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CAMPO DE ACCIÓN: CRÍTICA LITERARIA Y RESCATE DE PATRIMONIO LITERARIO

TRABAJO DE GRADO
TUTOR: GILBERTO GONZALEZ HERNÁNDEZ

Leyenda del Yurupary


Sociedad patriarcal: camino expedito hacia la misoginia

Por: ILIANA RESTREPO HERNÁNDEZ

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BUCARAMANGA


FACULTAD DE LITERATURA ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y ARTES
BUCARAMANGA 2.012
15/04/2012

Resumen: Rescate de la traducción inédita, al español, por Pastor Restrepo Lince de la Leyenda de Yurupary. El
texto original en italiano es de Ermanno Estradelli publicado en 1890 en el Boletín de la sociedad geográfica
italiana, a su vez traducido de la lengua nheengatú, recopilado y escrito por el indígena caboclo Maximiniano
José Roberto. Con base en ésta, se presenta un ensayo crítico hermenéutico sobre la leyenda, con el objeto de
demostrar cómo las sociedades patriarcales pueden conducir a comportamientos misóginos.

-0-
Tabla de contenido

Agradecimientos ......................................................................................................................... - 1 -
Dedicatoria .................................................................................................................................. - 2 -
Introducción ................................................................................................................................ - 3 -
Marco teórico ............................................................................................................................ - 10 -
Enfoque epistemológico y literario ....................................................................................... - 10 -
La sociedad patriarcal ............................................................................................................ - 14 -
El concepto de misoginia y sus interpretaciones ................................................................... - 19 -
Antecedentes etnohistóricos de la región del Vaupés .......................................................... - 20 -
Resumen de encadenamiento secuencial de las acciones en el texto ................................... - 21 -
Leyenda del Yurupary. Sociedad patriarcal: camino expedito hacia la misoginia ..................... - 25 -
El advenimiento del patriarcado ........................................................................................... - 25 -
Se inician los enfrentamientos .............................................................................................. - 28 -
La virginidad de Ceucy ........................................................................................................... - 30 -
La curiosidad, mayor defecto y pecado femenino ................................................................. - 34 -
Las leyes de las mujeres ........................................................................................................ - 37 -
Conclusiones ............................................................................................................................. - 39 -
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA: ......................................................................................................... - 41 -
ANEXO 1 .................................................................................................................................... - 43 -
LA LEYENDA DE YURUPARY ................................................................................................... - 43 -
Notas al final ....................................................................................................................... - 121 -

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Agradecimientos
Sin ustedes este trabajo no hubiera visto la luz:

A mi esposo Ignacio Vélez Pareja, por ser mi Pigmalión y mi cómplice. Sin su


compañía y apoyo incondicional nada de esto sería posible

A mi abuelo, Pastor Restrepo Lince (q.e.p.d.)

A mi padre, Alonso Restrepo de León, por facilitarme los documentos

A mis tutores y profesores, por sus consejos y apoyo durante toda la carrera

A Gabriela Santa Arciniegas y Ernesto Carriazo, por su generosidad al compartir


conmigo sus trabajos

-1-
Dedicatoria

Dedico este trabajo especialmente a mis tres hijos Juliana, Juan Luis y Klaus
y a mis cuatro nietos Santiago, Andrés, Mariana y Tomás.
Espero que entiendan que el conocimiento, el respeto a las diferencias, el amor y la
libertad son los únicos caminos que conducen a la verdadera felicidad.

A todos aquellos que creyeron en mí, cuando emprendí esta nueva aventura de
conocimiento

A todas las mujeres de las comunidades indígenas del Vaupés colombiano

-2-
Introducción

Desde la infancia, tuve noticia de que mi abuelo, el historiador, investigador


y profesor universitario, Pastor Restrepo Lince, con la ayuda de su amigo, el
historiador Américo Carnicelli, había traducido por primera vez, del italiano
al español, un mito indígena muy importante, pero que nunca había sido
publicado, a pesar de un ofrecimiento por parte del Ministerio de
Educación. No sabía yo, en esa época, de qué mito o texto se trataba. Con
el correr del tiempo, se emitió en Colombia un programa de televisión
dirigido por la antropóloga Gloria Triana, que llevaba por título Yuruparí 1.
En esa época supe que el mito, citado tantas veces por mi padre sobre la
traducción del abuelo, era el Yurupary. Empecé a comprender entonces, la
importancia que revestía, no sólo el mito, sino la traducción mencionada.

Esa información se mantuvo grabada en mi memoria y siempre albergué en


secreto el deseo de trascribirla para, por lo menos, tenerla en formato
digital y así conocerla y conservarla. Pasados muchos años, inicié mis
estudios literarios y se hizo más fuerte el deseo de rescatarla, leerla,
analizarla y darla a conocer.

El relato, fue traducido al español por Restrepo a finales de los años


cincuenta. La historia completa es que inicialmente había sido escrita en
caracteres latinos en lengua nheengatú2, por el indígena (mestizo)
Maximiniano José Roberto y traducida, desde esta versión, al italiano por el

1
El nombre Yurupary (Yurupari, Jurupari, Yurupari, Iurupari, etc.) se origina de la "língua geral" o nheengatú,
derivada del tupí-guaraní, que en una época se convirtió en lengua franca de una extensa zona de la
Amazonia colombo-brasilera, e incluso del Vaupés, centro geográfico de la difusión del mito, el cual, al
parecer, se extendió por buena parte del Brasil y por regiones fronterizas de algunos países vecinos:
Colombia, Venezuela, Guyana, etc. En este trabajo se usará el Yurupary tal como lo usa la versión Sallesi-
Restrepo. Tomado de http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/37/TH_37_001_111_0.pdf visitado el 25
de noviembre de 2011.
2
Se usara la forma escrita nheengatú para denominar el lenguaje original en que Roberto escribió La leyenda.
Esta forma de denominarlo es la que usa de manera consistente Restrepo (ca.1959) en su traducción. Hay
algunos autores que utilizan ñengatú en español para escribirlo tal como se pronuncia.

