casa en Terminos del Reyno de León, donde su Orden tuvo principio, y que como prudente, justo y piadoso no prometieron sus labios cosa distinta de lo que tenía en su corazón. Asímismo es cierto, o muy creible, que si el Convento Mayor estuviera en Cáceres, cuando los Africanos vencieron el año de 1195, en Alarcos, y bolvieron el año siguiente a ganar lo de Truxillo, y Cáceres y demás Lugares hasta Taco, y de Tajo para Avila lo de Plasencia, se hubiera defendido Caceres, como se defenció Uclés. Y así bien le dictaba el V. Fundador su corazón a lo último de su vida. No le defraudó Dios de la voluntad de sus labios al morir, ni en algunos años después de su muerte ; pero contingentes posteriores, y de acaso culpables disensiones retardaron la execución de su voluntad: y retardada se hizo imposible, perdiéndose Cáceres, y todo el Territorio, que ya tenía en buena disposición entre Tajo y Guadiana, muy pingue, y dilatado, con la esperanza de unir lo de Merida con lo de Medellín, pues desde el año de 1171 tenía la mitad de los Términos, y la quarta parte de la Ciudad, ofrecidas por la Iglesia del Apostol…”

Reproducción de parte del documento comentado, en el que aparece citado El Cuervo y El Campo, en el año 1185, entre otros enclaves perimetrales del proyectado nuevo Priorato de la Orden de Santiago en detrimento del Priorato de Uclés.

OTRAS NOTICIAS DE EL CUERVO

Tras esa –hasta ahora- probablemente la primera noticia fehaciente de El Cuervo a finales del siglo XII, en 1185, vemos que son pocas, pero muy significativas, las noticias que hablan de este enclave manchego, como tal aldea antes de su integración con La Mota y la incorporación de la población de Manjavacas a este núcleo, hoy conocido como Mota del Cuervo. Vemos como El Cuervo, a lo largo de los años, va perdiendo importancia, dejando paso a la denominación de La Mota, más adelante citada como La Mota El Cuervo, hasta la actual denominación de Mota del Cuervo. A continuación veremos los hitos más significativos de estas menciones a lo largo del tiempo.

EL  CUERVO en el año 1243

Tal y como recogía en mi libro “Lo que Cervantes calló” (Cultivalibros 2014), aparece nuevamente la mención a El Cuervo en el pleito seguido entre la Orden de Santiago y Alcaráz, por el que el Rey Fernando III «el Santo», concedido en Valladolid el 18 de febrero de ese año, se adscriben al Campo de Montiel, entre otros, los siguientes pueblos: Criptana, Posadas Viejas, Villajos, Miguel Esteban, Almuradiel, La Figuera, Villarejo Rubio, El Cuervo y Manjavacas.

Aquí podemos ver cómo en 1243 ya asignan a (lo que posteriormente Cervantes denominaría como “el antiguo y conocido Campo de Montiel”), las poblaciones de El Cuervo (del que Cervantes probablemente hizo salir a D. Quijote en la ficción) y también a Manjavacas, a Criptana y otros pueblos colindantes descritos. Vemos cómo aún no mencionan a La Mota como tal población. “Montiel sus términos y pueblos año 1243 por Bernebé Chaves en su “Apuntamiento Legal sobre el dominio real que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago”(Pág. 41V).

Listado de los términos y pueblos que componían el ‘antiguo’ Campo de Montiel, en 1243, en el que aparecen mencionados El Cuervo y Manjavacas. Está recogido por Bernabé Chaves en su “Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos […]”.


EL CUERVO en el año 1353

En las  ”Crónicas y Memorias  de los Reyes de Castilla”, recogidas por D. Pedro López de Ayala, Canciller Mayor de Castilla, en su tomo I, Capítulo XX, impresas en Madrid en 1779,  que comprende la crónica del Rey Don Pedro, ya nombra a El Cuervo en 1353 como un lugar importante donde se juntaban a Cabildo General el Maestre, los trece y muchos frailes y caballeros de la Orden de Santiago.

En ese Cabildo General, por orden del Rey Don Pedro I de Castilla, el Maestre Don Fadrique dio el Castillo de Castrotorafe (situado en Zamora) a Don Juan Alfonso, como podemos ver en el texto original del documento (que se reproduce al final del mismo).

 “Dio el Maestre Don Facrique esta villa y castiilo a Don Juan Alfonso en Mayo de 1351, por los motivos que expresa la cédula siguiente del Rey Don Pedro. Don Pedro &c. Por quanto yo envié rogar por mi carta a vos Don Fadrique, Maestre de la Caballería de la Orden de Santiago, é á los otros Freyles de la vuestra Orden que se ayuntaron con vusco en el Cuervo á Cabildo general en el mes de Mayo que agora pasó de la Era desta carta, que disedes á Don Johan Alfonso de Alburqueque, mio Vasallo é mio Chanciller mayor, el vuestro castiello de Castrotorafe, con su villa é con su término, que lo toviese de vos para en sus días: é vos por cumplir mio ruego, otrosi por ayudas quel diocho Don Johan Alfonso fizo é fará á vos é á vuestra Orden, toviestes por bien del dar el dicho castiello. E sobresto Don Bernaldo Comendador de Oreja, vuestro Freyre é vuestro procurador, pidiome merced que vos mandase asegurar é asegurase que despues de sus dúias fincara a la Orden libre…. Dada e Valldolid á 4 dias  de Julio Era de 1389 años…”

Según documento:

“Crónicas de los reyes de Castilla don Pedro, don Enrique II, don Juan I y Don Enrique III”, por Pero López de Ayala. Volumen 1, Capítulo XX, impreso en Madrid 1779

También en el año 1353, aún aparece nombrado El Cuervo, con motivo de la carta de privilegios despachada por el Maestre Don Fadrique, con motivo de la creación de El Común de la Mancha, (una unión de poblaciones de una misma jurisdicción con fines fiscales y ganaderos), dada el cuatro de marzo del año 1353, en Fuente de Cantos, Villa de Extremadura. Dicen así:

“Sepan quantos esta Carta vieren, como Nos D. Fadrique por la gracias de Dios, Maestre de la Orden de la Caballeria de Santiago, por razon que los Concejos de los Omes buenos de los nuestros lugares del Campo, et de Villajos, y de Pero Muñoz, y del Toboso, y de Miguel Esteban, y de la Puebla de Almuradiel, y Quintanas, y de Villanueva, y de Villamayor, y de Guzques, y del Hinojoso, y del Cuervo, y de la Puebla, y del Algive, nos enbiaron mostrar, que los pasaban mal y les venía gran daño en muchas maneras, por no haver entre ellos Ayuntamiento de Común, para hacer, y ordenar todos sus fechos, segun que lo hay en los Logares del Común de Uclés, e los otros Comunes …”

Según el siguiente documento:

Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos … Bernabé Chaves. Pág. 107

 Es curioso ver cómo no aparecen en la lista de pueblos de este Común, entre los ríos Guadiana y el Záncara, ni Vejezate, ni Socuéllamos. Tampoco aparecen en el Común de Montiel.

En 1394 aparece La Mota en un documento donde le otorgan un privilegio de confirmación de propiedad sobre ciertos montes.

En 1416 La Mota recibe el fuero de Uclés y la jurisdicción en primera instancia de manos de Felipe III. Esta ampliación de competencias implicaba que el alcalde podría juzgar delitos de diferentes consideraciones, llegando incluso a poder condenar a muerte. Esa potestad se hacía visible con la instalación en un lugar destacado de la población de una Piqueta o Rollo de Justicia, con el objeto de apercibir a los maleantes.

En esta imagen vemos las fechas en las que determinadas poblaciones manchegas recibieron el fuero de Uclés. Vemos que La Mota lo recibió en el año 1416. Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos … / escrito por Don Bernave de Chaves

La Mota en 1440, Manjavacas y Vezejate. Hablan de los Privilegios despachados en ese Capítulo General de la Orden de Santiago celebrado en Uclés en  1440, presidido por el Infante Don Enrique, donde se conceden a La Mota, a Manjavacas y a Vejezate, los siguientes privilegios:

Concediendo a el Concejo de la Mota una dehesa; confirmando cierta Sentencia de concordia, dada entre dicho lugar, y el de Manjavacas, por el Comendador de Segura, Administrador de la Orden, nombrado por el señor Infante, aumentando la pena a los que cortaban en el Monte de dicho Lugar de la Mota, confirmando las penas puestas entre los Lugares de la Mota, y Vejezate, y expresando un apeo de el de Manjavacas”. Según podemos ver en el documento siguiente:

Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos…de Bernabé Chaves. Pág. 63v.

Aparece citada La Mota en 1468 en una relación de poblaciones y sus habitantes

En la Relación de poblaciones del Partido de Ocaña y la evolución de sus respectivos vecinos al año de 1468 (que contaba con 80 vecinos) y al año 1598 (que contaba con 800 vecinos. Es decir 130 años después su población había aumentado en 720 vecinos (aproximadamente unos 3.000 habitantes). Como podemos ver en el siguiente documento.

Relación de los diferentes pueblos del partido de Ocaña, con el detalle de los vecinos que tenían estas poblaciones en el año de 1468 y su evolución al año 1.598. Vemos que La Mota tuvo un gran incremento de su población. Pasó de tener 90 vecinos en 1468 a 800 vecinos en 1598. “Apuntamiento Legal.. por Bernabé Chaves.”, tomada de las Anotaciones a la Regla de Santiago, escritas por el licenciado Diego de la Mota (natural de Belmonte. Libro 2. Cap. 33 pág. 109)

En 1478 aparece citada La Mota.

Con motivo dela primera visita de la Orden de Santiago, como hemos visto al principio de este artículo. Los visitadores ya nos hablan de la fortaleza derrocada en la sierra, así lo relatan: “Vieron los dichos visitadores una fortaleza que está en el çerro de la dicha villa, derrocada, la qual se derrocó por mandado del marqués de Villena. Puede aver tres annos poco más, la qual derrocó el conçejo de la Mota por su mandado”.

En 1523 aparece citada la Mota.

En un Capítulo General de la Orden, celebrado en Valladolid en el año 1523, se despacha un privilegio al concejo de Villamayor, sobre los derechos sobre una dehesa perteneciente a su vecino pueblo (casi despoblado) de Villaverde, en donde hasta ahora pastaban los ganados de La Mota, El Toboso, Quintanar y el Hinojoso. (Apuntamiento legal… Pag. 84v)

En 1531 aparece citada la Mota.

En 1531, aparece citada La Mota en un Privilegio Real despachado por El Rey Carlos I, sobre el segundo poblamiento de la villa de Pedro Muñoz, ya se citan a los pueblos comarcanos como: El Toboso, La Mota, Campo de Criptana y Socuéllamos.

En 1542 aparecen citadas La Mota y El Cuervo.

En una provisión que otorga Carlos I en el año 1542, aparecen conjuntamente los dos nombres: “La Mota El Cuervo” (Archivo municipal de Mota del Cuervo).

En 1781 aparece citado El Cuervo

En el libro que escribe en el año 1781 el Presbítero Domingo José Martínes Falero, natural del vecino pueblo de Pedro Muñoz, titulado: Historia de la Villa de Pedro Muñoz, en su página 19, describe los pueblos que, como Pedro Muñoz, desaparecieron del común de la Mancha. En él cita a Manjavacas y a El Cuervo, entre otros. Este autor fija la despoblación de Pedro Muñoz aproximadamente en el año 1400, debido seguramente a una epidemia de peste, según el Padre Mariana (1534/1624) en su libro “Historia de España” (Lib. 10, cap.10). Es posible que también fuera esa la causa de la despoblación de Manjavacas y la pérdida de población de El Cuervo en favor de La Mota, ya que los tres pueblos estaban junto a zonas lacustres. Posteriormente la villa de Pedro Muñoz se pobló nuevamente a partir del año 1531.

Dice así (pág. 19, ver imagen):

“Y así se formaron pueblos pequeños, de los quales unos crecieron mas y otros menos, y otros finalmente experimentaron (como Pedro Muñóz) la desgracia de su ruina” y señala los siguientes: “Villajos, Villarejo Rubio, Posadas viejas, La Higuera, y Critana, en su termino. Manjabacas, el Cuervo, y otros.”

Relación de pueblos que desaparecieron en esa época en la Mancha.

Tras estas menciones de El Cuervo, La Mota, Manjavacas y Mota del Cuervo, son muchas las citas, a lo largo de la historia, en las que aparece el topónimo de Mota del Cuervo, destacando especialmente las visitas de la Orden de Santiago (desde el año 1478 hasta 1606) a este municipio. Pero eso sería objeto de otro estudio.

AUTOR: José Manuel González Mujeriego

4 de abril de 2022

BILIOGRAFÍA:

Cana, Fernando. Buenamesón.  blog de historia. 12-11-14. http://fernandocana.es/buenameson-en-las-realciones-topograficas-de-felipe-ii/

Chaves, Bernabé.  Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos.   https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/consulta/registro.do?id=4123

González Mujeriego, José Manuel. Lo que Cervantes calló. Cultivalibros. Madrid. 2014

Gonzalo Arias. Repertorio de caminos de la Hispania romana. Madrid 2004

Jiménez Rayado, Eduardo y otros. Libros de Visitas de la Orden Militar de Santiago. Provincia de Cuenca, tomos I y II. Ed- AL-MUDAINA. 2009

López de Ayala, Pero. Crónicas de los reyes de Castilla don Pedro, don enrique II, don Juan I y Don Enrique III,. volumen 1, en Madrid 1779
https://books.google.es/books?id=thfHvTTgWzEC&pg=PA104&dq=%22el+cuervo%22+orden+de+santiago&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjprcvKk4fqAhVJqxoKHTmUAyAQ6AEwBHoECAMQAg#v=onepage&q&f=false

Lillo Alarcón, Enrique, Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo. www.historiademota.com

Martínez Falero, Domingo José. Historia de la Villa de Pedro Muñoz, Madrid 1781.https://books.google.es/books?id=azRYAAAAcAAJ&pg=PP9&hl=es&source=gbs_selected_pages&cad=3#v=onepage&q&f=false

Porras Arboledas, Pedro Andrés. La Orden de Santiago en el siglo XV. 1997

Rivero Recio, Juan Francisco. Reconquista y Pobladores del Antiguo Reino de Toledo.  Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. 2014
https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0001_02.pdf

Diccionario Moteño Cervantino

Plaza Mayor de Mota del Cuervo coronada por sus siete molinos de viento
Vista de la plaza mayor de Mota del Cuervo, coronada por sus siete molinos de viento
(foto jmgm)

DICCIONARIO MOTEÑO CERVANTINO

En este Diccionario Moteño Cervantino he querido recoger una serie de vocablos, la mayoría ya en desuso, pero que aún se utilizan en esa zona de la Mancha, especialmente en Mota del Cuervo, y sus pueblos circunvecinos; donde, en otro tiempo, estaba situado “El Común de la Mancha” o la Mancha santiaguista.

Lo peculiar de este diccionario es que, además de reflejar el habla de esta zona, contiene muchas de las palabras que conservan el mismo significado que Cervantes empleó en su obra magna. Algunas de ellas, ya ni siquiera están contempladas en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Esta peculiaridad sirvió para afianzar –aún más-  mis tesis, recogidas en mi libro “Lo que Cervantes calló” (Cultivalibros 2014), sobre las numerosas razones por las que Cervantes se estaba refiriendo a Mota del Cuervo, en el Quijote y en el Persiles (su obra póstuma) cuando alude  –reiteradamente- a ese lugar de la Mancha de cuyo nombre no quería acordarse.

Un recorrido ameno sobre el pasado de esta zona, con detalladas explicaciones y muchas fotos y grabados de escenas cervantinas relacionadas con los vocablos que aún se utilizan. Un diccionario que refleja las costumbres de la Mancha, sus herramientas, su gastronomía -con las recetas de cocina a las que alude Cervantes en su obra-, los antiguos oficios, los parajes más destacados y su historia,  y muchas de las situaciones paralelas contempladas en la obra de Cervantes.

¡Son tantas las expresiones reflejadas en el Quijote!, que se podría afirmar que todavía se habla en la Mota del Cuervo, como lo harían sus paisanos Don Quijote y Sancho.

Abacería. Tienda en donde vendían principalmente legumbres secas a granel, habas, vinagre, aceite, azúcar, sal, especias, etc. Abacero es una palabra proviene del árabe y significa: «el de los víveres».

En la Mota, en la década de los años 30 del siglo pasado, todavía había tres abacerías: La de Celestino Alcolado, la de Ladislao Cano y la de Gregorio Martínez. Coexistían con otras 2 tiendas de Comestibles (la de Pablo Trigueros y la de Antonio y Eduardo Zarco).

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Interior de una abacería (foto Blogabaceria,es).

Abarcas o albarcas. Calzado burdo pero muy duro, con suela de goma de neumático, muy utilizadas para ir al campo.

Para no pincharse los pies con la paja, se utilizaban unos botitos, que eran unos calcetines burdos, o a veces unos humildes «peales» que eran unos trozos cuadrados de tela de esterilla, con los que se envolvían los pies antes de calzarse las abarcas.

Abarcas elaboradas con trozos de neumático (Todocolección,net)

Abatanar. Apelmazar. Se emplea esta palabra cuando la ropa de lana se encoge al lavarla en caliente (se ha abatanado). Antiguamente, abatanar, era la acción de apelmazar la ropa con los mazos del batán, un artilugio de madera movido por la acción de una corriente de agua con la que se golpeaba la ropa para que se apelmazara y tuviera más resistencia.

Batán hidráulico

Esto dice Cervantes sobre los Batanes en el Quijote: «Pues, porque os burláis, no me burlo yo –respondió don Quijote–. Venid acá, señor alegre: ¿paréceos a vos que, si como estos fueron mazos de batán, fueran otra peligrosa aventura, no había yo mostrado el ánimo que convenía para emprendella y acaballa? ¿Estoy yo obligado, a dicha, siendo, como soy, caballero, a conocer y destinguir los sones y saber cuáles son de batán o no? Y más, que podría ser, como es verdad, que no los he visto en mi vida, como vos los habréis visto, como villano ruin que sois, criado y nacido entre ellos». (El Quijote, I, cap. XX).

Ablentar  (Aventar) En la era, acción de separar el grano de la paja por la acción del viento.

Ablentadora
«Ablentadora» Máquina para aventar accionada manualmente con una manivela. (foto aportada por Manolo Perea).
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Obreros del campo ablentando (foto: Ramón Biadiu, 1934)

Abocardar. Hacer la boca más grande. Se emplea para sujetar con las manos la boca del saco para que no se pliegue y sea más ancha. Este término se empleaba también en el barrio alfarero de las cantarerías para indicar la acción de hacer/poner la boca a los cántaros.

“Abocarda ahí el saco, que se desparrama to el trigo”

Abotargao. Persona hinchada de cara o del cuerpo, debido a un atracón de comida o bebida.

Aceña.– Molino harinero con una rueda vertical, accionada por el agua de un río, que al girar, transmitía su fuerza a la piedra volandera del molino, que a su vez friccionaba sobre la piedra solera, y molía el trigo.

Así da a entender Cervantes que Sancho conocía bien las aceñas: «–¿Qué diablos de ciudad, fortaleza o castillo dice vuesa merced, señor? –dijo Sancho–. ¿No echa de ver que aquellas son aceñas que están en el río, donde se muele el trigo?». (El Quijote, II, cap. XXIX).

Se tiene constancia de que los vecinos de Mota del Cuervo, cuando se escribió el Quijote, a pesar de que ya había molinos de viento en su sierra, seguían yendo a moler a las aceñas del río Záncara y al Cigüela, unos molinos de agua que solo funcionaban en invierno, debido a que en verano, esos ríos, no tenían a penas caudal. Así nos lo describe Cervantes con la intervención de un labrador del «lugar» llamado Pedro Alonso, cuando socorrió a Don Quijote: «Y quiso la suerte que, cuando llegó a este verso, acertó a pasar por allí un labrador de su mesmo lugar y vecino suyo, que venía de llevar una carga de trigo al molino; el cual, viendo aquel hombre allí tendido, se llegó a él y le preguntó que quién era y qué mal sentía que tan tristemente se quejaba». (El Quijote, I, cap. V).

Aceña (dibujo de Juanelo Turriano, Gentileza de Pedro Prieto Ramiro)
Río Záncara a su paso por el término de Mota del Cuervo. donde hubo varias aceñas. (foto jmgm)

Acequia Madre. Es una vía de agua que parte del sur de la villa de Mota del Cuervo. Es la que más caudal lleva durante todo el año. Ello se debe al aporte de las aguas pluviales que vierte en ella el arroyo Córcoles, por el caudal que recibe de otras dos acequias: las Hipólitas y la del Olivar de Mateo. Finalmente, la Acequia Madre recibe también las aguas parcialmente recicladas procedentes de la depuradora municipal. Sus aguas son, a menudo, portadoras de exceso de nutrientes, lo que hace que la laguna de Manjavacas, donde desemboca, esté eutrofizada debido al exceso de nitratos y de fostatos. Hay quien sostiene que esta circunstancia atrae a muchas colonias de flamencos. Esta acequia posee en su trazado final numerosos carrizos en su cauce, que contribuyen en buena forma a paliar la excesiva cantidad de nutrientes que llevan sus aguas. Hace años que está programada la creación de una prelaguna artificial que ayude a paliar la elevada concentración de nutrientes que llegan a la laguna de Manjavacas.

Acequia Madre (foto Cri Camps)
La Acequia Madre, poco antes de su desembocadura en la laguna de Manjavacas. Es importante preservar la cubierta vegetal de sus orillas por su labor de eliminación y retención de nutrientes. Fotografía de Cri Camps.

Acoquinar. En la Mota y alrededores, significa: pagar. (imagen gentileza de DMconsultants,com)

P. ej. «No te escaquees que hoy te toca acoquinar»

Para la RAE significa: Amilanar, acobardar, hacer perder el ánimo.

Acción de pagar (imagen gentileza de DMconsultants,com)

Afoto.  (Foto) Apócope de fotografía.

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Retratista haciendo «afotos»

Agora. Ahora mismo, en este momento. La RAE dice que este adverbio demostrativo está en desuso, pero aún es posible encucharlo decir a los viejos moteños.

Cervantes utiliza muchas veces esta palabra en El Quijote: –Mira, Teresa –respondió Sancho–, y escucha lo que AGORA quiero decirte; quizá no lo habrás oído en todos los días de tu vida, y yo AGORA no hablo de mío; que todo lo que pienso decir son sentencias del padre predicador que la Cuaresma pasada predicó en este pueblo. (El Quijote, II, cap. V).

Sancho conversando con su mujer, Teresa Panza.
(Imagen de Juan Alaminos, en el blog de Jordi.B)

Aguaeras . Aparejo de esparto que se ponía a los burros para transportar los cántaros con el agua. También se podían poner en la parte trasera de la bicicleta.

Para la RAE significa: Zanja hecha para encaminar el agua llovediza a las heredades.

Paisano sobre su burro y con aguaeras
Moteño transportando agua con su borrico y sus aguaeras (Foto ERA)

Aguaor. (Aguador o azacán). Persona que se dedicaba a sacar el agua de los pozos, para luego transportarla en cántaros, hasta las tinajas de las casas a cambio de unas monedas.

Mucho antes de que existiera en Mota del Cuervo la distribución canalizada del agua potable, ésta se distribuía por las casas gracias a los aguaores. El aguaor extraía y transportaba el agua desde los pozos que disponían de las mejores aguas hasta las casas. La transportaban en cántaros colocados en unos carros típicos de la zona, con grandes ruedas recubiertas con aros de hierro. Carros adaptados especialmente para contener unos nueve o diez cántaros, bien protegidos para que no se «cantarearan», o lo que es lo mismo, para que no se chocaran entre ellos y resistieran los baches de los caminos y no se rompieran.

Así recoge Cervantes este oficio de azacán en su obra:
«Y cuando no, la infanta me ha de querer de manera que, a pesar de su padre, aunque claramente sepa que soy hijo de un AZACÁN, me ha de admitir por señor y por esposo; y si no, aquí entra el roballa y llevalla donde más gusto me diere». (El Quijote, I, cap. XXI)

aguaor con cántaros moteños
Aguaor transportando agua en cántaros moteños (año 1934)

Agüelo/a. deformación de abuelo/a, ascendiente. Progenitor de un padre o de una madre.

La RAE dice que lo correcto es escribir «Abuelo», aunque aún es posible escuchar en nuestra zona «Agüelo»

Así utiliza Cervantes este vocablo en boca de la mujer de Sancho Panza: «Idos con vuestro don Quijote a vuestras aventuras, y dejadnos a nosotras con nuestras malas venturas, que Dios nos las mejorará como seamos buenas; y yo no sé, por cierto, quién le puso a él don, que no tuvieron sus padres ni sus agüelos«. (El Quijote II, cap. V). En la imagen (de autor anónimo de 1844) vemos a Teresa Panza conversando con Sancho sobre quíén le puso el don a don Quijote.

Teresa Panza conversa con Sancho sobre quíén le puso el don a D. Quijote.
(autor anónimo 1844)

Agüero (Buen o mal).– Pronóstico, generalmente adverso, sobre algo que ocurrirá en un futuro, basado en señales sin fundamento. Así, el graznido del cuervo se consideraba, en época romana, signo de malas predicciones. Un pájaro de mal agüero.

Así lo emplea Cervantes como mal agüero en boca de Sancho, al referirse al Dr. Recio, natural de Tirteafuera: «A lo que respondió Sancho, todo encendido en cólera: –Pues, señor doctor Pedro Recio de Mal Agüero, natural de Tirteafuera, lugar que está a la derecha mano como vamos de Caracuel a Almodóvar del Campo, graduado en Osuna, quíteseme luego delante, si no, voto al sol que tome un garrote y que a garrotazos, comenzando por él, no me ha de quedar médico en toda la ínsula, a lo menos de aquellos que yo entienda que son ignorantes». (El Quijote, II, cap. XLVII). En el grabado (anónimo de 1860) vemos al Dr. Pedro Recio interviniendo en el banquete de Sancho (Gobernador), imponiendo su dieta.

Y como buen agüero en boca de D. Quijote: «–Por buen agüero he tenido, hermanos, haber visto lo que he visto, porque estos santos y caballeros profesaron lo que yo profeso, que es el ejercicio de las armas; sino que la diferencia que hay entre mí y ellos es que ellos fueron santos y pelearon a lo divino, y yo soy pecador y peleo a lo humano». (El Quijote, II, cap. LVIII).

Banquete de Sancho con la dieta del Dr. Pedro Recio de Mal Agüero. Grabado anónimo París 1860

Agujetas. Cordones para atar los zapatos, las botas o las zapatillas. Acepción muy utilizada en Mota del Cuervo y también en México. En otros sitios se utiliza la palabra agujetas para definir los dolores musculares tras realizar un esfuerzo no habitual e intenso.

Agujetas
Agujetas o cordones para los zapatos o zapatillas

Ahonde. Contracción que significa “A dónde”, que se emplea en la Mota para indicar o preguntar por una dirección. Sustituye al adverbio interrogativo «dónde»

Cuentan los viejos una anécdota de un señor mayor (un “hermano”) que le pregunta a su joven vecino:

  • “¿Ahonde vas Capote?”
  • “Pos voy a la viña, hermano Sandalio”
  • “Está mu bien Capote”
  • “¿De ahonde vienes Capote?”
  • “Pos vengo de la viña hermano Sandalio” .Y así “tos” los días, hasta que el joven, ya harto de lo mismo, le responde:
  • – “Voy ahonde me sale de los co….. hermano Sandalio…”
  • “Está mu bien Capote”

(los nombres son figurados)

En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Ahonde significa acción de ahondar, hacer el agujero más profundo.

Aína. Pronto, ahora, enseguida.

P. Ej. «Aína viene el chicote con el hato»

La RAE contempla como primera acepción de «Aina»: Por poco

Así lo emplea Cervantes: «Con todo eso –respondió don Quijote–, tomara yo ahora más aína un cuartal de pan, o una hogaza y dos cabezas de sardinas arenques, que cuantas yerbas describe Dioscórides, aunque fuera el ilustrado por el doctor Laguna». (El Quijote, I, cap. XVIII).

O en esta otra cita: «Y si vuestra altanería no quisiere que se me dé el prometido gobierno, de menos me hizo Dios, y podría ser que el no dármele redundase en pro de mi conciencia; que, maguera tonto, se me entiende aquel refrán de ‘‘por su mal le nacieron alas a la hormiga’’; y aun podría ser que se fuese más aína Sancho escudero al cielo, que no Sancho gobernador». (El Quijote, II, cap. XXXIII).

Sancho conversa con la Duquesa. (autor: Bonard 1732)

Ajioli. Salsa típica de la Mancha, de la Alcarria y del norte de Murcia, muy cocinada antiguamente en la Mota (tierra de paso). En otros sitios se le conoce como Alioli.

Ingredientes: Ajo, sal y aceite de oliva

Preparación: En una fuente se machacan los ajos y se va añadiendo poco a poco el aceite hasta formar una masa parecida a la mahonesa. Después se sala al gusto. si se corta al hacerla, se puede añadir un poco de zumo de limón. Modernamente, para que este plato no resultara tan fuerte, se hacía también con huevo y con solo un diente de ajo, de forma que se asemeja más a la mahonesa con ajo.

Alioli Mambo Cecotec
Alioli (foto gentileza de Mambo Cecotec)

Alacena. Armario hecho en la pared, con puertas y anaqueles.

Alacena en Puente Genil (Córdoba),
foto JM. Ruiz

Albarda. Aparejo que se pone a las caballerías, consistente en dos piezas almohadilladas, normalmente rellenas de paja, que se sujeta sobre el lomo de las caballerías para que puedan llevar mejor la carga, o el jinete.

Cervantes alude en numerosas ocasiones a la Albarda en su obra magna, como por ejemplo cuando Sancho y el barbero pelean por la albarda: «… en aquel mesmo punto entró en la venta el barbero a quien don Quijote quitó el
yelmo de Mambrino, y Sancho Panza los aparejos del asno que trocó con los del suyo; el cual barbero, llevando su jumento a la caballeriza, vio a Sancho Panza que estaba aderezando no sé qué de la albarda, y así como la vio la conoció, y se atrevió a arremeter a Sancho, diciendo: -¡Ah, don ladrón, que aquí os tengo! ¡Venga mi bacía y mi albarda, con todos mis aparejos que me robastes!»
(El Quijote, I, cap. XLIV).

Sancho y el barbero se pelean por la albarda (imagen de Francis Hayman, Londres 1820)

Alboroque. Fiesta o convite que se realizaba para celebrar la terminación de un trato o una transacción comercial. El coste de esta celebración podía correr a cargo del comprador, o al del vendedor, y era acordada previamente entre las partes.

P.ej. «-De acuerdo te doy tanto por la mula y tu pagas el alboroque».

En la imagen (gentileza de mercuriodigital,es ), vemos a unos tratantes de ganado mirando la dentadura de una mula para calcular su edad, dato importante en la transacción.

Tratantes de ganado mirando la dentadura de una mula, para calcular su edad. (Imagen del mercuriodigital,es)

Alborozo. Dar muestras de alegría o de contento debido a alguna acción o acontecimiento.

Así emplea Cervantes esta palabra, cuando Don Quijote hace su primera salida, desde su lugar, antes de ser armado caballero: «Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día (que era uno de los calurosos del mes de Julio), se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral, salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo». (El Quijote, I, cap. II).

Portada falsa (trasera) bajo un arco de medio punto, situada en el corral de la casa de La Memoria, en la calle del Galeón, con salida directa al camino del Campo (de Criptana), en Mota del Cuervo. Patrimonio desaparecido en el Siglo XXI (foto de E. Riquelme)

Alcabalero. Dícese de la persona que se dedicaba a recaudar impuestos, como se le llamaba a Cervantes, que se dedicaba a recorrer, entre otras, las tercias reales de los pueblos de la Mancha (como la de Mota del Cuervo) para realizar su labor de alcabalero.

                 Carta de Teresa Panza a Sancho Panza su marido “…porque no pienso parar hasta verte arrendador o alcabalero, que son oficios que aunque lleva el diablo a quien mal los usa, en fin en fin siempre tienen y manejan dineros.” (El Quijote, II, cap. LII).

Tercia Real de Mota del Cuervo
Tercia Real de Mota del Cuervo, donde se dice que Cervantes actuó como Alcabalero.

Alcahuete. En Mota del Cuervo mucha gente llama así al cacahuete: Planta papilonácea procedente de América, cuyo fruto comestible después de tostado, se encuentra en forma de vaina con 3 o cuatro frutos. El diccionario de la Real Academia Española de la lengua, define como alcahuete: a la persona que concierta, encubre o facilita una relación amorosa, generalmente ilícita.

alcahuetes

Alcahuetes (foto ABC)

Alcancía. Hucha. Recipiente de barro con una única ranura por donde se meten las monedas destinadas al ahorro. La única forma de acceder a esos ahorros allí depositados es rompiendo la alcancía.

Cervantes nos habla varias veces de las alcancías, unas veces para decirnos dónde guardaba los ahorros para su ajuar Sanchica, y en otras ocasiones, Don Miguel nos explica, por boca de Don Quijote, la procedencia morisca de éste y otros nombres en nuestro idioma: «Como lo son todos aquellos que en nuestra lengua castellana comienzan en al, conviene a saber: almohaza (rascador para equinos), almorzar, alhombra (alfombra), alguacil, alhucema (espliego), almacén, alcancía, y otros semejantes, que deben ser pocos más«. (El Quijote, II, cap. LXVII). En la imagen vemos una típica alcancía de barro realizada por las alfareras de Mota del Cuervo (Imagen gentileza de M. A. Cano).

Alcancía realizada por las alfareras de Mota del Cuervo. (imagen gentileza de M. A. Cano)

Alcuza. Recipiente de forma cónica o cilindro-cónica, con un asa y un pitorro que salía desde la mitad de la vasija, hecha de hojalata, o de cerámica, o de cristal que se utilizaba en la cocina para contener el aceite. También se le llamaba Alcuza a un recipiente de hojalata, redondo, con un pitorro largo, que se utilizaba para engrasar algunas máquinas.

“Este es capaz de sacar leche de una alcuza” refrán que indica que una persona es capaz de hacer algo, que a primera vista, es imposible.

«Pidió luego alguna redoma para echallo, y, como no la hubo en la venta, se resolvió de ponello en una alcuza o aceitera de hoja de lata, de quien el ventero le hizo grata donación». (El Quijote, I, cap. XVII).

O en esta otra cita:

«Pero, reparando un poco más en ello, echó de ver en la color, sabor y olor, que no era sangre, sino el bálsamo de la alcuza que él le había visto beber». (El Quijote, I, cap. XVIII).

Alcuzas
Alcuzas (foto jmgm)

Aldaba. Artilugio de bronce u otro metal, compuesto de dos piezas: una movible que se acciona con la mano, y que golpea sobre la otra parte metálica fija, emitiendo un sonido característico. Las aldabas, o llamadores, se colocan en las puertas exteriores de la casa y sirven para llamar a los que la habitaban y facilitar así la entrada del visitante.

Así emplea Cervantes este vocablo en su obra magna, en boca de Sancho, cuando se dirigen al alcázar de Dulcinea: «-Señor -dijo Sancho-, ya que vuesa merced quiere, a pesar mío, que sea alcázar la casa de mi señora Dulcinea, ¿es hora ésta por ventura de hallar la puerta abierta? Y ¿será bien que demos aldabazos para que nos oyan y nos abran, metiendo en alboroto y rumor toda la gente? ¿Vamos por dicha a llamar a la casa de nuestras mancebas, como hacen los abarraganados, que llegan, y llaman, y entran a cualquier hora, por tarde que sea?». (El Quijote, II, cap. IX). En la imagen (de jmgm) vemos unas aldabas en las puertas de una casa señorial en Mota del Cuervo.

Aldabas en la puerta de una casa solariega en Mota del Cuervo (imagen: jmgm)

Alforjas. Tira de tela de lana o de lona de costal, cerrada por los dos lados, para formar una bolsa doble que servía para transportar objetos, o el hato (comida). Se podía llevar cómodamente repartiendo su peso en cada bolsa, bien al hombro, o encima de la caballería. También las alforjas podían ser de pleita (esparto) para acoplarlas en la caballería. En la foto (del documental de RTVE «Las locuras de Don Quijote) podemos apreciar las alforjas que lleva Sancho Panza alojadas detrás de él, sobre el Rucio.

Así emplea Cervantes esta palabra en el Quijote:

«habiendo aplacado Sancho a su mujer, y don Quijote a su sobrina y a su ama, al anochecer, sin que nadie lo viese, sino el bachiller, que quiso acompañarles media legua del lugar, se pusieron en camino del Toboso: don Quijote sobre su buen Rocinante, y Sancho sobre su antiguo rucio, proveídas las alforjas de cosas tocantes a la bucólica, y la bolsa de dineros que le dio don Quijote para lo que se ofreciese» (El Quijote, II, cap. VII).

«Ensilló Sancho a Rocinante y aderezó al rucio, proveyó sus alforjas, a las cuales acompañaron las del primo, asimismo bien proveídas, y, encomendándose a Dios y despediéndose de todos, se pusieron en camino, tomando la derrota de la famosa cueva de Montesinos». (El Quijote, II, cap. XXII).

RTVE Otros documentales. Las locuras de Don Quijote

Aliaga. (Aulaga, Tojo) Planta leguminosa de la familia de las fagáceas, espinosa de flores amarillas, cuyas puntas tiernas come el ganado.

Y alzando el uno de la cola del rucio y el otro la de Rocinante, les pusieron y encajaron sendos manojos de aliagas.” (El Quijote, II, cap. LXI).

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Aliagas junto al Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo (foto jmgm)

Almanaque. (Calendario). Registro que comprende los días del año.

“¡En este almanaque no viene el santoral!”

Almazara. Molino de aceite

Almóndiga o almondiguilla. (Albóndiga), cada una de las bolas que se hacen de carne o pescado picado menudamente y trabado con ralladuras de pan, huevos batidos y especias, y que se comen guisadas o fritas.

“Hoy tenemos guisado de almondiguillas de primer plato.”

Almoraga. Dícese de la fogata que se hacía con el manojo de la planta seca de los titos, o almortas, o alberjas (de nombre botánico: Lathyrus sativus), que los chicotes sacaban del carro, en donde eran transportados tras su cosecha, con el objetivo de que ardiera la paja de los tallos de la planta y quedaran libres los frutos, tostados, listos para su consumo.

Planta verde de los titos, o almortas, o alberjas (Lathyrus sativus). (imagen: Oscar Wiky)

Almorzá. (Almorzada) Porción de cualquier cosa suelta que cabe en el hueco que se forma con las manos juntas. En la foto (gentileza de Wikilivros) vemos una almorzá de judías.

“Dame una almorzá de judías.”

Almorzá de Judías de carilla (gentileza de Wikilivros)

Altanero, ra.- dícese de la persona altiva, o soberbia.

Cervantes emplea esta palabra para referirse a ciertos pájaros de altos vuelos, como el halcón: «La hermosura, por sí sola, atrae las voluntades de cuantos la miran y conocen, y como a señuelo gustoso se le abaten las águilas reales y los pájaros altaneros; pero si a la tal hermosura se le junta la necesidad y la estrecheza, también la embisten los cuervos, los milanos y las otras aves de rapiña. (El Quijote, II, cap. XXII).

En el Complejo Lagunar de Mota del Cuervo podemos ver Halcón peregrino, y otras aves de altos vuelos, pero menores, como el Cernícalo primilla que se cría en esta zona y el Cernícalo vulgar. En la Imagen (de David López B.) podemos ver un ejemplar de Cernícalo vulgar sobrevolando Manjavacas.

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En la Imagen (de David López B.) podemos ver un ejemplar de Cernícalo vulgar sobrevolando Manjavacas.

Aluciar.– En la jerga de las cantareras de Mota del Cuervo, aluciar es la acción de alisar las paredes de las piezas de la alfarería después del urdido. Se alucia la pieza, tanto por dentro como por fuera, teniendo en cuenta que hay que mantener el grosor adecuado en toda la pared.

Cantarera aluciando lo que será un cántaro.

Amañarse. Darse maña, arreglarse, adaptarse, apañarse. Tener habilidad para hacer algo

P. Ej. «Esta alfarera se amaña muy bien para bocar (poner la boca a los cántaros)».

La primera acepción de amañar la recoge la RAE como: Preparar o disponer algo con engaño o artificio.

Así emplea Cervantes esta acepción de amañar, en boca de Sancho, en su conversación con el escudero del Caballero del Bosque: » –Eso no es el mío –respondió Sancho–: digo, que no tiene nada de bellaco; antes tiene una alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, ni tiene malicia alguna: un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día; y por esta sencillez le quiero como a las telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga». (El Quijote, II, cap. XIII)

Sancho habla con su paisano Tomé Cediel, el narigudo escudero del Caballero del Bosque.
(Dibujo de Daniel Urrabieta, 1906)

Amorterar.  Trabajo del campo que consiste en hacerles el redondo a las viñas, para que cuando llueva, recojan mejor el agua.