-3-
conde Ermanno Stradelli (1890) bajo el título Leggenda dell’ Jurupary y
publicado en el Boletín de la Sociedad Geográfica Italiana (Roma)3.

La traducción Stradelli-Restrepo es anterior a la de Stradelli-Salessi,


publicada por el Instituto Caro y Cuervo en el año de 1983, acompañando
un profuso, y completo ensayo sobre el mito, escrito por el investigador
Héctor H. Orjuela.

Tanto Orjuela (1983) como Salessi (1983) utilizan con frecuencia las notas
finales de Restrepo (ca.1959). Ellos mencionan a Restrepo como el primer
traductor del mito al español. Inclusive Orjuela se lamenta en la
introducción a su ensayo, de que esta traducción aún estuviese inédita, lo
cual se mantiene hasta hoy.
Veamos cómo lo expresa:
“A pesar de que ya conocía el mito de Yurupary, debo confesar que las
primeras noticias que tuve acerca de la leyenda me llegaron a través del
crítico Javier Arango Ferrer, quien en su obra Raíz y desarrollo de la
literatura colombiana (Bogotá, 1965) informa sobre la existencia de una
leyenda de la región del Vaupés, atribuida al indio brasilero Maximiniano
José Roberto, la cual se había conservado en una traducción italiana de
fines del siglo xix, compuesta por el antropólogo Ermanno Stradelli. Este
texto había sido a su vez traducido al español por el erudito colombiano
Pastor Restrepo Lince, fuente esta última que utiliza Arango Ferrer para
citar algunos extractos de la leyenda. La versión de Pastor Restrepo Lince —
que yo sepa— nunca se ha publicado, hecho que me sirvió de estímulo para
abordar con todo interés el estudio del tema y para, en feliz circunstancia,
obtener la colaboración de la señora Susana N. Salessi, alumna graduada
de la Universidad de California, Irvine, quien se encargó de traducir el texto
de Stradelli en una versión que, en lo posible, sigue fielmente el modelo
italiano”

El italiano Ermanno Stradelli llegó en julio de 1879 a Manaos y en 1881


viajó por los ríos Vaupés, Tiquié y Japu. En 1882 hizo un segundo viaje por
el Vaupés hasta Yavareté, para regresar finalmente a Italia en 1884. El
conde, poeta, abogado y viajero hizo varias expediciones por la región del río
Vaupés. Publicó La leyenda del Yurupary, según una versión escrita en
nheengatú por un caboclo aculturado, Maximiniano José Roberto,
descendiente de manaos y tarianas (pág. 15) 4

3
Stradelli, E., 1890. Leggenda dell’ Jurupary, Bolletino Societá Geográfica Italiano (Roma), serie III, vol. III,
págs. 659-689; 789-835
4
http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/37/TH_37_001_111_0.pdf, visitado noviembre 20 de 2011

-4-
Posteriormente, se han conocido múltiples versiones e interpretaciones del
mito del Yurupary, rescatadas y escritas por importantes antropólogos,
folcloristas, sociólogos, literatos y estudiosos en general, de las culturas
indígenas de nuestro país, especialmente de las tribus que habitan en la
región del Vaupés.

Cuando tomé la decisión de embarcarme en el rescate de la traducción,


decidí que buscaría la manera de publicarlo en un futuro, pero no quería
hacerlo sin un texto que lo arropara y le imprimiera cierto carácter personal
al rescate patrimonial literario, que me proponía hacer. Decidí entonces
dividir mi trabajo en dos grandes segmentos. Uno, que contuviera el texto
de mi abuelo y otro, un ensayo escrito por mí que diera cuenta de lo que
había sentido al leerlo. Estas partes son las que constituyen el presente
trabajo.

Lo que más llamó mi atención cuando leí por primera vez el relato, fue la
situación que se planteaba sobre las mujeres indígenas, y su lucha por
mantener la sociedad matriarcal. Luchaban para no ser consideradas
inferiores e imperfectas a la luz de las nuevas leyes patriarcales, que venían
a castigar sus infracciones con la pena de muerte. Por tanto, decidí que ese
debía ser el tema central del ensayo a escribir. No es un tema fácil, como no
es fácil tampoco mantener la distancia con el respeto que merecen unas
mujeres para las cuales no existe otra posibilidad; sin embargo si lo que se
narra en la leyenda, guarda paralelo con la realidad, se puede inferir que
ellas desean liberarse de ese yugo y se lee en el texto, que durante la
transición de una sociedad matriarcal a una patriarcal no fueron pasivas.

Aunque el patriarcado y algunos comportamientos misóginos derivados de


éste, hoy formen parte de su tejido cultural, el relato da cuenta de cómo
lucharon para que las leyes sociales no privilegiaran a los hombres. Pero
infortunadamente, perdieron la batalla y hoy continúan, como tantas otras

-5-
comunidades, sujetas a una sociedad patriarcal en una dinámica social
donde las mujeres son vistas como seres inferiores e imperfectos y con
muchos de sus derechos cercenados.

En la valoración del texto no se ha pretendido emitir juicios ni contra los


hombres, ni contra las mujeres de estos pueblos indígenas. La motivación
ha sido la de invitar a la reflexión sobre un comportamiento que nos afecta
por igual a hombres y mujeres y tratar de demostrar cómo las sociedades
patriarcales conducen, con frecuencia, a comportamientos misóginos.