Amos.  Deformación de “Vamos” que según el diccionario de la RAE es una forma arcaica de la 1.ª pers. de pl. del pres. de subj. del verbo ir.

amos al ofrecimiento que llegamos tarde”

Ánade, Anaón.- Llamamos «ánades» a las distintas especies de patos, como las que frecuentan el Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo: el pato colorado (Netta rufina), el ánade silbón (Anas penelope), el ánade real (A. platyrhynchos), el pato cuchara (A. clypeata), el ánade rabudo (A. acuta) e incluso especies típicas de lagunas salinas o áreas intermareales, como el tarro blanco (Tadorna tadorna). En la Mota decimos «Anaón» cuando nos referimos a los pollos de cualquiera de estos patos. También se usa el vocablo «Anaón» como apelativo relativamente cariñoso, para indicar que una persona hace o actúa con poca destreza para desempeñar cualquier cosa, como lo haría cualquier pato pequeño.

P.ej. «¡Ay anaón, que no te enteras!»

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Pollos (o anaones) de ánade real con su madre. (foto jmgm).

Anafre. Utensilio de barro que hacían las cantareras moteñas, que servía para calentar pucheros o cazuelas con comida. Especie de infernillo que utilizaba carbón en la parte superior y que era prendido con pequeños sarmientos por abajo.

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Anafre moteño

Anaón, (ver ánade) Así llamamos a los pollos de los distintos ánades (patos cuchara…) de nuestra laguna de Manjvacas en Mota del Cuervo.

Anapoles, (los). Así llaman algunos lugareños a las Amapolas. La Papaver rhoeas es una planta silvestre de pétalos rojos, que tanto molesta a los agricultores y que tan bellos paisajes nos muestra en la Mancha. Es una planta de la familia de las Papaveráceas, prima hermana de otra de pétalos blancos (Papaver somníferum), que tiene otros usos, como indica su nombre latino. En la foto (de jmgm) vemos un campo de amapolas cerca del Complejo Lagunar de Manjavacas, entre los viñedos y con un frondoso pinar al fondo.

«Ogaño se ha llenao to el campo de anapoles.«

pino vides y amapolas
Campo de amapolas entre pinos y vides, junto a la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo. (foto jmgm)

Anca, enca. Preposición que indica «a casa de», o «en casa de» en el caso de «enca».

Deriva de la preposición francesa chez, que significa «en casa de», o «a casa de».

Ande. Deformación del adverbio interrogativo donde,  «A dónde». A qué parte, en qué sitio.

P. ej. “¿Ánde vas tan compuesta?”

Andurriales.- Lugares o caminos alejados, raros o peligrosos.

Así emplea Don Miguel esta palabra en boca de Sancho, cuando pretendía entrar en la casa de Don Quijote y el ama le acusa de sonsacar a su señor y llevarle por andurriales: «A lo que Sancho respondió:
–Ama de Satanás, el sonsacado, y el destraído, y el llevado por esos ANDURRIALES soy yo, que no tu amo; él me llevó por esos mundos, y vosotras os engañáis en la mitad del justo precio: él me sacó de mi casa con engañifas, prometiéndome una ínsula, que hasta agora la espero».(El Quijote, II, cap.II). En la imagen (de autor anónimo. Londres. 1822) vemos a Sancho intentando visitar a Don Qujijote.

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Sancho Panza intenta visitar a Don Quijote y el ama le acusa de llevarle por andurriales. Grabado anónimo 1822. London.

Antaño. En otro tiempo. antiguamente.

No solo Antaño, sino Hogaño (en este año), son palabras que aún se escuchan entre los ancianos del lugar. Así las recoge Cervantes en su obra magna.

“Señores –dijo don Quijote–, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno.” (El Quijote, II, cap. LXXIV).

D Quijote II cap 74 Gustavo Dore
Los últimos días de D. Quijote (ilust

Aojar.- Acción de echar mal de ojo a una persona o cosa, con el deseo de malograr algo. En la Mota aún es posible escuchar esta palabra para referirse a algún perjuicio recibido en algo, de origen desconocido, que se achaca (sin fundamento) a que alguien le ha echado mal de ojo, o le ha mirado de mal ojo.

P.ej. «Esta higuera me la han aojao, se está secando»

Así emplea Cervantes esta expresión en boca de Teresa Panza: «Traed vos dineros, Sancho, y el casarla dejadlo a mi cargo; que ahí está Lope Tocho, el hijo de Juan Tocho, mozo rollizo y sano, y que le conocemos, y sé que no mira de MAL OJO a la mochacha». (El Quijote, II, cap.V). En la imagen (de Salvador Tusell, Barcelona 1905) vemos a Sancho hablando con su esposa, antes de la tercera salida (sin pisar para nada el Campo de Montiel), e imaginándose cómo les cambiará la vida cuando sea gobernador.

Sancho hablando con su mujer e imaginándose cuando sea gobernador. Autor: Salvador Tusell, Barcelona 1905.

Aposta. Adrede, a propio intento. La RAE dice que esta palabra es poco usada, pero aún se puede oír con frecuencia en la Mota.

Así la emplea Cervantes, cuando se le caen las barbas postizas al barbero: «Don Quijote, como vio todo aquel mazo de barbas, sin quijadas y sin sangre, lejos del rostro del escudero caído, dijo: ¡Vive Dios, que es gran milagro este! ¡Las barbas le ha derribado y arrancado del rostro, como si las quitaran aposta. (El Quijote, I, cap. XXIX).

El barbero pierde las barbas. Imagen de 1905 de R.L. Cabrera

Arcaduz. En Mota del Cuervo, se llama arcaduz (también alcaduz, o alcabuz) a cada uno de los cangilones o recipientes de barro, urdidos por sus alfareras, que se adosaban a la rueda de las norias. Unos artilugios con los que se extraía el agua de los pozos, mediante tracción animal (burros generalmente).

Cervantes se refiere, en las inmediaciones del «lugar», a esta pieza de cerámica de la siguiente forma: «No estaba, en esto, ocioso el cuerno, porque andaba a la redonda tan a menudo (ya lleno, ya vacío, como ARCADUZ de noria) que con facilidad vació un zaque de dos que estaban de manifiesto». (El Quijote, I, cap. XI).

También, en la aventura del caballero de los espejos, Cervantes pone en boca de Tomé Cediel, el «compatrioto» de Sancho, cuando aquel le dice: «Tomé Cecial soy, compadre y amigo Sancho Panza, y luego os diré los arcaduces, embustes y enredos por donde soy aquí venido». (El Quijote, II, cap.XIV).

Arcaduz para las norias, fabricado por las cantareras moteñas.

Arenques. Sardinas saladas y secas que llegaban a las pescaderías en unas cubas de madera. La salazón del pescado, a base de meter el pescado entero en una salmuera y su posterior prensado, era una forma ideal de conservar este alimento, tan sabroso y tan socorrido para la gente que trabajaba en el campo.

En la década de los años 30 del siglo XX, ya había en la Mota, nada menos que 3 pescaderos. Había un “importador” de pescados “frescos y salados” que venían de Almería, Cádiz, Málaga, Barbate y Melilla (importaban de dentro de España…)  y nada menos que un asentador de pescados frescos y salados (ventas al por mayor y al menor), que se llamaba D. José Galiano Honsurve, establecido en la plaza Mayor. Todo esto a muchos kilómetros del mar…

Así alude Cervantes a las sardinas arenques en su obra: «Dese modo, no tenemos qué comer hoy –replicó don Quijote. Eso fuera –respondió Sancho– cuando faltaran por estos prados las yerbas que vuestra merced dice que
conoce, con que suelen suplir semejantes faltas los tan malaventurados andantes caballeros como vuestra merced es. Con todo eso –respondió don Quijote–, tomara yo ahora más aína un cuartal de pan, o una hogaza y dos cabezas de sardinas arenques, que cuantas yerbas describe Dioscórides, aunque fuera el ilustrado por el doctor Laguna»
(El Quijote, I, cap. XVIII).

Cuba de sardinas arenque (foto gentileza del blog de Cazorla)

Arrea. Interjección, palabra que sirve para apelar a un interlocutor

P. Ej. “Arrea y dile a tu madre que ya no venga”

       «Llegó Sancho a su amo marchito y desmayado; tanto, que no podía arrear a su jumento.» (El Quijote, I, cap. XVIII)

Arrebato. Tocar a arrebato (La RAE también admite «a rebato») es cuando se convoca a los habitantes de un pueblo mediante un toque de campanas especial, de una forma rápida, continuada y simultánea con otras campanas, para avisar de un incendio, o de cualquier otra emergencia, o peligro.

Así alude Cervantes a esta forma de convocar a los vecinos en la ínsula de Barataria: «El cual, estando la séptima noche de los días de su gobierno en su cama, no harto de pan ni de vino, sino de juzgar y dar pareceres y de hacer estatutos y pragmáticas, cuando el sueño, a despecho y pesar de la hambre, le comenzaba a cerrar los párpados, oyó tan gran ruido de campanas y de voces, que no parecía sino que toda la ínsula se hundía». (El Quijote. II, cap. LIII).

Campanas (imagen gentileza de religiondigital,org)

Arroba. Es una unidad de peso, masa, o volumen, que desde la implantación del sistema métrico decimal, está en desuso. En Castilla, equivalía a 25 libras o lo que es lo mismo a  11,5 kg. Como medida de volumen o capacidad equivalía a 16 litros. En la foto (de jmgm) vemos, en primer plano, una garrafa de cristal de media arroba (8 litros) que se utilizaba para dispensar el vino a granel en las bodegas.

Cervantes nombra las arrobas en múltiples ocasiones en su obra. La más curiosa es cuando Don Quijote y Sancho llegan a un lugar donde se hallaban varios lugareños en una apuesta, en la que un gordo, que pesaba once arrobas, desafiaba a una carrera a un flaco de cinco arrobas. El labrador dijo que tendrían que correr cien pasos con pesos iguales, para lo que proponía sobrecargar al flaco con seis arrobas de hierro para igualar al gordo. En esto pidió consejo a nuestros protagonistas, a lo que Sancho sentenció: “ –Hermanos, lo que el gordo pide no lleva camino, ni tiene sombra de justicia alguna; porque si es verdad lo que se dice, que el desafiado puede escoger las armas, no es bien que éste las escoja tales que le impidan ni estorben el salir vencedor; y así, es mi parecer que el gordo desafiador se escamonde, monde, entresaque, pula y atilde, y saque seis arrobas de sus carnes, de aquí o de allí de su cuerpo, como mejor le pareciere y estuviere; y desta manera, quedando en cinco arrobas de peso, se igualará y ajustará con las cinco de su contrario, y así podrán correr igualmente”. (El Quijote, I, cap. LXVI).

En primer plano, garrafa de media arroba (foto jmgm)

Arrope. En la época de la vendimia, en la Mancha (donde está el mayor viñedo del mundo), se solía hacer arrope, un dulce típico realizado a base de cocer el mosto (el jugo de la uva) durante horas, hasta reducirlo considerablemente y obtener una consistencia parecida a la de la miel. En ocasiones se le añadían los «letuarios» que consistían trozos de calabaza, que previamente habían sido macerados con agua de cal durante varias horas, y luego, tras lavarlos y secarlos, se añadían al mosto a la mitad de la cocción. También se le podía añadir otro tipo de frutas como melón. En la Mota llamábamos así a este producto: «Arrope con letuarios». Un producto ideal para la merienda de los chicotes, dulce y energético, que se tomaba en una cata de un cantero del típico «pan de la Mota» y con muchos «letuarios». En la foto (gentileza de bodegaspedroheras,com) vemos el producto final y en su web está muy bien explicada la receta. En la otra foto el blanquísimo pan sobao de la Mota (con denominación de origen).

Cervantes alude en su obra al pan blanquísimo, cuando pone en boca de Sancho: «Así había rimeros de pan blanquísimo, como los suele haber de montones de trigo en las eras». (El Quijote, II, cap. XX).

Arrope con calabaza, gentileza de bodegaspedroheras,com
Pan de la Mota, con denominación de origen. (Panadería Zarco).

Arroz de polvorín. Plato típico de la cocina moteña que está hecho con arroz cocido en agua (no lleva leche), a la que se le añade canela en rama, corteza de limón y azúcar.

Artesa. Recipiente de madera con las paredes inclinadas de forma que hacían el fondo más estrecho, con sendas tablas horizontales en dos de los cuatro lados. En Mota del Cuervo, en función del tamaño, las artesas tenían diferentes utilidades: Una más pequeña, cuadrada, donde se amasaba el pan. Otras artesas eran rectangulares y más grandes, donde se salaban los jamones del cerdo tras la matanza.

«Por cuyas persuasiones y vituperios probó el pobre gobernador a moverse, y fue dar consigo en el suelo tan gran golpe, que pensó que se había hecho pedazos. Quedó como galápago encerrado y cubierto con sus conchas, o como medio tocino metido entre dos artesas, o bien así como barca que da al través en la arena». (El Quijote, II, cap. LIII).

Artesa (antiguedadeselpatiodedulcinea.com)
Artesa de una sola pieza (antiguedadeselpatiodedulcinea,com)

Asadillo. Plato típico de la Mota y de gran parte de la Mancha

Ingredientes (para 6 personas): 2kg. de pimientos asados, cominos machacados, 4 dientes de ajo, 8 cucharadas de aceite de oliva, 2 cucharadas de vinagre y sal.

Preparación: Cortar en lonchas los pimientos asados, ponerlos en una sartén con el aceite de oliva y los demás ingredientes. Ponerlo a cocer a fuego lento.

Asadillo manchego.  fotografía de Restaurante Mirasol, Campo de Criptana

Asilo. Antiguamente se usaba esta palabra para definir a las residencias de ancianos. En mota del cuervo, a principios del siglo XX, una hacendada, apodada «La Serrana», vendió gran parte de sus fincas para la construcción de un gran asilo de ancianos, como no había otro en la comarca.

Ocurrió que este gran asilo, para el que no se había deparado en gastos, estaba aún sin finalizar, cuando comenzó la guerra civil española (1936), por lo que tuvo otros fines diferentes para los que fue construido, como: Hospital de guerra, farmacia militar, prisión, edificio para Auxilio Social, ejercicios espirituales…y luego, tras su derrumbe, el administrador de la Serrana, cedió el solar para la construcción del actual Instituto de Enseñanza Secundaria Julián Zarco de Mota del Cuervo. En la foto adjunta podemos ver a la izquierda la parte trasera del Asilo (foto F.García) y a la derecha el IES Julián Zarco.

Si quieres conocer la historia de este edificio y de su propietaria, visita este enlace: https://motadelcuervoellugardelamancha.com/2017/04/04/dona-asuncion-ortega-belinchon-la-serrana/

asilo e instituto
Antiguo asilo y actual instituto.

Asuras. Agobio, ansiedad

Atajo.  Senda o paraje por donde se acorta el camino.

   “En fin, por caminos desusados, por atajos y sendas encubiertas, partieron Roque, don Quijote y Sancho con otros seis escuderos a Barcelona. (El Quijote, II, cap. LXI)

Atascaburras. Antiguo plato típico de gran parte de la Mancha y de la Mota.

Ingredientes: Patatas, bacalao desalado, ajos, huevos duros, nueces, aceite y sal.

Preparación: Se cuece el bacalao durante 5 minutos, y se desmiga. (reservar parte del agua de cocción). En olla aparte se cuecen las patatas con la piel durante 30 minutos. En un mortero se machacan los ajos y se añade la patata pelada y se mezcla. Después se añade el bacalao y a continuación se va incorporando el aceite poco a poco, sin dejar de remover. Si queda espeso se añade un poco del agua del bacalao que hemos reservado. La consistencia final tiene que ser como un puré. Al terminar se añaden las nueces y el huevo duro picado o troceado.

Atascaburras, realizado por Karlos Arguiñano.

Ausiones. Aspavientos, gesticulación exagerada.

Auzar, aguzar. Acción de afilar la reja del arado para labrar la tierra de labor. En Mota del Cuervo era una tarea que se desarrollaba en la herrería. En épocas en las que había mucha faena de arar la tierra, las rejas de los arados sufrían un gran desgaste (se quedaban «romas») y eran llevadas frecuentemente a la herrería para auzarlas. Había una contabilidad específica, llamada tarja (ver significado) para controlar el número de auzados de las rejas para cada labrador. En la foto un herrero auzando un objeto al rojo vivo en la fragua (gentileza de lafraguaibera,com).

Cervantes alude a las rejas de los arados cuando dice: «Aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían». (El Quijote, I, cap.XI).

Aviar. Reparar, arreglar.

Azada.- Apero de labranza para remover la tierra, que consta de una pala de hierro con un filo cortante en un lado y en el otro un agujero donde se introduce un mango largo de madera para manejarla.

Así nombra Cervantes a la azada, en la carta de Teresa Panza a su marido: «Las nuevas deste lugar son que la Berrueca casó a su hija con un pintor de mala mano, que llegó a este pueblo a pintar lo que saliese; mandóle el Concejo pintar las armas de Su Majestad sobre las puertas del Ayuntamiento, pidió dos ducados, diéronselos adelantados, trabajó ocho días, al cabo de los cuales no pintó nada, y dijo que no acertaba a pintar tantas baratijas; volvió el dinero, y, con todo eso, se casó a título de buen oficial; verdad es que ya ha dejado el pincel y tomado el AZADA, y va al campo como gentilhombre». (El Quijote, II, cap. LII). En la imagen (de Manuel Ángel Álvarez 1904), vemos a Teresa Panza dictando al monaguillo la carta para Sancho, su marido, donde le habla de la azada.

Teresa Panza dicta al monaguillo la carta para Sancho.

Azaón. (Azadón) Instrumento de labranza algo mayor que la azada.

P. Ej. “Remueve bien la tierra con el azaón.”

Azogue. Estado de ánimo que denota alteración, bullicio, inquietud.

El diccionario de la RAE define azogue como el mercurio (Hg).

Cervantes si lo usa en el mismo sentido que en la Mota, como en estas citas:

              Así sería –dijo Sancho–; porque a buena fe que andaba Rocinante como si fuera asno de gitano con azogue en los oídos. Y ¡cómo si llevaba azogue! –dijo don Quijote–, (El Quijote, I, cap. XXXI).

             «Pues, ¿qué cuando se humillan a componer un género de verso que en Candaya se usaba entonces, a quien ellos llamaban seguidillas? Allí era el brincar de las almas, el retozar de la risa, el desasosiego de los cuerpos y finalmente el azogue de todos los sentidos», (Quijote, II, XXXVIII.).

personas inquietas
Personas inquietas, con azogue.

Azumbre. Recipiente de barro que se utilizaba como medida de capacidad para medir líquidos, como el vino y el aceite. Aproximadamente un azumbre equivale a 2 litros.

Estas medidas cambiaban según las zonas, la equivalencia más extendida en España era: 1 Arroba: = 25 libras de 16 onzas cada una = 1 cántara = 8 azumbres = 32 cuartillos 128 copas = 16,128 litros.

En Toledo, a la que pertenecía la Mota, las medidas eran:

Cántara o arroba de vino: 16,133 litros y una cántara eran 8 azumbres

Cuando Sancho “se bebió de lo que no pudo caber en la alcuza y quedaba en la olla donde se había cocido casi media azumbre, y apenas acabó de beber comenzó a vomitar..” (El Quijote, I, cap. XVII).

Azumbres
Diferentes medidas de Azumbres (foto jmgm)

Bacín. Dicese de la persona que se mete donde no le llaman. Palabra que se usa en Mota del Cuervo , Socuellamos, Tomelloso, Pedro Muñoz, Villarrobledo, y alrededores.

P. ej. “eso te pasa por bacín”.

Balde (de, o en). Hacer o recibir algo gratis. También hacer algo en vano o con inútil resultado.

Esto dice Cervantes sobre este vocablo en boca de Sancho cuando éste se encuentra con su vecino el morisco Ricote, que tras la expulsión de los moriscos, había vuelto a España disfrazado de peregrino. Ricote le cuenta a Sancho su plan para rescatar un tesoro que había dejado escondido a las afueras de su lugar, para más tarde reunirse con su mujer y con su hija en Alemania. Ricote no entendía la razón por la cual éstas se habían ido a Berbería en lugar de a Francia (como buenas cristianas que eran); a lo que le respondió Sancho: –Mira, Ricote, eso no debió estar en su mano, porque las llevó Juan Tiopieyo, el hermano de tu mujer; y, como debe de ser fino moro, fuese a lo más bien parado, y séte decir otra cosa: que creo que vas en balde a buscar lo que dejaste encerrado; porque tuvimos nuevas que habían quitado a tu cuñado y tu mujer muchas perlas y mucho dinero en oro que llevaban por registrar«. (El Quijote,II, cap. LIV). En la imagen (de Georges Roux, París 1866) vemos a Sancho conversando con su vecino Ricote.

En este episodio, Cervantes, da a entender que conocía el gran tesoro encontrado en las inmediaciones de Mota del Cuervo, lo cual refuerza, aún más, las tesis de que sea ese el innombrado «lugar de la Mancha» al que se está refiriendo. Está documentado el hallazgo, en las inmediaciones de Mota del Cuervo, de un gran tesoro, que acarrearía un largo proceso judicial, ordenado por Felipe II (Archivo General de Simancas, exp. de Hacienda,  Legajo  332), en el que intervinieron muchos testigos, de la Mota y de otros pueblos vecinos; debido a que, su momento, no se realizó el pago del hallazgo que correspondía al rey. (Según investigación del historiador F.J. Escudero Muñoz – Revista As.A. de la Historia de Mota del Cuervo. ISSN:2341-3352).

Sancho conversa con el morisco Ricote sobre el tesoro. (Imagen de Georges Roux. París, 1866)

Barbecho. Trozo de tierra que permanece sin cultivar. En ocasiones se alternaba el cultivo y el descanso de la tierra. A veces, en época de descanso de la tierra, se pasaba el arado para evitar que crecieran las malas hierbas.

               ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y, aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. (El Quijote, I, cap. XXV).

Barbecho

Barda. Planta que se usaba para atizar el fuego de los hornos alfareros de la Mota, y que se recolectaba, ya seca, en los frondosos carrizales (Phragmites australis) en las inmediaciones de la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo; en donde sirve para que, entre los carrizos, nidifiquen muchas especies de aves acuáticas. En la imagen en blanco y negro (de Ramón Biadiu 1934) vemos a un cantarero de Mota del Cuervo atizando el horno alfarero con barda. En la acuarela (de Nélida Cano Mujeriego) vemos el carrizal junto a la pasarela de la Laguna de Manjavacas.

Planta que se usaba para atizar el fuego de los hornos alfareros, y que se recolectaba, ya seca, en los frondosos carrizales (Phragmites australis) de las inmediaciones de la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo, en donde sirve para que, entre los carrizos, nidifiquen muchas especies de aves acuáticas.

Así alude Cervantes a esta palabra, cuando Sancho asegura haber visto a Dulcinea por las bardas del corral: «-¿Bardas de corral se te antojaron aquéllas, Sancho -dijo don Quijote-, adonde o por donde viste aquella jamás bastantemente alabada gentileza y hermosura? No debían de ser sino galerías, o corredores, o lonjas o como las llaman, de ricos y reales palacios». (El Quijote, II, cap. VIII).

Hombre atizando el horno alfarero con barda en Mota del Cuervo (imagen de Ramón Biadiu 1934)
Carrizal junto a la pasarela de la Laguna de Manjavacas. Acuarela de Nélida Cano Mujeriego

Barrendo. Jarapa, tela burda que se hace a base de trozos de hilo de diferentes colores, que se usa como alfombra o para ponerlo sobre el somier de la cama.

Barrendo

Barrilla. Planta de la familia de las  Quenopodáceas  (más conocida como “salicor de la Mancha”, o actualmente como “cenizos” que van rodando por el campo), con un alto contenido de sales orgánicas de sodio y potasio, que se cultivó intensamente en tierras salobres de la Mota (próximas a su zona lagunar) hasta mediados del siglo XIX, y de la que, por combustión lenta en unos hoyos practicados en la tierra, se extraía la “piedra barrilla”, un compuesto sólido negro azulado, del que se sacaba la Sosa, un componente químico esencial que se utilizaba para fabricar el jabón y el vidrio. La Mota era una villa que exportaba una de las mejores piedras barrillas de toda España y que se empleaban en las fábricas de vidrio de Murano y para fabricar el famoso jabón napolitano  (citado en el Quijote) y el de Marsella. Ver más información sobre este cultivo.

Salsola soda
Barrilla (Salsola soda) Planta de la familia de las Quenopodeaceas (foto jmgm)

Barro. En Mota del Cuervo llamamos así a la arcilla con la que se fabrican las famosas piezas de la alfarería moteña. Este barro se extrae de los barreros que hay en determinadas canteras del término municipal. Un barro que da lugar a un material con poca porosidad, que hace que los cántaros y otras piezas de esta cerámica puedan contener el agua sin necesidad de esmaltado. Tiene su origen en tierras cubiertas por las aguas del mar cretácico, que hace ciento cuarenta y cinco millones de años anegaba toda esta zona, como lo prueban los numerosos fósiles marinos que aún se encuentran por aquí.

El barro, tras su extracción, requiere de unos procesos determinados para su utilización: secado al sol, triturado, remojado durante un día, pisado y esgorullado.

Así hace alusión Cervantes al barro del alcaller (alfarero): «pero donde menos se piensa se levanta la liebre;
que yo he oído decir que esto que llaman naturaleza es como un alcaller que hace vasos de barro, y el que hace un vaso hermoso también puede hacer dos, y tres y ciento»
(El Quijote, II, cap. XXX).

El alfarero Evelio L. Cruz manejando un rollo barro con el que se hacen los cántaros
(Gentileza de CMM).

Barruntar.  Tener el presentimiento de algo. Sensación de que va a ocurrir alguna cosa.

Así pone Cervantes esta palabra en boca de Teresa Panza: «Si por ventura os viéredes con algún gobierno, no os olvidéis de mí y de vuestros hijos. Advertid que Sanchico tiene ya quince años cabales, y es razón que vaya a la escuela, si es que su tío el abad le ha de dejar hecho de la Iglesia. Mirad también que Mari Sancha, vuestra hija, no se morirá si la casamos; que me va dando barruntos que desea tanto tener marido como vos deseáis veros con gobierno; y, en fin en fin, mejor parece la hija mal casada que bien abarraganada». (El Quijote, II, cap. V).

Sancho conversa con su esposa. Grabado de Jhon Banderbank, London 1766

Bobanilla. Muñeca, articulación que une el antebrazo con la mano.

Bocar. En la jerga de las cantareras, «bocar» significa: acción de poner la boca del cántaro en su elaboración. Tras urdir el cántaro sobre el torno celta, y aluciarlo, procede poner la boca (bocarlo) y colocar el asa (enasarlo). Para estas dos acciones se reserva una parte del barro con el que se confeccionó el resto de esa pieza, para asegurarnos que fraguarán perfectamente.

Una boca ancha en el cántaro va a permitir llenarlo de agua directamente en el pozo, atando una cuerda de su asa. En la elaboración de los cántaros es necesaria una maestría especial para colocar adecuadamente la boca del cántaro y su asa.

La RAE no recoge el verbo «bocar» en su diccionario.

Cantarera bocando un cántaro moteño.

Boceras. Saliva solidificada y seca que se queda en las comisuras de los labios después hablar mucho.

Bolillos. Ver: Palillos de randas.

Bollisca. Chispa o pavesa incandescente que sale del fuego.

P. ej.“no te arrimes mucho a la lumbre, que saltan bolliscas”

Buae. Interjección para denotar sorpresa típica de la Mota. Asombro. Se utiliza “umbuae” cuando además de sorpresa se quiere indicar que no se está de acuerdo con lo que la otra persona está diciendo. Si se alarga en exceso la pronunciación «umbuaaaeee», significa que se está llegando al límite de la paciencia.

Buae
Chicote moteño sorprendido

Búcaro. Recipiente de barro elaborado por las cantareras moteñas que servía para guardar en la despensa frutos secos, legumbres, encurtidos…

Así emplea Cervantes en el Quijote la palabra «búcaro»:

«Vuesas mercedes dejen al mancebo, y vuélvanse por donde vinieron, o por otra parte si se les antojare, que mi escudero es limpio tanto como otro, y esas artesillas son para él estrechas y penantes búcaros«. (El Quijote, II, cap.XXXII).

Búcaro moteño

Bujero. Agujero, hoyo.

Caldereta de cordero. Plato típico de la Mota y de gran parte de la Mancha.

Para 6 personas los ingredientes son: 2 Kg. de cordero pascual, 1 litro de agua, cuarto de aceite de oliva, un vaso de vino blanco, 2 tomates naturales, 1 cebolla, 1 cabeza de ajos morados, nuez moscada y sal al gusto.

Se trocea el cordero, se desecha la grasa, se pone en un perol,  se cubre con agua y se añade la sal. Cuando está a media cocción, se le añade el aceite, el ajo, la cebolla, los tomates, el vino y la nuez moscada. Después se deja terminar de cocer durante al menos una hora y media, hasta que se evapore el líquido y quede solo el aceite.

Caldereta de cordero
Caldereta de cordero organizada por los molineros en el Valle (Mota del Cuervo)

Cámara, Camaranchón. En la Mota y en la Mancha en general, se llama cámara al espacio de la casa típica manchega situado sobre la planta baja. En las casas de los labradores, era el sitio donde se guardaba el grano de los cereales de la propia cosecha (separaban el trigo, la cebada… con trojes de madera o de ladrillo), donde se colgaban los melones, o los racimos de uvas para el consumo. Estas cámaras tenían una doble función: Además de servir de almacén, servían para aislar del calor del verano manchego a las estancias (habitaciones o cuartos, la sala…) situadas en la planta baja.

Entre las numerosas acepciones que indica la RAE para la palabra cámara, no aparece ninguna referida a estos espacios en las casas manchegas. En cambio Cervantes si que la emplea cuando alude a los camaranchones: «Acabaron de cenar, levantaron los manteles, y en tanto que la ventera, su hija y Maritornes
aderezaban el camaranchón de don Quijote de la Mancha, donde habían determinado que aquella noche las mujeres solas en él se recogiesen
(El Quinte,I, cap.XXXVIII). En la imagen de Marcial Morales, recogida en Madridejos,net, podemos ver en primer plano el clásico patio manchego, al que dan las habitaciones y en la parte superior vemos las cámaras.

Casa manchega, dibujo de Marcial Morales para Medridejos,net

Canillas. En la Mota llamamos así a la parte baja de las piernas, donde se alojan la tibia y el peroné.

Para la RAE son cada uno de los huesos largos de la pierna o del brazo, y especialmente la tibia.

Así alude Cervantes a esta palabra en su obra magna: «–En esto de gigantes –respondió don Quijote– hay diferentes opiniones, si los ha habido o no en el mundo; pero la Santa Escritura, que no puede faltar un átomo en la verdad, nos muestra que los hubo, contándonos la historia de aquel filisteazo de Golías, que tenía siete codos y medio de altura, que es una desmesurada grandeza. También en la isla de Sicilia se han hallado canillas y espaldas tan grandes, que su grandeza manifiesta que fueron gigantes sus dueños». (El Quijote, II, cap. I).

Convalecencia de Don Quijote, visita del cura y el barbero de su lugar.
(Diego de Obregón 1674)

Cántaro. Vasija de barro típica de la alfarería moteña, con un asa y una gran boca que se usaba para llevar el agua. Estas piezas las fabricaban generalmente las mujeres sobre un torno de madera y los hombres son los que se encargaban de buscar el barro, de la cocción en hornos comunales y de transportarlas en carros para su posterior venta. Esta cerámica no necesita vidriado, ni esmaltado para mantener el agua en su interior; debido a las características especiales del barro con el que está fabricado, que apenas es poroso.

Cántaro de Mota del Cuervo

       “ Y volviendo la plática a Don Quijote le dijo: y a vos, alma de cántaro, ¿Quién os ha encajado en el cerebro que sois caballero andante, y que vencéis gigantes…”  (El Quijote, II, cap. XXXI). Curiosamente Cervantes alude a los cántaros en diez ocasiones en el Quijote.

Cantareros. Dícese de los artesanos que trabajan el barro en Mota del cuervo para hacer su singular cerámica: Cántaros, tinajas, búcaros, parideras, etc., Generalmente una cerámica modelada por mujeres, que son las trabajan el barro que los hombres extraen de los barreros y que son los mismos que luego se encargan de venderlos de forma ambulante.

También se les llama cantareros a los habitantes del Barrio de las Cantarerías, situado en La Mota, hoy unido con el Cuervo y con Manjavacas para formar: Mota del Cuervo.

Cervantes pone en el Quijote, nada menos que en diez ocasiones, en boca de sus protagonistas a los cántaros. Ahí va una: «–Eso no es el mío –respondió Sancho–: digo, que no tiene nada de bellaco; antes tiene una alma como un cántaro:no sabe hacer mal a nadie…» (El Quijote, II, cap.XIII).

También pone en boca de Sancho al alcaller (alfarero) que hace vasijas de barro: –No se puede negar, sino afirmar, que es muy hermosa mi señora Dulcinea del Toboso, pero donde menos se piensa se levanta la liebre; que yo he oído decir que esto que llaman naturaleza es como un alcaller que hace vasos de barro, y el que hace un vaso hermoso también puede hacer dos, y tres y ciento. (El Quijote, II, cap. XXX).

Cantareros cargando el carro con su frágil mercancía, para llevarlos a vender de forma ambulante. (Pirograbado de Jurgen H. Loos)

Cantero. Trozo del pan sobado que contiene uno de los “picos” de la hogaza. En la Mota, su famoso pan blanco candeal, con denominación de origen «Pan de la Mota», se hace con dos o con tres canteros.

P. e.- Al panadero:  -“Dame un pan de dos canteros”.

Pan de dos canteros
Pan de dos canteros que hacen en Mota del Cuervo (foto jmgm)

Capaor (El), capador o castrador de cerdos.

La primera acepción de Capador en el diccionario de la RAE, alude a un silbato de cañas.

Pero si preguntas en la Mota (mejor a una persona mayor), te dirán que es la persona que se dedicaba a estirpar los testículos a los cerdos. El capaor recorría las calles del pueblo y en la casa que tenían un cerdo macho ejercía sus funciones de castrador, extirpando en vivo los testículos al animal. Con esto conseguían que el cerdo ganase más peso y después los productos (tocino, lomo, jamón) no tuviesen el sabor fuerte del cerdo que “padrea”. El capaor tocaba una flauta similar a la del afilador, un silbato de cañas.

Cervantes alude al capaor y a su instrumento musical en el Quijote, en su primera salida desde «El lugar»: «Estando en esto, llegó acaso a la venta un castrador de puercos; y así como llegó, sonó su silbato de cañas cuatro o cinco veces, con lo cual acabó de confirmar don Quijote que estaba en algún famoso castillo, y que le servían con música». (El Quijote, I, cap. II).

Capador. Este es el instrumento que tocaban los «capaores»(Gentileza de Educalingo,com)

Capota. Tejado cónico de los molinos de viento, generalmente de madera. Todo el tejado, junto con las aspas y el mecanismo interior, es orientable, accionando para ello el palo de gobierno que está situado en el exterior del molino. De esta forma las aspas puedan cazar el viento más conveniente para mover la piedra que, a su vez muele el cereal.

«–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.» (El Quijote, I, cap. VIII).

capota
Molineros de Mota del Cuervo encaramados a la capota de un molino para ajustar su eje (foto jmgm)

Carburo. Lámpara de acetileno con gran poder lumínico que utilizaba productos muy económicos: agua y carburo de calcio. El acetileno se producía en esta lámpara que tenía dos recipientes: en el de abajo se ponía el carburo de calcio y en el de arriba se ponía el agua. A través de un regulador se dejaban caer más o menos gotas de agua sobre el carburo y ahí se producía el gas acetileno, que salía por una espita superior y al arder producía una intensa luz.

Carburo
Lámpara de carburo inventada por Enrique Alexandre y Gracián en Barcelona en 1897
(foto jmgm)

Cascar. Hablar demasiado, no saber guardar un secreto.

P. ej. : – Ahora vas y lo cascas.

La RAE recoge esta acepción en sexto lugar, como: «Charlar»

Así se refiere Cervantes a los que hablan demasiado, como Sancho, que en la aventura de los batanes, después de quedarse libre de la «carga que tanta pesadumbre le había dado» (tras desocupar sus intestinos y ser delatado por el fino olfato de don Quijote); más tarde, éste le dijo: «Tal podría correr el dado –dijo don Quijote– que todo lo que dices viniese a ser verdad; y perdona lo pasado, pues eres discreto y sabes que los primeros movimientos no son en mano del hombre, y está advertido de aquí adelante en una cosa, para que te abstengas y reportes en el hablar demasiado conmigo; que en cuantos libros de caballerías he leído, que son infinitos, jamás he hallado que ningún escudero hablase tanto con su señor como tú con el tuyo». (El Quijote, I, cap.XX).

Don Quijote y Sancho en la aventura de los batanes, donde Sancho se desahoga corporalmente y donde no paraba de hablar. (Imagen de F. Laso de 1714 cuando D, Quijote percibe el olor de Sancho).

Cata. Trozo de pan al que se le añadía aceite y azúcar, y era la merienda de muchos chicotes.  Generalmente se hacía con pan sobado y se utilizaba un cantero del mismo (una esquina de la hogaza), al que se le extraía parte de la miga, se ponía el aceite y el azúcar en el hueco que quedaba y se volvía a tapar con la miga. En ocasiones en lugar de azúcar se ponía pimentón, trozos de bacalao con ajetes verdes o cebolleta, o arrope con letuarios…

Caterva.- Conjunto de personas con unas determinadas características comunes de no mucho valor.

P.ej. «Menuda caterva de vagos que están hechos»

Así usa Cervantes esta palabra: «Yo soy, digo otra vez, quien ha de resucitar los de la Tabla Redonda, los Doce de Francia y los Nueve de la Fama, y el que ha de poner en olvido los Platires, los Tablantes, Olivantes y Tirantes, los Febos y Belianises, con toda la caterva de los famosos caballeros andantes del pasado tiempo». (El Quijote, I, cap. XX).

Imagen (de Diego de Obregón -1714) en donde aparecen
Don Quijote y el canónigo hablando de los libros de caballerías.

Catre (el), camastro. Cama que había en las cuadras para el mozo de mulas. Estaba hecho con palos, sobre los que se tejía una base con ataderos de esparto y encima se ponía una saca llena de paja. El mozo de mulas se levantaba de madrugada para echarles un pienso a las caballerías, a eso de las 4:00h.

Cervantes alude en varias ocasiones a los mozos de mulas, en aquel tiempo un oficio muy solicitado.

catre-del-fuerte de San Juan Bautista
Catre del fuerte de San Juan Bautista en Argentina.

Cedazo. Instrumento provisto de una malla con una luz determinada (más o menos tupida), que sirve para cernir (o cerner), cribar, o separar determinados sólidos en función de su tamaño, como la harina, las legumbres… Cuando es muy tupido también se le llama tamiz y cuando es lo es menos se llama también criba.

Así lo emplea Cervantes: » Riose el retor y los presentes, por cuya risa se medio corrió el capellán; desnudaron al licenciado, quedose en casa y acabose el cuento.» –Pues, ¿este es el cuento, señor barbero –dijo don Quijote–, que, por venir aquí como de molde, no podía dejar de contarle? ¡Ah, señor rapista, señor rapista, y cuán ciego es aquel que no vee por tela de CEDAZO!». (El Quijote, II, cap. I). En la imagen (de Tamporlan) vemos un dedazo para cernir harina.

Cedazo para cerner la harina (foto: Tamporlan)

Celemín. Medida de capacidad y también de superficie muy utilizada antaño en Castilla. Doce celemines equivalían a una fanega y por tanto, la tan usada «media fanega», eran seis celemines. Un celemín equivalía en trigo a 4,63 litros de capacidad y en superficie a unos 537 m2, que equivalía en Castilla al terreno necesario para sembrar un celemín de trigo. Imagen de Wikipedia.

Así usa Cervantes este vocablo, cuando la Duquesa le pide a la mujer de Sancho Panza que le envíe bellotas de su lugar: «Y en lo que toca a las bellotas, señor mío, yo le enviaré a su señoría un celemín, que por gordas las pueden venir a ver a la mira y a la maravilla». (El Quijote, II, Cap. L).

Celemines (foto de Fernando Cano Zarco.

Chicote (a).Expresión típica moteña para definir a un chico joven. Aunque pudiera parecerlo no es una expresión despectiva.

“el maestro les dijo a los chicotes de la escuela que fueran a los molinos a buscar fósiles”

Chicotes jugando al burro
Chicotes jugando al Burro

Chozo (a). Pequeña construcción de piedra, de planta redonda, con un óculo en la bóveda y con una sola entrada, donde se resguardaban los pastores.

En esta zona de la Mancha existían muchas chozas de pastores, a las que Cervantes alude en múltiples ocasiones en su obra magna.

«–Advierte, Sancho –dijo don Quijote–, que el amor ni mira respetos ni guarda términos de razón en sus discursos, y tiene la misma condición que la muerte: que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores«. (El Quijote, II, cap. LVIII)

Chozo de pastores de la Sendilla
Chozo de Pastores de la Sendilla en Mota del Cuervo (foto jmgm)

Chozo de la nieve, pozo de la nieve, o nevero. Está situado cerca de La Pozanca, próxima a donde estuvo el castillo de la Mota y al molino El Zurdo. El nevero es de piedra, encalado para conservar más baja la temperatura interior, tiene una estructura circular, con una profundidad de 4 metros. La cubierta es abovedada y tiene un óculo en la cúspide. En la foto (de C. Romeral) podemos observar como entra el sol por ese óculo y se refleja en el suelo junto a la puerta de entrada.