Para la elaboración del ensayo, deliberadamente se ha querido mantener


cierta lejanía del análisis mítico tradicional y asimismo tomar distancia, no
sólo de sus orígenes, sino del entorno en el que fue concebido y de las
razones antropológicas y sociológicas que hayan podido influir en la
concepción de los acontecimientos. Para la exégesis propuesta, se le ha
otorgado más importancia a su contenido, a la dimensión poética y
narrativa del texto, que a su dimensión mítica.

No es objeto del presente trabajo fijar una posición en la discusión sobre la


originalidad del mito en la versión de Stradelli-Restrepo. Algunos
investigadores como Carriazo (2002), afirman que ésta no es más que una
recreación europeizada del mito y que no guarda concordancia con la
versión verdadera (el énfasis es mío), analizada por él y por Reichel-
Dolmatoff, que proviene de Miri-Puu, Don Antonio Guzmán, indígena
tukano. Conozco su tesis y la respeto, como respeto también la exégesis de
tipo freudiano que realizó sobre el mito Reichel-Dolmatoff, pero no serán ni
tema, ni materia de controversia en el presente trabajo. Tampoco me
propongo hacer un análisis semiótico, ni del mito, ni del rito del Yurupary.

Para una mejor explicación de lo acotado, tomaré prestado un fragmento de


la tesis sobre Yurupary de Gabriela Santa Arciniegas, porque lo expresa

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con exactitud y de una manera diáfana, a la que no debo añadir ni quitar
una sola palabra. Debe diferenciarse el mito, de la leyenda y ubicar el texto
de Stradelli-Restrepo, en su auténtico género, para no crear falsas
expectativas o confusiones.

Ya el mismo indígena José Roberto en compañía de su traductor y


cómplice, Stradelli, se encargaron de definirlo de manera contundente
cuando decidieron darle título a sus escritos: La Leyenda de Yurupary, que
no Mito de Yurupary, y con ese mismo título lo tradujo Restrepo, en el texto
que es la base de este trabajo.

Estamos pues ante una leyenda escrita con todas las características de un
texto literario, dado su lenguaje poético y su estructura orgánica.

A este respecto dice Santa (1999) en su tesis:

“Así pues, si hablamos de las leyendas, son mitos pasados por el cedazo del
lenguaje escrito, y de la mente alfabetizada. En muchos casos es por eso que
las leyendas son tan descreídas respecto de las tradiciones de los pueblos. Son
relatos sobre deidades míticas degradadas a superstición, a monstruos de
historias de terror o a demonios de historias cristianizadas. Como ejemplo
tenemos nuestras propias leyendas, la Patasola, la Llorona, etc.

Ahora, si hablamos del Yurupary como leyenda, con su caso sucede algo bien
particular y rara vez repetible, pues se origina en una colectividad oral, se crea
como mito, pero al pasar al lenguaje escrito, no resulta una leyenda desde el
punto de vista que expusimos en el párrafo anterior, pues no tiene nada que
ver con la superstición; al contrario, en su contenido se acerca al mito. Sin
embargo, el lenguaje con que fue escrita es predominantemente literario, no
oral, y ya ha pasado, aunque muy sutilmente, de forma casi imperceptible, por
el cedazo del cristianismo. Es un mito repensado por la mirada de un indígena
letrado, y por un italiano científico y escritor; por lo tanto no entra ya en el
terreno de los mitos, y aunque tampoco podría encajar en el término de
leyenda como ya dijimos, si tomamos el concepto “leyenda” y lo asociamos, no
con ese aspecto degenerativo, sino al texto que transforma el mito y lo hace
comprensible por nosotros hombres letrados al usar un lenguaje literario,
podríamos comprender por qué Roberto y Stradelli la han llamado ”La leyenda
de Yurupary” y no “El mito de Yurupary”.

Orjuela (1983, pág. 112) dice que “Yurupary constituye el mito mayor de las
culturas indígenas de América preservado hasta nuestros días” y muchos lo

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consideran el Popol Vuh de las culturas amerindias de la Amazonía colombo
brasilera, más concretamente de las tribus de la región del Vaupés
colombiano: (tenuínos, tirianas, arawak y tukanos, entre otras), pero en el
presente trabajo, La leyenda del Yurupary se ha tomado como un pretexto
para abordar el tema sobre el que se ha de reflexionar y que se encuentra
presente a lo largo y ancho del relato: el antagonismo entre hombres y
mujeres en las sociedades patriarcales, consideradas terreno abonado para
la misoginia. Se ha tratado esta cuestión, con la conciencia de ir un tanto
en contravía con lo que ha sido afirmado por Osorio (2006, págs. 8-9),
cuando dice:
“En las sociedades del noroeste del Amazonas, la vida social y familiar está
organizada a partir de una profunda separación de las actividades
masculinas y femeninas. Para una mujer de la cultura blanca y letrada
como yo, este sistema es excluyente e injusto e invita a una crítica
devastadora. Mis primeros trabajos sobre este aspecto del mito se
alimentaron de versiones críticas anteriores que lo leían como una lucha de
poderes entre un matriarcado primigenio y un patriarcado que lo habría
sometido. Esto es, una lectura feminista bastante radical […]. Es imposible
desconocer que esta separación tajante de roles coloca a las mujeres de esta
zona en desventaja ante sus padres, maridos y hermanos; aun así es
indispensable comprender la dinámica cultural que le da sentido y ser
extremamente cuidadoso; un proceso hermenéutico simplista, no sólo
destruiría el delicado complejo simbólico que lo constituye, sino que lo
convertiría en instrumento al servicio de la colonización de los grupos
amazónicos que todavía luchan por mantener sus derechos en el continente
verde.

La separación radical de los ámbitos masculino y femenino, como lo ha


descrito Stephen Hugh-Jones, encuentra su confirmación en el ritual de
iniciación masculina de la Casa He. Esta estructura con énfasis en
separación de roles masculinos y femeninos, y sobre todo la pena de muerte
que implica esta transgresión, ha sido utilizada para legitimar las acciones
de los evangelizadores”.