En este nevero, se depositaba la nieve, mediante la técnica del “empozado”, que consistía en recoger la nieve caída en los alrededores del pozo, compactarla a continuación y extender sobre ella una capa de paja que cubría una nueva capa de nieve. Una vez llenos, se cubría su boca con paja larga y con tablas que lo aislaban e impedían la acción del calor para su mejor conservación. Tenía un pequeño desagüe. La nieve era vendida en bloques de hielo, para hacer bebidas de nieve o conservación de alimentos. El obligado de la nieve o nevero era la persona que se ocupaba de acumular la nieve y luego de venderla, limpia de polvo y paja (de ahí viene el famoso dicho).

Cervantes era conocedor de esta práctica, puesto que hace alusión a las bebidas de nieve, refrescadas con nieve o hielo. Incluso se publicaron diversos tratados por médicos españoles de la época, explicando las cualidades para la salud e incluso terapéuticas del frío.

«Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre.» (El Quijote, II, cap.58).

Se desconoce exactamente desde cuándo está este nevero en Mota del Cuervo, pero ya aparece citado en Catastro de la Ensenada (1752).

Chozo de la nieve (foto C. Romeral)

Chupidor.- En Mota del Cuervo nombramos así a los carámbanos de hielo que se forman en los tejados. Posiblemente por su semejanza con los chupones o chupidores de caramelo.

Chupìdores, o carámbanos (Imagen de ElTiempo,com)

Cigüeñuela.– (Himantopus himantopus) es un ave zancuda, de medio tamaño que habita y se cría en el Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo (foto gentileza de Luis Sitges). La nidificación de esta especie y de otras, como la Pagaza piconegra, la Avoceta…en Manjavacas, convierten nuestra laguna en Laguna de Importancia Internacional.

Cigüeñúela común en la laguna de Manjavacas (foto de Luis Sitges)

Cina.- En la Mota llamamos así a la leña de sarmientos de vid amontonada en gavillas. Tras la poda se van apilando las gavillas de sarmientos en la viña, para luego transportarlas al corral de la casa, para utilizarlas como combustible.

La RAE lo contempla como «hacina».

Cervantes pone en boca de Sancho la palabra «Ensarmentar», cuyo fin último es la acción de juntar todos esos sarmientos de la vid, recogidos tras la poda, en una cina: «Mejor se me entiende a mí de arar y cavar, podar y ensarmentar las viñas, que de dar leyes ni de defender provincias ni reinos». (El Quijote, II, cap. LIII).

Cina de sarmientos (imagen de Milanuncios,com)

Circo Romero.- Entre los muchos oficios ambulantes que recorrían los diferentes pueblos de la zona estaba el Circo Romero, llamado así por su director: Eduardo Romero, que traía consigo un elenco de artistas compuesto por: trapacistas, saltadores, acróbatas, malabaristas, magos, payasos… En la Mota, cada año, antes de la guerra civil y para la función instalaban su carpa en la Plaza del Verdinal. Los artistas se hospedaban en la fonda de la Plaza Mayor regentada por la familia Piqueras, por aquel entonces “La preferida por los señores viajantes” (así se anunciaba en el Anuario Comercial). En aquellos tiempos no había feria en la Mota y este circo era uno de los espectáculos que más atraía a todos los públicos, en especial a los jóvenes. Era extraordinario y único.

Según me cuenta la nonagenaria Piedad Piqueras Mujeriego, una de las artistas principales era Pepita Alcalde, una trapecista que se colgaba con un artilugio especial que se ponía en la boca, y que daba vueltas a toda velocidad. Se anunciaba como “la novia del espacio”, y además bailaba muy bien. En el cartel adjunto de 1940 (gentileza de AHP de Toledo), vemos como se anunciaba esta trapecista en una actuación del Circo Romero en Toledo. Curiosamente vemos en este cartel, que el jefe de pista del Circo Romero, era Emilio Aragón y ya aparecen en él los célebres payasos: Gaby y Fofó.

Cartel del Circo Romero de 1940 en una actuación en Toledo.
(Gentileza del Blog del Archivo Histórico Provincial de Toledo)

Cobete. En la Mota se llama así al cohete, artefacto consistente en un canuto cargado con dinamita adherido a una varilla ligera que se tira en la pólvora (en los fuegos artificiales). Una vez prendida la mecha sube muy alto y luego explota.

Cuentan que unos chicotes, a las tres de la madrugada, estaban tirando cobetes, en esto que salió un vecino que no podía dormir por el ruido y preguntó:

-«¿Quién ha tirao el cobete?, a lo que alguien le responde:

-«Ha sio Don Fulano». y se oye: – «Oh qué hermoso»

Cinco minutos más tarde, otro «cobete» explota en el cielo, a lo que alguien vuelve a preguntar:

-«¿Quién ha tirao el cobete?, a lo que alguien le responde:

  • «Ha sio Patato», y se oye: -«Joder, que no son horas… «

De lo que se deduce, como bien pone Cervantes en boca de Sancho el gobernador: «las necedades del rico por sentencias pasan en el mundo».(El quijote, II, cap. XLIII).

Colador. o Colaor, recipiente de barro con agujeros en su base, que se utilizaba para “hacer la colada” (aún hoy se emplea este término para la acción de “lavar la ropa”). El procedimiento consistía en poner la ceniza de la planta “barrilla” (ver definición) en el colador y verter sobre ella agua caliente. El agua caliente arrastraba la sosa de la planta y al caer sobre la ropa, situada debajo en otro recipiente algo mayor que el búcaro, la blanqueaba.

        «–No tengáis pena, amigo Sancho –dijo la duquesa–, que yo haré que mis doncellas os laven, y aun os metan en colada, si fuere menester. –» (El Quijote, II, cap.XXXII).

Colador
Colaor

Columbrar. Vislumbrar, ver de lejos algo, pero sin distinguirlo muy bien. Imaginarse algo que apenas se puede ver por la distancia.

P. ej. «Desde los molinos de Mota del Cuervo, cuando hace bueno, se columbra el paso de Despeñaperros».

Así emplea Cervantes este vocablo en boca de Sancho, a propósito de un barbero montado en un asno, que se dirigía hacia ellos y que llevaba puesta la bacía sobre el sombrero :

–¿Cómo me puedo engañar en lo que digo, traidor escrupuloso? –dijo don Quijote–. Dime, ¿no ves aquel caballero que hacia nosotros viene, sobre un caballo rucio rodado, que trae puesto en la cabeza un yelmo de oro?
–Lo que yo veo y columbro –respondió Sancho– no es sino un hombre sobre un asno pardo, como
el mío, que trae sobre la cabeza una cosa que relumbra.
–Pues ése es el yelmo de Mambrino –dijo don Quijote–. Apártate a una parte y déjame con él a solas: verás cuán sin hablar palabra, por ahorrar del tiempo, concluyo esta aventura y queda por mío el yelmo que tanto he deseado.» En la imagen (de J. Jiménez Aranda, 1905) vemos como Don Quijote arremete contra el barbero para arrebatarle su bacía.

Don Quijote arremete contra el barbero para arrebatarle el yelmo de Mambrino.

Conejera. Pieza de cerámica de Mota del Cuervo que estaba adaptada para la reproducción de los conejos. En esta jaula de barro, de dos piezas, se ponía el nido donde la coneja criaba a los gazapos (así se llaman a las crías de los conejos). En el nido ponían mucha paja para evitar que los recién nacidos tuvieran frío o calor, ya que éstos nacen sin nada de pelo. A los 35 días retiraban a la coneja del nido y destetaban a los gazapos. Son unos animales muy prolíficos, en otra época más apreciados por su carne y por sus pieles.

Así cita Cervantes a los conejos, como un manjar en las bodas de Camacho: Así que vuelvo a decir que a Camacho me atengo, de cuyas ollas son abundantes espumas gansos y gallinas, liebres y CONEJOS. ( El Quijote, II, cap. XX).

Conejera realizada por los alfareros de Mota del Cuervo.

Contino (de).- Continuamente.

La RAE dice que es una locución adverbial en desuso, pero en Mota del Cuervo se sigue usando.

Así utiliza Cervantes esta palabra en una carta que Don Quijote le escribe a Sancho, gobernador de la Ínsula de Barataria: Escribe a tus señores y muéstrateles agradecido, que la ingratitud es hija de la soberbia, y uno de los mayores pecados que se sabe, y la persona que es agradecida a los que
bien le han hecho, da indicio que también lo será a Dios, que tantos bienes le hizo y de contino le hace. (El Quijote, II cap. Capítulo LI).

Sancho llegando a la ínsula Barataria como nuevo gobernador. (imagen de David Jules, 1928)

Convite. Invitación, celebración con comida.

P. ej. «¿Te pues creer que no me han convidao a la boda?»

 Así usa Cervantes esta palabra en boca de D. Diego de Miranda (El caballero del Verde Gabán): “Alguna vez como con mis vecinos y amigos, y muchas veces los convido; son mis convites limpios y aseados, y no nada escasos”. (El Quijote, II, cap.XVI).

Don Quijote y Sancho llegan a la casa del Caballero del Verde Gabán. (imagen de Salvador Tusell, Barcelona, 1905)

Córcoles, Arroyo de Mota del Cuervo que recoge las aguas pluviales de las estribaciones de la Sierra de Altomira (donde están situados los molinos de viento en Mota del Cuervo), pasa por debajo del Camino Real por el único ojo del puente de la Alcantarilla, y -actualmente- está encañado al sistema de alcantarillado municipal, para luego desembocar en la laguna de Manjavacas a través de la Acequia Madre.

El arroyo Córcoles es al que posiblemente se refiere don Miguel de Cervantes, cuando dice que un grupo de mujeres estaban lavando en un arroyo a la entrada del «Lugar».

«con deseo de servir a sus señores, partió de muy buena gana al lugar de Sancho; y antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza…» (El Quijote, II, cap.L)


Puente de la Alcantarilla PlanoTrazado del arroyo Córcoles y puente de la Alcantarilla.
(Mapa elaboración jmgm)

Actualmente solo queda un pequeño trazado del arroyo Córcoles que discurre desde el puente de la Alcantarilla, atravesando unas tierras de labor, hasta su confluencia con la calle de Las Mesas. En ese punto es donde está la acometida de este arroyo al alcantarillado municipal. El único vestigio que queda del topónimo de ese arroyo es la Calle Córcoles, por donde en otro tiempo discurriera esta vía de agua, que pasaba por donde ahora está el grupo escolar Nuestra Señora de Manjavacas hasta desembocar en la Acequia Madre. Junto al cauce urbano de este arroyo Córcoles, enfrente a la era de los Guijarros, estuvo situada una gran noria rectangular.

Cauce del Arroyo Córcoles bajo el Camino Real atravesando el único ojo del puente de la Alcantarilla (foto jmgm)

No confundir este arroyo Córcoles con el río Córcoles que pasa por el vecino pueblo de Socuéllamos. Seguramente el nombre de ambos Córcoles procede de Quercus Ilex, nombre latino de las encinas, unos árboles muy frecuentes en la zona.

Coroque, Contracción de «creo que»

«Ogaño coroque los ajos vienen mal»

Corte, gorrinera. En Mota del Cuervo se llama corte al lugar donde se encierra el gorrino o cerdo.

«Anda chicote, vete a sacar la corte» (acción de limpiar la corte del gorrino y ponerle paja nueva).

El diccionario de la RAE recoge numerosas acepciones de esta palabra «Corte», pero ninguna referida a gorrinera.

En la foto (de wikipedia) cerda amamantando a sus crías

Cortejar. Acción de halagar a una persona (generalmente un hombre a una mujer), mediante regalos, acompañamiento, o actuaciones de su agrado; con la intención de seducirla y enamorarla, para conseguir el matrimonio, o la convivencia.

Ejemplos de cortejo famosos vemos en la vida de Cervantes, cuando el joven Nicolás de Ovando, de familia muy influyente (a la sazón sobrino de Hernando de Ovando, el alcaide de Mota del Cuervo), CORTEJÓ a Andrea de Cervantes (la hija de un cirujano barbero y hermana de Don Miguel). Tras darle promesa de matrimonio, Nicolás, dejó encinta a Andrea de su hija Constanza de Ovando y Figueroa. Pero Nicolás de Ovando incumplió su promesa de casarse con Andrea. Así, no es de extrañar que Don Miguel, en sus funciones de Comisario de Abastos de la Armada (desde 1587) visitara la Tercia Real de Mota del Cuervo y no quisiera acordarse de los Ovando, ni de ese lugar de la Mancha. Tanto en El Quijote (I, cap. I), como en el Persiles (libro III, cap.10). En la imagen vemos a Andrea de Cervantes y el escudo de los Ovando (Tomado de «Cervantes o la maldición de los Ovando» del investigador Enrique Lillo Alarcón).


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Andrea de Cervantes

Escudo de los Ovando

Costal. Saco grande de tela burda que se utilizaba para transportar el grano de cereal. Solían llenarse directamente en la era, con una medida de capacidad llamada «Media Fanega». Se transportaban en la galera y luego se subían hasta el granero a las costillas (de ahí su nombre). El granero estaba situado generalmente en las cámaras. Una vez allí se descargaban los costales en el troje (o atrojo) correspondiente, que separaban el trigo de la cebada, del centeno…

Cervantes utiliza este vocablo para indicar que en él caben muchas cosas. A propósito de los numerosos refranes que utiliza Sancho Panza y su familia: «Oyendo lo cual el cura, dijo: –Yo no puedo creer sino que todos los d’este linaje de los Panzas nacieron cada uno con un costal de refranes en el cuerpo. (El Quijote, II, cap. L).

llenado de sacos con la media fanega
En la era, llenando los costales de trigo con la «Media Fanega» (Ramón Biadiu, 1934)

Costalá.  caída o accidente, con el resultado de heridas.

«¡Adioooos que costalá se ha arreao el chicote!»

Cualo/a. Deformación de “Cual”

Custrirse. Cubrirse de costra, endurecerse.

P.Ej. «Tengo las manos custrías» para referirse a que tiene la piel de las manos muy secas y cortadas

Da ná . Interjección que significa asombro y ponderación a la vez

               ¡“Da ná que está la chicota”!  (de guapa)

Derrota, (tomar la). Tomar una dirección concreta en un cruce de caminos.

Así emplea Cervantes este vocablo, cuando la le preguntan a la princesa Micomicona a dónde quieren dirigirse: «Sí, señor, hacia ese reino es mi camino. Si así es –dijo el cura–, por la mitad de mi pueblo (como ocurre en Mota del Cuervo) hemos de pasar, y de allí tomará vuesa merced la derrota de Cartagena, donde se podrá embarcar con la buena ventura». (El Quijote, I, cap. XXIX).

Paralelamente Cervantes, en su obra póstuma del Persiles, tras hacer salir a sus protagonistas desde Quintanar de la Orden en dirección a Valencia, describe cómo llegan al siguiente lugar: «Un lugar no muy grande ni muy pequeño, de cuyo nombre no me acuerdo», (Es curioso la obsesión de Cervantes en callar -aquí también- ese lugar, a pesar de que la geografía se obstina en llamarlo Mota del Cuervo); y cómo, tras pernoctar en ese lugar, al «salir de la aurora«. «llegaron todos juntos donde un camino se dividía en dos: los cautivos tomaron el de Cartagena y los peregrinos el de Valencia» (El Persiles, III, cap. XI). (Ver mapas de Google detallados por jmgm).

Cervantes se refiere al mismo punto geográfico (¿Mota del Cuervo?) en estas dos obras.

Descalzadora. Especie de sillón bajo que había en las alcobas que servía para calzarse y descalzarse. No figura en el DRAE.

Así, en una descalzadora como esta (de M. Madrid), imaginamos a D. Quijote descalzándose cuando, estaba en sus aposentos del palacio de la duquesa: «Cerró tras sí la puerta, y a la luz de dos velas de cera se desnudó, y al descalzarse –¡oh desgracia indigna de tal persona!– se le soltaron, no su[s]piros, ni otra cosa, que desacreditasen la limpieza de su policía, sino hasta dos docenas de puntos de una media, que quedó hecha celosía». (El Quijote, II, cap. XLIV).

Descalzadora restaurada por Muebles Madrid

Desenhornar. En la jerga alfarera de Mota del Cuervo, es la acción de sacar del horno las piezas de la alfarería moteña ya cocidas. En la imagen en blanco y negro (de Ramón Biadiu, de 1934) podemos ver a dos moteñas sacando del horno una tinaja característica que colocan junto a otras piezas (cántaros principalmente).

Para atizar el horno utilizan barda y sarmientos de vid. Durante diez horas el fuego cuece las piezas urdidas por las cantareras (cántaros, búcaros, lebrillos, tinajas…) y magistralmente colocadas por el hornero, con el objeto de llenar el horno al máximo. Se dice que el horno ríe cuando salen llamas por la boquilla (por la parte superior del horno) y es cuando termina el proceso. Después se deja enfriar lentamente el horno durante unos dos o tres días antes de desenhornar, para evitar que las piezas sufran un cambio brusco de temperatura y se puedan agrietar. Al tratarse de hornos comunales al que acceden numerosas cantareras, éstas firman sus obras para luego poder identificarlas.

Horno alfarero de Mota del Cuervo antes de desenhornar. (foto E. Riquelme)

Cantareras moteñas desenhornando su cerámica (tinajas, cántaros…) en un horno comunal. Cada cantarera firmaba sus piezas para diferenciarlas de las demás. (imagen de Ramón Biadiu en 1934)

Deslardar. Enflaquecer, perder carnes, adelgazar. Se tiene noticias de que esta palabra aparece citada en un manuscrito del año 1525 en Mota del Cuervo, según el investigador Enrique Lillo.

Según el diccionario de la RAE es un verbo pronominal que está en desuso.

Destajo (a) Estajo .- trabajar sin horas hasta terminar la faena,

Destripaterrones, estripaterrones.– Dícese, de forma despectiva, del gañán, o jornalero que se dedica a arar el campo, o a las tareas más básicas de la labranza. En la imagen (de R. López G.) vemos una tierra después de arada, con numerosos terrones.

Así lo emplea Cervantes: «Séase ella señoría, y venga lo que viniere. –Medíos, Sancho, con vuestro estado –respondió Teresa–; no os queráis alzar a mayores, y advertid al refrán que dice: «Al hijo de tu vecino, límpiale las narices y métele en tu casa». ¡Por cierto, que sería gentil cosa casar a nuestra María con un condazo, o con caballerote que, cuando se le antojase, la pusiese como nueva, llamándola de villana, hija del destripaterrones y de la pelarruecas!». (El Quijote, II, cap. V).

Tierra arada (imagen de Rosa López G.)

Desuncir. En Mota del Cuervo, se empleaba esta palabra para indicar la acción de quitar los arreos a los animales de labranza, o de tiro (mulas, machos, asnos…). En la época de la siega aumentaba considerablemente la faena: Acarreo del cereal hasta la era para su trillado, aventado y llenado de los costales del grano, para su posterior transporte y almacenamiento. Hasta el punto de que no se «desuncía», es decir no daba tiempo a quitar y poner los arreos a los animales.
También se emplea la expresión «no desunzo» para indicar que uno está agobiado con algún trabajo, que no le permite parar para descansar.

La RAE solo contempla esta acepción: Quitar del yugo las bestias sujetas a él.

Así emplea esta palabra Cervantes en el Quijote: «Y volviéndose al leonero, le dijo: –¡Voto a tal, don bellaco, que si no abrís luego luego las jaulas, que con esta lanza os he de coser con el carro! El carretero, que vio la determinación de aquella armada fantasía, le dijo: –Señor mío, vuestra merced sea servido, por caridad, dejarme desuncir las mulas y ponerme en
salvo con ellas antes que se desenvainen los leones». (El Quijote, II, cap. XVII).

El leonero abrió la primera jaula de los leones, después de desuncir a las mulas.
(Grabado anónimo de 1892)

Dispensa. Deformación de “Despensa” sitio donde se guardan los comestibles.

Donaire. Dícese de la persona que habla o que se mueve con gracia, soltura, habilidad. Una palabra que aún podemos escuchar en Mota del Cuervo.

Cervantes utiliza en el Quijote la palabra donaire varias veces. Aquí la usa cuando dirige a sus protagonistas desde «el lugar de la Mancha» a El Toboso, sin pisar los campos de Montiel: «y que los letores de su agradable historia pueden hacer cuenta que desde este punto comienzan las hazañas y DONAIRES de don Quijote y de su escudero; persuádeles que se les olviden las pasadas caballerías del ingenioso hidalgo, y pongan los ojos en las que están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los campos de Montiel. (El Quijote, II, cap. VIII).

Tercera salida del Quijote hacia El Toboso, cabalgando hacia la puesta de sol.
(Imagen gentileza de González Alonso).

Dormir al sereno. Dormir a la intemperie durante la noche.

Al sereno, la RAE lo relega a la novena acepción como una locución adverbial, que significa: a la intemperie de la noche.

En Mota del Cuervo se sigue usando. y Cervantes así lo emplea:

«Y por ahora, bien será que os vais a dormir debajo de techado, porque el sereno os podría dañar la herida». (El Quijote, I, cap. XII).

Foto tomada «al sereno» en la que se aprecia uno de los siete molinos de viento de Mota del Cuervo, a contraluz de una gran superluna. (Gentileza de Belén Guerrero)

Dote. Conjunto de bienes y derechos que aporta la mujer al matrimonio para atender las cargas comunes.
Hasta no hace mucho tiempo, en la Mota, las mujeres casaderas aportaban al matrimonio, en función de las posibilidades económicas de sus progenitores, cantidades importantes de bienes. En los años 60 y 70 del siglo XX, era común que la familia de la novia, además del ajuar, corriese con los gastos de la casa y de su mobiliario. Reservando al varón solo la aportación de su ajuar (su ropa) y de una cama de soltero.

Cervantes nos habla en su obra magna varias veces de la dote, como algo que -solo las mujeres- aportaban al matrimonio. Así vemos como al final de la carta que Teresa Panza dirige a su marido Sancho, el gobernador de la Ínsula Barataria, dice: «… Sanchica hace puntas de randas (encaje de bolillos); gana cada día ocho maravedís horros, que los va echando en una alcancía (una hucha de barro) para ayuda a su ajuar; pero ahora que es hija de un gobernador, tú le darás la dote sin que ella lo trabaje. La fuente de la plaza se secó; un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas». (El Quijote, II, cap. LII). En la imagen (de Josep Lluis Pellicer, Barcelona, 1880), vemos a los duques leyendo las cartas de Teresa Panza.
Paralelamente, al final de esa carta, vemos como Cervantes nos informa de que «El lugar» innombrado tenía picota, o lo que es lo mismo, que el pueblo en cuestión, tenía jurisdicción en primera instancia (como era el caso de Mota del Cuervo). Picota que no llegó a nuestros tiempos por la acción de un rayo, según pone Cervantes en la carta de Teresa Panza.

Los duques leen la carta de Teresa Panza a Sancho Panza. Imagen de Josep Lluis Pellicer, Barcelona, 1880.

Duelos y quebrantos. Plato típico de la Mota y de gran parte de la Mancha.

         “Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos”. (El Quijote, 1, cap.I).

En la Mota del Cuervo, se hacen así:
Ingredientes: Huevos, torreznos de jamón, chorizos, tocino veteado, sesos de cordero, y sal.
Preparación: Previamente se cuecen los sesos de cordero, que serán salteados después en el aceite de los torreznos. Luego se hace una fritada con los huevos, el chorizo y el tocino. Se añade la sal al gusto y se sirve caliente.

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Duelos y Quebrantos (foto elespañol,com)

Ea Interjección que se usa para animar // “venga”

Viendo Sancho Panza el buen suceso de su embuste, dijo: Ea, señor, que el cielo, conmovido de mis lágrimas y plegarias, ha ordenado que no se pueda mover Rocinante;..”(El Quijote, I, cap. XX).

Embaidor (ra), embaidera.-Embaucador, ra, engañador, ra

La palabra embaidora, o embaidera aparece citada en un texto del siglo XVI en la Mancha Santiaguista, concretamente en la villa vecina de Socuéllamos (según una investigación de E. Lillo).

Así la usa Cervantes en el Quijote, cuando la pone en boca del Sancho gobernador, junto a otras lindezas: «Andad con Dios, y mucho de enhoramala, y no paréis en toda esta ínsula ni en seis leguas a la redonda, so pena de docientos azotes. ¡Andad luego digo, churrillera, desvergonzada y EMBAIDORA! Espantose la mujer y fuese cabizbaja y mal contenta, y el gobernador dijo al hombre: –Buen hombre, andad con Dios a vuestro lugar con vuestro dinero, y de aquí adelante, si no le queréis perder, procurad que no os venga en voluntad de yogar con nadie». (El Quijote, II, cap. XLV).

Sancho gobernador (José García Ramos 1905-8)

Embolao.  Mentira, lío, embrollo, mal negocio

P. ej. “menudo embolao me ha metió el chicote”

«He oído decir también que en la vergüenza y recato de las doncellas se despuntan y embotan las amorosas saetas, pero en esta
Altisidora más parece que se aguzan que despuntan. (El Quijote, II, cap.58).

Empentar.– Acción de juntar dos cosas, empujar hasta que se junten.

Empozar. – Acción de arrojar o caer en un pozo. Quedar atascado en el fango con el carro. Caer al barranco. También se llama «Técnica del empozado» a la acción de acumular nieve en el Chozo de la Nieve de Mota del Cuervo, para lo que se ponían capas de nieve, paja, y tablas que se iban colocando unas encima de otras, para conseguir que la nieve (el hielo) durase más allá del invierno, con el objeto de venderla para conservar alimentos o hacer bebidas de nieve. Esta nieve se vendía luego «limpia de polvo y paja».

Estas palabras pone Cervantes en boca del Quijote, dirigidas a su amada Dulcinea, cuando éste está apunto de descender, atado con una cuerda, a la cueva de Montesinos: «Yo voy a despeñarme, a empozarme y a hundirme en el abismo que aquí se me representa, solo porque conozca el mundo que si tú me favoreces, no habrá imposible a quien yo no acometa y acabe. (El Quijote, II, cap. XXII). En la imagen (de Diego de Obregón, 1714) vemos la escena cuando Don Quijote se dispone a bajar y es sorprendido por una bandada de cuervos que salen de la cueva.

Don Quijote, atado, dispuesto a empozarse en la Cueva de Montesinos, es asustado por una bandada de cuervos. (Imagen: Diego de Obregón, 1714)

Enaguas. Prenda de vestir femenina que se ponía sobre la ropa interior, y debajo de las sayas.

Enalbardar. Acción de poner la albarda a la caballerías.

Así emplea Cervantes esta palabra cuando Sancho decide dejar la Ínsula de Barataria: «Y, en tanto que estas razones iba diciendo, iba asimesmo enalbardando el asno, sin que nadie nada le dijese. Enalbardado, pues, el rucio, con gran pena y pesar subió sobre él, y, encaminando sus palabras y razones al mayordomo, al secretario, al maestresala y a Pedro Recio el doctor, y a otros muchos que allí presentes estaban, dijo: –Abrid camino, señores míos, y dejadme volver a mi antigua libertad». (El Quijote, II, cap. LIII).

Sancho a punto de enalbardar al rucio. Autor anónimo París, 1725

Enantes. Denantes. Antes, recientemente.

Según la RAE este adverbio está en desuso, pero aún se sigue usando en Mota del Cuervo y en otros sitios de habla hispana, como: Colombia, Chile, Panamá, Perú y Venezuela.

También lo emplea Cervantes: «Después se vino a entender que el haberse mudado de traje no había sido por otra cosa que por andarse por estos despoblados en pos de aquella pastora Marcela que nuestro zagal nombró denantes». (El Quijote, I,cap. XII).

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Pastora Marcela, (gentileza de CuadernosManchegos,com)

Enasar.- En la jerga de la alfarería moteña, enasar es la acción de poner el asa a los cántaros, una de las pieza más características. Antiguamente el asa era más estrecha; en ella se ataba el cántaro con una soga para introducirlo en el pozo y sacar el agua con él. Es importante reservar para la fabricación del asa y de la boca, un trozo del barro con el que se ha fabricado el cántaro, para que ambas piezas se adhieran mejor y tengan el mismo color. Esta porción del barro de la misma pieza se extrae con una raedera de madera.

El diccionario de la RAE no recoge este verbo «enasar».

Cantarera moteña enasando un cántaro (foto Museo Alfarero de Mota del Cuervo).

Eneero (El).- Era la persona que se encargaba de fabricar y/o reparar las sillas de enea, un material trenzado que se usaba para hacer los asientos. Se empleaban las hojas de una planta del género Typha (Typha domingenensis), conocida vulgarmente como espadañas, que crece en suelos encharcados, en lagunas etrofizadas, con alta tolerancia a la salinidad (como la Laguna de Manjavacas). Para recolectarla había que mojarse. Con este material se hacían además otros objetos, como: esteras, cestos y aparejos para las caballerías. El problema en estos últimos, era que era un material que podrían llegar a comerlos los burros.

Este material ya era empleado en la época de Cervantes, el cual lo cita en el Quijote: «El duro, estrecho, apocado y fementido lecho de don Quijote estaba primero en mitad de aquel estrellado establo, y luego, junto a él, hizo el suyo Sancho, que solo contenía una estera de enea y una manta.» (el Quijte, I, cap. XVI).

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Silla de enea y planta de la espadaña (gentileza de florflores,com).

Encalombrecío.- Dícese de un alimento en mal estado, pasado, con moho.

Enfrascarse.- Meterse de lleno en alguna labor, tarea o asunto, que no queda tiempo para otras cosas.

La RAE lo limita exclusivamente a: Echar o meter en frascos algo.

Así la emplea Cervantes en su obra: «En resolución, él se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio». (El Quijote,I, cap. I).

Don Quijote y los libros de caballerías (Chodowiecki, 1771)

Engüerar. En Mota del Cuervo, significa: acción que desempeñan las gallinas güeras (cluecas), cuando están incubando los huevos (empollando).

También se emplea para llamar la atención a la persona que está sentada mucho tiempo al calor de la mesa camilla: «¡Qué!, ¿estás ahí engüerando?. Que te van a salir cabrillas (1)».

(1)Las cabrillas son unas manchas rojas, en forma de rebaño de cabras (eritema ab igne), que salen debido a fuentes de calor muy próximas a la piel, producidas por el brasero, o por el ordenador puesto sobre el abdomen o sobre las piernas.

Gallina engüerando. Gentileza de https://www.tugranjaencasa.com/tag/gallinas-cluecas/

Enhornar. Acción de meter en el horno las piezas de la típica cerámica de Mota del Cuervo. En el siglo pasado hubo siete hornos alfareros comunales a los que accedían las numerosas cantareras (generalmente mujeres) a cocer sus cántaros, tinajas… Hoy solo queda un horno en pie, el de la plaza de la Cruz Verde, propiedad del Ayuntamiento. Estos hornos árabes son de doble cámara: una inferior de combustión donde se atizaba con la barda (hoy se hace con sarmientos y madera de pino), conectada con otra cámara superior de cocción mediante unas lumbreras en la bóveda que separa ambas cámaras. En esta cámara superior es donde el hornero colocaba, con mucha maestría, toda la cerámica posible, aprovechando todos los huecos, puesto que cobraba por el número de piezas cocidas.

Piezas de la alfarería moteña junto a uno de los siete hornos árabes que hubo el siglo pasado.

Enjunto (a). Persona delgada, seca de carnes. También para indicar que algo, o alguien está seco, sin humedad.

Así la emplea Cervantes, después de que cuatro doncellas se burlaron de Don Quijote, tras el lavatorio y enjabonado de las barbas del hidalgo, cuando el Duque pidió el mismo trato para él: «La muchacha, aguda y diligente, llegó y puso la fuente al duque como a don Quijote, y, dándose prisa, le lavaron y jabonaron muy bien, y, dejándole enjuto y limpio, haciendo reverencias se fueron». (El Quijote,II, cap. XXXII). En la imagen (de J. Porter, Londres 1828) vemos a cuatro doncellas enjabonando las barbas a Don Quijote.

Lavatorio de las barbas a Don Quijote a manos de cuatro doncellas de la Duquesa (imagen de J. Porter, Londres 1828).

Enquivocar. deformación de equivocar.

“El que tiene boca se enquivoca y el que tiene culo sopla…”

Ensarmentar. Recolectar, juntar, y apilar en una hacina los sarmientos de la vid, ya podados.

Para la RAE, «ensarmentar» es sinónimo de «amugronar»: Llevar el sarmiento largo de una vid por debajo de tierra, de modo que su extremo salga a la distancia necesaria para que arraigue y ocupe el vacío de una cepa que falta en la viña.

Así emplea Cervantes esta palabra en su obra, cuando Sancho deja de ser gobernador tras ser golpeado y pisado, y manifiesta sus deseos de volver a las tareas en la viña: «–Abrid camino, señores míos, y dejadme volver a mi antigua libertad; dejadme que vaya a buscar la vida pasada, para que me resucite de esta muerte presente. Yo no nací para ser gobernador, ni para defender ínsulas ni ciudades de los enemigos que quisieren acometerlas. Mejor se me entiende a mí de arar y cavar, podar y ensarmentar las viñas, que de dar leyes ni de defender provincias ni reinos». (El Quijote, II, cap.LIII). En la imagen (anónima, en París, 1722) vemos a Sancho apaleado y golpeado.

Sancho abandona Batataria tras ser golpeado y pisado .
(imagen de autor anónimo Paris, 1722)

Era de pan trillar. Parcela de terreno, allanada por un rodillo de piedra, que se utilizaba para la tarea agrícola de separar el grano del cereal de la paja, mediante el trillado y el «ablentado» (aventado). En la imagen (de jmgm) vemos, en primer plano, unos rodillos junto a uno de los siete molinos de viento de Mota del Cuervo.

«Érase que se era un rodillo en una era».

Cervantes habla de las eras así: «Porque podría ser que, al tiempo que ellos llegasen, estuviese ella (Dulcinea) rastrillando lino, o trillando en las eras, y ellos se corriesen de verla». (El Quijote, I, cap. XXV)

Rodillos de piedra en el primer término, junto a un molino de viento en Mota del Cuervo.

Escardar.- Quitar de raíz los cardos y otras malas hierbas de los sembrados. Separar lo malo de lo bueno.

Así emplea sancho este vocablo a la llegada como gobernador de la Ínsula Barataria, cuando le tratan de don: «Pues advertid, hermano –dijo Sancho–, que yo no tengo don, ni en todo mi linaje le ha habido: Sancho Panza me llaman a secas, y Sancho se llamó mi padre, y Sancho mi agüelo, y todos fueron Panzas, sin añadiduras de dones ni donas; y yo imagino que en esta ínsula debe de haber más dones que piedras; pero basta: Dios me entiende, y podrá ser que, si el gobierno me dura cuatro días, yo escardaré estos dones, que, por la muchedumbre, deben de enfadar como los mosquitos». (El Quijote, II, cap. XLV).

Llegada de Sancho a la Ínsula Barataria. (grabado anónimo a partir del dibujo de Löffler, Ludwig, Leipzig 1869)

Escriño.- Cesto o canasto con dos asas hecho con paja de centeno y cordel, que se utilizaba en Mota del Cuervo para llevar al horno la masa del pan, las sandrajás, las lluecas y magdalenas para su cocción, y que previamente habían sido amasados en las casas particulares. Los había de diferentes tamaños.(foto jmgm).

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Escriño de paja de centeno y cordel (foto jmgm)

Escupidera. Recipiente que se empleaba antiguamente para escupir. Generalmente era de cerámica vidriada, provisto de una tapa cóncava en su parte superior, con un agujero por donde colaba lo escupido; que se ponían en las casas, e incluso en lugares públicos. (Ver imagen de una escupidera de cerámica vidriada y decorada).

Hoy en día está muy mal visto escupir en público, pero antaño esta acción era más aceptada. Así Cervantes hace escupir a sus protagonistas en varias ocasiones, bien para zafarse de algunos besos no deseados, (la sin par Melisendra), o para preparar la garganta para el canto: «Halló don Quijote una vihuela (instrumento musical parecido a una guitarra) en su aposento; templóla, abrió la reja, y sintió que andaba gente en el jardín; y, habiendo recorrido los trastes de la vihuela y afinándola lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego, con una voz ronquilla, aunque entonada, cantó el siguiente romance…»(El Quijote, I, cap. 46).

Escupidera

Escuras. (a)  Hacer algo sin mucha luz.

Según la RAE «a escuras» es una locución adverbial, en desuso, de «a oscuras»

Aún es posible escuchar esta locución adverbial en Mota del Cuervo, en especial entre la gente mayor. Cervantes así la recoge en El Quijote:

        “Comió Sancho sin hacerse de rogar, y tragaba a escuras bocados de nudos de suelta…” (El Quijote, II, cap. XIII).

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(Foto gentileza de El Heraldo)

Esgorullar. Se llama así a la acción de quitar con las manos los gorullos o pequeñas piedras e impurezas calcareas (caliches) que hay en la masa del barro que utilizan los alfareros para fabricar la famosa cerámica de Mota del Cuervo. El barro debe estar libre de impurezas para evitar que la pieza (el cántaro , la tinaja, etc.) se rompa en el proceso de cocción.

El Alfarero Evelio L Cruz esgorullando el barro (imagen gentileza de CMM)

Esparto. Es una planta herbácea de la familia de las gramíneas, con hojas que se enrollan sobre si mismas, pareciendo cilíndricas, cuyo nombre botánico es Stipa tenacíssima. Una planta que se cultiva muy bien en la Mancha y que, trenzada (pleita), sirve para fabricar esteras y otros objetos, como esta estera de esparto que vemos en la imagen (jmgm).

Cervantes alude así al esparto y a su aspecto seco. «Cuatro veces dieron lugar las botas para ser empinadas; pero la quinta no fue posible, porque ya estaban más enjutas y secas que un ESPARTO». (El Quijote, II, cap.LIIII).

Esperezar, desperezar, Acción de estirar los miembros (los brazos generalmente) para desentumecerlos, tras despertar de un sueño.

P. Ej. «Venga chicote, esperezate ya que ties que uncir las mulas».

Así emplea Cervantes este vocablo, tras la aventura de los cerdos: «Llegóse en esto el día, dio el sol con sus rayos en los ojos a Sancho, despertó y esperezóse, sacudiéndose y estirándose los perezosos miembros; miró el destrozo que habían hecho los puercos en su repostería, y maldijo la piara y aun más adelante». (El Quijote, II, cap. LXVIII). En la imagen (de Salvador Tusell, Barcelona 1905) vemos como Don Quijote y Sancho son arrollados por los cerdos.

Aventura de los cerdos. Imagen de Salvador Tusell, Barcelona 1905

Espinazo. En los humanos equivale a: Espina dorsal, o columna vertebral. Se suele emplear para referirse a esa parte del cuerpo en los animales, pero aún hay gente que lo utiliza también para los humanos.

Así vemos como Cervantes se refiere al espinazo de Don Quijote cuando este pretende desnudarse en busca de un lunar en el espinazo:
Pues ¿para qué quiere vuestra merced desnudarse? -dijo Dorotea.
-Para ver si tengo ese lunar que vuestro padre dijo -respondió don Quijote.
-No hay para qué desnudarse -dijo Sancho-; que yo sé que tiene vuestra merced un lunar desas señas en la mitad del espinazo, que es señal de ser hombre fuerte.
(El Quijote, I, cap. XXX).

Dorotea y Don Quijote en Sierra Morena. grabado de Ricardo Balaca 1880

Espizcar, desmenuzar. acción de partir algo, algún alimento en pequeños trozos.

P.ej. «Espizca ese cantero de pan para echárselo a las gallinas».

Espulgar.– Quitar las pulgas u otros parásitos. Examinar a fondo una cosa, deteniéndose en cada una de sus partes.

Cervantes emplea este vocablo varias veces en el Quijote. También en su obra póstuma de «El Persiles» cuando dos estudiantes se hacen pasar por falsos cautivos en la plaza de ese lugar, del que Don Miguel vuelve a decir que no se acuerda, al tiempo que lo sitúa como: el siguiente pueblo en dirección a Valencia, saliendo de Quintanar de la Orden (donde la geografía sitúa inequívocamente a Mota del Cuervo). Tras ser interrogados y descubiertos de su engaño a los lugareños, por uno de los alcaldes moteños (que conocía muy bien Argel), el falso cautivo se defiende diciendo:

«—Espúlguenos el señor alcalde, mírenos y remírenos, y haga escrutinio de las costuras de nuestros vestidos, y si en todo nuestro poder hallare seis reales, no sólo nos mande dar ciento, sino seis cientos de azotes. Veamos, pues, si la adquisición de tan pequeña cantidad de interés merece ser castigada con afrentas y martirizada con galeras». (Los Trabajos de Persiles y Sigismunda, libro III, cap. IX).