No parece acertado afirmar de una manera tan tajante, que un análisis de


la leyenda enfocado en las infamias que representan las evidentes
condiciones de inferioridad de la mujer en una sociedad patriarcal, sea una
lectura feminista radical. El tema de género en un texto literario como el
que nos ocupa, puede abordarse a través de una crítica hermenéutica, no
simplista pero sí responsable, sin demeritar el delicado complejo simbólico
que constituye la leyenda. Una aproximación a su contenido desde la

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valoración de la sociedad patriarcal/machista, no tiene por qué convertirlo
en un instrumento al servicio de la colonización.

Decir lo contrario, es lo mismo que afirmar que analizar desde la


perspectiva de género la mitología griega o ciertos pasajes de la Biblia o de
otros mitos y leyendas que han inducido a la posición de inferioridad de las
mujeres o a comportamientos misóginos, es ponerse al servicio de la
colonización o de la evangelización, para destruir las costumbres y/o las
creencias de los pueblos.

No niego que existan riesgos y que se deba respetar el delicado tejido de


costumbres que consienten que las mujeres de estas comunidades vivan
con tantas desventajas, sin hacerse preguntas, en un ámbito tan pernicioso
como el que describe Osorio en el párrafo citado; también reconozco que
tiene razón al afirmar que no es lo mismo opinar desde mi escritorio, con
los pocos o muchos privilegios que hoy hemos conseguido las mujeres, a
estar inmersa en una cultura donde esos comportamientos suceden como
lo más natural del mundo. Sin embargo, no se debe olvidar que son pocas
las mujeres, de todas las culturas del mundo, que pueden decir que no han
sido víctimas en alguna forma, de comportamientos misóginos en algún
momento de sus vidas.

Sabemos de sociedades que practican la ablación del clítoris o el uso de la


burka, entre otras aberrantes costumbres misóginas, que aún hoy, son
defendidas por muchos y muchas, argumentando que son producto de
mitos y costumbres sagradas; no por eso debemos dejar de levantar la voz
contra esas prácticas, aunque al hacerlo esté en juego la destrucción de
ciertas dinámicas culturales. Son riesgos que a veces vale la pena correr.

Acepto también que tenemos el deber moral de ser responsables con la


manera en que se hacen ciertas valoraciones, pero hay que asumir

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posiciones de una manera comprometida. No pretendo tachar o
menospreciar a las mujeres que viven inmersas en culturas donde su
inferioridad es ampliamente aceptada por todos (ellas incluidas). Como
mujer, puedo entenderlas porque conozco el miedo que produce el atreverse
a controvertir lo establecido en una sociedad patriarcal. Sigo sintiendo el
ardor que ha dejado ese hierro candente que es la impronta cultural de la
cual no nos hemos podido librar del todo. Conozco el dolor del maltrato y
conozco el sufrimiento y la rabia que produce el menosprecio y desprecio de
algunos hombres.

Si la leyenda del Yurupary, brinda una oportunidad para alzar la voz frente
a un preconcepto tan arraigado y despreciable como la pretendida
inferioridad de las mujeres y su riesgo inminente, la misoginia, la
aprovecharé, con todos los riesgos que esto implica, porque filosófica y
existencialmente el ser humano debe ser uno solo en todos los ámbitos, al
menos como objetivo y búsqueda de la igualdad en la evolución social. Hoy
la defensa de los derechos humanos debe estar por encima de las
diferencias de género y hasta culturales.

Marco teórico
Enfoque epistemológico y literario
“La hermenéutica (del griego ερμηνευτική τέχνη, hermeneutiké tejne, "arte
de explicar, traducir, o interpretar") es el conocimiento y arte de la
interpretación, sobre todo de textos, para determinar el significado exacto de
las palabras mediante las cuales se ha expresado un pensamiento”.5

Si bien la Hermenéutica es la disciplina (arte y ciencia) de la interpretación


de textos, el interpretar se entiende como un proceso de comprensión, que
ahonda en profundidad, que no se queda en una comprensión efímera de
momento. La noción de texto comprende desde el texto escrito, que es la

5
http://es.wikipedia.org/wiki/Hermen%C3%A9utica Visitada el 25 de Febrero de 2012.

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idea tradicional, atravesando por el diálogo, hasta la acción reveladora que
es en últimas lo que buscamos como intérpretes.

La hermenéutica es el arte filosófico de reinventar, y para reinventar, releer


y rescribir se sirve de ciencias tales como la historia, la antropología, la
sociología, la psicología, la literatura, entre otras.

Partimos de la base de Mendoza (2003), de que la hermenéutica es una


forma de vida y de que los modelos hermenéuticos son una herramienta
metodológica. A pesar de lo anterior, lo que hemos buscado en este trabajo
es, como lo dice el mismo Mendoza, recuperar la capacidad interpretativa,
que sirva para darle fundamento al hecho de que la praxis social no puede
ser acrítica de sus efectos intencionales y no intencionales.

Es por lo anterior que se ha propuesto una interpretación más


contemporánea, enfocada desde el punto de vista de la Hermenéutica
analógica de Beuchot (1997), quien plantea la hermenéutica como una
herramienta que otorga más importancia a la subjetividad del exégeta, en el
análisis del texto u obra a descifrar. Tal como revela el mismo Beuchot, “La
hermenéutica nos enseña a poner un texto en su contexto, ya que un texto sin
contexto no es más que un pretexto.” Por esta razón me he abstenido de
trabajar desde una hermenéutica objetivista donde se privilegia al autor, o
desde una hermenéutica subjetivista donde se privilegia al lector, pero
tampoco desde las dos intencionalidades en pugna entre el autor y el lector.
Aunque es cierto como afirmaba Foucault (1969) que todo autor quiere ser
respetado y que no se puede interpretar de cualquier manera, también es
muy cierto que el intérprete debe contar con libertad para reinterpretar
desde su subjetividad y desde su experiencia y visión, el texto objeto de su
crítica, que es lo que se ha estado proponiendo aquí.