Falsos excautivos en la plaza de Mota del Cuervo, en donde habían extendido un mapa de Argel, y hacían sonar un látigo al aire, con el ánimo de embaucar a sus vecinos y obtener algunos reales. (dibujo de Ruiz Laporta).

Esquilaor, Esquilador. Persona que se ocupa de esquilar, trasquilar, tresquilar, o cortar el pelo o la lana al ganado ovino y caprino.

Así emplea Cervantes esta palabra: «No será mejor estarse pacífico en su casa y no irse por el mundo a buscar pan de trastrigo, sin considerar que muchos van por lana y vuelven tresquilados? –¡Oh sobrina mía –respondió don Quijote–, y cuán mal que estás en la cuenta! Primero que a mí me tresquilen, tendré peladas y quitadas las barbas a cuantos imaginaren tocarme en la punta de un solo cabello. (El Quijote,I, Cap. VII).

Rebaño de ovejas trasquiladas (imagen de jmgm).

Estezar.- En la Mota significa: Limpiar, lavar a una persona en profundidad y dejarla muy limpia.

P.ej. «Venía el chicote con las rodillas renegrías de roña, tanto que su madre lo tuvo que estezar en el pilón».

Para la RAE «Estezar» significa: Curtir las pieles en seco.

En esta acción de lavarse se recrea Cervantes en el personaje de Sancho, cuando ya era gobernador electo y unos criados le persiguen con agua sucia con intención de levarle, estezarle y reírse de él:

«–¿Qué es esto, hermanos? –preguntó la duquesa–. ¿Qué es esto? ¿Qué queréis a ese buen hombre?
¿Cómo y no consideráis que está electo gobernador?
A lo que respondió el pícaro barbero:
–No quiere este señor dejarse lavar, como es usanza, y como se la lavó el duque mi señor y el señor
su amo.
–Sí quiero –respondió Sancho con mucha cólera–, pero querría que fuese con toallas más limpias,
con lejía mas clara y con manos no tan sucias».
(El Quijote, II, cap. XXXII).

Sancho no se deja lavar por los criados del Duque.
(Autor: George Roux, 1866)

Faltriquera, o faldiquera.- Bolsillo de tela con unas citas que se ataba en la cintura y que se alojaba dentro de la falda, o del delantal, en donde se guardaba el dinero.

Así se refiere Cervantes a esta palabra en su obra magna, cuando los protagonistas vuelven a su lugar de la Mancha: «Sacó Sancho cuatro cua[rt]os de la faltriquera y dióselos al mochacho por la jaula, y púsosela en las manos a don Quijote, diciendo: –He aquí, señor, rompidos y desbaratados estos agüeros, que no tienen que ver más con nuestros sucesos, según que yo imagino, aunque tonto, que con las nubes de antaño». (El Quijote, II, cap. LXXIII). En la imagen (de Ricardo Balaca -1880) vemos a Don Quijote y a Sancho volviendo a su pueblo.

Don Quijote y Sancho volviendo a su pueblo (Ricardo Balaca-1880)

Fandanguillo manchego. Baile popular. En Mota del Cuervo se baila un fandango parecido a la seguidilla pero más sencillo; el baile añade el cruce lento y la batida final de piernas con parada y cruce. Según parece el Fandango es originario de la América colonial española y arraigó con fuerza en la España peninsular en el siglo XVIII.

Fandango con jota de Mota del Cuervo, interpretado en Villanueva de la Sagra. (Por gentileza de Luis Hernández) https://www.youtube.com/watch?v=HTtOHESzLdE

Cervantes hace alusión a estos bailes en el Quijote, concretamente a las seguidillas: «…se usaba entonces, a quien ellos llamaban seguidillas? Allí era el brincar de las almas, el retozar de la risa, el desasosiego de los cuerpos y finalmente el azogue de todos los sentidos». (El Quijote, II, cap. XXXVIII).

Fermosía, fermosura.- Hermosura, rasgos faciales que definen el aspecto físico de una persona y que sirven para comparar y deducir, a través de ese parecido físico, el parentesco con otra persona.

P.ej.»Por la fermosía te he conocío que eres de la familia de los aceiteros».

La RAE dice que el adjetivo «Fermoso» está en desuso, pero se sigue usando en Mota del Cuervo, en El Toboso y otros pueblos de la Mancha Santiaguista.

Así recoge Cervantes esta palabra en el Quijote: «Saliéronle al encuentro, y, preguntándole por don Quijote, les dijo cómo le había hallado desnudo en camisa, flaco, amarillo y muerto de hambre, y suspirando por su señora Dulcinea; y que, puesto que le había dicho que ella le mandaba que saliese de aquel lugar y se fuese al del Toboso, donde le quedaba esperando, había respondido que estaba determinado de no parecer ante su fermosura fasta que hobiese fecho fazañas que le ficiesen digno de su gracia. (El Quijote, I, cap. XXIX). En la imagen (de Hogarth) en Sierra Morena.

Don Quijote y Sancho en Sierra Morena (Hogarth)

Fielato. Oficina a la entrada de las ciudades para el cobro de arbitrios sobre alimentos y bebidas que se querían introducir. Nombre de ese impuesto municipal. Estas oficinas municipales abrían al salir el sol y se cerraban al ponerse.

A principios del siglo XX, los soldados moteños que regresaban a Madrid, tras sus permisos militares en el pueblo, y los pocos estudiantes que iban, a examinarse al Instituto San Isidro, procuraban pasar el fielato antes de la salida del sol, para evitar así pagar por los alimentos que llevaban del pueblo para complementar su comida (productos de la matanza, queso, a veces incluso gallinas vivas cuando se quedaban en casa de familiares…).

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Oficina del Fielato en Atocha, a la entrada de Madrid. (foto Historias Matritenses)

Flamencos. (Phoenicopterus roseus) Aves de gran tamaño (entre 0,80 y 1,40 cm), de color rosado (debido a los pequeños crustáceos de los que se alimentan), que pueblan la laguna salina de Manjavacas en Mota del Cuervo (foto de David López Bellón). Estos flamencos han llegado a anidar en esta laguna moteña (en julio del año 2010 se contabilizaron unos 400 pollos de flamencos criados aquí y una población de flamencos adultos de unos 2000 ejemplares – fuente: SEO-BirdLife CR-). La cría de flamencos es algo que hasta ahora no se daba en humedales del interior peninsular (al parecer ocurre solamente en la laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo y en la Laguna de Pétrola de Albacete). Más información sobre flora y fauna de la Laguna de Manjavacas en: https://motadelcuervoellugardelamancha.com/category/mota-del-cuervo-y-su-naturaleza/

Flamenco en la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo.  Foto de David López Bellón.

Fresquera. Sitio dónde guardar los alimentos para preservarlos del calor, generalmente ventilado y con una malla fina para evitar el ataque de los insectos.

Función. Fiesta mayor del pueblo o de alguno de sus barrios

¿Vas a venir “pa” la función de Manjavacas?

Función de Ánimas. Es una fiesta de interés turístico regional, que se celebra en Mota del Cuervo desde el siglo XVI (según la investigación de E. Lillo), que comienza el cuarto domingo anterior al de Pentecostés y continúa los domingos posteriores hasta el Corpus. Esta fiesta es conocida también como la fiesta de las Danzantas, en donde un grupo de niñas danzan dirigidas por el porra. En esos días también se realiza la ‘quema del sapo’, Ya el domingo de Pentecostés se lleva a cabo el Ofrecimiento al cuadro de la Ánimas en la Ermita de San Sebastián.

Danzantas en la Función de Ánimas dirigidas por el porra.

Las danzantas se remontan, según E. Lillo más atrás del 11-03-1599. Según constancia escrita.

Gachas de matanza. Plato de cocina típico de la Mota y de toda la Mancha

Ingredientes: Aceite, pimentón, clavo, ajos picados, harina de titos (almortas), tajadillas e hígado de cerdo.

Preparación: Previamente se ponen a freir en la sartén, con un poco de aceite, las tajadillas (trozos de papada) de cerdo para que suelten la grasa. Luego se retiran y en la grasa que queda se echa el pimentón, un poquito de clavo, ajos picados, y se le va agregando poco a poco la harina de titos para que se dore con la grasa. Después se le añade agua hasta desleir la harina y se deja cocer, moviéndolo de vez en cuando hasta que se cuajen. Cuando están cocidas se le añaden las tajadillas de cerdo y el hígado machacado en el mortero.

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Gachas manchegas en la fiesta de los molineros de Mota del Cuervo (foto: jmgm)

Gachute.– barro muy aguado que enfanga los caminos o las calles.

Gachute

Galera.  Carro grande con cuatro ruedas, dos de ellas más grandes, con una lanza. La galera estaba tirada por dos mulas y se utilizaba para transportar los sacos de cereal u otras cosechas del campo.

Cuentan que hace años, un artesano iba vendiendo por las calles de la Mota, galeras de juguete «pa los chicotes» y los ganchos de las mismas. Voceaba así la mercancía y sus precios:

  • -» Ca’galera a treinta reaaales»,
  • -«y a duro ca’gaaancho».
Galera con costales de trigo
Galera transportando costales de trigo desde la era.

Galillo, Campanilla del velo del paladar, úvula, parte superior de la tráquea.

Gañan. Persona joven que trabaja en el campo como bracero. También se dice del hombre tosco, o rudo.

Así emplea Cervantes esta palabra en boca de D. Quijote para reprender a Sancho en presencia de Dorotea: «¿Pensáis -le dijo a cabo de rato-, villano ruin, que ha de haber lugar siempre para ponerme la mano en la horcajadura, (en la entrepierna) y que todo ha de ser errar vos y perdonaros yo? Pues no lo penséis, bellaco descomulgado, que sin duda lo estás, pues has puesto lengua en la sin par Dulcinea. Y ¿no sabéis vos, GAÑÁN, faquín (recadero), belitre (pícaro), que si no fuese por el valor que ella infunde en mi brazo, que no le tendría yo para matar una pulga?» (El Quijote, I, cap. XXX).

Gañan. El Sembrador. Autor: Jean-François Millet – 1850 Boston. Wikipedia

Garabato. En la Mota se dice así al arado con una reja y dos lanzas que era tirado por una sola mula, que servía para rejacar ó arrejacar (romper la costra de la tierra) de la siembra ya crecida. En la imagen (en ByN del CSIC), vemos un arado de garabato en Honrubia (Cuenca) y en la imagen a color (gentileza de verpueblos,com) vemos un arado de garabato en plena acción, en la vecina población de Belmonte (Cuenca).

De las 14 acepciones que La RAE contempla para la palabra «Garabato», esta que se refiere a un arado es la quinta.

Cervantes utiliza esta palabra en boca de Sancho, al día siguiente de sufrir el manteo por negarse su amo a pagar en la venta; y al descubrir que había perdido sus alforjas y por tanto el alimento. Don Quijote manda buscar nuevo sustento, a lo que Sancho dice: «Ahora bien, sea así como vuestra merced dice, respondió Sancho; vamos ahora de aquí y procuremos donde alojar esta noche, y quiera Dios que sea en parte donde no haya mantas, ni manteadores, ni fantasmas, ni moros encantados, que si los hay, daré al diablo el hato y el garabato. (El Quijote, I, cap. XVIII). Queriendo decir que, esta vez, estaría dispuesto a pagar, e incluso a entregarlo todo: el hato (lugar en la tierra de labor donde se guardaba el alimento, el carro y otros enseres mientras se faenaba) y también el garabato (el arado). Dando lugar al famoso dicho de: «Dar el hato y el garabato»

Garabato de arrejacar (imagen del CSIC en Honrubia-Cuenca)
Garabato en plena acción (imagen gentileza de Verpueblos,com en Belmonte-Cuenca)

Garbancero. Dícese de la persona que, de forma ambulante, iba cambiando garbanzos crudos por garbanzos «torraos» (tostados). Iba voceando por las calles de la Mota:
– «Garbanzos colmaos por rasaos».

Es decir, las vecinas le entregaban al garbancero una olla colmada de garbanzos crudos y el éste les devolvía la misma olla, pero de garbanzos «torraos», y en lugar de colmada, se la daba rasada. En definitiva, se trataba de un trueque, en donde el garbancero se llevaba solo esa diferencia de garbanzos que hay entre una olla colmada y esa misma olla, pero rasada.

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Olla con colmo de garbanzos crudos (Izda.) y rasada de garbanzos torrados (dcha.)

Gargantera. Regalo que solían hacer los padrinos a los ahijados el día 3 de febrero (San Blas, abogado de la garganta). Un regalo que solía consistir en un pequeño detalle, como una bufanda o algo que protegiera la garganta. De ahí su nombre.

Garrota. Bastón, cayado. Palo de madera curvado en uno de sus extremos, que utilizan los pastores y muchas personas mayores para facilitar la marcha.

Cervantes pone en las costillas de Sancho algunos garrotazos, cuando D. Quijote le dice: «A fee que no os falta memoria cuando vos queréis tenerla.
–Cuando yo quisiese olvidarme de los garrotazos que me han dado –dijo Sancho–, no lo consentirán los cardenales, que aún se están frescos en las costillas
«. (El Quijote, II, cap. III).

Garrota de avellano.

Garrucha. Polea que sirve para subir o bajar el cubo de agua en los pozos. También sirve para levantar otros objetos pesados. Durante la Inquisición hubo un tormento en el que empleaban una garrucha.

La garrucha está formada por una rueda colgada de su eje central, sobre el que gira. Tiene un canal en el borde por donde pasa la soga de la que, por una parte, se suspende el cubo o el objeto a levantar y por la otra se tira para subirlo o bajarlo.

Cervantes alude a la garrucha en su obra, al comparar una situación que le aconteció a D. Qujijote en la venta, con el tormento de la garrucha, por el que, la Inquisición colgaba al reo, dejándolo suspendido mediante una garrucha hasta casi tocar el suelo con los pies. Dice así: «porque él quedó tan cerca del suelo que con los estremos de las puntas de los pies besaba la tierra, que era en su perjuicio, porque, como sentía lo poco que le faltaba para poner las plantas en la tierra, fatigábase y estirábase cuanto podía por alcanzar al suelo: bien así como los que están en el tormento de la garrucha…» (El Quijote, I, cap. XLII).

Garrucha para sacar el agua del pozo con un caldero (Foto Pintarest)

Garza. (Ardea cinerea). Ave de gran tamaño (sus alas tienen hasta dos metros de envergarura) que podemos ver en invierno en la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo, en su paso migratorio desde Europa hacia el continente africano.

Así cita Cervantes a las garzas después de hacer subir a nuestros protagonistas en Clavileño: «Así que, Sancho, no hay para qué descubrirnos; que, el que nos lleva a cargo, él dará cuenta de nosotros, y quizá vamos tomando puntas y subiendo en alto para dejarnos caer de una sobre el reino de Candaya, como hace el sacre o neblí sobre la garza para cogerla, por más que se remonte». (El Quijote, II, cap. XLI). En la imagen podemos ver una Garza Real (gentileza de SEO/BirdLife).

Garza Real

Gavilla. Conjunto de sarmientos de vid, atados y listos para hacer una lumbre, o prender la estufa. También puede referirse a gavilla de trigo. En la Mancha, donde está la mayor superficie de vid cultivada en el mundo, era frecuente utilizar esta leña para calentar estufas y chimeneas.

Así alude Cervantes a los sarmientos en boca de Sancho, gobernador: «Yo no nací para ser gobernador, ni para defender ínsulas ni ciudades de los enemigos que quisieren acometerlas. Mejor se me entiende a mí de arar y cavar, podar y ensarmentar las viñas, que de dar leyes ni de defender provincias ni reinos». (El Quijote, II, cap. LIII).

Gavilla de sarmientos (foto Milanuncios,com)

Gaznate, gañote. Se dice así para referirse a la parte interna o externa de la garganta.

La RAE lo define como garguero, parte superior de la tráquea.

Así alude Cervantes al gaznate, en la aventura con Dorotea: ¿Qué te parece, Sancho amigo? –dijo a este punto don Quijote–. ¿No oyes lo que pasa? ¿No te lo dije yo? Mira si tenemos ya reino que mandar y reina con quien casar. ¡Eso juro yo –dijo Sancho– para el puto que no se casare en abriendo el gaznatico al señor Pandahilado! (El Qujijote, I, cap. XXX).

Dorotea se postra ante Don Quijote.
(imagen: Charles Antoine Coypel 1725)

Golcar. Deformación del verbo Volcar.

  • ´»-Naa, hice pos que golquemos»
  • «-y ¿ahonde golcastis?»
  • «-Pos en el rataplén».

Gorrinero (el).- Era la persona que vendía gorrinos. Los llevaba sueltos por las calles de la Mota formando una piara de cerdos jóvenes. En el siglo pasado casi en todas las casas compraban uno, en las más pudientes dos. En las casas engordaban el cerdo hasta San Martín, fecha en la que se hacía la matanza. Una verdadera fiesta familiar, que exigía unos preparativos previos, como la recolección de las aliagas una planta espinosa que arde muy bien. Con esa planta se chamuscaba la piel del cerdo, que a continuación, con agua caliente y una teja, se rascaba hasta que quedaba la piel blanca.

Así se refiere Cervantes a los que dirigen piaras de cerdos: «Es, pues, el caso que llevaban unos hombres a vender a una feria más de seiscientos puercos, con los cuales caminaban a aquellas horas, y era tanto el ruido que llevaban y el gruñir y el bufar, que ensordecieron los oídos de don Quijote y de Sancho, que no advirtieron lo que ser podía. Llegó de tropel la estendida y gruñidora piara, y, sin tener respeto a la autoridad de don Quijote, ni a la de Sancho, pasaron por cima de los dos, deshaciendo las trincheas de Sancho, y derribando no sólo a don Quijote, sino llevando por añadidura a Rocinante». (El Quijote, II, cap. LXVIII).

Mercado de cerdos en Arenas de San Pedro. Imagen del Inst. Patrimonio Cultural de España, posiblemente de principios del siglo XX. Autor: Otto Wunderlich.

Gorrino Antón. Cerdo que deambulaba por las calles de la Mota (y de otros pueblos de la Mancha), siendo alimentado por todos los vecinos con las sobras de la comida y que, para el 17 de enero, festividad de San Antón (de ahí su nombre), se rifaba entre los vecinos.

Gorrino Antón (BG)
Imagen del Gorrino Antón, un cerdo deambulando por las calles de Mota del Cuervo en busca de comida. En esta imagen frente a la Ermita de Santa Rita (foto de B. Guerrero)

Goruño. Nudo que se hace en el pelo, o en una madeja de lana.

Grama. Planta rastrera de la familia de las gramíneas (Cynodon dactylon), que echa raicillas por los nudos, con flores en espiga. Es muy rica en potasio, por lo que tiene propiedades medicinales como diurética, pero generalmente está considerada como una mala hierba en jardines y prados.

Cervantes alude a esta planta en boca de Sancho, para indicar que la conoce, en su conversación con Sansón Carrasco a propósito de lo que debe saber un gobernador: «–Ésos no son gobernadores de ínsulas –replicó Sansón–, sino de otros gobiernos más manuales; que los que gobiernan ínsulas, por lo menos han de saber gramática.
–Con la grama bien me avendría yo –dijo Sancho–, pero con la tica, ni me tiro ni me pago, porque no la entiendo».
(El Quijote, II, cap. III).

Grama (foto: infojardín,com)

Grullas. Unas aves, que cada año, por estas fechas del otoño recorren más de 4.000km. en enormes bandadas, emitiendo un sonido ensordecedor, para regresar a las inmediaciones del Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo. Estos gruidos (Grus grus) miden más de 1m. de altura, pueden llegar a pesar 6 kg. y la envergadura de sus alas alcanzar los 2 m. de longitud. Por las tardes es un espectáculo verlas regresar a sus dormideros junto a la laguna de Manjavacas.

Como no podía ser menos, Cervantes buen conocedor de esta tierra y de este lugar de Manjavacas, enclave único en el camino de de Toledo a Cartagena, nombra en su obra a las grullas de la siguiente forma: «Y no le parezca a alguno que anduvo el autor algo fuera de camino en haber comparado la amistad d’estos animales a la de los hombres, que de las bestias han recebido muchos advertimientos los hombres y aprendido muchas cosas de importancia, como son: de las cigüeñas, el cristel; de los perros, el vómito y el agradecimiento; de las grullas, la vigilancia; de las hormigas, la providencia; de los elefantes, la honestidad, y la lealtad, del caballo». (El Quijote, II, cap. XII).

Grullas regresando a sus dormideros en la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo.
(Imagen de jmgm).

Güa. Pequeño hoyo que se cava en la tierra, donde los chicotes juegan a las canicas, al güa, o a las bolas. Las bolas pueden ser de barro (cachas), de cristal (cristaleras), de mármol (malmeras), o de acero (bolinches).

 «¿juegamos al güa?» (por ¿jugamos al güa?).

Guarnicionero. Persona que se encarga de fabricar los arreos para las caballerías, aperos de labranza, artículos de caza, monturas, alforjas de cuero, albardones… Para ello seleccionan las pieles curtidas, las cortan y las cosen. Después decoran las piezas, les añaden los remaches, tachuelas, hebillas y los correspondientes adornos metálicos. En la Mota, en el anuario comercial de 1930 aparecían dos albarderos (Gregorio Cano y Herminio Peñalver). Hasta finales del siglo XX hubo guarnicioneros en la Mota. En la imagen (gentileza de pitillas-navarra.blogspot,com) podemos ver una guarnicionería de la época en Pitillas (Navarra), similar a las que hubo en Mota del Cuervo.

Así alude Cervantes a albardas y jarcias (otros aperos para las caballerías): » –Basta que me entienda Dios, mujer –respondió Sancho–, que Él es el entendedor de todas las cosas, y quédese esto aquí; y advertid, hermana, que os conviene tener cuenta estos tres días con el rucio, de manera que esté para armas tomar: dobladle los piensos, requerid la albarda y las demás jarcias, porque no vamos a bodas, sino a rodear el mundo, y a tener dares y tomares con gigantes, con endriagos y con vestiglos, y a oír silbos, rugidos, bramidos y baladros; y aun todo esto fuera flores de cantueso si no tuviéramos que entender con yangüeses y con moros encantados. (El Quijote, II, cap. V).

Guarnicionería en Pitillas (Navarra)
(gentileza de pitillas-navarra.blogspot,com)

Güero, huero.- Vacío, hueco, sin sustancia.

Según la RAE es un adjetivo en desuso, pero lo cierto es que aún se puede oír en Mota del Cuervo. La segunda acepción de esta palabra, en Mexico, significa: persona con cabellos rubios.

Así lo usa Cervantes en el Quijote: «Porque quien oyere decir a vuestra merced que una bacía de barbero es el yelmo de Mambrino, y que no salga de este error en más de cuatro días, ¿qué ha de pensar, sino que quien tal dice y afirma debe de tener güero el juicio? «. (El Quijote,I, cap. XXV).

Don Quijote intentando convencer a Sancho de que la bacía es el yelmo de Mambrino
Grabado de C.A.Coypel (S.XVIII)

Halda. En Mota del Cuervo aún se usa este vocablo para indicar lo que cabe, o se lleva en el regazo de una saya, una falda, o en el mandil (delantal).

P. ej. «Ten cuidao y no lleves tantos huevos en el halda, que se te van a caer»

Así lo emplea Cervantes en la figura de Sanchica, la hija de Sancho Panza: «Estando en la mitad d’estas pláticas, saltó Sanchica con un halda de güevos, y preguntó al paje: –Dígame, señor: ¿mi señor padre trae por ventura calzas atacadas después que es gobernador?». (El Qujijote, II, cap. L).

Figura de pastora llevando huevos en el halda (imagen BSJ)

Hato. En Mota del Cuervo se emplea la palabra «Hato» como el sitio del campo donde los labradores dejaban los alimentos, el carro, la galera con las mulas, y otros utensilios cuando iban a labrar. También se llama hato al alimento, propiamente dicho, que se llevaba al campo en las alforjas.

La RAE, entre otras acepciones, lo define como porción de ganado mayor o menor.

Así lo emplea Cervantes en el Quijote: «Qué de migas, qué de natas, qué de guirnaldas y qué de zarandajas pastoriles, que, puesto que no me granjeen fama de discreto, no dejarán de granjearme la de ingenioso! Sanchica mi hija nos llevará la comida al HATO». (El Quijote, II, cap. LXVII).

O en esta otra ocasión: «Ahora bien, sea así como vuestra merced dice –respondió Sancho–, vamos ahora de aquí, y procuremos donde alojar esta noche, y quiera Dios que sea en parte donde no haya mantas, ni manteadores, ni fantasmas, ni moros encantados; que si los hay, daré al diablo el HATO y el garabato». (El Quijote, I, cap. XVIII).

Sancho en el hato dando cuenta de las viandas.
Imagen gentileza de InsuLaCerBantaria

Harnero. Cajón grande donde se guarda la harina en los hornos.

Hermano, hermana. Trato respetuoso con el que se denomina en Mota del Cuervo a las personas mayores, sin  que medie ningún parentesco, consanguinidad, o de pertenencia a ninguna orden religiosa, ni a la masonería. En otras regiones, en estos casos,  se utiliza la palabra «tío o tía». El Diccionario de la Lengua no recoge esta acepción para la palabra hermano, o hermana. En cambio si lo hace Cervantes en el Quijote.

   «Oyendo lo cual mi amigo, dándose una palmada en la frente y disparando en una carga de risa, me dijo: Por Dios, hermano, que agora me acabo de desengañar de un engaño en que he estado todo el mucho tiempo que ha que os conozco.». (El Quijote, I, prólogo).

Hermano moteño
Hermano, persona mayor, en Mota del Cuervo
Hermano Tal (nombre). (imagen de 1934 captada por Ramón Biadiu)

Hito. Mojón o poste de piedra que sirve para delimitar las fincas de los distintos propietarios. También en las carreteras poste de piedra que indica las distancias kilométricas.

Hito de amarre. En el argot molinero son cada una de las piedras talladas redondeadas que se insertan en la tierra, de forma equidistante al rededor del molino de viento, que sobresalen unos 40 cm. En estos hitos se amarra el borriquillo, un artilugio de madera que contiene la cadena para sujetar el palo de gobierno, una vez que éste se ha utilizado para orientar las aspas al viento más conveniente para moler.

Generalmente los hitos de amarre, se corresponden con los vientos más utilizados por los molineros: Toledano, cierzo, matacabras, solano, mediodía, ábrego y sus correspondientes variantes. En la imagen (de jmgm) vemos los molinos de viento de Mota del Cuervo, en un primer plano a la izquierda vemos el borriquillo y a la derecha, en el suelo, varios hitos de amarre blanqueados.

La RAE no recoge esta acepción de «Hito»

Borriquillo para sujetar el palo de gobierno. A la derecha pueden verse los hitos de amarre.

Hogaño. Aún es posible escuchar en Mota del Cuervo esta palabra para referirse a: «Este año»

P. Ej. «Hogaño paece que la cosecha de aceituna viene mu guena».

Así la emplea Cervantes esta palabra en boca de Don Quijote, en su lecho de muerte, al tiempo que dicta su testamento: » –Señores –dijo don Quijote–, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía, y prosiga adelante el señor escribano». (El Quijote, II, cap. LXXIV).

Don Quijote dicta su testamento (Imagen de Josep Lluis Pellicer, Barcelona, 1880)

Hollejo. Piel o pellejo de la uva

Horcate. Arreo en forma de herradura que se pone a las caballerías encima de la collera y que sirve para sujetar las correas de tiro

Hortera. Recipiente donde llevar la comida (normalmente guisada) al campo.

Ijar. Parte lateral del vientre humano, delimitada por la zona lumbar, por las costillas y por el hueso de la cadera. En Mota del Cuervo, el ijar es la zona el cuerpo en el que las mujeres llevaban apoyado el cántaro lleno de agua. Concretamente apoyado en el hueso de la cadera. En la imagen podemos ver un excelente pirograbado en madera de haya, de Jurguen Hans Loos, donde aparece una cantarera moteña portando un cántaro en su ijar.

Cervantes hace alusión a este vocablo y lo describe con «H», cuando Sancho, en la aventura de los batanes, muerto de miedo, defeca junto a su amo, dice así: «Y como vió Sancho que su amo había comenzado (a reirse), soltó la presa (defecó) de manera que tuvo necesidad de apretarse las hijadas con los puños por no reventar riendo». (El Quijote, I, cap. XX).

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Pirograbado en madera de Haya de Jurguen Hans Loos, «La Cantarera y la Niña», donde podemos ver a una cantarera moteña portando un cántaro en su ijar.

Indición. Inyección.

Jaro. Persona con el pelo rubio o rojizo.

Jergón. Colchón relleno de paja que se ponía sobre el catre que había en las cuadras de las mulas, donde dormía el mozo de mulas.

Jornalero. Persona que trabaja por cuenta ajena, generalmente en tareas agrícolas, siendo contratado por jornadas o días.

Así emplea este vocablo Cervantes: «y al dejar este mundo y meternos la tierra adentro, por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del Papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro; que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos» (El Quijote, II, cap. XXXIII).

Juegar. Deformación al conjugar el verbo “Jugar”

“¿Juegamos al marro?”. “Mejor juegamos al truque”

«Es en el Marro vencido quien es menos atrevido».

Laguna de Navalengua, o Navaluenga. Era una laguna endorreica perteneciente al Complejo Lagunar de Manjavacas (compuesto por seis lagunas) casi todas ellas sitas en el término municipal de Mota del Cuervo (Cuenca). Este complejo Lagunar tiene toda suerte de figuras de protección: Es un humedal Ramsar, es Reserva de la Biosfera, es Reserva Natural, es zona de especial protección para las aves…, pero NAVALENGUA sigue siendo de propiedad privada y actualmente es una gran extensión de cultivo de cereales… Solo aparece como tal laguna en los mapas… Ello es debido a que fue desecada. Su cauce está encañado al río Saona, lo que impide que el embalsamiento del agua.

Lagunas del Complejo Lagunar de Manjavacas, mapas satelitales. Navalengua está al sur, la segunda en extensión.

Lamparilla, mariposa o candelilla. Mecha encendida que flota sobre un vaso con aceite, sostenida por una base de cartón, que se utilizaba para alumbrarse y para ponerla en las iglesias

Lañaor (El lañador). Así se llamaba la persona que se dedicaba a poner grapas o “lañas” (de ahí el nombre) a cacharros de alfarería y cerámica tosca que se habían rajado. También estañaba pucheros y arreglaba paraguas, de aquí que en su pregón decía: Paragüero y lañaor. Para poner las lañas usaba una especie de trompo que accionaba con una cuerda, horadando así los agujeros de la pieza de cerámica, alrededor de la raja, donde agarrarían las lañas metálicas.

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Pieza de cerámica lañada
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Lañaor (foto del fondo de la Asoc. Amigos de la Historia de Mota del Cuervo).

Lebrillo. Pieza de la cerámica moteña que se utilizaba para fregar el vedreado (los cacharros de la cocina: platos, vasos y demás), también para amasar y otros usos en la casa. En la imagen vemos un lebrillo en el Museo de la Alfarería Moteña. Este barro por su composición, no necesita ser vidriado.

Lebrillo del Museo de la Alfarería Moteña,

Lechera. Recipiente de aluminio, con un asa, en donde se iba a recoger la leche a la vaquería.

Lechera de aluminio.

Legua. Antigua medida de longitud que, en su origen, equivalía a la distancia que una persona era capaz de recorrer en una hora, a pie, o a caballo. Lógicamente esa medida era poco fiable, ya que dependía de la orografía del terreno, del clima, y de otras circunstancias. La Legua Castellana medía 4190 metros. Posteriormente, en tiempos de Felipe II, en el siglo XVI, se fijó la equivalencia de una legua en 5,572km.

Cervantes utiliza sesenta y seis veces este vocablo en su obra magna. Así por ejemplo, la emplea para que los lectores nos hagamos una idea de la cercanía de El Toboso y ese «lugar de la Mancha» del que no quería acordarse, que muchos autores identificamos como Mota del Cuervo. Solo dos pueblos tan circunvecinos podían conocer, tan al detalle, las andanzas de sus vecinos, cuando Sancho responde:

«-¡Ta, ta! -dijo Sancho-. ¿Que la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo?
-Esa es -dijo don Quijote-, y es la que merece ser señora de todo el universo.
-Bien la conozco -dijo Sancho-, y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviere por señora! ¡Oh hi de puta, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre
«. (El Quijote, I, cap. XXV). En la imagen (de jmgm) podemos ver la cercanía de El Toboso y Mota del Cuervo, situados a dos leguas castellanas.

Vista de El Toboso y la torre de su iglesia, desde los molinos de viento de Mota del Cuervo (Dos leguas castellanas)

Lejía. Producto alcalino que se emplea para hacer la colada o lavar y limpiar objetos, al tiempo que se eliminan microorganismos patógenos.

, «–Sí quiero –respondió Sancho con mucha cólera–, pero querría que fuese con toallas más limpias,
con lejía mas clara y con manos no tan sucias; que no hay tanta diferencia de mí a mi amo, que a él
le laven con agua de ángeles y a mí con lejía de diablos».

Liego. Terreno que se queda un tiempo sin cultivar.

Liencero (lencero). Dícese de la persona que vendía telas de forma ambulante. El liencero (así se le llamaba en la Mota) era una persona que, a mediados del siglo XX, venía cargado con rollos de distintas telas, que vendían al corte en las casas, donde las amas de casa aún cosían mucha de la ropa que se usaban, tanto la que se usaba en el campo (que solían remendar) o para la ropa de diario. También compraban tela blanca para sábanas. La más vendida era la de la “Viuda de Tolrá”. Paraban principalmente en casa de las más expertas modistas del pueblo.

Paños de diferentes colores que vendía el liencero ambulante

Linde. Línea divisoria entre dos fincas de distinto dueño.

“Amigos hasta el alma, pero el borrico en la linde

Así emplea Cervantes el verbo «Alindar»: «Pero decía él que no le fatigaba tanto esto cuanto le ponía en confusión saber por cosa muy cierta que un descomunal gigante, señor de una grande ínsula, que casi alinda con nuestro reino, llamado Pandafilando de la Fosca Vista». (El Quijote, II, cap. XXX).

Llueca. Dulce típico de Mota del Cuervo realizado a base de: harina, huevos, azúcar, leche, aceite de oliva, zumo de naranja, agua de azahar, ralladura de limón y de naranja, levadura y sal. Se suele hacer coincidiendo con el segundo domingo de Cuaresma y se toman con chocolate, en familia o con amigos (muchos suben a la sierra de los Molinos), tras entonar el canto de la llueca:
Esta llueca cucurucada ha puesto un huevo en la cañada, puso uno, puso dos, puso tres … (y así hasta 22). Llegó la madre de Dios y se comió «to»y lo poquito que dejó, me lo comí yo.

LLueca, foto Julia y sus recetas
Llueca, dulce típico de Mota del Cuervo (Foto Julia y sus Recetas)

Longuera. Dícese de la tierra larga y estrecha. Se aplica también a los solares urbanos largos y estrechos.

Lustrar. En el proceso de fabricación de la cerámica de Mota del Cuervo, lustrar es una de las acciones previas a la cocción, que consiste en frotar con un trapo mojado toda la pieza para repasarla. Después se procede al segundo secado, y luego se lleva al horno para su cocción.

La cantarera Maria Juana, lustrando una tinaja moteña en el año 1934 (imagen de Ramòn Biadiu 1934)

Macho. Animal equino hijo de burro y yegua, o de burra y caballo. Generalmente estéril, que se usaba como animal de monta y/o de tiro.

            “No hubieron bien entrado cuando Don Quijote preguntó al ventero por el hombre de las lanzas y alabardas, el cual respondió que en la caballeriza estaba acomodando el macho…” (El Quijote, II, cap.XXIIII).

Macho mular (gentileza de http://tumamifero.com/)

Maestro Barrillero. Persona que dominaba la técnica de la quema controlada de la planta Barrilla (ver definición).

Para obtener la piedra barrilla había que tener un arte especial, ya que la combustión controlada de la planta se hacía en un hoyo escavado en la tierra, en forma de dos troncos de cono sucesivos (el de arriba más grande), separados por una rejilla metálica. En la parte de arriba se ponía la planta de la Barrilla desecada y en la parte de abajo se destilaba el mineral alcalino que desprendía la planta. Esta combustión duraba unos dos días y el maestro barrillero se tenía que auxiliar de varios ayudantes durante el proceso continuado. Si ardía fuertemente se quemaba la planta rápidamente y no se obtenía buena piedra. La Mota era un lugar donde abundaba la cosecha de Barrilla (mayor en los años de sequía). Sus maestros barrilleros tenían mucha fama, y su piedra barrilla (negra azulada) fue muy apreciada en el extranjero por su pureza y por la calidad de la sosa que de ella se extraía (ésta se empleaba para la fabricación de jabón napolitano y de Marsella; y para la fabricación del vidrio de Murano), Este oficio de maestro barrillero desapareció a mediados del siglo XIX, después de que el francés Solvay descubriera la forma industrial de obtener la Sosa.

Majano. Montones de piedras en forma de muro en U, que se forman con las sobrantes de realizar la demarcación de dos propiedades, y que sirve para poner al abrigo del viento norte al ganado.

Mal de ojo. (ver) aojar, mirar mal.

Maniantal. Deformación de “manantial”

Mantecao. Deformación de “mantecado” dulce hecho en la Mota con manteca de cerdo, harina y azúcar. También son famosos los “mantecaos” de canela y de limón.

Maquila. Porción de grano o de harina que el molinero percibe por la molienda. También se usa para la aceituna cuando se lleva a la almazara

Marro. Juego de chicotes parecido al pilla pilla, que se jugaba en muchas zonas de España con diferentes variantes. En la Mota se jugaba formando dos bandos de unos veinte jugadores en total, en una calle ancha, o en la plaza mayor, situados, de espaldas a la pared, un bando enfrente del otro. El juego consistía en la persecución y captura del chico del otro bando, para ello debían de salir corriendo para capturar a un chico del otro bando o para que te cogieran. Antes había que decir «marro» o «marrar», que era dar una patada la pared antes de empezar a correr. Al chico que se capturaba se le iba colocando en la pared propia, tocando con los dedos la pared, formando lo que se llamaba una cadena. Esta cadena se podía liberar por el contrincante (el amigo de los capturados) regateando al vigilante de la cadena. Si se conseguía se llevaba a sus amigos, los liberaba. El final del juego era capturar en su totalidad al equipo contrario.

Juego de el Marro

Martingala. Acción, ardid, o artimaña para conseguir algo de manera no muy lícita.

«A saber qué martingala se trae tu vecino para conseguir eso».

Mascarota. Así se llamaba en Mota del Cuervo a la máscara que cubría toda la cara, y que se usaba en el carnaval en el siglo pasado. En la etapa franquista, el 12 de enero de 1940, el ministro de la Gobernación, Serrano Suñer, prohibió las fiestas del carnaval. Esta prohibición era especialmente severa si se ocultaba totalmente la identidad de la persona tras una mascarota como la de la imagen. (Foto de mercado libre de Colombia).

Mascarota

Matachín. En Mota del Cuervo se llama así a la persona que su oficio consiste en matar a los cerdos y despiezarlos. Sus servicios eran requeridos en las casas para pinchar al cerdo y descuartizarlo después. Era un trabajo que se hacía a primeras horas de la mañana, con el frío. Unas cuantas personas subían al cerdo a la mesa de matar y el matachín pinchaba en el cuello del animal, de una forma certera. Luego colgaban al cerdo y el matachín lo abría en canal y sacaba las muestras para llevarlas al veterinario, que dictaminaba la conveniencia o no del consumo de ese cerdo.

La RAE no recoge esta acepción para matachín.

La matanza del cerdo. Imagen gentileza de Luis Cebrian para la web de Atea (Zaragoza).

Mayoral. Capataz o jefe de una cuadrilla de trabajadores del campo. Jefe de los pastores en una ganadería.

«Los ratos que del día me quedaban, después de haber dado lo que convenía a los mayorales, a capataces y a otros jornaleros» (El Quijote, I, cap.XXVIII).

Captura de pantalla completa 29122016 133409

El Mayoral. En el centro de la foto, de pie, está D. Gregorio Pérez Castañó Jiménez, (apodado “Boquilla”), el mayoral de todos los ganados de Dª Asunción Ortega Belinchón, (una rica hacendada en la Mota, apodada: La Serrana), arriba, a la derecha de la foto, de pie, le sigue su hijo, D. Tomás Pérez-Castaño López Gil (con un sombrero) que llegaría a ser el mayordomo general de todas las fincas de Dª Asunción. (foto de los fondos de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo). Ver biografía de la Serrana

Media Fanega. Medida de capacidad para medir granos, sal y demás cosas secas, que consistía en un cajón de madera alargado con una de sus caras inclinada,  y en la otra vertical con un asa, que se utilizaba para medir el grano antes de envasarlo en sacos.

Una fanega de áridos equivalía en Castilla a 55,501 litros

«Mala pascua me dé Dios, y sea la primera que viniere, si le trocara por él, aunque me diesen cuatro fanegas de cebada encima». (El Quijote, II, cap. XIII).

Media fanega (abm)
Media fanega (foto ABM).