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En la búsqueda de este equilibrio se escogió, por encontrarla más acertada
para este ejercicio de interpretación, la hermenéutica analógica, debido a
que no busca privilegiar a ninguno de los actores que intervienen en el
texto, llámese autor, lector o inclusive, interprete.

La hermenéutica analógica dice:

“Todo ser humano es un animal hermenéutico. El ser se da en el lenguaje.


El poema y el diálogo. Toda interpretación es histórica, se da en una
comunidad con su tradición y este diálogo es una comunidad hermenéutica,
nuestra tradición viene con sus prejuicios esto es, seres interpretativos6”

A pesar de lo anterior, para el presente trabajo se ha buscado en todo


momento mantener el respeto y la reverencia, no sólo frente al texto
sagrado que se está interpretando, sino frente a su autor o autores, y frente
a su traductor, a pesar de que a veces se afirme que la traducción siempre
es una traición. El arte de interpretar es también, en cierta forma, una
traducción y como ésta lleva el sesgo personal de quien la realiza, aunque
intente mantener el debido respeto por el original. Piezas fundamentales del
oficio del traductor y del intérprete tienen que ser el opinar, releer y dar
nuevos significados al texto a desentrañar. Conviene recordar en este
sentido que Nietzsche dijo: “Maldito el que me lea literalmente…”; con lo
cual, a pesar de que la frase puede tener muchos matices interpretativos,
tal vez nos quiso decir que hay tantas lecturas posibles como seres
humanos;

Desde otra perspectiva, hay que señalar que en el ensayo que forma parte
de este trabajo se ha adelantado un análisis intertextual; es decir una
aplicación de la herramienta teórica derivada de la semiótica literaria: el
concepto de “intertextualidad”7. Éste término fue acuñado por la profesora
Julia Kristeva en 1967 a partir del de “dialogía”, que provenía del ruso
Mijail Bajtin. Desde entonces, la teoría literaria lo utiliza para llevar a cabo

6
Beuchot, Mauricio. Tratado de hermenéutica analógica, México: UNAM, 1997.
7
http://es.wikipedia.org/wiki/Intertextualidad (visitada en enero de 2012 y abril de 2012)

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un desarrollo teórico y analítico que estuvo muy en boga en los años
setenta y ochenta.

Este análisis responde más a una elección personal vinculada a mi


experiencia como lectora. Porque soy consciente de que jamás un hecho
literario se puede concebir como aislado de otros textos leídos con
anterioridad o separado de las propias vivencias y conocimientos.

“Todo texto se construye como un mosaico de citas, todo texto es absorción


y transformación de otro texto. En lugar de la noción de “intersubjetividad”
se coloca la de “intertextualidad”, y el lenguaje poético se lee, por lo menos,
como doble”8.

Lo anterior quiere decir que el escritor entabla un diálogo con otros textos
anteriormente leídos y a veces de forma inconsciente acude a ellos,
inducido por otros que le hacen un guiño imperceptible, concibiendo y
consintiendo así la intertextualidad como el campo de traducción de
diversos sistemas significantes y el concepto de texto como espacio en el
cual se cruzan y se entrecruzan múltiples enunciados tomados de otros
textos. Al desarrollar el término de “intertextualidad”, Barthes separó el
concepto de “intertexto” de la antigua noción de fuente o influencia:

“Todo texto es un intertexto. Hay otros textos presentes en él, en distintos


niveles y en formas más o menos reconocibles: los textos de la cultura
anterior y los de la cultura contemporánea. Todo texto es un tejido realizado
a partir de citas anteriores (…). La intertextualidad, condición indispensable
de todo texto, sea cual sea, no puede reducirse evidentemente a un
problema de fuentes o de influencias. El intertexto es un campo general de
fórmulas anónimas de origen raramente localizable, de citas inconscientes o
automáticas que no van entre comillas. Epistemológicamente, el concepto de
intertexto es el que proporciona a la teoría del texto el espacio de lo social:
es la totalidad del lenguaje anterior y contemporáneo invadiendo el texto, no
según los senderos de una filiación localizable, de una imitación voluntaria,
sino de una diseminación, imagen que, a su vez, asegura al texto, el
estatuto de “productividad” y no de simple ‘reproducción’”9

8
Marchese, Angelo y Forradillas, Joaquín, Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, ed.
Ariel, Barcelona, 1986, p. 217.
9
http://aquileana.wordpress.com/2011/07/17/roland-barthes-julia-kristeva-acerca-del-concepto-de-
intertextualidad/

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Humberto Eco en un párrafo de su extensa y profunda nóvela “El nombre
de la rosa”, define muy bien lo que afirman de otra manera algunos
estudiosos en la materia como Barthes, Kristeva y Bajtin, entre otros:

“Mientras que la obra se está haciendo, el diálogo es doble. Está el diálogo


entre ese texto y todos los otros textos escritos antes (sólo se hacen libros
sobre otros libros y en torno a otros libros), y está el diálogo entre el autor y
su lector modelo”10

El magistral e ingenioso escritor Augusto Monterroso, en uno de sus


microcuentos, “La cucaracha soñadora”, también ofrece sin pretenderlo o
pretendiéndolo sin intención, un ejemplo extraordinario de lo que puede ser
la intertextualidad:
“Era una vez una cucaracha llamada Gregorio Samsa, que soñaba que era
una cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que
escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa, que soñaba que
era una cucaracha.11”

La sociedad patriarcal
El patriarcado o sociedad patriarcal es aquella en donde la organización
política, religiosa, económica y social está basada en el liderazgo, y
predominio de los hombres. El padre sobre los hijos, el marido sobre la
esposa, el padre sobre la madre. Las mujeres están pues subordinadas al
poder, a los deseos y caprichos de los hombres y son ellos quienes dictan
las leyes y las normas de conducta para toda la sociedad. En estas
sociedades los padres tienen no sólo derecho y potestad sobre las
conductas de su mujer y su prole, sino también sobre las propiedades de
estos. Hay sociedades patriarcales que van aún más allá y son además
patrilineales, es decir aquellas donde las propiedades y los títulos se
heredan únicamente por línea masculina.

En los grupos humanos donde las religiones que priman son las
monoteístas como la musulmana y la judeo-cristiana, donde Dios es una

1010
Eco, Humberto, Apostillas a “El nombre de la rosa”, ed. Lumen, Barcelona, 1984, p. 53.
11
Augusto Monterroso, cuentos y fábulas y lo demás es silencio. 1996/2003

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figura masculina todopoderosa, las instituciones que las simbolizan han
sido las que más han afianzado la falsa teoría de las bondades que
representan estas sociedades patriarcales y no sólo las han aceptado, sino
que las han respaldado y promovido por siglos. Estas instituciones
eclesiásticas han influido en la política, las leyes y en general en todas las
normas de control social, para perpetuarse. Parecieran decir que si Dios es
hombre entonces el hombre es Dios y con ese paradigma sustentan la
transgresión de valores y las grandes equivocaciones e injusticias que se
han cometido y se cometen en el mundo entero contra las mujeres. La
Biblia y el Corán, están llenos de historias de violencia de género y de
comportamientos misóginos que no han hecho más que alimentar el
distanciamiento entre hombres y mujeres y avivar la misoginia.

Platón y Aristóteles dijeron que la mujer es un ser inferior. San Agustín


afirmaba además que esta inferioridad pertenece al orden natural. Santo
Tomas de Aquino por su lado, la define como un hombre imperfecto,
sumándose y certificando la misoginia de Aristóteles cuando decía que las
mujeres eran seres humanos defectuosos. Este último, aumentaba su
misoginia al hacer afirmaciones tan terribles como:
"La hembra, ya que es deficiente en calor natural, es incapaz de preparar su
fluido menstrual al punto del refinamiento, en el cual se convierte en semen
(es decir, semilla). Por lo tanto, su única contribución al embrión es su
materia, un campo en el cual pueda crecer. Su incapacidad para producir
semen es su deficiencia".

Posteriormente Lutero dice también que las mujeres son seres inferiores en
mente y cuerpo por haber caído en la tentación en el paraíso y deben
arrastrar la culpa para siempre por su debilidad. En Grecia, en la antigua
Roma, en los países árabes, en las culturas amerindias, entre otras, con
contadas excepciones, las sociedades y los comportamientos culturales han
sido predominantemente patriarcales y por ende expeditamente misóginos.

- 15 -
Es gracias a los movimientos de liberación femenina que en el llamado
mundo occidental, las sociedades en su conjunto se han transformado,
desde el punto de vista formal y legal, en el sentido de que han logrado
cambiar y equilibrar leyes que antes privilegiaban a los hombres. La
subordinación de la mujer al hombre, aparentemente, ha disminuido. Digo
aparentemente porque si bien es cierto se han logrado avances
significativos en lo político, legal y social, falta mucho por hacer en el
ámbito laboral y en el privado de la familia.

En las sociedades donde prima el patriarcado, los comportamientos


misóginos son el pan de cada día y las mujeres se ven violentadas y
privadas de derechos tan fundamentales, como la propiedad, la educación,
el derecho a decidir sobre la procreación, decidir su manera de vestir y casi
que hasta para pensar deben pedir permiso a los hombres que las dominan
legalmente. Son reducidas, como en el mandamiento bíblico, a meras cosas
patrimonio de los hombres.

Sin embargo, en pleno siglo XXI aun persiste en estas sociedades


netamente patriarcales un comportamiento done la mujer es absolutamente
desvalorizada y tratada como un objeto, perpetuando uno de los
mandamientos bíblicos. El noveno, en el que Dios ordena tratar a las
mujeres como simples “cosas”:
“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciaras la mujer de tu prójimo,
ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu
prójimo12”. (Las negrillas son mías)

Para el caso concreto que nos ocupa, Reichel-Dolmatoff (1997, pág. 276),
hace una breve definición sobre lo que él llama Complejo del Yurupary. Lo
tomo para explicar cómo las tribus de la región abandonan el matriarcado e
imponen el patriarcado.

12
Éxodo 20:17

- 16 -
“El Complejo del Yuruparí es en esencia un mito patriarcal de fundación, el
cual encierra un código social que explica y exhorta sobre la exogamia.
Dicho código lo transmiten oralmente los chamanes y los ancianos en un
lenguaje múltiple y metafórico tanto en circunstancias formales o
informales. Es la base de iniciación ritual de la pubertad fisiológica y social
masculina, durante los cuales se enseña los orígenes históricos de la
exogamia, los inconvenientes de la endogamia y los hechos básicos de la
conducta reproductiva humana.

El Complejo del Yuruparí se define como:


Un ritual de pubertad exclusivamente masculino y que se mantiene,
parcialmente, en secreto para las mujeres.
Un ritual de recolección e intercambio de frutas, usualmente de palma, de
cuya parte inicial se excluye a las mujeres.
Reuniones periódicas socio/rituales entre dos o más unidades exogámicas,
cuyo propósito es la reafirmación de alianzas y el intercambio simbólico de
parejas para el matrimonio.
Sus fundamentos ideológicos son estrictamente masculinos e incluye
aspectos de su naturaleza biológica, social y psicológica, dentro de una
visión del mundo coherente, resultante de ser un sistema cognitivo y
comprensivo de comunicación, que opera mediante símbolos y metáforas”.