Esta medida de capacidad, la fanega, se convertía en medida de superficie en la tierra, en virtud del número de fanegas de cereal que se obtenían de su cultivo. Así lo refiere D. Miguel:

«Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer. (El Quijote, I, cap.I)

Menearse. Moverse

P.ej. «Estate ahí quieto y no te menees»

Mentar. Nombrar o mencionar a alguien, o a algo. En la imagen (de Pintarest) D. Quijote leyendo a Sancho la carta para Dulcinea.

Así usa Cervantes esta palabra en el Quijote: «Y ruégole a vuestra merced que no se acuerde más de aquel maldito brebaje; que en solo oírle mentar se me revuelve el alma, no que el estómago. (El Quijote, I, cap.XXV).

Don Quijote leyendo a Sancho la carta a Dulcinea

Miaja o migaja: Partes pequeñas que se desprenden del pan al cortarlo. También se emplea para referirse a una pequeña cantidad de algo, nada o casi nada.

Así lo emplea Cervantes en boca de Teresa Panza, cuando le llevan una carta con noticias de Sancho gobernador y dice: «–Léamela vuesa merced, señor gentilhombre –dijo Teresa–, porque, aunque yo sé hilar, no sé leer migaja.
–Ni yo tampoco –añadió Sanchica–; pero espérenme aquí, que yo iré a llamar quien la lea, ora sea el cura mesmo, o el bachiller Sansón Carrasco, que vendrán de muy buena gana, por saber nuevas de mi padre».
(El Quijote, II, cap. L)

Carta de Sancho a Teresa Panza entregada de rodillas por un correo. (Autor; José García y Ramos, 1905)

Mielero (el). Así se llamaba a la persona que vendía miel por las calles de la Mota en el siglo pasado. Procedían de la Alcarria, porque así lo pregonaban. Llevaban unos búcaros de cerámica (bañados en su interior) colgados a los lados de una mula. Las mujeres salían a la calle con una jarra o una orcilla y compraban miel para todo el año.

Orza con miel (jmgm)

Cervantes alude a las mieles en el quijote así: «Digo que todo esto es cosa de MIELES. Y a vos ¿qué os parece, señora doncella? –dijo el cura, hablando con la hija del ventero». (El Quijote, I, cap. XXXII).
O en esta otra cita en boca de Sancho hacia su mujer: «-No es la miel para la boca del asno -respondió Sancho-; a su tiempo lo verás, mujer, y aun te admirarás de oírte llamar señoría de todos tus vasallos». (El Quijote, I, cap,. LII).

Migas. Plato de cocina típico en la Mota y en toda la Mancha. Hay dos variantes:

“Migas de duz” (dulces) que llevan harina de trigo, agua, corteza de limón y canela en rama.

“Migas ruleras” (o de pastor) que se hacen en la sartén con torreznos de cerdo, ajos y tostones de pan

      “ pajecillos y truhanes de pocos años y de poca experiencia, que, a la más necesaria ocasión y cuando es menester dar una traza que importe, se les yelan las migas entre la boca y la mano y no saben cuál es su mano derecha”. (El Quijote,I cap. XXII).

Migas-manchegas-Karlos Arguiñano
Migas manchegas con torreznos y chorizo (receta de Karlos Arguiñano)

Mirasoles. Deformación de “Girasoles” (Helliantusannuus), una planta de la familia de las Asteráceas. Los girasoles provienen del norte de México, donde ya eran cultivados por los indígenas 3.000 años a.C. Los españoles introdujeron esta planta en Europa en el año 1500. Reciben este nombre porque es una planta cuyas flores «giran» para mirar al sol. Son de cultivo anual, la planta tiene entre 1 a 3 m. de altura. Principalmente se cultivan para extraer su preciado aceite de girasol, aunque también para el consumo de las pipas saladas. En la provincia de Cuenca se produce el 75% del girasol de Castilla-La Mancha.

Mirasoles (foto Belén Guerrero)

Mistela. Bebida alcohólica dulce, derivada de la uva, que se prepara mezclando el mosto con alcohol etílico y otros ingredientes en determinadas proporciones. Esta receta es gentileza de Ángel un bodeguero meseño de la SAT Nuestra Señora del Valle de Mota del Cuervo:

Ingredientes: 16 litros de mosto de uva con una graduación alcohólica entre 12º y 13º, 4 litros de alcohol etílico de 92º, 300.ml. de agua destilada, 1 litro de vino añejo, o copa de coñac, 300 g. de azúcar, 3 cáscaras de naranja, 2 cáscaras de limón, 4 ramos de canela, 3 ramas de vainilla, 4 clavos, 6 hojas de hierbabuena, 1 bolseja de anis.

Preparación: Remover todos los días una vez, durante 30 días. Se deja reposar 3 días y se trasiega.

Mistela (Imagen de Wikipedia)

Mollera, sesera. En la Mota y en muchos sitios de la Mancha, nos referimos a la mollera, no tanto en el sentido físico del término, sino en el psicológico; a las entendederas. Así ser «corto de mollera», quiere decir: persona de pocas entendederas, algo torpe.

La RAE, en su primera acepción la define como: Parte más alta del casco de la cabeza, junto a la comisura coronal.

Así la emplea Cervantes cuando, por segunda vez, hace salir a Don Quijote del «lugar» de la Mancha y anda buscando un escudero: «En este tiempo, solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien –si es que este título se puede dar al que es pobre–, pero de muy poca sal en la mollera«. (El Quijote, I, cap. VII). En la imagen (de David Germe -1650) vemos a Don Quijote en esa segunda salida del «lugar de la Mancha» acompañado de Sancho Panza.

Segunda salida de Don Quijote y Sancho (David Gerome, 1650)

Monecillo. Monaguillo. En Mota del Cuervo y en algunas partes de Andalucía aún se sigue llamando así a los niños que ayudan a misa y que hacen otros servicios en la Iglesia.

Cervantes alude en el Quijote a las personas que, como los monecillos, ayudan a misa: «Para eso será menester –replicó Sancho– que el escudero no sea casado y que sepa ayudar a misa, por lo menos; y si esto es así, ¡desdichado de yo, que soy casado y no sé la primera letra del ABC!. (El Quijote, I, cap. XXVI).

También alude directamente a los monacillos: El bachiller se ofreció de escribir las cartas a Teresa de la respuesta, pero ella no quiso que el bachiller se metiese en sus cosas, que le tenía por algo burlón; y así, dio un bollo y dos huevos a un monacillo que sabía escribir, el cual le escribió dos cartas, una para su marido y otra para la duquesa. (El Quijote, II, cap. L).

Cuentan los mayores del lugar, que antaño, en la ermita de Santa Ana de Mota del Cuervo, hubo una imagen de un monecillo al que le habían colgado unas campanillas que le llegaban a la altura del bajo vientre, campanillas que graciosamente tocaban las chicotas para que les saliera novio…

Monecillo limosnero

Morillero, dícese del joven ayudante, menor de dieciocho años, que realizaba tareas de lleva recados, o pequeños trabajos que le encargaban los labradores.

Mojicón. Bizcocho típico de la Mancha hecho a base de harina, huevos, azúcar y ralladura de limón, que se mojaba muy bien en la leche, en el café, o en el chocolate (de ahí su nombre). Esos bizcochos dieron el apodo de «Mojicón» a un célebre pastelero de Mota del Cuervo que los hacía magistralmente.

También se dice Mojicón a un golpe dado con la mano en la cara del contrincante.

 «mas el barbero hizo de suerte que el cabrero cogió debajo de sí a don Quijote, sobre el cual llovió tanto número de mojicones, que del rostro del pobre caballero llovía tanta sangre como del suyo». (El Quijote, I, cap. LII).

mojicones Julia y sus recetas
Mojicones (foto Julia y sus recetas)

Mojete de tomate. Plato de cocina típico de la Mota y de toda la Mancha.

Ingredientes (para 4 comensales): 1kg. de tomate en conserva, 4 huevos cocidos duros, 100gr. de atún en escabeche, 100gr. de cebolletas, 100 gr. de aceitunas, 150 gr. de aceite de oliva y sal.

Preparación: En una cazuela de barro se pone el tomate troceado, se añade el atún desmigado, la cebolla en rodajas, el aceite y la sal. Se remueve y antes de servirlo se añaden las rodajas de huevo y las aceitunas.

Mojete de tomate (imagen de saboresperdidos,blogspot,com).

Molienda. En Mota del Cuervo, nos referimos con esta palabra a la acción de moler el trigo en los molinos de viento que hay en «el lugar de la Mancha». Gracias a la obra cumbre de la literatura española, se han conservado muchos molinos de viento en la Mancha. Algunos han sido restaurados sobre las ruinas de otros molinos y otros aún se conservan los originales, como es el caso del molino «El Zurdo», de Mota del Cuervo, llamado así porque sus aspas giran en sentido contrario a las agujas del reloj.

Molinos de Mota del Cuervo. El primero de ellos en plena molienda (foto jmgm).

En ocasiones vemos molinos en los lugares más variopintos, construcciones que no se ajustan mínimamente a los auténticos molinos de viento: Unos «pinchan» las aspas en el muro blanco del molino, otros se olvidan de poner el palo de gobierno (indispensable para mover la capota y las aspas sujetas a ella). Otros no guardan las proporciones entre las aspas y el molino, otros hacen girar las aspas desnudas, sin ponerles las necesarias lonas que cazan el viento…

Así se refiere Cervantes a estos molinos de viento, que Sancho conocía bien (por tenerlos en su lugar, seguramente).- «Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. (El Quijote, I, cap. XIII).

Molones. Piedras cónicas de granito que se utilizaban para molturar la aceituna en las almazaras y así poder extraer el aceite. Se disponían tres molones en círculo, que eran movidos, antiguamente por caballerías y últimamente por la fuerza de un gran motor eléctrico que hacía llegar su fuerza a través de un largo cigüeñal y con poleas a todas las partes de la fábrica: Molino, prensas, batidoras…. La pasta resultante de la molturación, se depositaba en unos capachos circulares de esparto para luego ser prensada en prensas hidráulicas verticales y extraer así el aceite con la ayuda de agua caliente. Aceite que, posteriormente, se depositaba en diferentes piletas para su decantación. Actualmente se utilizan procesos mecánicos centrífugos, mas efectivos para la extracción del aceite de oliva.

Cervantes también alude en su obra magna a los molinos de aceite: «Y del mismo modo que yo era señora de sus ánimos, ansí lo era de su hacienda: por mí se recebían y despedían los criados; la razón y cuenta de lo que se sembraba y cogía pasaba por mi mano; los molinos de aceite, los lagares del vino, el número del ganado mayor y menor, el de las colmenas». (El Quijote,I, cap. XXVIII)

Morteruelo. Plato típico de la Mota y de gran parte de la provincia de Cuenca.

En la Mota se hace así: Ingredientes para 10 personas: ½ liebre o ½ conejo de campo, 1 perdiz, ¼ de gallina, ¼ de jamón serrano, ¼ de hígado de cerdo, ¼ de panceta, 300 gr. de pan rallado, 150 cl. de aceite de oliva, sal, pimentón, alcaravea, clavo y canela.

Preparación: Se limpian bien las carnes, se pelan la gallina y la perdiz y se pone a cocer todo durante 3 horas. Después de cocidas, se quitan los huesos y se pica todo muy fino. Guardar el caldo de la cocción.

En un perol grande ponemos el aceite a calentar y luego añadiremos el pimentón, que se deja freir solo unos segundos y se le añade el caldo de la cocción, más las especias y la sal. Cuando empiece a hervir se añade el pan rallado, dejándolo cocer unos cinco minutos, después se le añade toda la carne picada y se deja cocer a fuego lento durante 20 minutos. Hay que remover constantemente para que no se pegue. Se añade la sal y se sirve caliente.

Morteruelo de Cuenca (foto gentileza de webosfritos,es).

Mostrenco. Dícese de la persona grande, torpe e ignorante.

Según la RAE se aplica al bien que no tiene dueño conocido. «Bienes mostrencos».

Así lo pone Cervantes en boca de la sobrina y el ama como apelativo hacia Sancho: «Cuenta la historia que las voces que oyeron don Quijote, el cura y el barbero eran de la sobrina y ama, que las daban diciendo a Sancho Panza, que pugnaba por entrar a ver a don Quijote, y ellas le defendían la puerta: –¿Qué quiere este mostrenco en esta casa? Idos a la vuestra, hermano, que vos sois, y no otro, el que destrae y sonsaca a mi señor, y le lleva por esos andurriales. (El Quijote, II, cap. II).

Ama y sobrina intentan impedir la visita del «mostrenco» de Sancho a Don Quijote
(Autor: David Gerome – 1650)

Mu. Abreviatura del adverbio “Muy”, que según la Real Academia de la Lengua Española, significa, antepuesto a nombres adjetivados, adjetivos, participios, adverbios y modos adverbiales, para denotar en ellos grado superlativo de significación.

“Llegas mu tarde”

Muento. Así se dice en la Mota y en muchos sitios de la Mancha para indicar que algo está oxidado. Para un moteño algunas paredes de ese edificio están muentas.

La RAE no recoge esta palabra.

Auditorio Alfredo Kraus de Majadahonda con paredes oxidadas (imagen Wikipedia)

Nublao, nublado, nulo. Cielo cubierto de nubes que vaticina una gran tormenta.

Molinos de Mota del Cuervo en una tarde nublada (foto: jmgm)

P. ej. “Este chicote es más malo que un nublao”

Cervantes pone este vocablo en boca del criado de Juan Haldudo, el joven Andrés, que tras ser apaleado -por segunda vez- por su amo, tras la intervención de Don Quijote, dice así: «Mas, como vuestra merced le deshonró tan sin propósito y le dijo tantas villanías, encendiósele la cólera, y, como no la pudo vengar en vuestra merced, cuando se vio solo descargó sobre mí el nublado, de modo que me parece que no seré más hombre en toda mi vida». (El Quijote, I, cap. XXXI).

 Ofrecimiento. Según el DRAE acción y efecto de ofrecer u ofrecerse. En la Mota la palabra «ofrecimiento» se emplea para referirse a un importante evento religioso que se celebra cada año, en el atrio de la iglesia, en donde los moteños, con mucha devoción, hacen sus peticiones a la Virgen de Manjavacas, su excelsa patrona, y entran a ofrecer dinero u objetos de valor. En otro tiempo ofrecían espléndidos frutos de la huerta, animales de corral, objetos de artesanía, o dinero. Posteriormente todos esos objetos eran subastados entre los asistentes.

Cervantes emplea (en el Quijote, en las cercanías del «lugar»), la palabra «ofrecimiento» para referirse a este acto religioso: «… el vizcaíno le aguardaba ansimesmo levantada la espada y aforrado con su almohada, y todos los circunstantes estaban temerosos y colgados de lo que había de suceder de aquellos tamaños golpes con que se amenazaban; y la señora del coche y las demás criadas suyas estaban haciendo mil votos y ofrecimientos a todas las imágenes y casas de devoción de España, porque Dios librase a su escudero y a ellas de aquel tan grande peligro en que se hallaban». (El Quijote, I, cap.VIII).

Ofrecimiento
La Virgen de Manjavacas en el Ofrecimiento

Olla podrida. Antiguo plato típico de la Mota y de la Mancha en general, cuyos ingredientes eran diferentes tipos de carne: de vacuno, de carnero, cerdo, perdiz, pollo; a lo que se añadía todo tipo de verduras: judías blancas, verduras, ajos, etc. Se cocía todo junto a fuego lento durante mucho tiempo, se dejaba reposar y se volvía a cocer. Siempre en olla de barro.

        “Y Sancho dijo: aquel platonazo que está más adelante vahando, me parece que es olla podrida, que por la diversidad de cosas que en las tales ollas podridas hay, no podré dejar de topar con alguna que se sea de gusto…” (El Quijote, II, cap. XLVII).

Olla Podrida. (foto gentileza de Expogourmetmagazine,com)

Onzuelo.  Deformación de “Orzuelo”. Infección de la glándula sebácea del párpado que ocasiona un un pequeño grano en la zona del ojo afectada.

En Mota del Cuervo, la creencia popular decía que, el que tenía un «onzuelo», se curaba si ponía tres cantos rodados, uno encima de otro, haciendo equilibro, formando una pequeña torre, y echando después una pizca de sal encima. El que, sin querer, tiraba esa pequeña torre, adquiría el «onzuelo» del otro.

cantos apilados
La creencia popular de los cantos apilados en equilibrio (foto jmgm)

Orear. Cuando una persona se expone al aire para que se refresque. También se usa para referirse a cuando se pone algo al aire (un alimento por ejemplo), con la idea de que pierda el exceso de humedad, o el olor.

Así la emplea Don Miguel en boca de un mancebo que iba a la guerra, en dirección a Cartagena, ante las preguntas de Don Quijote sobre su ligera vestimenta (ya que, por el calor, iba sin los greguescos -calzones- puestos) a lo que el mozo le responde:

«–Señor –replicó el mancebo–, yo llevo en este envoltorio unos greguescos de terciopelo, compañeros desta ropilla; si los gasto en el camino, no me podré honrar con ellos en la ciudad, y no tengo con qué comprar otros; y, así por esto como por orearme, voy desta manera, hasta alcanzar unas compañías de infantería que no están doce leguas de aquí…». En la imagen (de Giovanni Battista en la National Gallery de Londres) vemos a un sastre de la época, con greguescos rojos como los que no llevaba puestos el mancebo.

En la imagen vemos un sastre con greguescos como los del mancebo.

Orejas de Fraile. En la Mota llamamos así a algunos de los fósiles marinos que hay en el término municipal. La razón pudiera ser por la semejanza de algunos de ellos a esos órganos auditivos . Otros son claramente conchas fosilizadas de moluscos bivalvos. (foto: jmgm).

La Mancha y otras muchas regiones estuvieron cubiertas por el inmenso mar Cretácico (hace más de 100 millones de años), con niveles marinos superiores a los actuales entre 40 y 250 metros. (más información en el siguiente enlace: https://motadelcuervoellugardelamancha.com/2017/02/09/fosiles-marinos-en-la-sierra-de-mota-del-cuervo/

fosiles-marinos-en-mota-del-cuervo

Algunas muestras de fósiles marinos encontrados en la Sierra de los Molinos de Mota del Cuervo

Orinal de parir. Pieza de la alfarería moteña, que se utilizó hasta principios del siglo XX, para facilitar el parto. Consistía en un orinal de cerámica, bastante más alto que los otros orinales, con una abertura en uno de sus lados. La parturienta se sentaba en el orinal y la partera (persona cualificada que atendía los partos a domicilio) introducía sus manos para coger a la criatura.

Orinal de parir (foto jmgm tomada del Museo Alfarero de Mota del Cuervo).

Otavía. Todavía

Pa.  Abreviatura de la preposición “Para”

El zagal que vuelve de la viña con un hambre que ni “pa” qué

-“¡Madre!, ¿pa quien son esas sopitinazas?”

– “Pa ti hijo mío”.

– “¿Pa mi esas sopìtinillas? ”

De repente, al saber que eran “toas pa el” se le habían hecho pocas…

Pachasco. Contracción resultante de unir los vocablos para y chasco. Faltaría más, por supuesto.

Pachorra. Dícese del estado ánimo de una persona con alto grado de pasotismo y ganduleo

Paecer. Parecer, opinión

Unos transportistas, padre e hijo, que  venían con su camioneta,  por la carretera de Quintanar a la Mota, bajando la Cuesta Grande, antes de llegar al Cerro Mingote …, cuando el padre  le dice al hijo (que conducía):

  • Oye, ¿no te “paece” que corre esto mucho?
  • ¡Eso digo yo!, le contesta el hijo, pero el caso es que yo no le piso…

(un camión cuyo conductor se había dormido, les iba empujando por detrás…)

Pagaza piconegra.- (Gelochelidon nilotica), es un ave robusta, con un pico similar al de las gaviotas, que alcanza una envergadura alar de un metro y que se cría en el Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo. La nidificación de esta especie en nuestro Complejo Lagunar de Mota del Cuervo, convierte a Manjavacas en Laguna de Importancia Internacional. En la foto (gentileza de Luis Sitges) podemos ver a estas aves moteñas.

Pagazas piconegras en la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo.
Colonia de Pagazas piconegras en Manjavacas. Foto de LSBV de junio 2012

Pairazos. Forma despectiva de “paer” (pared) que se utilizaba para denominar las construcciones de tapial que se «encuentraban» (encontraban) en ruinas.

Pairazos de la Venta de Malabrigo

«Pairazos» en la Venta de Malabrigo, en el camino de Mota del Cuervo a Campo de Criptana. Venta a la que posiblemente se refería Cervantes en el Quijote

Palancana. Así llaman en la Mota a la palangana. Jofaina. Un recipiente redondo, poco profundo que se utilizaba para lavarse, y que se colocaba en el «palancanero» (palanganero).

«Palancana» en su «palancanero»gentileza de Pintarest.

Palillos de randas, o bolillos.- Pequeños palos de madera atados al hilo que se utilizan para tejer puntillas de encaje de bolillos, o randas para adornar las ropas. En la Mota aún se mantiene la tradición de confeccionar puntillas o encajes utilizando estos palillos. Cada año la «Asociación de Mujeres Encajeras El Hito» de Mota del Cuervo, promueve un certamen al que acuden encajeras de toda la comarca.

Cervantes se hace eco de esta tradición en la Mancha, cuando Don Quijote reprende a su sobrina por afirmar que todo esto de los caballeros andantes es fábula y mentira: «Cómo que es posible que una rapaza que apenas sabe menear doce palillos de randas se atreva a poner lengua y a censurar las historias de los caballeros andantes?…» (El Quijote, II, cap, VI).

Elaboración de encaje con bolillos (palabraria).
Certamen de encajeras de bolillos en Mota del Cuervo, promovido por la Asociación de Mujeres Encajeras el Hito

Palo de gobierno. -En la jerga molinera, es el palo situado en el exterior del molino con el que se orientan las aspas al viento, para poder captar el más propicio para moler. Con ese palo de gobierno se mueven las aspas, toda la capota del molino y gran parte de su maquinaria.

«En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo» (El Quijote, I, cap. VIII).

A la izquierda de la imagen (de jmgm) y en el lado opuesto a las aspas, vemos el palo de gobierno de un molino de viento de Mota del Cuervo.

Paloduz, palodú, paleduz, regaliz… Se llaman así a las raíces de una planta de la familia de las leguminosas, o fabáceas, cuyo poder endulzante es mayor que el del azúcar. Su nombre botánico es: Glycyrrhiza glabra,es de hoja perenne, y sus raíces crecen superficiales, para favorecer la extensión de nuevas plantas. Esas raíces cortadas y lavadas hacían la delicia de los chicotes que mordían esos palos para saborear su dulzor. En nuestra zona había paloduzares, o paleduzares en Pinarejo, en Torrejoncillo del Rey y en Las Pedroñeras. Desde este último lugar pasaban por la Mota los recolectores del paloduz, con sus carros colmados, camino de la estación del tren de Río Záncara, destinados a la fabricación de edulcorantes. Algunas de esas ramas «se caían» del carro por la acción de algunos chicotes, según cuenta Salustiano Piqueras en la revista «La Pozanca» (1995). Los más jóvenes lo conseguíamos «anca» Reyes, o donde el hermano Piñonero. En la imagen (gentileza de milanuncios,com) vemos unas ramas de paloduz.

Paloduz o regaliz (gentileza de Milanuncios,com)

Palomo ladrón. En Mota del Cuervo y en aquella zona, se designaba así a esos machos de paloma (unas aves de la familia de las Colúmbidas) que eran capaces de atraer a su palomar, mediante vuelos bajos, a otras palomas ajenas. Una vez allí, el dueño del palomar accionaba una trampilla que atrapaba a la paloma ajena. Palomino que la mayoría de las veces acababa en la cazuela.

Así cita Cervantes a los palominos que terminaban en la cazuela: «Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún PALOMINO de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda». (El Quijote, I, I).

Interior de un gran palomar manchego. Gentileza de Luis Echanove (https://www.flickr.com/photos/luisechanove/4539943217/in/photostream/)

Pámpana. Se llama así a las hojas de la vid.

P. ej. En la vendimia: «Ten cuidaico no te arrimes mucho a la pámpana, que está mojá del relente»

Así alude Cervantes a las viñas, cuando pone en boca de Sancho lo siguiente: «Mejor se me entiende a mí de arar y cavar, podar y ensarmentar las viñas, que de dar leyes ni de defender provincias ni reinos». (El Quijote, II, cap. LIII).

Pámpana de viñedo airén en las inmediaciones de la
Laguna de Manjavaacas de Mota del Cuervo (foto jmgm)

Pan sobao. En la Mota también se llama así al pan candeal. El pan sobao de la Mota tiene mucha fama por su sabor, por el color blanco de su miga y por la forma característica de hogaza con dos o tres picos (canteros). desde 2021 está protegido con la denominación de origen «Pan de la Mota».

Pan sobao de Mota del Cuervo (foto panadería Zarco)
Pan sobao típico de Mota del Cuervo (Foto Panadería Zarco)

Como no podía ser menos, D. Quijote idealizaba el pan de su lugar, en la primera salida:  «con lo cual acabó de confirmar don Quijote que estaba en algún famoso castillo, y que le servían con música, y que el abadejo eran truchas; el PAN CANDEAL; y las rameras, damas; y el ventero, castellano del castillo, y con esto daba por bien empleada su determinación y salida». (El Quijote, I, cap. II)

Partir la nube Acción que se hacía para provocar la lluvia, que consistía en lanzar un “cobete” (cohete) o un gran petardo hacia la nube para provocar su descarga.

En la Mota se subían los mozos a la sierra de los molinos provistos con un tubo metálico y dentro un gran petardo para disparlo hacia la nube.

Parva. Cereal que se extiende sobre la era para ser trillado y aventado, con el objetivo de separar el grano de la paja.

La RAE contempla esta acepción de la palabra parva en tercer lugar.

Así la usa Cervantes, cuando Don Quijote y Sancho fueron apresados por los lanceros del Duque y llevados a su castillo: «Sancho iba diciendo entre sí: –¿Nosotros tortolitas? ¿Nosotros barberos ni estropajos? ¿Nosotros perritas, a quien dicen cita, cita? No me contentan nada estos nombres: a mal viento va esta parva«. (El Quijote, II, cap. LXVIII).

Trillando sobre la parva de cereal. (Imagen de Ramón Badiu, 1934).

Pasar vinaera. Tarea del campo que consistía en pasar un garabato con unas cuchillas largas y una reja, apero específico, con una mula para limpiar  las malas hierbas que crecían entre las viñas.

Patente. Compensación que se exige en la Mota a los mozos forasteros que se ennovian con una chica del pueblo, que consiste en convidar a un grupo de mozos del lugar. En caso de no querer “pagar la patente” se le arroja al forastero al pilón.

Antigua fuente de la Plaza Mayor de Mota del Cuervo (Foto de E. Riquelme)
Fuente actual de la Plaza Mayor de Mota del Cuervo (jmgm)

Peazo. Deformación de “Pedazo”, trozo. Según el DRAE: Parte o porción de algo separada del todo.

“Este chicote es un peazo de pan”

Pellico (a). Prenda de abrigo realizada con piel de cordero, o al menos con el cuello de piel de borrego. Prenda parecida a la zamarra de pastor, pero más fina y tratada.

Así emplea Cervantes esta palabra cuando Don Quijote y Sancho estaban platicando sobre el linaje de Dulcinea con Vivaldo el caminante: «Sancho Panza pensaba que cuanto su amo decía era verdad, sabiendo él quién era, habiéndole conocido desde su nacimiento; y en lo que dudaba algo era en creer aquello de la linda Dulcinea del Toboso, porque nunca tal nombre ni tal princesa había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del Toboso. En estas pláticas iban cuando vieron que por la quiebra que dos altas montañas hacían, bajaban hasta veinte pastores, todos con pellicos de negra lana vestidos, y coronados con guirnaldas que, a lo que después pareció, eran cual de tejo y cual de ciprés». (El Quijote, I, cap. XIII).

Curiosamente, Cervantes, en este capítulo, nos da más pistas sobre ese innombrado «Lugar de la Mancha» (por el que las villas de la Mancha pugnan por ahijar a Don Quijote), cuando destaca en boca de Sancho la cercanía de su «lugar de la Mancha» con el Toboso. Con esta descripción: «… y en lo que dudaba algo era en creer aquello de la linda Dulcinea del Toboso, porque nunca tal nombre ni tal princesa había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del Toboso». Cervantes pone fuera de esas candidaturas a pueblos como Villanueva de los Infantes, que está a 120km. de El toboso. O lo que es lo mismo, a 4 jornadas a lomos de Rocinante; y refuerza la candidatura de Mota del Cuervo, como ese lugar «tan cerca de El Toboso». En la imagen (de jmgm) podemos ver esa cercanía de las dos villas colindantes.

Mota del Cuervo, un lugar tan cerca de El Toboso.

Peoná.  Viene de “Peonada”. Jornada de trabajo de un peón

Pera. interruptor o pulsador eléctrico movible con forma de pera, que se acciona con la mano al pulsar un pequeño botón que tiene en su base, que puede actuar bien como pulsador de un timbre o como interruptor de una lámpara, y que pende de los hilos que llevan la corriente eléctrica.

Interruptor o pulsador eléctrico en forma de pera
(imágen gentileza de amazon, com)

Pesaumbre, pesadumbre. Estado de ánimo que refleja desazón, sentimiento, o enfado como consecuencia de una mala acción de palabras, u obras.

Cervantes emplea muchas veces este vocablo en el Quijote, aquí vemos una cuando nuestros protagonistas inician la segunda salida desde «el Lugar de la Mancha» para dirigirse a los molinos de Campo de Criptana: «Acertó Don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que él había antes tomado en su primer viaje, que fue por el Campo de Montiel, por el cual caminaba con menos PESADUMBRE que la vez pasada, porque por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigaban». (El Quijote,I, cap. VII). En la imagen (un pirograbado de Jurgen H. Loos), vemos a Don Quijote y a Sancho junto a los molinos de viento de Mota del Cuervo.

Molinos de viento de Mota del Cuervo. (Pirograbado en madera de Jurgen H. Loos)

Picota. Columna de piedra, junto a la que la Inquisición ajusticiaba a los reos. En la Mota, que era una villa con jurisdicción propia, se tiene constancia de que la Picota estaba situada en la Plaza de la Cruz Verde (símbolo de la Inquisición). Al parecer fue destruida por un rayo a principios del siglo XVII.

          Carta de Teresa Panza a Sancho Panza: “…la fuente de la plaza se secó, un rayo cayó en la picota…” (El Quijote, II, cap. LII).

picota de Quintanar2
Picota de Quintanar de la Orden, o Royo de Justicia, similar a la que hubo en Mota del Cuervo.

Piquera.  Ventana exterior que había en las casas de labranza en la  Mota, que daba al pajar, situado en la primera planta, y que servía para descargar la paja directamente desde el carro.

Piquera (ventana en el pajar bajo el tejado) por donde se metía la paja en el pajar.
(Imagen tomada en el barrio de las cantarerías de Mota del Cuervo por Ramón Biadiu en 1934)

Pita (la). En Mota del Cuervo, se llamaba así al órgano sexual masculino

Pleita, plaita. Cinta trenzada de esparto con la que se hacen cestas, esteras, espuertas, capachos, seras, ataderos, tomizas, etc. Hacer pleita era uno de los entretenimientos principales de los labradores en los días de lluvia, cuando no se podía ir al campo y una ocupación también para los pastores.

Así alude Cervantes al esparto en su obra: «A lo que respondió Sancho: –Deme vuestra señoría alguna diciplina o ramal conveniente, que yo me daré con él como no me duela demasiado, porque hago saber a vuesa merced que, aunque soy rústico, mis carnes tienen más de algodón que de esparto, y no será bien que yo me descríe por el provecho ajeno». (El Quijote, II, cap.XXXVI).

Pleita para cinchar los quesos (gentileza de Artesanía San José)

Pólvora. En esta zona se llaman así a los fuegos artificiales que suelen prender para la función (para las fiestas).

La RAE contempla para la primera acepción de esta palabra, a la mezcla explosiva de varias composiciones, originariamente de salitre, azufre y carbón.

Así utiliza Cervantes esta palabra: «Y advertid, hijo, que al soldado mejor le está el oler a pólvora que algalia, y que si la vejez os coge en este honroso ejercicio, aunque sea lleno de heridas y estropeado o cojo, a lo menos no os podrá coger sin honra». (El Quijote, I, cap.XXIIII)

Fuegos artificiales en la sierra de los molinos de Mota del Cuervo. (foto: Roberto de la Fuente)

Porfiar. Intentar conseguir tenazmente el logro de algo, a pesar de las dificultades. Desafiar a alguien para que lleve a cabo una acción costosa.

Así se empleaba en la Mota:

«Fueron varios chicotes a por hierba para los conejos  y entre ellos se creo una porfía de a ver quien era capaz comerse un anapol, total que todos y por no quedar ninguno por debajo del otro, todos los probaron.» (Gentileza de Manolo Perea)

Así emplea Cervantes esta palabra en su obra:

«descubrió una venta que, a pesar suyo y gusto de don Quijote, había de ser castillo. Porfiaba Sancho que era venta, y su amo que no, sino castillo; y tanto duró la porfía, que tuvieron lugar, sin acabarla, de llegar a ella…» (El Quijote, I, cap. XV).

D. Quijote en la venta. grabado de Edouard Z
D. Quijote llegando a la venta. Grabado de Edouard Zier

Porquero. Se llama así a la persona que cuida de los cerdos.

Así usa Cervantes esta palabra, cuando Don Quijote, tras salir de su lugar, se dirige a la venta, en cuya puerta había dos damas «de esas que llaman del partido», cuando: «En esto sucedió acaso que un porquero, que andaba recogiendo de unos rastrojos una manada de puercos (que sin perdón así se llaman), tocó un cuerno, a cuya señal ellos se recogen, y al instante se le representó a D. Quijote lo que deseaba, que era que algún enano hacía señal de su venida, y así con extraño contento llegó a la venta y a las damas». (El Quijote, I, cap. II).

Porquero (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)

Porretas (en). Locución adverbial coloquial que, en nuestra tierra, significa: En pelotas, en cueros, andar desnudo/a, sin ropa.

Antiguamente existía una prenda interior de cuero que llamaban: el pellote, con el que no estaba bien visto deambular por la calle. Así emplea Cervantes en el Quijote la acción de quedarse en pelota (con el pellote) en el encuentro de Sancho con su vecino Ricote: «Yo tendré lugar de contarte lo que me ha sucedido después que me partí de nuestro lugar, por obedecer el bando de Su Majestad, que con tanto rigor a los desdichados de mi nación amenazaba, según oíste. Hízolo así Sancho, y, hablando Ricote a los demás peregrinos, se apartaron a la alameda que se parecía, bien desviados del camino real. Arrojaron los bordones, quitáronse las mucetas o esclavinas y quedaron en pelota, y todos ellos eran mozos y muy gentileshombres, excepto Ricote, que ya era hombre entrado en años». (El Quijote, II, cap. LIIII).

Portás. (Portadas). Puertas grandes en las casas de labranza para entrar las caballerías

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Portada falsa (trasera) bajo un arco de medio punto, situada en el corral de la casa de La Memoria, en la calle del Galeón, con salida directa al camino del Campo (de Criptana), en Mota del Cuervo. Patrimonio desaparecido en el Siglo XXI (foto de E. Riquelme)

          En la primera salida del Quijote: «Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza y por la puerta falsa de un corral salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo.» (El Quijote, I, cap. II).

Portazgo. Impuesto que se pagaba por pasar bienes o ganados al atravesar determinadas poblaciones.
En la Mota, desde el 15 de octubre de 1478, se tiene noticia de que se cobraba el portazgo a aquellas personas que entraban a vender de fuera de la villa. Esto se sabe gracias a la visita de la Orden de Santiago que hicieron a la Mota: los comendadores Rui Díaz Cerón y Pedro González de Calvente y el capellán del Maestre de la Orden de Santiago,  Alfonso Fernández de Rivera. El valor de el portazgo de la Mota se fijó, en aquél año, en quinientos maravedíes.

Tenemos noticias de que uno de los últimos mozos de barrera que actuó como tal en el Portazgo de Mota del Cuervo, fue Bernabé Gómez, que fue nombrado por el Inspector General de Caminos, Canales y Puertos, desde el 19 de enero de 1841, donde permaneció sirviendo hasta el 11 de septiembre del mismo año.

Finalmente este portazgo se arrendó en 1849 por el Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Publicas en la cantidad de 130.000 rs.vn. (Boletín nº 66 de 05/04/1849). En la imagen se puede ver dónde estuvo situado el portazgo hasta finales del siglo XX, a la entrada de Mota del Cuervo, en la carretera que va desde Córdoba a Tarragona, en el cruce con el Camino Real a Valencia. Por otro lado, en Manjavacas, se cobraba el portazguillo para la Encomienda de Socuéllamos.

Es curioso como los ganaderos de Yanguas (Soria), ya en 1407 estaban exentos del pago de portazgos. «Aquel que molestase a un arriero yangüés por asuntos referentes al pago de los portazgos, sería castigado con una multa de 1.000 maravedíes.»

Cervantes era perfecto conocedor de estos portazgos. Así se refiere a ellos en su obra: «¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera, portazgo ni barca?» (El Quijote, I, cap. XLV.).

Es curioso como los ganaderos de Yanguas (Soria), ya en 1407 estaban exentos del pago de portazgos. «Aquel que molestase a un arriero yangües por asuntos referentes al pago de los portazgos, sería castigado con una multa de 1.000 maravedíes».

También Cervantes conocía el gran número de ganaderos Yangüeses que atravesaban las Cañadas de la Mesta y los Caminos Reales, atraídos por sus exenciones de pago de portazgos. Cervantes nombra a los yangüeses en seis ocasiones en el Quijote (I,10,16 – II,3).

Portazgo de Mota del Cuervo2
Situación del edificio donde se cobraba el portazgo en Mota del Cuervo

Postura, viña joven que aun no da fruto.

Pozanca (La). o Pozo del Castillo. Situado en la carretera de Belmonte, muy cerca del núcleo urbano. Sus aguas proceden de las estribaciones de la Sierra de Altomira; son de buena calidad, pero algo calcáreas.

Es un gran pozo de planta rectangular, de unos 12 metros de profundidad y un brocal ovalado con dos accesos. Uno de ellos está dotado con una bomba manual para extraer el agua. También cuenta con una pila para abrevar a los animales. Una de las veces que lo limpiaron, sacaron varios metros de cascotes de cántaros, ya que hace bastante tiempo las personas que venían a buscar aquí el agua sumergían directamente los cántaros atados con una cuerda al asa de los mismos, con el consiguiente riesgo de romperlos al subirlos o bajarlos al chocar con el brocal. Las personas que lo limpiaron en una ocasión aseguraban que el agua manaba en un lagrimal del risco.

Más información y otros pozos en el siguiente enlace: https://motadelcuervoellugardelamancha.com/category/mota-del-cuervo-y-su-naturaleza/

La Pozanca (o)

En el centro de la imagen: La Pozanca, en la parte superior el Pozo de la Nieve.
Fotografía de José Manuel González Mujeriego.

Pozo de la Aldea

Situado en la antigua aldea de El Cuervo (en la parte sur de Mota del Cuervo). Este pozo ya aparece citado en la visita que realizaron los Visitadores de la Orden de Santiago, el 13 de septiembre de 1498, a propósito de la relación de heredades del beneficio curado de la Iglesia de San Miguel, que dice así:

«… otra tierra, cerca desta, de Alfonso Sánchez Izquierdo, que façe una fanega y cinco celemines. Otra, camino del Campo, baxo el pozo del aldea, que hace una fanega…».

En su día tuvo un brocal alto que ha desaparecido y que ha sido sustituido por otro de piedras, cemento y ladrillo, sin pila.

En los años cincuenta del siglo xx, se juntaban allí muchas yuntas de mulas que iban a abrevar en su gran pila. En las horas punta se juntaban en él hasta 40 mulas para paliar su sed.

Se daba la circunstancia de que los vecinos del Pozo de la Aldea, casi ninguno tenía pozo en su casa. Algunos grandes terratenientes mandaban a sus caballerías a beber al pozo de la Aldea, como los de la casa de Verdugo, que estaban en la calle de la Paz, cerca del Toril, o los mozos de agua  de los Condes de Campillos, que acudían diariamente desde la calle Mayor (esquina a la calle del Hospital) a dar agua a sus numerosas tropas, hasta que hubo una enfermedad que afectó a las mulas en la garganta y no podían comer. El veterinario, don José López Caniego, les dio un medicamento y, mientras tanto, las mulas no podían trabajar.

En ese ínterin, en la cercana casa de los Condes de Campillos hicieron un pozo en el patio de mulas de su propiedad y desde entonces, las cinco yuntas que tenían en esa casa no volvieron más al pozo de la Aldea.

Pozo de la Aldea (2).jpg
Pozo de la Aldea de El Cuervo, al sur de la población de Motadel Cuervo. Fotografía de
José Manuel González Mujeriego.

Pozo del Aldú (antes pozo del Haldudo). Estaba situado en el centro de la placeta del mismo nombre, en el casco urbano de Mota del Cuervo. Este pozo, de grandes dimensiones, con un brocal de piedra, un gran abrevadero y agua abundante, abastecía a muchas yuntas de mulas de los alrededores. A finales del siglo XX llegó a lodarse, por lo que es un patrimonio desaparecido (sin imágenes). Al parecer había vecinos que se quejaban de la gran humedad que tenían en sus casas. Posteriormente se hizo otro pozo al lado, pero mucho menos profundo, que es el que aún se conserva, cerrado con una tapa metálica.

En su momento este pozo debió de estar bajo el dominio del linaje de los Haldudo, una próspera familia oriunda de Mota del Cuervo, que se trasladó al vecino pueblo de Quintanar (por aquel entonces, la capital del Común de la Mancha). Es el propio Cervantes el que nos da noticias de este moteño: Juan Haldudo, el rico, el vecino del Quintanar, al incluirlo en este episodio de su obra magna, cuando Don Quijote sorprendió a este rico labrador, que había atado a una encina a su criado Andrés y le estaba azotando, cuando intervino para liberarle. Dice así: “No hará tal, replicó Don Quijote; basta que yo se lo mande para que me tenga respeto, y con que él me lo jure por la ley de caballería que ha recibido, le dejaré ir libre y aseguraré la paga. Mire vuestra merced, señor, lo que dice, dijo el muchacho, que este mi amo no es caballero, ni ha recibido orden de caballería alguna, que es Juan Haldudo el rico, vecino del Quintanar. Importa poco eso, respondió Don Quijote, que Haldudos puede haber caballeros, cuanto más que cada uno es hijo de sus obras”. (El Quijote, I, cap. IV). En la imagen (de Ricardo Balaca y Orejas Canseco, Barcelona, 1880) vemos a Juan Haldudo azotando a su criado Andrés.

Juan Haldudo azotando a su criado Andrés. (de Ricardo Balaca y Orejas Canseco, Barcelona, 1880)

Pozo del Ciervo. Situado en el término municipal de Mota del Cuervo, justo en medio de la Senda Vedada, un camino que va desde El Toboso, a Belmonte, pasando por Monreal del Llano. El pozo está cerca del entronque de esta Senda Vedada con la vía pecuaria Vereda de los Serranos. Este lugar ha sido siempre una parada obligada para los ganaderos de la Mesta, en su trashumancia desde la meseta hasta Andalucía. Desde la Mota se llega a este pozo por el camino de Villanueva de Alcardete y luego a la izquierda en entronque con la Senda Vedada. El pozo tiene, como brocal, una gran losa de piedra con un gran agujero en el centro. Ante los numerosos robos de brocales de estos pozos, se hizo la gestión para ver de preservar el brocal de este, pero los técnicos lo desaconsejaron por el riesgo de rotura de esa gran losa en su traslado. La pila del abrevadero fue robada. Es un pozo de propiedad municipal.

Pozo del Ciervo, en medio de la Senda Vedada.
Fotografía de José Manuel González Mujeriego

Pozo de la Ermita del Valle.- Situado a un km. del núcleo urbano de Mota del Cuervo, junto a la Ermita de San Agustín y la Virgen del Valle, que tienen gran relación con el barrio de los cantareros en Mota del Cuervo. Este pozo posee un brocal de piedra y un arco de hierro para sujetar la garrucha. La Ermita aparece citada ya en las Relaciones de Felipe II de 1575, por lo que es de suponer que el pozo ya existiera en esa época. El pozo está prácticamente en desuso, debido a que hace unos años pusieron una fuente conectada a la red de agua municipal que abastece a los visitantes de la Ermita y a los santeros.

No lejos de este paraje están los pozos barreros que nutren de barro a los alfareros moteños. En una peña cercana a la Ermita hay una pequeña cueva donde, según la tradición, se encontraron la imagen de la Virgen del Valle.

Pozo de la Ermita del Valle (foto jmgm)

Pozo de Honorato. Es un antiguo pozo del término municipal de Mota del Cuervo, con brocal, garrucha y pila de piedra tallada que está situado en la quintaría de la Casa de Honorato (actualmente casa rural). Está muy cerca de la Ermita de Manjavacas y desde este enclave parten las visitas guiadas al Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo, una reserva natural con una flora y una fauna singular. La pila del abrevadero que figura en esta foto del pozo (efectuada en 1961) fue robada hace años.

Pozo de la Casa de Honorato (foto de 1961)

Pozo de la Media Legua

Está situado en la carretera de Manjavacas a Mota del Cuervo. Como su propio nombre indica, está a media legua de El Cuervo (hoy integrado en Mota del Cuervo). Conserva su brocal y pila originales. En él hacen un alto en el camino y se refrescan los anderos que, a la carrera, portan la talla de la Virgen de Manjavacas.

Pozo de la Media Legua

Pozo de la Media Legua. Fotografía de José Manuel González Mujeriego

Situación:
Latitud: 39º 28’ 7,43’’N
Longitud: 2º 51’ 49,89’’ W
Altura:  687,01 metros sobre el nivel del mar

Pozo de los Pájaros o pozo del Cercando.– Un pozo muy antiguo que está situado en el barrio de Santa Rita, en su momento extramuros de Mota del Cuervo, puesto que estaba situado junto a la cerca, o muralla de tierra, que rodeaba la población (los únicos topónimos que quedan ahora de aquella cerca son este pozo y la calle del Cercado). Tiene más de 15 metros de profundidad y, antes de la guerra de 1936, tuvo un brocal redondo más bajo que el actual, que es hexagonal y que procede del cercano pozo de las Fuentes. Allí bebían las mulas, aunque había menos afluencia que en el pozo de la Aldea o en el pozo del Aldú(do). Cuando el pozo del Aldú(do) se agotaba, venían aquí a abrevar a las mulas.

Sobre este otro pozo, situado en la plaza del Aldú(do), vemos como Cervantes cita al entonces probable dueño del mismo, al hacendado moteño Juan Haldudo, que se estableció en el vecino pueblo de Quintanar: «que este mi amo no es caballero ni ha recebido orden de caballería alguna; que es Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar». (El Quijote, I, IIII).

Pozo del Cercado o de los pájaros (foto jmgm).

Pozo del Rabosero

Está situado en el camino de Villanueva de Alcardete, también llamado camino de San Andrés por ser el mismo que llega hasta la desaparecida ermita de San Andrés y el conocido pozo del mismo nombre, que está justo en medio de la vía ganadera de la Mesta, la Vereda de los Serranos (ya en el término municipal de Los Hinojosos). El pozo del Rabosero es de propiedad municipal y da nombre al conocido paraje del El Rabosero. Fue restaurado en 2010 por un taller de empleo municipal, con actuaciones para mejorar la zona, el brocal y la pila del abrevadero. Este taller de empleo fue promovido en 2010 por el alcalde don José Vicente Mota para la restauración de este y otros pozos del municipio.

Pozo del Rabosero 4Foto del pozo del Rabosero (realizada por el Taller de Empleo Pozo el Zagarrón).

Situación:
Latitud: 39º 30’ 57,69’’N
Longitud: 2º 53’ 25,95’ W’
Altura: 716,81 metros sobre el nivel del mar

Pozo Seco. Se trata de un pozo de grandes dimensiones, con cuatro grandes galerías en cruz y que hace aflorar las aguas procedentes de la Sierra de Altomira. Está situado en la mitad del camino que va desde Mota del Cuervo a Santa María de los Llanos. Un camino paralelo al cercano Camino Real de Valencia.

¿Se estaría refiriendo Cervantes a este Pozo Seco, en el Quijote (I, cap. VI) cuando el cura de ese «lugar de la Mancha», maese Nicolás se disponía a arrojar determinados libros?.

«Digo, en efeto, que este libro, y todos los que se hallaren que tratan destas cosas de Francia, se echen y depositen en un pozo seco, hasta que con más acuerdo se vea lo que se ha de hacer d’ellos». (El Quijote, I, cap. VI)

En la primera mitad del siglo XX, Julio, el Aguaor, repartía su agua por las calles. Tenía fama de agua buena, mejor que la de la Pozanca.

Pozo Seco en Mota del CuervoPozo Seco. Fotografía de José Manuel González Mujeriego.

 

Pozo Zagarrón. Está situado en el término de Mota del Cuervo, en el cruce de caminos que conforman la Senda Vedada y el Camino de los Cantareros, antes de llegar a La Dehesa, a cuatro kilómetros del núcleo urbano. Este pozo está junto al cauce del Barranco del Zagarrón, una larga corriente de agua que atraviesa cuatro términos municipales: procede del paraje de Las Carboneras, en el término de Los Hinojosos; discurre por el noroeste del término de Mota del Cuervo, donde en su parte final recibe el nombre de Arroyo de la Cañada de Tovar; después se adentra en el término de Santa María de los Llanos, pasando junto a su núcleo urbano, donde alimenta al Pozo Nuevo, y continúa hacia el sur para desembocar en el río Saona, ya en el término de El Pedernoso. Este pozo tenía fama de poseer muy buena agua. Un pozo de propiedad municipal que aún conserva su brocal y pila original, y que fue restaurado por el Taller de Empleo Municipal. (foto de jmgm).

Pozo del Zagarrón (foto jmgm)

A este paraje dedicado a la figura del Zagarrón o Moharracho, alude Cervantes cuando envía a Don Quijote y a Sancho desde El Toboso, por la Senda Vedada, hacia Zaragoza y, en un cruce de caminos, se encuentran a la carreta de la muerte, con recitantes de la compañía de Angulo el Malo que venían de representar, en «aquel lugar que está detrás de aquella loma» (¿Mota del Cuervo?), en la octava mañana del Corpus, el Auto de las Cortes de la Muerte, y cómo iban así vestidos porque iban a representar el mismo Autoo a otro pueblo cercano (¿Villanueva de Alcardete?).

Esto dice Cervantes: «Estando en estas pláticas, quiso la suerte que llegase uno de la compañía, que venía vestido de bojiganga, con muchos cascabeles, y en la punta de un palo traía tres vejigas de vaca hinchadas; el cual moharracho, llegándose a don Quijote, comenzó a esgrimir el palo y a sacudir el suelo con las vejigas, y a dar grandes saltos, sonando los cascabeles» (El Quijote, II Capítulo XI).

Aún es posible ver esta figura del Moharracho o Zagarrón, representada por «el Porra», en la Función de Ánimas en Mota del Cuervo y por el «Gabozorra» en las fiestas de Villanueva de Alcardete. Estos dos pueblos, junto a Quintanar y la Puebla de Don Fadriqye, formaron en su día una misma Alcaidía.

Carreta de la muerte, con recitantes de la compañía de Angulo el Malo

Pupilo (a). Persona que se hospeda en una casa particular por un precio ajustado.

En la Mota, en la primera mitad del siglo XX, los estudiantes desplazados a Madrid, estaban «a pupilo» en casas particulares, o de familiares.

La RAE pone como primera acepción a los huérfanos.

Así emplea Cervantes esta palabra, en boca de Sancho, a propósito del encuentro con Don Alvaro Tarfe, en su empeño de diferenciar a nuestros verdaderos protagonistas, en detrimento de los del Quijote apócrifo de Avellaneda: «Y el verdadero don Quijote de la Mancha, el famoso, el valiente y el discreto, el enamorado, el desfacedor de agravios, el tutor de pupilos y huérfanos, el amparo de las viudas, el matador de las doncellas, el que tiene por única señora a la sin par Dulcinea del Toboso, es este señor que está presente, que es mi amo; todo cualquier otro don Quijote y cualquier otro Sancho Panza es burlería y cosa de sueño». En la imagen (de Jaime Pahiissa La Porta, Barcelona 1897) vemos en un mesón a Don Quijote y a Sancho hablando con Don Alvaro Tarfe.

En esta imagen (de Jaime Pahiissa La Porta, Barcelona 1897) vemos en un mesón a Don Quijote y a Sancho hablando con Don Alvaro Tarfe.

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Quejica. Persona que se queja sin motivo

Quinteria. Casa de labor en medio del campo. Antiguamente, cuando desplazarse por amplio término de Mota del Cuervo (176 km2) para cultivar la tierra suponía largas horas en carruajes tirados por mulas, los labradores tenían la necesidad de pernoctar en estas construcciones rurales. A veces, cuando la extensión de las fincas a labrar lo exigía, llegaban a pasar largas temporadas en las quinterías. En ocasiones estas quinterías llegaron a formar agrupaciones de casas para formar pequeñas aldeas, como es el caso de Alcahozo. Hoy solo dos construcciones permanecen en pie, como puede verse en la segunda foto adjunta.

Pequeña quintería junto a la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo.
(foto de jmgm tomada en primavera)
Conjunto de quinterías de Alcahozo, muchas de ellas en ruinas.
Casas de los Gordales en el término de Mota del Cuervo. (foto jmgm).

Raedera. utensilio para alisar los cántaros y otros objetos cerámicos que emplean las cantareras de Mota del Cuervo, en el proceso de su fabricación.

Raigar. En épocas anteriores a la fregona, se llamaba raigar a la acción de limpiar concienzudamente cualquier mancha en el suelo de baldosas.

Rastrojo. Así se llama al campo de cultivo después de segar los cereales, con las numerosas cañas que quedan como residuo tras la cosecha. Estas cañas favorecen la infiltración de agua. Últimamente se hace siembra directa sobre rastrojo, una técnica de cultivo sin alteración del suelo mediante el arado.

Así lo emplea Cervantes en la conversación de Sancho con su mujer: «Pero si en dos paletas, y en menos de un abrir y cerrar de ojos, te la chanto un don y una señoría a cuestas, y te la saco de los rastrojos, y te la pongo en toldo y en peana, y en un estrado de más almohadas de velludo que tuvieron moros en su linaje los Almohadas de Marruecos». (El Quijote, II, cap. V).

Rastrojo (foto gentileza de AnatomiaViva)

Reata o Riata. Conjunto de équidos (caballos, mulas, o asnos) puestos en fila que tiran de un carro.

       «En resolución, Sancho acomodó a don Quijote sobre el asno y puso de reata a Rocinante; y llevando al asno de cabestro, se encaminó, poco más a menos, hacia donde le pareció que podía estar el camino real.» (El Quijote, I, cap. LII).

Cantarero en reata
Cantarero de Mota del Cuervo con animales de tiro en reata.

Rebullir. Comenzar a levantarse, a despertarse, o a moverse.

Ej. «Venga chicote, rebúllete que no te llamo más»

Así lo emplea Cervantes cuando Altisidora despierta de su desmayo: «Así como don Quijote vio rebullir a Altisidora, se fue a poner de rodillas delante de Sancho, diciéndole: –Agora es tiempo, hijo de mis entrañas, no que escudero mío, que te des algunos de los azotes que estás obligado a dar por el desencanto de Dulcinea». (El Quijote, II, cap. LXIX).

Altisidora despierta de su encantamiento (Gerar Vandergucht 1738)

Reclinatorio. Silla con asiento muy bajo que se usaba para orar de rodillas y de respaldo alto para apoyar los codos. Los reclinatorios se llevaban a la iglesia, o se utilizaban para rezar en las casas. En la imagen en blanco y negro de la iglesia de San Miguel Arcángel en Mota del Cuervo (foto realizada por D. José Zarco en 1942), podemos ver un detalle de los numerosos reclinatorios que había en esa época junto al púlpito.

Así se refiere Cervantes a la burguesía que acudía a la iglesia, cuando pone en boca de Sancho el deseo de que su mujer acuda a la iglesia como una gran señora: » –¿No te parece, animalia –prosiguió Sancho–, que será bien dar con mi cuerpo en algún gobierno provechoso que nos saque el pie del lodo? Y cásese a Mari Sancha con quien yo quisiere, y verás cómo te llaman a ti doña Teresa Panza, y te sientas en la iglesia sobre alcatifa, almohadas y arambeles, a pesar y despecho de las hidalgas del pueblo». (El Quijote, II, cap. V).

Teresa Panza en la iglesia como una gran señora. (Dibujo de Johanhott, Toni, 1836)
Reclinatorio (Duran s.
Reclinatorios en la Iglesia de San Miguel en Mota del Cuervo.
(Foto D. José Zarco Castellano año 1942)

Recua. Conjunto de animales de carga o de tiro que llevaban los arrieros.

Así emplea Cervantes este vocablo, a propósito del apaleamiento de Don Quijote y Sancho por los yangüeses. Ganaderos trashumantes que estaban exentos de portazgo, naturales de Yangüas, provincia de Soria, y que frecuentaban las cañadas reales con sus ganados: «Viendo, pues, los yangüeses el mal recado que habían hecho, con la mayor presteza que pudieron cargaron su recua y siguieron su camino, dejando a los dos aventureros de mala traza y de peor talante». (El Quijote, I, cap. XV).

Apaleamiento de Don Quijote y Sancho a manos de los yangüeses. (Imagen de Salvador Tusell, Barcelona 1905).

Redina. Recipiente redondo, metálico o de barro, con un pitorro y dos pequeñas asas para poner un atadero y colgarlo. Servía exclusivamente para llevar el aceite que se usaba para cocinar en el campo.

Alcuza
Redina

Refajo. Falda de tela de paño grueso que llevaban las mujeres sobre el viso, o sobre las enaguas.

Regüeldo. Acción o efecto de regoldar, eructar o erutar. Aún es posible escuchar este vocablo en nuestra zona.

Así lo explica Cervantes cuando Don Quijote aconseja a Sancho, futuro gobernador: «Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie. –Eso de erutar no entiendo –dijo Sancho. Y don Quijote le dijo: – Erutar, Sancho, quiere decir regoldar, y este es uno de los más torpes vocablos que tiene la lengua castellana, aunque es muy sinificativo; y así, la gente curiosa se ha acogido al latín, y al regoldar dice erutar, y a los REGÜELDOS, erutaciones». (El Quijote, II, cap.XLIII).

Tras darle los consejos pertinentes, Don Quijote despide a Sancho que parte como gobernador hacia la Ínsula de Barataria (Dibujo de Coypel, 1725).

Repiso. En Mota del Cuervo estar repiso significa estar arrepentido por una acción u omisión. Se utiliza indistintamente el segundo participio irregular del verbo arrepentirse: arrepentido, o repiso. (foto Impressiones MX).

Ejemplo: «Estoy repiso de haberle dejado el dinero a tu primo».

La RAE contempla esta acepción para la palabra repiso: «Vino de inferior calidad que se hace con la uva repisada».

Repiso, arrepentido. (foto de Impressiones MX)

Repizco. Pellizco en la piel.

Requiebro. Piropo. Halago que se hace a una persona, por escrito o de viva voz. Generalmente es el hombre el que requiebra o piropea a las mujeres. Últimamente, en algunas sociedades, está mal visto requebrar o piropear, aunque los halagos sean nobles, y no digamos ya si éstos son descarados, u obscenos.

Cervantes utiliza varias veces este vocablo. Curiosamente, en este pasaje, cuando Don Quijote estaba en Barcelona, el que recibe los requiebros por parte de las mujeres descaradas es el propio Don Quijote. Así sucede, cuando Don Quijote y Sancho estaban en casa de Don Antonio Moreno: «Éstas dieron tanta priesa en sacar a danzar a don Quijote, que le molieron, no sólo el cuerpo, pero el ánima. Era cosa de ver la figura de don Quijote, largo, tendido, flaco, amarillo, estrecho en el vestido, desairado, y, sobre todo, no nada ligero. Requebrábanle como a hurto las damiselas, y él, también como a hurto, las desdeñaba; pero, viéndose apretar de requiebros, alzó la voz y dijo:
–Fugite, partes adversae! (Huye a otras partes): dejadme en mi sosiego, pensamientos mal venidos. Allá os avenid, señoras, con vuestros deseos, que la que es reina de los míos, la sin par Dulcinea del Toboso, no consiente que ningunos otros que los suyos me avasallen y rindan
. (El Quijote, II, cap. LXII). En la imagen (de Salvador Tusell, Barcelona 1905) es invitado al sarao de damas.

Don Quijote es invitado al sarao de damas (imagen de Salvador Tusell, 1905 Barcelona.

Ripio. Guijarro o piedra que se utilizaba para construir. También cualquier trozo de ladrillo, cascajo, o material usado para el relleno en la construcción. Piedra para lanzar con una honda.

Así emplea Cervantes la palabra «ripio» en boca de Sancho, cuando Sansón Carrasco visita a Don Quijote para hablarles de la fama que han alcanzado gracias a Cide Hamete: «–¿Al dinero y al interés mira el autor? Maravilla será que acierte, porque no hará sino harbar, harbar (hacer algo atropelladamente), como sastre en vísperas de pascuas, y las obras que se hacen apriesa nunca se acaban con la perfec[c]ión que requieren. Atienda ese señor moro, o lo que es, a mirar lo que hace; que yo y mi señor le daremos tanto ripio a la mano en materia de aventuras y de sucesos diferentes, que pueda componer no sólo segunda parte, sino ciento». (El Quijote, II, cap. IV). En la imagen (de Josep Lluis Pellicer, Barcelona 1880), vemos a Sansón Carrasco explicando a Don Quijote y a Sancho la fama que han alcanzado por la historia de Cide Hamete.

Sansón Carrasco le habla a Don Quijote y a Sancho sobre la fama alcanzada por la historia de Cide Hamete.(Imagen de: Josep Lluis Pellicer, Barcelona 1880)

Roce. El diccionario de la RAE lo define como acción y efecto de rozar o rozarse.

En la Mota se llamaba roce al sitio o lugar de moda. Un lugar de encuentro, que generalmente era una calle concurrida, donde salían a pasear los grupos de jóvenes (chicos y chicas) bien vestidos, a veces con la idea de buscar pareja. Para ello, en esos paseos de tantas idas y venidas, algunos trataban de rozar con el brazo a su elegida. De ahí el nombre.

En la foto, de los años cincuenta (gentileza de E. Riquelme), a propósito de la inauguración del Barrio de Santa Rita de Mota del Cuervo, el roce se trasladó allí, concretamente a la Avenida de la Cooperativa del Campo. Posteriormente el roce volvió a la Calle Mayor o a la calle peatonal de Fray Alonso Cano.

Roce en el Barrio de Santa Rita de Mota del Cuervo. (foto E. Riquelme).

Rodillo. Cilindro de piedra que servía para alisar la era, para poder luego trillar el trigo y/o la cebada
“Érase que se era un rodillo en una era”

Rodillo en una era de pan trillar.

Romana (la).– Es un instrumento que se utiliza para pesar objetos, o para medir su masa. Parece ser que es un artilugio originario del Imperio Romano. El mecanismo consiste en una balanza con brazos muy desiguales. Uno de ellos, mucho más corto, es donde se pone el objeto a pesar (unas veces con un platillo y otras con un gancho); y el otro brazo, mucho más largo, tiene grabados unas marcas con los diferentes pesos. De este último pende un peso fijo o pilón que se va deslizando a lo largo del brazo hasta equilibrar los dos brazos. Ese es el momento de la finalización de la pesada, cuyo valor queda indicado en la marca correspondiente. En la imagen (de eBay), báscula romana con plato.

Báscula romana con plato (eBay)

Cervantes conocía perfectamente este artilugio de pesos y medidas, y así lo refleja en su obra magna. Concretamente en el tiempo del Sancho gobernador y administrador de justicia, cuando dos jugadores de naipes discuten sobre las ganancias: «porque vea vuestra merced, señor gobernador, qué poca vergüenza y qué poca conciencia! Pero a fee que, si vuesa merced no llegara, que yo le hiciera vomitar la ganancia, y que había de saber con cuántas entraba la romana«. (El Quijote, II, cap. XLIX). Dando a entender que le iba a dar su correspondiente merecido.

Rueda Catalina. Es una pieza muy importante de la maquinaria del molino de viento. Una gran rueda dentada, de madera, adosada perpendicularmente al eje del molino, del que recibe la fuerza de las aspas movidas por el viento, y que a su vez transmite a la linterna mediante un engranaje formado por sus propios dientes y los husillos de la linterna, para finalmente mover la piedra volandera del molino, que al girar sobre la piedra solera, muele los granos del cereal.

Rueda Catalina, linterna y eje de uno de los molinos de Mota del Cuervo.
(foto de Belén Guerrero).

Rueda de molino, piedra de molino.- En los molinos de viento tradicionales hay dos ruedas de piedra que están talladas con unas estrías para facilitar la completa trituración del cereal. Una de ellas está fija (la piedra solera) y la otra (la piedra volandera) está superpuesta, y es la que se mueve girando por la fuerza del viento. Para ello se siguen los siguientes pasos: Primero, con el palo de gobierno, se orienta la capota que sujeta las aspas hacia el viento más favorable; después se visten las aspas con su correspondiente velamen para que puedan cazar el viento. Tras soltar el freno, las aspas empiezan a girar y transmiten su fuerza a la rueda Catalina; que a su vez, mediante un engranaje, hace girar la linterna, que es la que mueve la piedra volandera, que fricciona con la rueda solera y tritura el cereal que le cae por la tolva entre las dos piedras y lo convierte en harina.

Cervantes, como cualquier persona que presencie, por primera vez, una molienda tradicional en estos artefactos, se queda sorprendido por el estruendo de la maquinaria del molino y por la fuerza del viento que es capaz de triturar el grano del cereal. Don Miguel nos habla en numerosas ocasiones de la rueda o de la piedra del molino de viento en su obra magna. Pone en boca de Sancho las razones que éste da a Don Quijote para disuadirle y que no embistiera contra los molinos. Haciéndonos ver que Sancho los conocía perfectamente. Hay constancia documental de que, cuando se escribió el Quijote, ya había molinos de viento en Mota del Cuervo. (desde 1553 según E. Lillo. ISSN 2386-5172 – Serie: XVI-24). Esto pone Cervantes en boca de Sancho: «–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer«. (El Quijote, I, cap. VIII).

Piedra de molino.

Sajar. Para los moteños sajar significa hacer caminar hacia atrás a las caballerías (mulas, asnos…)

P. Ej. «Saja pa’ tras, Bardina, que me pisas los pépinos»

Salicor de la Mancha o Barrilla. La Salsola setífera es planta de la familia de las Quenopodáceas de la que se obtenía la Sosa. En la Mota, hasta el siglo XIX se cultivaban grandes extensiones de esta planta. En ocasiones se sembraba en tierras secas y salobres de Mota del Cuervo junto al trigo o la cebada, de forma que si el año venía lluvioso, se malograba la barrilla y si venía seco, se obtenía buena cosecha de barrilla y no se lograba el trigo o la cebada.

la “Salsola setífera, fam. Quenopodáceas” y otras plantas del genero Salsola,  también conocida en nuestra zona como: “salicor de la Mancha”, es una planta que se cultivaba intensamente en tierras secas y salobres de Mota del Cuervo. Tiene un alto contenido de sales orgánicas de sodio y potasio y, de ella, era la única forma de extraer la sosa hasta mediados del siglo XIX.

Según se cita en el “Tratado de Agricultura General” editado en la imprenta Real de Madrid en 1818 por la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País,  “ La Barrilla Fina, o su nombre científico Salsola Setífera, planta de sabor salado alcalino, se cría mejor en los terrenos alcalinos con alguna mezcla de arcilla y crece espontáneamente en las costas de Levante y de Andalucía. Se cultivaba con más abundancia que ninguna otra planta salada desde el reino de Valencia hasta Málaga, en Andalucía, en Herencia, Mota del Cuervo, La Guardia y otros varios pueblos de la Mancha baja y de la provincia de Toledo. “

Siembra: Se realizaba entre Marzo y Abril y se hacía a voleo, de forma muy clara para que las matas tuvieran después suficiente espacio para extenderse y ventilarse. La barrilla es un vegetal craso que transpira poco, y obtiene uno de sus principales alimentos de la atmósfera, se basta con la humedad del rocío para crecer. En ocasiones se sembraba mezclada una parte de trigo ó cebada y otra de barrilla. Si el año era lluvioso se malograba la barrilla pero se obtenía buena cosecha de trigo o cebada, y al contrario, si el año era seco, la barrilla que se obtenía era de excelente calidad y compensaba la poca cosecha de trigo o cebada. En otras ocasiones, también se alternaba su cultivo con el del  trigo y/o la cebada, eliminando de esta forma los barbechos obligados.

Esta planta cultivada florecía de Agosto a Septiembre y era más abundante en los años de pocas aguas.

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Diferentes aspectos de la Barrilla (varias especies del género Salsola) en primavera y en otoño, muy abundantes en el entorno del Complejo Lagunar de Manjavacas.

Recolección: Se cosechaba en Septiembre cuando la planta daba sus numerosos frutos, se arrancaba de raíz y se vareaba para obtener la semilla. Las hierbas recolectadas se apilaban flojas en montones de unos dos metros para que se airearan y se secaran. En tiempo lluvioso se solían cubrir con heno o paja para evitar que se mojaran durante el tiempo que transcurría hasta su elaboración.

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Salicornia ramosíssima.– Es una planta suculenta, de la familia de las Chenopodiaceae, que vive en ambientes salinos, como los saladares costeros o en las playas hipersalinas de Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo, donde forma extensas praderas de color rojizo, debido a la sal que acumulan en sus tallos (ver imagen de jmgm). Las hojas están reducidas a pequeñas escamas, tiene muchos tallos y muy ramificados, como su nombre latino indica: Cuernos salados muy ramificados (Salicornia ramossisima) como podemos ver sobre la sal en segunda imagen (de jmgm). Tiene una inflorescencia en la punta, donde se originan las pequeñas semillas, con las que esta planta se multiplica. Usos: Esta planta se ha utilizado medicinalmente por sus propiedades diuréticas y por su alto contenido en sales minerales: Potasio, calcio, yodo, etc. sus pequeñas semillas contienen ácidos grasos esenciales como el linoleico, entre otros. Por esto y por su textura parecida a los espárragos trigueros, en zonas no contaminadas, esta especie la consumen en ensaladas.

Praderas de salicornia (en rojo) y tarajales en Manjavacas (foto jmgm).
Salicornia ramosíssima en el litoral hipersalino de la
Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo (foto jmgm)

Sandrajás. Dulce típico exclusivo de Mota del Cuervo, que consiste en unas tortas planas, de masa de harina de trigo, aceite y huevos, a las que, antes de la cocción, se les hacen varios pliegues, entre los que se añade aceite de oliva. Esta palabra no viene en el diccionario de la RAE.

Sandrajas Mota del Cuervo (Julia y sus recetas)
Sandrajás, un bollo típico de Mota del Cuervo (Foto: Julia y sus Recetas)

Saona. Río que pasa por Mota del Cuervo (también llamado río Sahona o río Caude). En su nacimiento, ubicado en el vecino pueblo de Santa María de los Llanos, había unas instalaciones para el baño, muy utilizadas por los moteños y otros pueblos vecinos, hasta mediados del siglo XX, que descendió tanto el nivel freático que ahora es un lugar con agua profunda.

La piscina principal, llamada del Nacimiento, era una piscina agreste con numerosos vestuarios. El suelo y las paredes del vaso eran de piedra. En una de esas paredes laterales surgía el agua bastante fría y con mucha fuerza. En ella se bañaban preferentemente los hombres, aunque había unas horas en las que estaba permitido bañarse a las mujeres solas. Esta piscina se comunicaba con otra denominada El Cuartillo, algo menos profunda que la anterior y destinada preferentemente a las mujeres. Por último, y a continuación, estaba la piscina de las mulas, que no era otra cosa que un gran vado inundado en el que se bañaba a las caballerías. Las aguas del río Saona, en su día, llegaron a mover la piedra de siete molinos harineros en su corto recorrido hasta el río Záncara, además de permitir el riego a numerosas huertas y frutales.

Hoy, los Baños de Saona están abandonados y es un sitio con el agua profunda.

Nacimiento del río Saona

Imagen del nacimiento del río Saona, en lo que fuera los Baños de Saona. El agua surgía con fuerza entre las rocas situadas en la pared del fondo de esta piscina natural. La cuerda horizontal delimitaba la zona más profunda. .Fotografía de http://lacasademiabuela.canalblog.com/rss.xml)

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Piscina de las mulas en el Balneario de Saona. Fotografía de http://lacasademiabuela.canalblog.com/rss.xml

Baños de Saona

Estado actual de los Baños de Saona. Google maps

Así se refiere Cervantes a este río junto a la aldea de Sancho: «¿qué escudero hay tan pobre en el mundo, a quien le falte un rocín, y un par de galgos, y una caña de pescar, con que entretenerse en su aldea? –A mí no me falta nada d’eso –respondió Sancho–»( El Quijote II, cap. XIII.)

Así se refiere Cervantes a este río junto a la aldea de Sancho: «¿qué escudero hay tan pobre en el mundo, a quien le falte un rocín, y un par de galgos, y una caña de pescar, con que entretenerse en su aldea? –A mí no me falta nada d’eso –respondió Sancho–»( El Quijote II, cap. XIII.)

Poco antes de su desembocadura en el Pantano de los Muleteros, en el término de Mota del Cuervo, se encuentra un magnífico puente romano en perfecto estado de conservación.

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Puente romano sobre el río Saona (afluente del Záncara) en el término de Mota del Cuervo, poco antes de su desembocadura en el Pantano de los Muleteros.
Fotografía de José Manuel González Mujeriego.

Hay quien sostiene que el río Saona es el mismo que el río Monreal, que nace en el término municipal de Villarejo de Fuentes (Cuenca) y vierte sus aguas al norte del río Saona, a poca distancia del nacimiento de este último, en los Baños de Saona.

Sapo. Figura realizada con palos, cañas, cartón y papel, que representa a una persona, animal u otro objeto, al que se prende fuego en el transcurso de la fiesta de la Función de Ánimas; que se celebra desde el cuarto domingo anterior al de Pentecostés, hasta el Corpus. Ese sábado se procede a la «quema del sapo» con el objeto de limpiar los males ocurridos en el año en curso. Es una especie de ninot (de las fallas valencianas), pero mucho más tosco, al que le prenden fuego en la plaza de la Ermita de San Sebastián. También suelen sacar a una especie de toro embolao que consiste en que un mozo se pone debajo de una figura de toro con sus astas ardiendo y se mete por donde más gente hay.

Sartenero. Dícese de la persona que vende o arregla sartenes de forma ambulante. Por las calles de la Mota se anunciaba repicando con mucho arte sobre una sartén vieja con un objeto metálico, probablemente un cucharón. Llevaba una mula llena de sartenes y peroles. Vendía sartenes nuevas, pero también arreglaba las viejas: les echaba un remiendo, les ponía una pata, etc. Y lo más característico era que parecían africanos por el color de su cara, siembre embadurnada por el “tizne” de las sartenes. (En la foto un homenaje que hizo la ONCE a esta profesión).

Homenaje de la ONCE a esta profesión.

Sayas. Falda o vestido de mujer. En algunas fiestas aún podemos ver a las moteñas y a las manchegas en general lucir sus sayas como parte de sus trajes típicos regionales.

 Así emplea esta palabra Cervantes en el Quijote: «Y queriendo pasar adelante y romperlo todo, al improviso se le ofrecieron delante, saliendo de entre unos árboles, dos hermosísimas pastoras; a lo menos, vestidas como pastoras, sino que los pellicos y sayas eran de fino brocado…»  (El Quijote, II, cap. LVIII.).

saya manchega
Sayas manchegas (foto gentileza de trajetradicionalmancha.blogspot.com)

Sentar el culo. En la jerga de las cantareras de Mota del Cuervo, se llama así a la acción de poner en el torno alfarero (de origen celta) la base de la pieza que van a realizar: cántaro, tinaja, búcaro… Una pella de barro redondeada y aplastada, sobre la que se urdirá toda la pieza. En la foto (de Laura Castellano) vemos a Claudia Moreno, una reconocida cantarera moteña creando una nueva pieza de alfarería.

Cervantes conocía bien esta alfarería. Alude a los cántaros en 10 ocasiones, cita a: los búcaros (Q,I,XXXII), el arcaduz (Q,I,XI.), el colador (Q,II, cap.XXXII)… Por boca de Sancho habla del alfarero (alcaller), cuando dice: «como un alcaller que hace vasos de barro, y el que hace un vaso hermoso también puede hacer dos, y tres y ciento. (Q, II, cap. XXX). Habla también de la cerámica de esta zona (la del vecino pueblo de El Toboso) cuando cita a sus «tobosescas tinajas»(Q.I,XVIII).

Claudia Moreno iniciando una nueva pieza de alfarería moteña. (foto de Laura Castellano)

Sentir. En la Mota aún es posible escuchar este vocablo que se emplea como sinónimo de oír.

P. ej.-¿Es que no sientes que te estoy llamando?.

Cervantes, en ocasiones, también lo emplea en su obra magna con el mismo sentido, como cuando se encuentran a Dorotea disfrazada de labrador.- «…y no hubieron andado veinte pasos, cuando detrás de un peñasco vieron, sentado al pie de un fresno, a un mozo vestido como labrador, al cual, por tener inclinado el rostro, a causa de que se lavaba los pies en el arroyo que por allí corría, no se le pudieron ver por entonces. Y ellos llegaron con tanto silencio que d’él no fueron sentidos«. (El Quijote, I, cap. XXVIII).

En la imagen (de Seeley and Co. Limited, London 1905) vemos a Dorotea lavándose los pies en Sierra Morena, cuando es sorprendida por el cura y por el barbero.

Sera. Gran cesto de pleita que se utilizaba para transportar las uvas en el carro. Últimamente se hacían de goma.

Serrín de Madrid. expresión que definía el sobrante de los bizcochos que se quedaba adherido al papel donde se cocían, y que se vendía, desmenuzado, en las confiterías. Su aspecto era parecido al serrín de la madera.

En una ocasión un confitero de la plaza mayor, voceaba en su tienda: “serrín de Madrid” y lo repetía sucesivamente, para formar un giro político y dar otro significado a la expresión. Sucedía en la época de la guerra civil española, y decía: “Se rinde Madrid” “Se rinde Madrid” aludiendo a la capitulación de la capital. Esto dicho en la Mota (zona roja) podía tener consecuencias indeseadas, pero esta soflama quedaba “camuflada” con la supuesta procedencia del “serrin” (Madrid)

Siesta del oncejo. Siesta que se duerme por la mañana, sobre las once horas. De ahí su nombre.

A mediados del siglo pasado, en la Mota, los tratantes de ganado, o los corredores de fincas, para desempeñar su trabajo de mediadores, se relacionaban con mucha gente, para captar el negocio de sus posibles clientes. Para ello frecuentaban los bares más concurridos del pueblo, en especial por uno que permanecía abierto las 24h. del día, situado en el Camino Real, anexo al Mesón de Don Quijote, llamado «El Sotanillo». Estos tratantes estaban disponibles para el trato comercial en las horas de mayor afluencia de gente. Así estaban muy de mañana, cuando la gente tomaba el autobús para ir a Madrid, o cuando paraban los camioneros a repostar combustible para sus vehículos, o a la hora del café, o al atardecer. Generalmente a las horas donde había más concurrencia; salvo a las 11h de la mañana, que era cuando menos movimiento había y aprovechaban para descansar y dormir en sus casas la «Siesta del Oncejo». En la imagen una vista del Mesón de Don Qujijote de Mota del Cuervo (tomada de una postal de la época, de autor anónimo). Al fondo a la derecha estaba «El sotanillo».

Como no podía ser menos, Cervantes hace dormir la siesta a sus protagonistas. «y cual hay que sin dar vado ni tregua a sus suspiros, en mitad del ardor de la más enfadosa siesta del verano tendido sobre la ardiente arena, envía sus quejas al piadoso cielo». (El Quijote,I, cap. XII).

Mesón de Don Quijote. El Sotanillo estaba al fondo a la derecha de la imagen. (Postal de la época, autor anónimo).

Solbita. En Mota del Cuervo se llama así al hueso de albaricoque (Prunus armeniaca), al que se le ha hecho un agujero y se le ha sacado la semilla interior. Una vez realizada esa operación, al soplar junto al agujero, se produce una especie de silbido. (foto jmgm).

Cuando llegaba esta fruta de verano, hacer solbitas era uno de los entretenimientos de los chicotes (apelativo cariñoso que se les da, en este pueblo, a los chicos jóvenes), ya que realizar ese agujero en el hueso del albaricoque no era una tarea fácil; para eso había que rascar concienzudamente el hueso contra una pared de piedra, de cemento, o también con el bordillo de una acera.

Solvita

Soslayo (de). Se dice así para expresar que algo te da de lado, de costado, de refilón, oblicuamente.

P.ej. «Me daba el sol de soslayo»

Así emplea Cervantes esta palabra en su obra, cuando, en la segunda salida desde el «lugar de la Mancha», Don Quijote y Sancho toman la misma dirección de la primera salida, hacia el «antiguo y conocido Campo de Montiel». En esta segunda salida tiene lugar la aventura de los molinos. Dice: «Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque, por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigaban». (El Quijote, I, cap. VII).

Con esta aseveración Cervantes deja claro que sus protagonistas salen del «lugar de la Mancha», (ese del que D. Miguel no se quiere acordar), y se dirigen hacia Campo de Criptana, donde tuvo lugar la aventura de los molinos de viento (único enclave en la Mancha donde hubo 30 ó 40 molinos de viento). Con este nivel de detalle, al indicar que los rayos del sol de la mañana no les molestaban, Cervantes quiere indicarnos la orientación de la marcha de D. Quijote y Sancho en su camino a Campo de Criptana, pasando luego por Alcázar, para finalmente llegar a Puerto Làpice, como se dice en la obra. A la vista del mapa, cabe pensar que el origen de este viaje está más al este y que Cervantes se estaba refiriendo a Mota del Cuervo como ese «lugar de la Mancha».