También cito a Orjuela (1983, pág. 183) sobre el mismo tema:


El mito de Yurupary plantea el conflicto de los sexos y la rivalidad,
existente en algunas sociedades primitivas, entre hombres y mujeres
por el poder político y religioso, simbolizado en este caso en la
posesión de las flautas o instrumentos sagrados. Esta rivalidad no es
otra cosa que el antagonismo entre los sistemas patriarcales y los de
tipo matriarcal que posiblemente predominaron en algunas
civilizaciones amazónicas, y que la leyenda recoge, atribuyendo a
Yurupary la abolición de los sistemas matriarcales mediante el
establecimiento de una religión instituida exclusivamente para los
hombres. El triunfo de la religión de Yurupary, después de larga
lucha, indica, sin embargo, que el matriarcado fue alguna vez el
sistema dominante en ciertos pueblos indígenas del continente, lo
cual le da nueva vigencia al olvidado mito de las amazonas, las que,
según la leyenda, debieron existir en territorios que hoy pertenecen a
Colombia y Brasil.

Para mantener un equilibrio voy a citar a Carriazo (2002 Pag. 77, 101,108)
para contar con otra visión de lo que se significa para los indígenas de la
región del Vaupés, la relación hombres - mujeres:
(…)No se trata, […] de una lucha de poderes entre hombres y mujeres, como
algunos exégetas reconocidos lo sostienen. Orjuela propone que “el
antagonismo entre Hombres-Mujeres… es una constante en el mito”
(Yurupary, el Popol… 49) y, entre otras dualidades, destaca como tema de la
historia “la rivalidad entre los sistemas de matriarcado y patriarcado”.
(Yurupary, mito… 153). Más aún, explica que con base en “un análisis
estructural… de la leyenda… el mito de Yurupary esencialmente se refiere a
una ruptura del orden normal (desequilibrado) en la sociedad indígena al

- 17 -
caer los instrumentos sagrados (poder político y religioso) en manos de las
mujeres” (143).
Es cierto que tanto la versión de Stradelli como la de Guzmán y Dolmatoff
describen una lucha entre hombre y mujeres, pero esta lucha no es de
poder en el sentido de ganar supremacía jerárquica dentro de la
organización social, ni implica un antagonismo natural entre ambos sexos.
Muy por el contrario, al describir aquella lucha, el mito se propone reafirmar
en la conciencia de sus oyentes un principio que para los indígenas es
inamovible: con respecto al sexo, tanto el hombre como la mujer tienen su
propia naturaleza y ha de comportarse de acuerdo con ella. Vivir de acuerdo
con este principio une al hombre y a la mujer de manera perfecta. Intentar
violarlo (tal como en la narración lo hacen las mujeres, se empecinan en
hacerlo) crea caos en sus relaciones y en la sociedad. Detrás de la
recurrente anécdota de las flautas, ese es el mensaje que desea transmitir el
mito al narrar aquel conflicto”.

Es interesante observar, en las tres citas anteriores, tres interpretaciones y


posiciones frente al contenido del mito con referencia al evidente
antagonismo entre hombres y mujeres en el relato: La de Orjuela (1983), la
de Reichel Dolmatoff (1997) y la de Carriazo (2002). Estimo que todas son
interpretaciones válidas y respetables, sobre todo si nos atenemos a lo que
se ha mencionado anteriormente dicho por Nietzsche: Maldito el que me lea
literalmente. Cada una tiene su propio su punto de vista, aunque hay que
destacar que la exégesis de Orjuela está basada en la versión de Roberto-
Stradelli-Salessi y la de Reichel-Dolmatoff y Carriazo, parten de la versión
de Miri-Puu, Don Antonio Guzmán.

Sin embargo, disiento de las posiciones que pretenden justificar el


enfrentamiento entre hombres y mujeres del relato haciendo el intento de
alejarlas de una clarísima posición machista, de injusta subordinación
femenina. Como en todas las sociedades patriarcales, muchos hombres, e
inclusive algunas mujeres, continuamente encuentran la manera de
explicar y justificar estos comportamientos.

Estas interpretaciones me hacen recordar las que, en su momento, hicieron


muchos eclesiásticos al Cantar de los Cantares del Rey Salomón. Negar que
el Cantar sea tan sólo un bello poema de amor entre un hombre y una
mujer y afirmar que es el romance entre la iglesia y Jesucristo, es lo mismo

- 18 -
aseverar que las luchas evidentes entre hombres y mujeres en la leyenda de
Yurupary, sea una forma de buscar el equilibrio entre sexos y delimitar los
roles de género.

El concepto de misoginia y sus interpretaciones

La misoginia, asunto que ocupará gran parte del corazón del ensayo crítico,
debe ser vista como resultado de las sociedades patriarcales. En La leyenda
de Yurupary se encuentra reflejada de manera recurrente. La misoginia se
percibe con fuerza no sólo en las culturas indígenas amerindias, sino que
ha existido como un comportamiento casi normal y constante a lo largo de
la historia de la humanidad; la mitología griega, múltiples pasajes bíblicos y
la civilización romana, entre otras, han contribuido a promulgar y
conservar una conducta perniciosa que ha tocado a todas las sociedades y
que permanece vigente hasta nuestros días, con mayor o menor intensidad
a lo largo y ancho del planeta. Estas servirán de soporte intertextual en la
presente interpretación.

Dice el DRAE que misoginia viene del griego μισογυνία y significa 'aversión
u odio a las mujeres'. Pero se podría decir que es inclusive más que eso; la
misoginia es una predisposición ideológica o psicológica que radica en
despreciar o menospreciar a la mujer como género y con ello, todo lo
considerado como femenino.