Cabe recordar que es el mismo Cervantes el que incita a buscar ese «lugar de la Mancha», cuando dice: «Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero». (El Quijote, II,cap. LXXIII). Ver mapa adjunto:

Camino desde el lugar de la Mancha hasta los molinos de Campo de Criptana y luego Puerto Lápice, con el sol de la mañana dándoles de soslayo

Tajar. Cortar algo en dos o más partes.

P. Ej. los cortes que se dan a las carnes, para hacerlas «tajás».

Así la emplea Cervantes en boca de Don Quijote cuando habla con la princesa Micomicona: -Esa no me quitarán a mi, ¡oh alta y valerosa señora! -dijo don Quijote-, cuantos yo pasare en serviros, por grandes y no vistos que sean; y así, de nuevo confirmo el don que os he prometido y juro de ir con vos al cabo del mundo, hasta yerme con el fiero enemigo vuestro, a quien pienso, con la ayuda de Dios y de mi brazo, tajar la cabeza soberbia con los filos desta… no quiero decir buena espada, merced a Ginés de Pasamonte, que me llevó la mía. (El Quijote, I, cap. XXX). En la imagen (gentileza de mamirecetas,com) cómo tajar la carne.

Como tajar (cortar) la carne. imagen de mamirecetas,com

Tarajal. Lugar donde se crían los tarays (Tamarix canariensis y/o Tamarix gallica). El taray es un arbusto que puede llegar a tener porte arbóreo, de madera con poco valor, con flores blanquecinas o rosáceas, que crece en suelos alcalinos y que soporta bien los ambientes salinos, como son las inmediaciones del Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo. Esta planta, cuando tiene exceso de sal, la expulsa por sus pequeñas hojas, lo que hacen que al tocarlas den la sensación de que están húmedas. En la foto (de jmgm) tarajal junto a la Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo.

Tarajal en las inmediaciones del Complejo Lagunar de Manjavacas (foto jmgm).

Cervantes alude en su obra al taray y es conocedor de sus efectos medicinales. Así lo cita en el entremés del «Rufian viudo, llamado Trampapagos», cuando dice:»¿De qué (murió)? Casi de nada: los médicos dijeron que tenía malos los hipocondrios y los hígados, y que con agua de taray pudiera vivir, si la bebiera, setenta años». (pág. 3)

Tarja. Dícese de un método para controlar las ventas a crédito y los trabajos que se realizaban sin el pago inmediato del importe del servicio. Era una forma primitiva de llevar la contabilidad de estos trabajos a cuenta. Originalmente, se hacían unas muecas por cada servicio o venta en una caña o tabla, partida por la mitad, ambas partes eran custodiadas tanto por el deudor, como por el acreedor (respectivamente), las cuales las mostraban y las juntaban a la hora de hacer la cuenta para pagar y/o cobrar.

En Mota del Cuervo, en la fragua de los «Herreretes» (sita en la plaza del pozo del Aldudo) se usaba este método de la tarja para controlar el número de auzados (afilados) que se hacían a las rejas de los arados. Para ello el herrero hacía una agujero con un clavo incandescente en una tablilla por cada reja auzada. En la foto tarjas conservadas en Caravaca de la Cruz.

La tarja: un medio de pago aplazado
(Gentileza del Cronista de Betanzos y de Ángel Moreno Olivares)

Tartana. Carro con toldo abovedado tirado por un caballo o por una mula, que se usaba en la Mota para llevar a los vendimiadores, o a la familia en trayectos cortos como a la romería de Manjavacas, o a los baños de Sahona… En la foto vemos, en paralelo a la tartana, a otro chico montado a caballo

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Tartana (foto de Fernando Tinajero Riquelme)

Así alude Cervantes al toldo de estos carruajes: «El que guiaba las mulas y servía de carretero era un feo demonio. Venía la carreta descubierta al cielo abierto, sin toldo ni zarzo». (El Quijote, II, cap.XI).

TajáAbreviatura de tajada. Trozo de carne guisada.

Tenajón. Deformación de tinajón. Grandes recipientes de barro que se usaba en Mota del Cuervo para lavar la ropa, que provenían de cortar longitudinalmente en dos mitades aquellos tinajones que se fabricaban en el Toboso («Oh tobosescas tinajas «El Quijote,II,cap. XVIII), o en Villarrobledo, para hacer el vino, que eran reconvertidos en sustitutos de los lavaderos públicos, ya que en Mota del Cuervo no existían. El agua la llevaban a esos tenajones a cántaros y, una vez utilizada, la sacaban de allí con una escoba «barriendo» el agua sucia a través de la parte donde estaba la boca del tenajón.

Tenajones en el Convento de Santa Catalina Arequipa Perú2
Me sorprendió ver estos tenajones cortados por la mitad para usarlos como lavaderos en el Convento de Santa Catalina, en Arequipa (Perú). Foto jmgm

La ausencia de estos lavaderos públicos en Mota del Cuervo la «documenta» Cervantes en el Quijote, cuando dice que allí las mujeres lavaban en un arroyo:

«Muy discreto y agudo, y, con deseo de servir a sus señores, partió de muy buena gana al lugar de Sancho; y antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza, mujer de un cierto Sancho Panza, escudero de un caballero llamado don Quijote de la Mancha…» (El Quiote, II, cap. L).

Las medias tinajas también aparecen nombradas expresamente en el Quijote:

«Y diciendo esto, asió de un caldero, y, encajándole en una de las medias tinajas, sacó en él tres gallinas y dos gansos, y dijo a Sancho: –Comed, amigo, y desayunaos con esta espuma, en tanto que se llega la hora del yantar». (El Quiote, II, cap. XX).

Tendero (a).- Propietario, encargado o dependiente de una tienda, especialmente de comestibles.

Así se refiere Cervantes a este oficio en la persona del tendero morisco Ricote, cuando éste, tras la expulsión de su etnia de España, se encuentra con Sancho Panza y le dice: «–¿Cómo, y es posible, Sancho Panza hermano, que no conoces a tu vecino Ricote el morisco, tendero de tu lugar?. Entonces Sancho le miró con más atención y comenzó a rafigurarle, y , finalmente, le vino a conocer de todo punto, y, sin apearse del jumento, le echó los brazos al cuello, y le dijo:–¿Quién diablos te había de conocer, Ricote, en ese traje de moharracho que traes? Dime: ¿quién te ha hecho franchote, y cómo tienes atrevimiento de volver a España, donde si te cogen y conocen tendrás harta mala ventura?» (El Quijote, II, cap. LIV). En la imagen (de Tony Johannot, Paris 1836), Sancho reconoce y abraza al Morisco Ricote, el tendero del «lugar de la Mancha». (*)

(*) Según el investigador E. Lillo, en la relación de moriscos inscritos en la villa de Mota del Cuervo, (AHN 7356) figura el Morisco Ricote (Ginés Ricote) y su familia, natural de Las Cuebas, y alistado de primera lista en Miguel Esteban. (Artículo publicado en la revista de la Asoc. A. de la Historia de Mota del Cuervo ISSN 2386-5172 – Serie: XVI-11).
Esta prueba es otra de las muchas rezones que nos llevan a asegurar que ese «Lugar de la Mancha» del que Cervantes no quiso acordarse, es Mota del Cuervo.

Sancho reconoce al Morisco Ricote, un tendero del «lugar de la Mancha». (Dibujo de Tony Johannot, Paris 1836)

Tinaja. Recipiente de barro con una boca muy ancha, una forma abombada en el medio y con una base relativamente pequeña, que fabricaban las cantareras de Mota del Cuervo y que servía para almacenar agua preferentemente. Estas tinajas eran algo más pequeñas que las de los pueblos vecinos de El Toboso y  Villarrobledo.

Cervantes cita así las tinajas en su obra: «Sancho, a quien jamás pluguieron ni solazaron semejantes fechurías, se acogió a las tinajas, donde había sacado su agradable espuma, pareciéndole aquel lugar como sagrado.» (El Quijote, II, cap. XXI.).

Tinajas moteñas
La cantarera María Juana, de Mota del Cuervo haciendo tinajas (año 1934 imagen de Ramón Biadiu)

Tíburi. (Tílburi). Carro pequeño que servía para transportar una o dos personas, tirado por un caballo, una yegua o una mula.

En el siglo XX, en la Mota, uno de sus médicos visitaba a sus pacientes en su tíburi y lo dejaba atado a la rejas de la casa del paciente.

Tílburi -Ecured bn
Tíburi (foto Ecured)

Tiro de la barra. Juego que consistía en lanzar lo más lejos posible y siguiendo unas normas, una barra de hierro de unas determinadas dimensiones, o una reja de arado romano. En estos lanzamientos realizados por los distintos mozos de los pueblos colindantes, ganaba el que realizaba los lanzamientos más largos y servían para marcar la rivalidad entre ellos. En la Mota se empleaban como pista para el lanzamiento de la barra, los caminos que tenían un lomera a cada lado, lo cual facilitaba el que la barra o la reja no se salieran del camino. Los preferidos eran: el camino de los Hinojosos y el de El Toboso.

Cervantes alude a este juego en su obra magna y refiere cómo Dulcinea tiraba la barra: «Que la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo? Esa es –dijo don Quijote–, y es la que merece ser señora de todo el universo. Bien la conozco –dijo Sancho–, y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo». (El Quijote, I, cap. XXV).

Mozos jugando al tiro de la barra, o de la reja.
Imagen gentileza de Pedro Fernández Castillo (Museo del juego de Cuenca)

Titos.  De nombre botánico “Lathyrus sativus L.”, planta más conocida como almortas, o guijas, o alberjas, una leguminosa parecida a los garbanzos pero aplastados y cuadrados, cuya harina aún se cocina en forma de gachas y que en épocas de escasez fue alimento habitual de la población, especialmente en la Mancha, llegando su elevado consumo a producir la enfermedad del Latirismo (una enfermedad neurotóxica que afecta a las piernas y puede llegar a degenerar los huesos y los cartílagos), que se manifestó especialmente en aquellas personas que, diariamente, se alimentaban de esta legumbre sin ingerir otras proteínas.

Ver más información sobre este cultivo en Mota del Cuervo en el siguiente enlace: https://motadelcuervoellugardelamancha.com/2017/02/09/cultivos-antiguos-en-mota-del-cuervo/

Titos ó almortas (foto cocinista,es)
Planta de titos en plena floración, “Lathyrus sativus (imagen de elhuerto20.wordpress.com)

Toconero. Oficio ya desaparecido en Mota del Cuervo, cuya labor consistía en sacar los tocones o la base de los troncos de encina (o de pinos) que quedaban mayormente enterrados, tras cortar el árbol por la base.

En la edad media, la Mota estaba rodeada de bosques de encinas o carrascas. El “ansia” por destinar cada vez más tierra a la labranza, hizo que se cortaran grandes extensiones de carrascas, dejando los tocones bajo tierra en su mayor parte, hasta que posteriormente eran retirados por estos braceros específicos para un mejor aprovechamiento del terreno.

Tocón 2 (foto Bernabé Morales)
Tocón (foto Bernabé Morales)

Toza. Yugo para uncir los animales de tiro al arado.

Toza 1
toza2
Toza (fotos de Borja Martínez)

Trabajar por la costa. Trabajo que se hacía únicamente a cambio de la comida, sin percibir otro tipo de salario.

En la posguerra española, en época de escasez, algunas personas jóvenes, trabajaban únicamente por la costa (por la comida). Generalmente eran trabajos de cuidado de niños realizados por chicas jóvenes, o trabajos de zagales en casas de labor. No les daban alojamiento, ya que regresaban al anochecer a sus casas.

Esta acepción de «la costa», la emplea Cervantes en el Quijote, así:

Dice Sancho a su mujer: «y si Dios quisiera darme de comer a pie enjuto y en mi casa, sin traerme por vericuetos y encrucijadas, pues lo podía hacer a poca costa« (El Quijote, II, cap. V)

Niño pastor, foto López Bernabeu
Niño pastor, foto de López Bernabeu

Trajín. Tiene varias acepciones: Referida al trabajo (Está trajinando en el campo), a una persona que tiene fijación con algún asunto (Vaya trajín te traes entre manos), o a querer tener relaciones sexuales (A esa me la quiero trajinar).

Trasegar. Pasar un líquido de un recipiente a otro. En la Mancha se usa mucho para referir el cambio del vino de una tinaja a otra, o a una cuba.

Cervantes la emplea en la otra acepción, cuando Sancho, Ricote y sus amigos trasiegan el vino hacia sus estómagos: «levantaron los brazos y las botas en el aire; puestas las bocas en su boca, clavados los ojos en el cielo, no parecía sino que ponían en él la puntería; y d’esta manera, meneando las cabezas a un lado y a otro, señales que acreditaban el gusto que recebían, se estuvieron un buen espacio, trasegando en sus estómagos las entrañas de las vasijas«.(El Quijote, II, cap.LIIII).

Bomba para trasegar el vino. (Foto Ulises).

Trébede. Aro de hierro con tres patas, que sirve para colocar encima el perol, la sartén, o el puchero, para poder cocinar en el campo, o en una chimenea.

Trébede, (gentileza de El Zorro)

Trillar. Labor agrícola que se hacía para separar el grano de cereal de la paja. Con esta acción, trituraban la parva (así llamaban a la mies extendida sobre la era). Para ello utilizaban un trillo, un apero de labranza consistente en una gran tabla de madera, algo levantada la parte delantera, con numerosos cantos de pedernal incrustados en su parte inferior, Este trillo, tirado (en la Mancha) por mulas, lo hacían pasar sobre la mies. Para favorecer el triturado de la mies, solían poner peso sobre el trillo, o dejaban que los chicotes se subieran encima a dar vueltas hasta que la labor quedaba lista para el siguiente paso: «Ablentar» (aventar).

Así recoge Cervantes la palabra «Trillar»: «a la señora Dulcinea del Toboso, de que se le vayan a hincar de rodillas delante d’ella los vencidos que vuestra merced le envía y ha de enviar? Porque podría ser que, al tiempo que ellos llegasen, estuviese ella rastrillando lino, o trillando en las eras, y ellos se corriesen de verla» (El Quijote, I, cap. XXV).

Trillando (Ramón Biadiu, 1934)
Chicote trillando (foto Ramón Biadiu, 1934)

Trillada/o. Del participio del verbo trillar, proviene el adjetivo trillado/a que significa: cosa o asunto sabido en demasía, camino transitado y muy conocido, tema común y muy popular.

Así, en este sentido utiliza Cervantes la palabra trillada en la entrevista que tuvo Don Quijote con su paisano, el Bachiller Sansón Carrasco: «Y así debe de ser de mi historia, que tendrá necesidad de comento para entenderla. –Eso no –respondió Sansón–, porque es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella: los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran; y finalmente es tan trillada y tan leída y tan sabida de todo género de gentes, que, apenas han visto algún rocín flaco, cuando dicen: “Allí va Rocinante”.(El Quijote, II, cap. III).

Entrevista del Bachiller Sansón Carrasco con D. Quijote y Sancho (imagen de RTVE).

Trillero. Dícese de la persona que arreglaba o fabricaba trillas. La trilla era un artilugio agrícola de madera, con piedras de pedernal o de sílex incrustadas, que servía para desgranar el cereal en la era. En la Mota, a mediados del siglo XX venían trilleros de Cantalejo (Segovia). Llevaban una capacha de esparto (parecida a la de los “matachines”) y en su interior pequeñas piezas de pedernal, o sílex, las “pernalas” y un martillo muy pequeño, todo de hierro, que utilizaban para colocar las pernalas caídas en la campaña anterior. Por eso venían por los meses de Abril y Mayo, antes de empezar la trilla. Eran muy hábiles en el manejo del martillo para clavarlas bien y no romperlas.

Trilla

Trompezar. Deformación de tropezar.

Tropa. En Mota del Cuervo se llamaba tropa al conjunto del ganado mular, compuesto por tres yuntas, de dos mulas cada una. Es decir, una tropa estaba compuesta por seis mulas. A su vez, una tropa era conducida por un mayoral, el cual tenía a su cargo tres zagales, uno para cada yunta.

Tropa de mulas (foto: comprerural,com)
Yunta de Mulas (E. Riquelme)
Yunta de mulas (Foto E. Riquelme)

Así refleja Cervantes en su obra a las tropas de caballería:

«Y luego se oyeron por aquí y por allí, y por acá y por acullá, infinitas cornetas y otros instrumentos de guerra, como de muchas tropas de caballería que por el bosque pasaba». (El Quijote, II, cap.XXXIIII).

Truque moteño. El truque, o truco es un juego de naipes con cartas de la baraja española, de origen valenciano, muy difundido por España y América y que se juega tradicionalmente en Mota del Cuervo, (tierra de paso del Camino Real de Valencia). En la Mota, el truque adopta unas reglas propias, (el truque sin muestra), como podemos ver en el enlace: Reglamento del Truque Moteño, explicado magistralmente por Alejandro Calero Fortuna. Este juego de naipes se practica en Mota del Cuervo desde hace cientos de años.

Así alude Cervantes en el Quijote al juego de naipes y a su antigüedad: » –Yo, señor don Quijote de la Mancha, doy por bien empleadísima la jornada que con vuestra merced he hecho, porque en ella he granjeado cuatro cosas. La primera, haber conocido a vuestra merced, que lo tengo a gran felicidad. La segunda, haber sabido lo que se encierra en esta cueva de Montesinos, con las mutaciones de Guadiana y de las lagunas de Ruidera, que me servirán para el Ovidio español que traigo entre manos. La tercera, entender la antigüedad de los naipes, que, por lo menos, ya se usaban en tiempo del emperador Carlomagno, según puede colegirse de las palabras que vuesa merced dice que dijo Durandarte. (El Quijote, II, cap.XXIIII).

Truje. En lugar de «traje» (pretérito indefinido del verbo traer)

La RAE recomienda evitar la utilización de formas propias del español clásico como «truje». Lo cierto es que aún es posible escucharlas en Mota del Cuervo, especialmente entre los ancianos del lugar. Así la utilizaba Cervantes en el Quijote:

        “No se atenga a eso, señor, respondió Sancho, porque le hago saber que también fue de oídas la vista y la respuesta que le truje, porque así sé yo quien es la señora Dulcinea como dar un puño en el cielo”. (El Quiote, II, cap. IX).

Tumbillo: Utensilio de madera y hoja de lata para calentar las camas en invierno. Tiene forma de hexaedro, o cubo, y está exento de las paredes laterales para favorecer la propagación del calor. Su base está reforzada con hoja de lata, sobre la que se ponía un recipiente con brasas de leña. Modernamente ese recipiente con brasas se sustituyó por una resistencia eléctrica. El tumbillo se mete entre las sábanas de la cama y en unos minutos calienta toda la superficie, gracias a las extensiones de madera que tiene en las partes laterales, que ahuecan toda la cama. En las fotos (de jmgm) vemos primero un tumbillo eléctrico de madera y en la otra foto vemos un calentador de cama con un palo largo de madera que sujeta al final un recipiente de latón, con una tapa agujereada, por donde se introducían las brasas de leña.

Tumbillo eléctrico para calentar las camas en invierno. (Foto: jmgm).
Calentador de camas con brasas (foto jmgm).

Uncir: Poner los arreos a los animales de tiro, en las tareas de labranza (arado, trillado…). «Desuncir», significa lo contrario, quitar los arreos a las caballerías.

En Mota del Cuervo, aún se emplea mucho el término «no desunzo» para indicar que uno no para de hacer cosas, incluso que está agobiado. Esto es en recuerdo de aquellos días de cosecha de cereales, que acarreaban las espigas desde la tierra hasta la era, para luego trillar…, para volver a por otra carga de espigas… A los labradores no les daba tiempo a poner y a quitar los arreos a las mulas. «No desuncían». Así emplea esta palabra Cervantes en El Quijote:

«que no tengo otra hacienda sino este carro y estas mulas. –¡Oh hombre de poca fe! –respondió don Quijote–, apéate y desunce, y haz lo que quisieres.» (El Quijote, II, cap.XVII.)

Carro con mies tirado por dos mulas en riata en Casas de Ves Albacete 20minutos
Acarreando mies en Casas de Ves (Albacete)

Urdir. En Mota del Cuervo se llama así a una parte muy importante de la fabricación de su famosa cerámica. Urdir es la forma de construir la cerámica, desde la base hasta la boca del cántaro, tinaja…. Una vez sentado el culo de la cerámica en el torno celta, se va añadiendo el barro con el rulo (previamente esgorullado y enrollado) para hacer crecer las paredes de la pieza. Las alfareras moteñas (generalmente son mujeres) no modelan el barro, sino que lo urden. La RAE no recoge esta acepción de la palabra urdir.

Cantarera urdiendo una pieza de cerámica sobre el torno
en el taller del alfarero Evelio L. Cruz (imagen gentileza de CMM).
Cantarera moteña urdiendo una tinaja en 1934 sobre un torno celta. (imagen de Ramón Biadiu).

Venta de Malabrigo, después conocida como Venta del Protestante, luego como Granja del Milagro y actualmente como Monte Escama (en donde hay una empresa dedicada a la cría de ganado bravo). Aún aparece en los mapas el topónimo referido al pozo de Malabrigo, cercano a dicha venta.

Las ventas eran establecimientos situados en los principales caminos, que ofrecían comida y alojamiento a los viajeros y a sus caballerías.

La Venta de Malabrigo, está en el término de Mota del Cuervo (Cuenca), cerca del límite de las provincias de Toledo y Ciudad Real, justo en el carril (camino) de los Valencianos, en otra época una vía importante. El siguiente pueblo en dirección “Noroeste” es el Toboso. Por ese lado, este camino llega hasta Toledo, (la capital del imperio español desde el 1519 al 1561) y en dirección  “Este” llega a Manjavacas (hoy despoblado de Mota del Cuervo) y luego hasta Valencia. Este camino, cerca de Las Mesas, se bifurca en dos y el ramal que llega hasta Cartagena y su puerto (en el sureste de España), se llamó Camino de los Pimenteros.

Esta venta está muy cerca del antiguo camino de Mota del Cuervo a Campo de Criptana, que pasa por Puerto Lápice y llegaba hasta Córdoba. Son muchas las razones por las que esta venta podría ser a la que se refería Cervantes cuando don Quijote fue armado caballero, antes de la aventura de los molinos de viento de Campo de Criptana.

Cuando el ventero nombra caballero a Don Quijote: «se vino adonde don Quijote estaba, al cual mandó hincar de rodillas; y leyendo en su manual, como que decía alguna devota oración, en mitad de la leyenda alzó la mano y diole sobre el cuello un buen golpe, y tras él, con su mesma espada, un gentil espaldarazo, siempre murmurando entre dientes, como que rezaba». (El Quijote, I,3)

Hace años tuve la oportunidad de entrevistar al que fuera uno de los propietarios de la venta, Don Luis García, según él los viajeros que al atardecer llegaban a la venta, procedentes de Manjavacas, no se atrevían a cruzar el arroyo de la Zanja de la Olma, debido a los maleantes que acechaban en esa zona. Por el contrario, los viajeros que procedían del Toboso, hacían noche en la Quintería de la Olma, precisamente para no cruzar ese mismo arroyo por miedo a ser asaltados por los bandoleros. Más información sobre la Venta de Malabrigo en: https://motadelcuervoellugardelamancha.com/2016/03/04/la-venta-de-malabrigo/

Vista principal de la Venta de Malabrigo (Autor: Luis García)
Vista trasera de la Venta de Malabrigo (Autor: Luis García)

Vedreao, o Vedreado.- En Mota del Cuervo, se llama así al conjunto de cacharros, que se utilizan en la cocina (ollas, cazuelas, cacerolas, pucheros…) tanto de barro vidriado, como de metal esmaltado; o para los recipientes que se usan en la mesa para servir los alimentos y las bebidas, como: Jarras esmaltadas, platos, fuentes y demás.

P. ej. “¡Vaya vedreao que tienes para fregar!”

El diccionario de la RAE, en su cuarta acepción, contempla la palabra VIDRIADO para referirse a la vajilla, que se asemeja a lo que nosotros llamamos «vedreado», por lo que es posible que ésta sea una deformación de la primera.

Vedreao. Foto jmgm.

Vientos de molienda. «Cuando hay viento es cuando hay que moler» dicen en la Mota. En función de la localización del lugar, los vientos reciben nombres diferentes, así el viento procedente del norte, en algunos sitios lo llaman «tramontana» (en Cataluña, Baleares…), o dependiendo de su procedencia reciben el nombre del origen, como es el caso de «El Toledano», o el «Solano», el viento de donde nace el sol.

En los molinos de viento manchegos, en la última planta, donde se halla la maquinaria de la molienda, hay diferentes ventanillas orientadas a los vientos principales, de forma que los molineros disponen de la información precisa para orientar las aspas y así poder «cazar» el viento más favorable para la molienda. Estos son los vientos que utilizan los molineros en la Mota: Cierzo, Barrenero, Matacabras, Solano Alto, Solano Fijo, Solano Hondo, Mediodía, Ábrego Hondo, Ábrego Fijo, Ábrego Alto, Toledano y Moriscote. Podemos ver sus orientaciones aproximadas en la siguiente rosa de los vientos.

Así alude Cervantes, en una de las muchas ocasiones, a los vientos: –Ven acá, bestia y mujer de Barrabás –replicó Sancho–: ¿por qué quieres tú ahora, sin qué ni para qué, estorbarme que no case a mi hija con quien me dé nietos que se llamen señoría? Mira, Teresa: siempre he oído decir a mis mayores que el que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, que no se debe quejar si se le pasa. Y no sería bien que ahora, que está llamando a nuestra puerta, se la cerremos; dejémonos llevar deste viento favorable que nos sopla». (El Quijote, II, cap. V).

Viso. Prenda de vestir femenina que se ponía debajo del vestido

  • A esa “hermana” (señora) se le va viendo el viso

Yeros: Planta de nombre botánico “vicia ervilia”. Una leguminosa que se utilizaba para consumo del ganado, fácil de cosechar que soporta suelos pobres y alcalinos.

Planta y fruto leguminoso de los Yeros. (foto de http://www.agroes.es)

Yunta. Pareja de mulas para labrar el campo.

Yunta de Mulas (E. Riquelme)
Yunta de mulas arando en el campo (foto de E. Riquelme)

Zacho.  Herramienta para “zachar” o cavar la tierra para que de mejores frutos. Es parecido a la azada, pero en lugar de tener el tajo plano, en el zacho es con forma de pico.

Pedro Martín de Campos, personaje ilustre nacido en el siglo XVIII en Mota del Cuervo, cita en un libro de botánica: “peonada de zacho, fanega de trigo” aludiendo a que cuanto más se cave la tierra mejor cosecha se obtiene.

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Zacho

Zafra. Recipiente metálico grande para guardar el aceite en la despensa.

En 1930 había en la Mota dos caldereros, que se dedicaban a la fabricación y montaje de todo tipo de trabajos en hierro, zafras para el aceite, venta y reparación (estañado) de sartenes, calderos de cobre, pucheros… Era la calderería de Canuto y José Soriano, situada en la calle de San Francisco, frente a la plaza del pozo del Haldudo (hoy llamado indebidamente pozo del Aldú).

zafra
Zafra para el aceite (foto jmgm)

Cervantes hace alusión a las calderas, sartenes… en muchas ocasiones, como: «–Paréceme –respondió Sancho– que vuesa merced es como lo que dicen: “Dijo la sartén a la caldera: Quítate allá ojinegra”. (El Quijote, II, cap.LXVII).

Zahorí. Es la persona que busca las corrientes de agua subterráneas, y que indica los sitios concretos para excavar los pozos que abastecen de agua a estas tierras de secano. Para ello utilizan unos utensilios sencillos como: el péndulo, o las varas tiernas de avellano en forma de “V”. El porcentaje de aciertos es bastante alto. Caminan por la zona portando sus varas en alto y cuando llegan al sitio donde ellos perciben una corriente estática, las varas se mueven hacia el suelo indicando la existencia de una corriente subterránea de agua. Después con la ayuda del péndulo fijan el sitio exacto donde excavar para hacer el pozo. Este es un oficio que aún subsiste.

Sandalio, curandero y zahorí (Imagen de F.Navarro)

Zamarro (a). Prenda de vestir realizada con la piel del cordero con su pelo, que usaban los pastores.

Así la usa Cervantes en boca de Sancho cuando deja de ser gobernador : «y más quiero recostarme a la sombra de una encina en el verano y arroparme con un zamarro de dos pelos en el invierno, en mi libertad, que acostarme con la sujeción del gobierno entre sábanas de holanda y vestirme de martas cebollinas» (El Quijote, II, cap. LIII). En la imagen ( Autor Lucas Fernández. Gentileza de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes) vemos una zamarra de pastor en el Museo Etnográfico de Castilla y León.

Zamarra de pastor en el Museo Etnográfico de Castilla y León. (Autor Lucas Fernández, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)

Zascandilear. Andar de un sitio para otro, sin ir a nada concreto.

Zoqueta. Especie de guante, realizado en madera, que servía para resguardar durante la siega, los dedos corazón, anular y meñique de la mano izquierda.

Zoqueta. (imagen de Milanuncios,com)

Zorros. En la Mota, se llama así a un utensilio de limpìeza que consiste en un palo de madera al que se le atan, en una punta, un manojo de tiras de tela, con el que se sacuden las persianas y otros enseres (no frágiles) a los que se les quiere quitar el polvo.

La RAE no lo contempla.

Zote. Ignorante, torpe, idiota.

“Es un zote el que estudió y es ignorante en letras”. (vocabulario de refranes de Correas). También es interesante notar que la forma italiana de Quixote es Chisciotto, y que en napolitáno “ciuoto” significa “estúpido”. Cervantes sabía italiano y por aquel entonces Nápoles era posesión española. No es extraño que Dorotea-Micomicona llamara a don Quijote “don Azote” aludiendo a los disparates del hidalgo…(“Otra manera de leer el Quijote: Historia, tradiciones culturales y literatura” de Agustín Redondo).

refranes de Correas
Otra manera de leer el Quijote de Agustín Redondo

Zurdo (El). Según el diccionario de la RAE: dícese de la persona que tiene tendencia natural a servirse preferentemente de la mano izquieda o también del pie del mismo lado.

En Mota del Cuervo llamamos así a uno de los siete molinos de viento que hay en el paraje de La Sierra, concretamente en el solar donde estuvo el Castillo de la Mota, razón por la que este molino pagaba un impuesto adicional (el mencal). El Zurdo tiene este nombre debido a que sus aspas giran en sentido contrario a las agujas del reloj. Hay quien dice que fue «castigado» a ser levógiro debido a que causó la muerte de su propietario. Otros aseguran que se debe a que sus piedras molineras (volandera y solera) tienen talladas sus rayas al contrario que las del resto de molinos de Mota del Cuervo, que son dextrógiros. Por esa razón, para aprovechar esas piedras, se vieron obligados a realizar cambios en la maquinaria y en el velamen para que pudiera girar al revés. Curiosamente todos los molinos del vecino pueblo de Campo de Criptana, giran también en el sentido contrario a las agujas del reloj. Son levógiros, como El Zurdo.

Desde 1553 se tiene constancia documental de la existencia de molinos de viento en Mota del Cuervo, (según una investigación de Enrique Lillo: ISSN 2386-5172 – Serie: XVI-24). Según parece, El Zurdo ya figura aludido (con el nombre de su entonces dueño: Juan Sánchez Alcolado) en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752) junto a otros 15 molinos en esa sierra. Sin embargo, hay una placa en su fachada con la inscripción de la fecha 1 de abril de 1841, que podría indicar la fecha de su construcción, aunque otros creen que puede deberse a la fecha de una remodelación. El Zurdo es el único molino de Mota del Cuervo que quedó en pie tras la guerra civil. Su último molinero fue el «hermano» Benedicto Zarco, hermano del dueño del molino: Espiridión Zarco. En 1941, tras el declive de esta industria molinera, su hijo vende El Zurdo a Ramón Serrano Suñer, (cuñado de Franco y Ministro de Exteriores de la época), el cual, a raíz de una visita a Mota del Cuervo (ver imagen publicada en el libro: Serrano Suñer: conciencia y poder), se interesó por él con la idea de mantenerlo y conservarlo (costeando su reparación en varias ocasiones bajo la tutela de la Asociación de Amigos de los Molinos de Mota del Cuervo). En el año 2017, El Zurdo fue declarado Bien de Interés Cultural.

Los otros seis molinos de Mota del Cuervo fueron reconstruidos sobre sus propias ruinas. Uno de ellos El Gigante, recuperó su correspondiente maquinaria original (de madera), que le permite, cuando el viento sopla, moler el grano a la manera tradicional. Moliendas muy apreciadas por sus visitantes.

Un momento para la historia: Serrano Suñer tras visitar el molino «El Zurdo» de Mota del Cuervo. (imagen del libro: «Serrano Suñer: conciencia y poder», de I. Merino, editado por Algaba Ediciones 2004)

FIN.

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José Manuel González Mujeriego

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Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.

«Diccionario Moteño Cervantino», autor: José Manuel González Mujeriego

Editado por la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo, 2021

ISBN: 978-84-09-32112-4

Se pueden adquirir ejemplares en la tienda virtual de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo en el siguiente enlace: https://historiademota.com/tienda-online-item.aspx?Id=56

Carátula del libro

Imagen de una de las presentaciones del libro realizada en los exteriores del molino Goethe de Mota del Cuervo, en la sede del Museo «Austión Tirado»
Presentación del libro en la Biblioteca Miguel de Cervantes de Mota del Cuervo. En la imagen el autor junto con el Alcalde la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Mota del Cuervo.

«Moteños en ultramar» y «Antiguos Oficios»

Mi afán de bucear en la historia reciente de Mota del Cuervo, me lleva con frecuencia a indagar en la memoria de nuestros mayores. En este caso se trata del Dr. D. José Zarco Castellano, un ilustre moteño, intelectual nonagenario, médico pediatra de profesión, gran conversador y amigo, al que con relativa frecuencia, he venido realizando visitas a la casa que, el mismo, tiene en Madrid, muy cerca de la calle Princesa, con el objetivo principal de pasar un buen rato hablando de cosas del pasado y para indagar en su prodigiosa memoria lejana, y conocer aspectos de la historia y de la vida de Mota del Cuervo. Nuestro protagonista, a pesar de los años, aún se mueve con cierta soltura y me recibe siempre con una amplia sonrisa en su rostro, en un piso señorial, con señas de identidad moteñas plasmadas en unas amplias cristaleras a la entrada, donde tienen tallados unos molinos de viento manchegos. En la mesa de la sala, nos esperan unos aperitivos y unas bebidas preparadas con primor por María Luisa, su mujer.

Tanto José Zarco como yo, pertenecemos a la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo, concretamente él es el presidente de honor. A ambos nos guía el cariño hacia nuestro pueblo y su historia. En esta ocasión, en su interés por transmitir sus conocimientos y sus vivencias del pasado, el Dr. Zarco me tenía preparados unos papeles con anotaciones antiguas, siempre sobre Mota del Cuervo y sus gentes, con el objetivo de centrar la conversación y seguramente con la intención de fijar esos datos, ahora tallados en su memoria y pasarlos a un medio escrito, o publicarlos en algún artículo como éste que facilite el conocimiento de los mismos a las generaciones futuras.

Uno de esos papeles contiene una pequeña lista de personas, escrita a mano por él, con los nombres de los moteños  que se desplazaron a combatir en ultramar, tanto en América como en Asia, y el otro es un viejo artículo suyo sobre los antiguos oficios ambulantes, que él mismo publicó hace ahora once años, y sobre el que me pide que amplíe algunos otros oficios que él no contempló en su día y a los que añadiré por mi cuenta algunas fotos explicativas. Así las cosas, nos ponemos manos a la obra y comienza la animada conversación. A veces nos resulta difícil centrarnos en un tema, por las derivas que toma la charla que nos lleva, a cada momento, a recordar a otras personas, sus avatares, o sitios relacionados. En cualquier caso estas tertulias son muy agradables.

COMBATIENTES MOTEÑOS DE ULTRAMAR

Como digo, uno de esos papeles que me entrega es una pequeña lista con los combatientes moteños de ultramar. Paisanos nuestros que habían luchado en la Guerra de Filipinas y en la de Cuba, que como sabemos fueron territorio español hasta el año 1898.

Personalmente siempre he tenido curiosidad por conocer Cuba, país que tuve la suerte de recorrer en el año 2003, y en donde pude constatar la gran herencia española reflejada en sus numerosos blasones que aún se conservan y en sus numerosos palacios con patios de columnas al estilo español. Recuerdo especialmente el Casino Español (hoy rehabilitado como Palacio de los Matrimonios), con su gran salón de baile, en cuyo techo están pintados los 49 escudos de las antiguas provincias españolas. Primero busqué el de la provincia de Cuenca y después al recorrer con la vista el resto de provincias, me llamó la atención otro escudo, que ocupaba el tamaño y la posición similar a los del resto, pero que no pertenecía a una provincia, sino a Piloña, un concejo asturiano de donde salieron para Cuba muchos emigrantes.

casino-espanol-de-la-habanaAntiguo Casino Español de la Habana, con los escudos de las provincias españolas en su salón de baile

Hoy todavía es posible contemplar en la Habana muchas casas parecidas a las de Cádiz, aunque algunas muy deterioradas por el paso del tiempo y por la precariedad de sus reparaciones. La falta de presupuestos en su momento para llevar a cabo esas rehabilitaciones/demoliciones, paradójicamente ha conseguido que, ahora, podamos disfrutar de ellas en su conjunto, gracias a la sensibilidad de los actuales rehabilitadores. Su contemplación nos hace viajar en el tiempo, para retroceder al 1898 y apreciar la arquitectura tal y como era en la época española, algo que, lamentablemente, no se suele dar en España, donde ese tipo de edificios han sido desplazados, e intercalados por otros en donde dominan el cemento el vidrio y el acero. Casas modernas que se han intercalado junto a otras, sin tener en cuenta el conjunto arquitectónico. En cambio en la Habana vieja aún podemos observar grandes casonas de estilo español, que antaño eran unifamiliares y que hoy se han convertido en casas vecinales, cuyas habitaciones ocupan con sus familias muchos descendientes de aquellos primeros habitantes de la época colonial.

Cuando los moteños que citaremos a continuación tuvieron que desplazarse para defender las posiciones de ultramar, eran unos años difíciles para nuestro país, por la frustración que supuso la pérdida de las últimas colonias en América y en Asia, a consecuencia de la derrota que sufrió España en la guerra frente a Estados Unidos, que se puso de parte de los insurrectos en las colonias españolas. Ese país comenzaba en aquella época a emerger como una gran potencia, a la que España, tras la firma del Tratado de París, tuvo que ceder Puerto Rico, Cuba y Filipinas. Territorios que aún tardarían años en recuperar su propia independencia. Un esfuerzo infructuoso de miles de soldados españoles que trataron de conservar dichas colonias. De Mota del Cuervo salieron una veintena de soldados, que alcanzaron diferentes graduaciones. Uno de ellos llegó a ser capitán. El contingente de tropas españolas en Cuba fue muy numeroso, hasta llegar en 1898 a la cifra de 185.000 soldados, a los que habría que añadir 82.000 voluntarios. Los datos que recuerda José Zarco sobre nuestros paisanos en esas guerras no son muy completos. De algunos solo sabemos el nombre o el apodo. En otros casos recuerda la familia de procedencia y sus actuales descendientes. Estos fueron esos intrépidos moteños que lucharon en Filipinas y en Cuba y que tuvieron la suerte de regresar a su tierra:

Modesto, al que apodaban “El Esquilaor de mulas”, por ser ese el oficio que ejerció a su regreso. De los 44.000 soldados españoles que participaron en la guerra de Filipinas, Modesto fue uno de los moteños que participó. Se desplazó nada menos que a 12.000 km. de su pueblo para defender aquel territorio. Una distancia que, hoy en día, los modernos aviones surcan en más de 17 horas de vuelo.

El Carabinero,  del que solo conocemos su apellido: Díaz. Recibe su apodo porque a su regreso de Cuba estuvo trabajando de carabinero. Su mujer era de fuera de la Mota y era curandera

Martín Morales, Al que dieron en llamar “Martín Habana”, por ser en aquella ciudad cubana donde estuvo combatiendo. Era el padre de Lucinio y Doroteo Morales, abuelo de Antonio y Carmen Morales (hijos de Lucinio) y de Angel y Martín Morales (Hijos de Doroteo)

Francisco Martínez-Bascuñan. El padre de los hermanos: Agapito, Gregorio, Gabriel y Francisca Martínez-Bascuñan y abuelo de Francisco y Aníbal Martínez Bascuñana.

Miguel Gallego, abuelo de Lucio Gallego. Este moteño cambiaba ascensos por condecoraciones, llegando a acumular un buen número de ellas. Cuentan que fue muy valeroso y que cuando regresó a la Mota, a pie desde la estación de Río Záncara, al ver el humo de los hornos de los cántaros lloró de emoción.

Lorenzo Gallego, hermano del anterior. Abuelo de Antonio Martínez. Estuvo en Filipinas.

Matías Rodríguez, que era el abuelo de los Eufrasios: Miguel, Luis y Eufrasio. Este combatiente moteño terminó de capitán. Uno de sus descendientes, José Luis Rodríguez (el pintor), tiene la hoja de servicios de su abuelo Matías, que estuvo en la guerra Carlista y luego en la de Cuba.

Ladislao Peñalver Zarco  El abuelo de los Chumacos. A su regreso tuvo un comercio de tejidos en el Santo. En su juventud había sido seminarista.

Pablo Valbuena, abuelo de la Romana. Este hombre cursó varias instancias para ir, como voluntario, uno de los 80.000 que alistaron voluntariamente para participar en la guerra de Cuba, pero su hermano, que era el cartero del pueblo, retenía esas instancias para que no fuera, hasta que al final pudo cumplir su anhelo de alistarse y viajar a Cuba.

De otros moteños tenemos constancia de su muerte en dichas contiendas, unos por heridas ocasionadas por la guerra, otros muchos por enfermedades diversas y otros a consecuencia de la fiebre amarilla (o el llamdado vómito negro).

Entre los soldados moteños que fallecieron lejos de su pueblo, tenemos información de los siguientes:

Domingo Izquierdo Gallego

Matías Jiménez Peñalver

Urbano Lillo Peñalver

Baldomero Pérez García

Francisco Ramírez Medina

Marcelino Zarco Reguello

También tenemos noticias de otros cuatro soldados moteños que fueron repatriados. Ellos fueron:

Ramón Contreras Romero,

Basilio López Cobo,

Cruz Rodríguez Rodríguez,

e Higinio Tirado Sánchez. 

combatienes-en-cuba-abcFoto de combatientes españoles en la Guerra de Cuba en 1898. Fuente: ABC

 

ANTIGUOS OFICIOS AMBULANTES.

Otro de los documentos que me entregó en esa visita, nuestro admirado Dr. D. José Zarco Castellano, es un artículo que él mismo escribió en la revista de las fiestas de Mota del Cuervo en el 2004, en donde se reflejaban una docena de los diferentes oficios de personas que iban vendiendo su mercancía o su oficio por el pueblo. Él mismo me rogó que incluyera algunos otros oficios como el de Liencero. Posteriormente me he encargado de indagar sobre otros oficios, en otras personas longevas de Mota del Cuervo, como Piedad Piqueras Mujeriego, una octogenaria que conserva una memoria espléndida de nuestro pueblo, y que desde su juventud, vive en Barcelona. Desde allí, al otro lado del teléfono, nos ha aportado otros oficios antiguos, como el de Aguaor, o el de Gorrinero. Esta es la recopilación de los diferentes oficios:

EL AFILADOR.- Un oficio que aún no ha desaparecido. Procedían de Orense, venían en ferrocarril y después se desplazaban de pueblo en pueblo andando y empujando su taller ambulante. Consistía éste en una rueda fina, de un tamaño intermedio entre la de un carro y la pequeña de galera. Tenía un artilugio articulado a una pequeña piedra circular de pedernal que, mediante una polea y una tabla le hacía funcionar con el pie. Usaban una flauta plana, que tocaban por las calles para anunciarse y decían: El “afilaor”.

antiguos-oficios-afiladorEl afilador

EL AGUAOR.– Mucho antes de que existiera en la Mota la distribución canalizada del agua potable, venía por las casas el Aguaor. El más conocido era el hermano Pote, que traía con su carro unos diez cántaros de agua del Pozo Seco en cada viaje. La mejor del pueblo. Los vendía a perrilla (0.05 Ptas.), y él mismo se ocupaba de vaciarlos directamente en las típicas tinajas que había en las casas.

EL CASTRADOR DE CERDOS (EL “CAPAOR”).-También tocaba una flauta similar a la del afilador. Casi siempre (no sé por qué llevaba una garrota, explica José Zarco). Paseaba las calles y en la casa que tenían un cerdo macho ejercía sus funciones de castrador, extirpando en vivo los testículos al animal, para que el cerdo ganase más peso y después los productos (tocino, lomo, jamón) no tuviesen el sabor fuerte del cerdo que “padrea”.

EL CIRCO ROMERO.- Se instalaba en la Plaza del Verdinal y era habitual en estas tierras. Como entonces no teníamos feria y, por otra parte no habíamos visto otro para establecer comparaciones, nos parecía muy bueno, quizá extraordinario, visto con la alegría, la fantasía y la ilusión de la infancia. Según cuenta Piedad Piqueras Mujeriego, una de las artistas principales era Pepita Alcalde, que bailaba muy bien. Al finalizar rifaban unas muñecas de papel.

EL ENEERO.- Era la persona que se encargaba de fabricar y/o reparar las sillas de enea, un material trenzado que se usaba para hacer los asientos. Se empleaban las hojas de una planta del género Typha (Typha domingenensis), conocida vulgarmente como espadañas, que crece en suelos encharcados, en lagunas etrofizadas, con alta tolerancia a la salinidad (como la Laguna de Manjavacas). Para recolectarla había que mojarse. Con este material se hacían además otros objetos, como: esteras, cestos y aparejos para las caballerías. El problema en estos últimos, era que era un material que podrían llegar a comerlos los burros.

EL FOTÓGRAFO (EL “RETRATISTA”).- El más conocido era Tomás García de Villanueva de Alcardete. Venía de casa en casa y a alguna boda, con su caja fotográfica con trípode y manga, (por donde metía la cabeza). Estaba considerado como buen profesional, porque no hacía las fotos “al minuto” como otros ambulantes menos cualificados, sino que trabajaba en su casa con sistema de estudio y te traía las fotos después.

antiguos-oficios-fotografo-3 Imagen de un antiguo retratista

EL GORRINERO. Era la persona que vendía gorrinos. Los llevaba sueltos por la calle formando una piara de cerdos jóvenes a los que retenía frente al posible comprador a base de darles de comer unos granos de cereal, hasta que éste elegía los que iba a comprar. Por aquel tiempo casi en todas las casas le compraban uno, en las más pudientes dos. En las casas engordaban el cerdo, al que alimentaban incluso con las sobras de la comida, hasta San Martín, fecha en la que se hacía la matanza. Una verdadera fiesta familiar, que comenzaba muy de mañana y que exigía unos preparativos previos, como la recolección de las aliagas, una planta espinosa de flor amarilla de la familia de las papilonáceas, que arde muy bien. Una vez desangrado el animal, con esa planta se chamuscaba la piel del cerdo, que a continuación, con agua caliente y una teja, se rascaba hasta que quedaba la piel blanca.

EL HELADERO.- Teníamos la suerte de tener en la calle de San Francisco una familia que hacía hielo. Estos iban por las calles, especialmente en días de fiesta, vendiendo helados que ellos fabricaban en una heladera cilíndrica. Eran la delicia de los “chicotes”.

LOS HÚNGAROS.- Eran unos auténticos “Vendedores de ilusiones”, sobre todo para los “Chicotes” y los jóvenes. Se les llamaba así por su procedencia: Eran zíngaros, casi todos húngaros. Alguna chica joven bailaba, pero lo que más nos gustaba a los chicos eran los animales. Traían algún oso, que bailaba al son de una pandereta, monos y alguna cabra que se subía a una escalera y hacía cabriolas. Todo al son de una trompeta. Se situaban en las plazas y les hacíamos corro para presenciar la función. Al final paseaban la pandereta (“Echaban un guante”) y recogían unas monedas. Traían un carromato que aparcaban en el corralillo de una era o en el portalillo de Santa Ana.

EL LAÑADOR (“LAÑAOR”).- Se dedicaban a poner grapas o “lañas” (de ahí el nombre) a cacharros de alfarería y cerámica basta que se habían rajado. También estañaba pucheros y arreglabas paraguas, de aquí que en su pregón decía: Paragüero y lañaor. Para poner las lañas usaba una especie de trompo que accionaba con una cuerda, horadando así los agujeros de la pieza de cerámica, alrededor de la raja, donde agarrarían las lañas metálicas.

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Pieza de cerámica reparada con lañas                  Figura del Lañaor

EL LIENCERO.- Era una persona que venía cargado con rollos de distintas telas, que vendían al corte en las casas, donde las amas de casa aún cosían mucha de la ropa que se usaban, tanto la que se usaba en el campo (que solían remendar) o para la ropa de diario. También compraban tela blanca para sábanas. La más vendida era la de la “Viuda de Tolrá”. Paraban principalmente en casa de las más expertas modistas del pueblo.

EL MATACHIN.-Eran los encargados de matar los cerdos. Sus servicios eran requeridos en las casas para pinchar al cerdo y descuartizarlo después. Era un trabajo que se hacía a primeras horas de la mañana, con el frío. Unas cuantas personas subían al cerdo a la mesa de matar y el matachín pinchaba en el cuello del animal, de una forma certera. Luego colgaban al cerdo y el matachín lo abría en canal y sacaba las muestras para llevarlas al veterinario, que dictaminaba la conveniencia o no del consumo de ese animal. En la Mota teníamos uno en la calle Mayor, Antonio.

EL MIELERO.- Procedían de la Alcarria, porque así lo pregonaban. Llevaban unos búcaros de cerámica (bañados en su interior) colgados a los lados de una mula. Las mujeres salían a la calle con una jarra o una orcilla y compraban la miel para el año.

EL QUINCALLERO O CACHARRERO  (“QUINQUILLERO”).- Estos llevaban el carro entalamado. Compraba o cambiaba alpargatas viejas, pellicas de conejo, etc. por botijos, porrones y bolas cacharreras, que eran la alegría de los chicotes, al ser de más categoría, tamaños y presencia (estaban esmaltadas) que nuestras humildes bolas de las cantarerías, más pequeñas y ásperas También vendía o cambiaban algarrobas, que para nosotros era un manjar, nos cuenta José Zarco.

EL RELOJERO.- Era también joyero. Recuerdo a la Felicidad y, sobre todo a un buen hombre de la Puebla de Almoradiel al que le llamábamos “Conciencia”, porque para garantizar sus productos, decía: Esto es “a conciencia”. Llevaba una caja al hombro con unas bandejas de varios pisos que estaban forradas de terciopelo y allí llevaba sus relojes, medallas, pulseras, cadenas, pendientes, etc.

EL SALCHICHERO.- El más conocido era Plácido, de Salamanca. Usaba blusa y gorra negras y llevaba un costal con la mercancía y una romana pequeña. Iba de casa en casa vendiendo sus embutidos, muy varios y de buena calidad. Se daba la feliz circunstancia de que tenía un gran parecido físico con el Papa Pablo VI.

EL SARTENERO.- Se anunciaba repicando con mucho arte sobre una sartén vieja con un objeto metálico, probablemente un cucharón. Llevaba una mula llena de sartenes y peroles. Vendía sartenes nuevas, pero también arreglaba las viejas: les echaba un remiendo, les ponía una pata, etc. Y lo más característico era que parecían africanos por el color de su cara, siembre embadurnada por el “tizne” de las sartenes.

EL TRILLERO.- En la Mota había uno fijo, Salvador Reillo, que era fabricante de trillas, un artilugio agrícola que se utilizaba en la era para desgranar el cereal. Este trillero venía de Cantalejo (Segovia). Llevaban una capacha de esparto (parecida a la de los “matachines”) y en su interior pequeñas piezas de pedernal, las “pernalas” y un martillo muy pequeño, todo de hierro, que utilizaban para colocar las pernalas caídas en la campaña anterior. Por eso venían por los meses de Abril y Mayo, antes de empezar la trilla. Eran muy hábiles en el manejo del martillo para clavarlas bien y no romperlas.

TrillaLa trilla es un artilugio de madera con piedras de pedernal o de sílex incrustadas que servía para desgranar el cereal en la era

EL ZAHORÍ.- Es la persona que busca las corrientes de agua subterráneas, y que indica los sitios concretos para excavar los pozos que abastecieran de agua. Para ello utilizaban unos utensilios sencillos como: el péndulo, o las varas tiernas de avellano en forma de “V”. El porcentaje de aciertos era bastante alto. Caminaban por la zona portando sus varas en alto y cuando llegaban al sitio donde ellos percibían una corriente estática, las varas se movían hacia el suelo indicando la existencia de una corriente subterránea de agua. Después con la ayuda del péndulo fijaban el sitio exacto donde excavar para hacer el pozo. Este es un oficio que aún subsiste.

Otras personas, me cuenta Piedad Piqueras Mujeriego, se dedicaban a vender objetos de lo más curiosos, como el hermano Zumba (este apelativo de hermano/a se empleaba en Mota del Cuervo para denominar a las personas mayores). Este hombre vivía en el edificio de la Tercia, un edificio donde antaño se recaudaban los tributos en especie. Una casa sin corral. Fabricaba hisopos para blanquear las paredes con cal. Él mismo también blanqueaba. Otro personaje, el hermano Hilario, voceaba por las calles su mercancía: “Laurel y limones”, o la hermana Pepa, que vestía completamente enlutada, con un pañuelo a la cabeza, que iba por las calles de la Mota cambiando pellicas de conejo por unas llaves de dulce que ella misma elaboraba. Aún recuerdo a esta mujer, que cuando se le preguntaba por su edad, respondía igual que los franceses, decía los años que tenía de la siguiente forma: “cuatro veintes y diez”, para decir que tenía 90 años (en francés: “quatre vingt dix” ).

Agradezco a las personas que me han facilitado el conocimiento de estos temas, especialmente al Dr. José Zarco Castellano, por la detallada información sobre los combatientes de ultramar y de la mayoría de estos oficios antiguos en Mota del Cuervo aquí reflejados. Desde aquí quiero también hacer un homenaje a esos moteños que combatieron en ultramar y a esos profesionales que deambulaban por nuestra tierra procurando su sustento a base de vender sus mercancías o prestando sus servicios.

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José Manuel González Mujeriego, 12-01-2017
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Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.

Las apariciones de Juan de Rabé – Actuaciones de la Inquisición en Mota del Cuervo

Juan de Rabé era un pastor vecino de Mota del Cuervo, nacido a finales del siglo XV, que fue denunciado y condenado por la Santa Inquisición por relatar unas falsas apariciones. La primera en 1514,  de la Virgen  María, que según él estaba vestida de blanco y montada sobre un burro. El lugar de la supuesta aparición fue en un viñedo que pertenecía a su primo Francisco Martínez, en el vecino pueblo de Santa María de los Llanos.  En 1516 también relató que se le apareció San Sebastián en un paraje cercano al Toboso.

Mucha gente dio crédito a la supuesta aparición de la Virgen. Hubo testigos que declararon que habían visto como el sacerdote de Santa María de los Llanos había ido en procesión desde la iglesia y como pusieron una cruz en el lugar de la supuesta aparición.

Juan de Rabé vivía y trabajaba como bracero en  Mota del Cuervo, cuando fue denunciado el 28 de marzo de 1517 por Magdalena la esposa de Diego del Pozo (vecino de Santa María de los Llanos). Fue apresado en las cárceles de la Inquisición y posteriormente llamado para prestar juramento y  declarar ante el Tribunal del Santo Oficio en Cuenca, en febrero de 1518.

Dintel de familiar de la Inquisición
Dintel de familiar de la Inquisición en Mota del Cuervo 1683

El inquisidor Juan Yáñez, le tomó declaración y le fue preguntando cómo se llamaba, a lo que respondió:

(1)“Que se llama Juan  de Rabé, hijo de los defunctos Juan de Rabé y de Ynes Rodríguez,  vecinos que fueron de Villaverde e de allí naturales christianos viejos de todas partes, e que no tiene más que una hermana que vive en la Mota, que se llama María de Rabé, que es casada con Pedro García, labrador, vecino de la dicha villa de la Mota.”

A la pregunta de si es casado o había sido respondió:

“Que no,  porque no había hallado quien bien se hiciese, e que es de edad de cinquenta años poco más o menos”.

Preguntado sobre qué hacienda tenía, dijo:

“Que no tenía ninguna hacienda, salvo que se mantiene de su trabajo cavando y arando y a las vezes siendo pastor e quel año pasado antes deste hera pastor”.  

Preguntado que donde había vivido estos años pasados, dijo:

“Que en la dicha villa de la Mota y en Sancta María de los Llanos”, preguntado si sabe en qué año vivimos, dijo “Que no sabe, aunque sabe ques el mes de hebrero”.

Posteriormente le preguntaron si sabía rezar el Credo y el Salve Regina, a lo que contestó que no, y si sabía el Padre Nuestro y el Ave María, a lo que respondió que sí y fue mandado a que lo dijese. Dijo completo el Ave María y el Pater Noster aunque no bien sabido. Fue preguntado por su Reverencia si se ha confesado cada año como manda la Santa Madre Iglesia, y dijo:

“Que cada quaresma de cada vn año se ha confessado en la dicha villa de la Mota con el cura viejo y que ha rescibido el sanctissimo sacramento cada que se confessava”.

Preguntado si sabía los diez mandamientos y los artículos de la fe y los siete pecados mortales y si sabía los cinco sentidos, dijo:

“Que no sabe nada de todo esto ni parte dello”.

Fue preguntado si la soberbia, o  la envidia, o la lujuria, o matar a algún hombre era pecado. A lo fue respondiendo que “No sabe”. Posteriormente le preguntaron si hurtar era pecado, a lo que respondió:

 “Que nos guardase Dios que hurtar hera muy grande pecado”.

Preguntado qué cosas eran las que confesaba, pues no confesaba pecados ningunos, dijo:

“Que yendo este confitente a cavar en una vyña pude aver quatro años a Sancta Maria de los Llanos que hera de vn primo suyo que se dize Françisco Martínez solo y llevaua vn açadon para cavar y vna bota y su pan para comer yendo por el camino oyo vu trenuedo grande en el çielo y estonçes dixo este que depone o valame Dios del çielo raso esta el çielo como trenueda y mirando hazia el lugar dixo que avya oydo otro trenuedo y vyendo como estaba raso dixo valame Dios ques esto y que en esto miro a sus pies y dixo que avya visto a nuestra señora la Virgen María cabe (junto a) sus pies, e que le paresçio que hera como vua niña chiquita e que venia cabalgando en vn borriquito chiquitico e bestida de blanco”.

Preguntado de qué color era el borrico, dijo:

“Que hera muy hermoso que no sabe de que color hera”. También le preguntaron que quien venía con ella y respondió: “Que no venía otra persona ninguna”.

Después le preguntaron que como sabía, o quien le dijo que aquella era Nuestra Señora, dijo

“Que ella misma se lo dixo, e que la avya dicho o cuanta mala gente ay en este tu lugar que no hacen sino jurar y perjurar a mi hijo e que no bastava los hombres sino que tanbien las mujeres. Y que le fuese a decir a tdodo el pueblo y al cura que tomasen la cruz y fuesen en proçissyon hasta el sancto cabero questa en el Pedernoso o hacia el Pedernoso y que pusiesen vna cruz donde avya venido i aparesçido a este confidente. Y asy fue luego a dezirgelo a todos, y vinieron luego con vna cruz y la pusieron en el mismo lugar que este confitente los dixo que la avya aparesçido nuestra señora; y de allí fueron al dicho sancto cabero que puede estar de allí mas de quatro tiros de vallesta e después que se tornaron luego al lugar en prcessyon y que antes que fuesse a decir al pueblo aquesto que la avya dicho se le avya desaparesçido e que nunca mas la vydo e que esto hera vn sábado por la mañana y que le dixo que no lo dixiese hasta la tarde e que asy lo hizo y que no le quería absoluer el clérigo hasta que el domingo luego lo dixo antel pueblo en la yglesia”.

Preguntado si Nuestra Señora, la que dice que vio, traía en sus brazos alguna criatura, dijo

“Que no le avya visto nada sino como venía sentada en el borriquito”.

Preguntado si sabía si era borrico o mula, dijo:

“Que no sabe sino que le paresçio borrico y muy bonito, e que nunca otra bez ninguna se le aparesçio saluo la que dicha tiene, pero que otra vez dende a dos años se le aparesçio sanct   Sevastian en los llanos de casa sola e que traya vn vestido de pardo y con sus saetas con sangre e que traya vna corona de oro corno a manera de estrella y que hera tan alto como la meitad deste que depone y benia solo y que hera vna mañana antes que almorzase este deponente andando con ganado de Christoval Sanches de la Mota, y le dixo como hera Sanct Sevastian y nuje le dixo que fuesse al Toboso porque murían estonçes mucha gente de pestilencia e los dixese que hiziesen dos hermitas la vna en el çerro espartose e que les avya manaddo hazer nuestra señora que no avya querido hazer hasta que torno aquella mortandad como antes las avya avydo como ella vya mandado y la otra baxo del señor Sanct Pedro la qual esta començada a hacer y que no sabe de que santo saluo que la del çerro espartoso les mando que fuese de señor sanct roque”.

Visto por sus Reverencias la confesión del dicho Juan Rabé y todo lo que más debió ver y examinar, fallaron que le debían mandar y le mandaron dar cien azotes por las culpas que contra él resultan de su confesión, los cuales le mandaron dar públicamente por las calles acostumbradas de esta ciudad a voz de pregonero y después le mandaron de vuelta a la cárcel de la inquisición para informarle de lo necesario para la salud de su alma. Después le dejaron en libertad y le mandaron que, en adelante, se cuidara de andar publicando las vanidades por el confesadas, dado que son perjudiciales a la santa fe católica y a las almas de las personas que pudieran oírlas.

Esta sentencia fue dada el 17 de febrero de 1518, y fueron testigos Lope Suarez Allid y Francisco de Hoyos, portero del santo oficio, ante el notario Francisco Jiménez.

En esta época tanto en España como en Italia eran frecuentes las apariciones de este tipo. En Quintanar de la Orden también hubo, en 1523,  un caso de aparición de la Virgen protagonizado por Francisca la Brava, también procesada por la Inquisición. Un periodo donde las epidemias y las plagas eran frecuentes, y este tipo de apariciones eran sucesos aceptados de, alguna manera, por el pueblo.

El V Concilio de Letrán, en 1516,  vino a regular la supervisión papal sobre estas apariciones antes de su difusión pública. La Inquisición, como jurisdicción especial en la lucha contra la herejía, extendió su atención a estas apariciones, además de perseguir las prácticas judías y musulmanas de una manera atroz.

En Mota del Cuervo aún quedan vestigios de la Inquisición, como son: La Plaza de la Cruz Verde, donde se situó la picota (desaparecida posiblemente por un rayo), un escudo de la Inquisición del año 1738 y un dintel del año 1683 perteneciente a un familiar de la Inquisición, ambos con las enseñas de la Inquisición: la cruz, la espada y una rama.

Escudo de la Inquisición en Mota del Cuervo
Escudo de la Inquisición en Mota del Cuervo, año 1738 (foto y recreación virtual (2) de jmgm)

  • (1) Las contestaciones de Juan de Rabé están escritas en castellano antiguo.
  • (2) ) Para aquellos que se acerquen a ver este escudo de la Inquisición, situado en Mota del Cuervo, junto a la plaza de la Aldea, podrán observar las notables diferencias respecto de la recreación virtual del mismo que aparece en este artículo. La cuestión es que, en su último traslado este patrimonio ha sufrido graves desperfectos en su colocación, de manera que el cuerpo del escudo aparece ahora invertido, con el resultado de que el medallón con la cruz flordelisada, la espada y el ramo de olivo, están situados erróneamente en la parte superior del escudo y lo que iría arriba, está ahora abajo. También el operario que lo colocó, falseó intencionadamente la fecha original de 1738, cincelando una raya debajo del siete para formar un 4, de forma que ahora se lee 1438, fecha imposible para este escudo, ya que la inquisición fue creada en España en 1478 (50 años después de lo que pone ahora este escudo). La fecha correcta es 1738.

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Escudo falseado de la Inquisición en Mota del Cuervo

Bibliografía:

-THE LIBRARY OF IBERIAN RESOURCES ONLINE – Apparitions in Late Medieval and Renaissance Spain – William A. Christian, Jr. – 12. La Mota del Cuervo, c. 1514, and El Toboso, c. 1516. Inquisition of Cuenca ADC Inquisición, Leg. 71, num. 1039.

-Apariciones en Castilla y Cataluña (Siglos XIV-XVI) – Página 318, de William A. Christian. 1990

-Sueño y ensueños en la literatura castellana medieval y del siglo XVI, Página 155, de Julián Acebrón Ruiz -2001

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Autor: José Manuel González Mujeriego
Publicado en  Julio 2012

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Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.

Los segadores de Mota del Cuervo

los-segadoresCartel anunciador de la película de J.A. Bardem, «La Venganza»

TVE ha vuelto a emitir la película “La Venganza”, escrita y dirigida por Juan Antonio Bardem, que obtuvo el Premio de la Crítica Internacional en el Festival de Cannes y estuvo nominada al Óscar a la mejor película extranjera.La película fue rodada en la década de los años 50 del siglo XX, en diversos pueblos manchegos, entre los que están:  Mota del Cuervo, Las Pedroñeras, El Toboso, Membrilla…, y en donde se narran las penurias y calamidades que por aquel tiempo sufrían los segadores, que iban de pueblo en pueblo buscando trabajo, a veces en competencia feroz con los segadores de cada uno de esos pueblos. Esta película, que en origen se iba a llamar “Los Segadores” y que por su coincidencia con el himno catalán, la censura de aquellos tiempos les obligó, no solo a cambiar el título por el de “La Venganza”, sino que entre otras cosas les hicieron cambiar la época en donde se desarrollaba la acción, para evitar así transmitir al exterior una imagen pobre de la España de la postguerra, especialmente por la crudeza de algunas de sus escenas, en las que se reflejaba la penuria de los campesinos. Por estas circunstancias, la película revela que la acción se desarrollaba en el año 1931, época que coincidía justo tras la caída de la monarquía de Alfonso XIII.

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Una de las escenas más multitudinarias, se desarrolla en la Plaza de la Cruz Verde de Mota del Cuervo, lo que nos ha permitido hacer un viaje en el tiempo, al permitirnos contemplar cómo era, hace sesenta años, esa plaza y hacernos una idea de cómo era el resto del pueblo:  con sus casas bajas, perfectamente encaladas, con sus calles de tierra, con una tosca fuente de cemento en el medio de la plaza, con sus dos piletas enfrentadas para llenar los famosos cántaros moteños. La tienda de la Nemesiana, en la esquina de la calle mayor, la vestimenta de sus actores, especialmente la de los campesinos, con esos blusones típicos de la época que lucían los hombres, que junto con el pañuelo a la cabeza, y bajo el sombrero , aliviaban ese tórrido sol de la Mancha en la época de la siega, con esas albarcas en los pies, algunas realizadas con ruedas de neumáticos…. Las mujeres con esas sayas largas y oscuras, muchas de ellas motivadas por los largos años de luto por el fallecimiento de algún familiar, con sus característicos mandiles y  con sus típicos pañuelos ajustados a la barbilla y, que nos recuerdan una posible influencia árabe.

Con la reposición de esta película,  ha llegado a mi memoria un panfleto, una soflama  u octavilla reivindicativa, que hace tiempo me facilitó una pariente nonagenaria, Piedad Piqueras Mujeriego. Octavilla impresa a dos caras, que aún conserva el color sepia del papel que se utilizaba en la época,  perfectamente doblada en ocho partes, y con los datos de la imprenta madrileña al pie de una de sus caras (TIP. FERREIRA.- Dr. Mata, 3 MADRID). Me contaba mi pariente, que ésta soflama fue lanzada al vuelo por los segadores junto a otras muchas, y que fue recogida por una de sus hermanas mayores, una persona –me dice- cultivada y que le gustaba leer el periódico todos los días.  Algo muy poco común en su época, tratándose como era, de una mujer. Esta hija de Maria Rosa  recogió del suelo este pasquín, en la plaza mayor de la Mota, justo enfrente de su casa, cuando venía de comprar el periódico ABC para el bar que regentaba su padre, en esa misma plaza, allá por los años 30, antes de la guerra civil española.

Reproduzco a continuación el anverso y el reverso de ese pasquín.:

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Al tratarse de segadores, no he podido resistir la tentación de mostraros este documento original, que representa una parte de la historia relativamente próxima de nuestro pueblo. Este panfleto, por la valentía que reflejan esos “cantares” firmados por “Doroteo Muñoz CAPOTE”, el Capitán de la Comparsa de Segadores, que amparándose en los carnavales, donde la permisividad era mayor, nos muestra la forma de vida, no solo de los segadores de la época, sino de los yunterillos, y de los labradores a sueldo de los grandes agricultores. Aunque al final, la película muestra la reconciliación entre los rivales, en la vida real, hemos visto que no es tan fácil esa reconciliación. Lamentablemente un tema muy sensible aún en nuestro pueblo, a pesar de los años transcurridos y del progreso económico. Con este documento, solo pretendo recordar el momento social de Mota del Cuervo y su entorno en aquellos años treinta. Un texto que habla por sí solo de las penurias de los pobres segadores, del respeto con que exponen esta “comparsa de segadores” sus reivindicaciones, y quizás con el temor de no enfrentarse con estos relatos a los posibles empleadores.

Me cuenta mi pariente que aún se acuerda, como en aquella época, las cuadrillas de segadores que  llegaban a la plaza mayor de Mota del Cuervo, con sus mujeres e hijos pequeños, llorando, envueltos con trozos de sábanas dentro de las “agüaeras” de sus borricos, “aparcados” en la acera de los Marrodanes, cobijados bajo la sombra del voladizo de la “portá”, o de los campamentos de gitanos que se establecían junto a la Ermita de Santa Ana, a la entrada del pueblo. También de las colas de personas que se formaban en las puertas de las casas grandes, que con el objetivo de recabar un “centimillo” de peseta  (0,01 céntimo de peseta), rezaban por las ánimas del purgatorio y por los difuntos de esa casa, hasta que salía el ama con la limosna. Eran otros tiempos,  que obligaron a muchos moteños a emigrar a Barcelona, a Valencia, o a Madrid.

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Autor: José Manuel González Mujeriego
Publicado en octubre de 2015

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Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.

La Mota en los años treinta

Muchas veces vemos pasar el tiempo sin pensar en el pasado. Solo cuando se alcanza una cierta madurez se suele despertar el interés por conocer la historia de nuestros antepasados, sobre cómo vivían, sus costumbres…Quizás buscando los orígenes familiares.

En ese afán de curiosidad, hace poco tiempo cayó en mis manos un anuario industrial y comercial que estaba en el fondo de una estantería, en la cámara de mi casa en Mota del Cuervo, un documento que databa del año 1931. En él se detallan, pueblo por pueblo, sus coordenadas geográficas, su número de habitantes, si tenían telégrafo, estación de ferrocarril, la distancia a la capital de la provincia y posteriormente se detallan todos y cada uno de los negocios, comercios y artesanos existentes en cada pueblo.

Rápidamente me fui a buscar, en la provincia de Cuenca, la Villa de Mota del Cuervo y reconocí a muchos apellidos de los antepasados recientes de nuestros paisanos, aunque muchos de los comercios y negocios que allí se citan hoy ya no existen, y vi como había oficios y profesiones que hoy han desaparecido, como:

Las 3 Abacerías que eran tiendas en donde vendían principalmente legumbres secas a granel, habas, vinagre, aceite, azúcar, sal, especias, etc. Abacero es una palabra que proviene del árabe y significa: «el de los víveres».En la Mota las tres Abacerías coexistían con otras 2 tiendas de Comestibles

interior-de-una-abaceriaInterior de una Abacería (foto: blogabaceria.es)

Los 3 Albarderos hacían albardas cabezados, estribos, alforjas… para la protección del animal y la sujeción del «Yugo».

albardas Albardas

Las 2 Caldererías que se dedicaban a la fabricación y montaje de todo tipo de trabajos en hierro, zafras para el aceite, venta y reparación (estañado) de sartenes, calderos de cobre, pucheros…

zafra Zafra para el aceite

Otras actividades han cambiado su relevancia. Llama la atención el número elevado de Lecherías; había siete para un pueblo de 3.511 habitantes (según este anuario y 4.171 según el INE de 1930), que seguramente se correspondería con gente que tenía vacas, o rebaños de ovejas y vendía la leche fresca del día, dado que no existía otra posibilidad de conservarla más que fabricando queso, nuestro fabuloso queso manchego. Cuando yo era un niño recuerdo como la gente iba cada día a buscar la leche a las vaquerías, portando un recipiente metálico (de aluminio), una lechera , para después cocerla antes de consumirla (entonces no se conocía la pasteurización ni la esterilización), ¡qué fácil es ahora ir al “super” a comprar los paquetes de leche que duran muchos días en nuestra despensa!

Curiosamente había 5 Mercerías. Estaba claro que las mujeres de entonces cosían toda la ropa en su casa.

En aquel tiempo, a pesar de la crisis por la que atravesaba España en los años 30, había en la Mota una próspera industria manufacturera, como: 2 fábricas de tejidos, una fábrica de Mantas (que aún hoy continúa), una fábrica de Aceites (la de mi bisabuela Pura Contreras. Una de las pocas empresarias en aquella época, en la que las mujeres acababan  de estrenar su derecho al voto –Octubre 1931-).

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Purificación Contreras Iglesias (Fábrica de aceites)

Había 19 bodegas de vino en donde literalmente se pisaba la uva blanca airen (la variedad dominante en aquella época en la Mota), 5 fábricas de tinajas (este Anuario de la editorial Rivadeneyra no dice nada de cántaros, pero seguro que hacían cántaros y tinajas…Me imagino aquellos carros cargados de cántaros que recorrían toda la comarca vendiendo estas vasijas típicas de la Mota para el agua y para el vino. Había también una fábrica de Ladrillos y Tejas, aunque las construcciones de aquel tiempo eran eminentemente de tapiales realizadas en el sitio donde iban a estar emplazadas, apelmazadas  con tierra, agua y paja entre dos grandes tablas y unidas por yeso negro (que se cocía en las yeseras del vecino pueblo de El Pedernoso). Hoy día muchas casas de la Mota conservan esos grandes muros (a veces de 80 cm.) de tapia que, según los arquitectos, junto al encalado de las paredes es la mejor defensa contra el calor del estío manchego.

En aquel tiempo el consumo de pan era muy elevado, había nada menos que 5 fábricas y 8 hornos de pan. El pan sobado de la Mota era muy apreciado por los viajantes que pasaban por nuestro pueblo.

También destaca la cantidad de herreros, en aquella época había seis en el pueblo, que se dedicaban principalmente a herrar a las mulas y caballos y a reparar los aperos de labranza, arados…, con esos fuelles enormes que insuflaban el aire a aquellas ascuas de carbón donde ponían al rojo las rejas, para poder afilarlas. Había 9 carpinterías que daban servicio a los moteños y arreglaban sus carros y galeras tanto del pueblo, como de los viajeros. Seis de ellas, sus titulares, tenían el mismo apellido: Morales. También había un constructor de carros.

Por otro lado había nada menos que 10 ferreterías que hacían estricto honor a su nombre. Entonces nada de vender electrodomésticos, muebles, o similares, sino clavos herramientas y poco más.

Dado que la Mota ha sido siempre un cruce de caminos, por un lado el “Camino Real a Valencia” (actual N-301 Madrid-Cartagena) y que en otro tiempo es posible que parte de su trazado coincidiera con una calzada romana (según lo atestigua el paraje llamado de la Miliaria, a las afueras de Mota del Cuervo, por encontrarse allí un miliario romano) y, por otra parte, la Carretera N-420 Córdoba-Tarragona,  por lo que eran muchos los viajeros que hacían parada y fonda en nuestro pueblo.

saturio-mujeriego-fernandez Saturio Mujeriego Fernández (Posadero)

Eran 3 las posadas que atendían a esos viajantes, una de ellas la de mi bisabuelo Saturio Mujeriego, que por la módica cantidad de 7 pesetas, daba la pensión completa. Ahora seguramente se llamarían casas rurales…

En aquel año (en la noche del 14 al 15 de abril) hasta el rey Alfonso XIII pasó por la Mota, al volante de su Duesenberg, para su exilio marsellés hacia al puerto de Cartagena, tras el triunfo de la República.

Según este anuario de 1931, había en aquella época una tienda de tocinos y jamones. Las tajadas de tocino fritas eran un alimento indispensable en el hato de los labradores de entonces que, en época de trilla, no desuncían (no quitaban los aparejos a las mulas ni siquiera por la noche), y que aprovechaban el viento de la madrugada para aventar…

Llama la atención la importancia que tenían entonces los 3 pescaderos en la  Mota. Había un “importador” de pescados “frescos y salados” que venían de Almería, Cádiz, Málaga, Barbate y Melilla (importaban de dentro de España…)  y nada menos que un asentador de pescados (ventas al por mayor y al menor). Todo esto a muchos kilómetros del mar…

En el capítulo de profesionales liberales con carrera universitaria había: 1 Abogado, 2 Farmacéuticos, 3 Médicos, uno de ellos (Don Antoliano Castellano, que era el acalde de la Mota en 1931) y 2 Veterinarios. En aquel tiempo, el grado de analfabetismo de la población manchega se acercaba al 80%.

Con otras profesiones destacaban: 3 barberías (entonces la gente se afeitaba en la barbería habitualmente), 3 sastrerías y 3 tiendas de tejidos.

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Joaquín Piqueras Martínez (dueño del bar de la Plaza)

En cambio había solo un bar que estaba en la plaza mayor “el preferido por los señores viajantes” propiedad de Joaquín Piqueras Martínez (casado con Mª Rosa Mujeriego y padre del fundador de la Asociación de Amigos de los Molinos),  y un Casino de la Concordia “Socorros Manjavacas”.

La Mota exportaba trigo y cebada con un Cosechero y exportador de cereales y piensos, harinas y salvados. Había 3 almacenes de harinas (el último molino de viento que molió –el Zurdo- había dejado de hacerlo 2 años antes de la impresión de este Anuario que reproduzco a continuación,. También había un comerciante que se dedicaba a la compra venta de frutos del país “Compra–venta de quesos manchegos y frutos del país” (mi tío abuelo Luis Mujeriego, que fue alcalde de Mota en 1939, con Manuel Azaña).Llama la atención de que no había en La Mota bancos en esa época. El más cercano el Banesto de Quintanar. Tampoco había gasolineras.

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D. Antoliano Castellano España (Médico que aparece en este anuario, y Alcalde de Mota del Cuervo en 1931). (Foto: libro El Alcalde )

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Luis Mujeriego Morales (Comerciante que aparece en este anuario y Alcalde de Mota del Cuervo en 1939, siendo el Jefe del Estado: Manuel Azaña)

Era un periodo convulso de la historia de España. El año anterior (1930) caía la dictadura de Primo de Rivera, después vendría la “dictablanda” de Berenguer  y el gobierno monárquico del Almirante Aznar, el cual en 1931, convocó elecciones municipales que dieron la victoria a la República en las grandes ciudades (no así en los pueblos). Estos resultados hicieron dimitir al rey Alfonso XIII, que ese mismo año se exilió a través del puerto de Cartagena. Posteriormente, en muchos pueblos de la Mancha, que habían votado mayoritariamente a la Monarquía, se organizaron manifestaciones, y concentraciones multitudinarias ante los Ayuntamientos, desde cuyos balcones, como en el resto de España, se proclamó la Segunda República el 14 de abril de 1931… El gobierno provisional de Niceto Alcalá Zamora, anuló las elecciones municipales en el 40% de los pueblos de la Mancha y el 31 de mayo se repitieron dichas elecciones que dieron claramente el poder a la izquierda…Otras elecciones a Cortes de junio de 1931 otorgaron el poder a la coalición republicano-socialista. Una nueva constitución vio la luz en diciembre de 1931.

Dos años más tarde (en 1933) nuevamente volvieron a ganar las fuerzas conservadoras, hasta que en el plebiscito de 1936 ganaron otra vez las fuerzas de izquierda. Había una crisis económica desde 1927 similar a la actual. La guerra civil estaba próxima, se inicia por un golpe de estado el 17 de julio de 1936 en Melilla.

mota-en-anuario-1931Reproducción maquetada de la hoja correspondiente a Mota del Cuervo en el Anuario Industrial y Artístico de España, con el detalle de todos los nombres y ocupaciones en año 1931

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Reproducción de la contraportada del  ANUARIO INDUSTRIAL  

 

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Autor: José Manuel González Mujeriego
Publicado el 17 de julio de 2009
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Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.

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Posteriormente, en agosto de 2021 ha llegado a mis manos una magnífica foto gracias a D. Ernesto Riquelme Alcolado que la publicó en Facebook, que se ocupó de obtener el nombre de cada uno de los jugadores, y que ha sido reparada y coloreada magistralmente  por «Rincones de Mota del Cuervo», en donde aparecen los integrantes del equipo de futbol de Mota del Cuervo, en una foto de 1930. Un equipo coetáneo de esas otras personas que aparecen en este artículo y que me permito traer aquí para conocer mejor «La Mota en los años treinta».

Equipo de futbol de Mota del Cuervo en 1930. De pie, de izquierda a derecha, aparecen: Vicente Chocano, presidente; Benito López-Caniego, Doroteo Zarco, Antonio Leal, Moisés Mellado (portero), Luciano Valero, Antolín Valdés y Antonio Peñalver. Abajo, sentados, de izquierda a derecha: Francisco Montesinos, Jesús Martínez, Damián Contreras y Juan Manuel Ruiz de Valbuena.