Asimismo se podría definir como una actitud de negación y rechazo por


parte de algunos seres humanos (mujeres incluidas en algunos casos),
hacia las cualidades o potencialidades positivas de la mujer. Rechazo y
negación que por lo general resultan en desprecio, aversión u odio, que es
lo incuestionablemente misógino. Posiblemente, en esta actitud intervienen
múltiples causas (psicológicas, antropológicas, sociológicas, culturales,
históricas).

- 19 -
Antecedentes etnohistóricos de la región del Vaupés

Atendiendo a la mencionada frase de Beuchot (1997), “un texto sin contexto


no es más que un pretexto” procedo a contextualizar como parte del marco
teórico, cuáles son las culturas indígenas de la zona en que acontece el
mito, sus escenarios y visiones, así como los actores que dieron vida a la
leyenda del Yurupary.

No puedo pasar por alto que todo lo relacionado con la estructuración de


los mitos y recuperación de la dimensión mítica americana, se establece de
alguna manera por el sentido de identidad y por la fuerza de la tradición
que hace parte integral de nuestra cultura.

Para contextualizar cuál y cómo es la zona y las tribus indígenas que hacen
parte de la región de donde proviene la leyenda, cito algunos fragmentos de
Reichel-Dolmatoff (1997), uno de los antropólogos que han estudiado esa
región con más profundidad:

“(…) Algunos siglos atrás este territorio estuvo habitado por agricultores
sedentarios de habla Arawak, o “Gente Tapir”. Tukano en una fase pre-
agrícola.

(…)Una población de cazadores y recolectores de habla makú.

(…)Con el tiempo, llegaron del oriente otros grupos de cazadores y


pescadores de lengua Tukano. En Ipanoré, cerca al punto donde la línea
ecuatorial cruza el Río Negro, mucha gente “emergió” y fue allí donde se
ejecutaron los primeros rituales del Yurupary. Los grupos Tukano eran
entonces pequeños y carecían de mujeres, su cultura material era realmente
limitada, pero tenían tabaco y conocimiento sobre plantas alucinógenas.
Durante un ritual de yagé trataron de establecer intercambio formal de
mujeres pero fracasaron, por cuanto los habitantes locales insistían en
practicar la endogamia.

(…)En Ipanoré fue donde la “Gente Tapir”, entregó balayes símbolo de la


yuca brava/mujeres/exogamia, a los recién llegados Tukano (tukano,
desano, pira-tapuyo). Ipanoré se designa desde entonces como “lugar de los
senos de la exogamia”. La penetración Tukano que llega en varias oleadas
sucesivas, fue motivo de conflicto con la Gente Tapir Arawak, cuyas mujeres
eran raptadas por salteadores Tukano. A su vez los makú, establecieron
uniones ceremoniales cruzadas con éstos, compartiendo ambos grupos, la
caza, la pesca, y la recolección.

- 20 -
Al fin los Arawak aceptaron maridos Tukano para sus hijas, pero
impusieron sobre éstos reglas de matrilinealidad y de residencia uxorilocal y
humillantes trabajos forzados en sus campos de yuca brava. Los Tukano
desarrollaron una firme aversión hacia la endogamia, como reacción a lo
que se denomina “época de incesto”. La Gente Tapir Arawak dividida en
grupos de descendencia local era endógama y sus mujeres ocupaban alto
status en su estructura social.

(…)Al final los Arawak y los Tukano acordaron establecer relaciones


exogámicas patrilocales y patrilineales y elaboraron una serie de rituales de
intercambio en los cuales el tabaco y otros narcóticos fueron papel
mediador. Las mujeres Tapir instauraron el cultivo de la yuca brava
(Manihot esculenta), entre los grupos Tukano que aún carecían de él.

Con el tiempo algunos grupos Arawak fueron tukanizados, pero otros


prefirieron emigrar para alejarse de los Tukano. Las tradiciones orales de
todos ellos solo pueden entenderse en términos de la sucesiva penetración
Tukano, periodo de establecimiento de reglas de matrimonio exogámico
acompañadas por el paso de la matrilinealidad a la patrilinealidad.

Resumen de encadenamiento secuencial de las acciones en el texto

1. El pueblo del Tenui corre el riesgo de extinguirse por una epidemia


que ataca sólo a los machos. Las mujeres muy preocupadas,
hacen una reunión para buscar soluciones. El payé de la tribu
esparce un polvo blanco sobre las aguas del lago y son todas
fecundadas mientras se bañan. Nace una nueva generación, entre
esta la bella Ceucy (de la tierra).
2. Ceucy es fecundada por el jugo del árbol del Pihycan. Se mantiene
virgen y nace Yurupary que es proclamado como cacique
(tuychaua). Se pierde durante 15 años. Su madre sufre mucho
aunque sin darse cuenta lo amamanta en la distancia.
3. Yurupary reaparece y le son ofrecidos los ornamentos de cacique.
Es investido como tal por Renstarlo (luna en tariano). Yurupary
llega como legislador a instaurar las leyes en su pueblo y explica
cuales deben ser las fiestas a celebrar en su honor. A las mujeres
les queda totalmente prohibido participar de esas fiestas de
hombres. Las mujeres, incluida la madre de Yurupary, llevadas
por su curiosidad, desobedecen y son castigadas por él
convirtiéndolas en estatuas de piedra.
4. Yurupary envía a un grupo de ancianos a construir una casa lejos
del poblado para que los hombres puedan celebrar allí sus
reuniones privadas. A esta nueva casa se le da el nombre de
Yurupary-oca que significa casa de piedra. En el lugar a donde
llegan los viejos está la tribu de los nunuibas y los ancianos

- 21 -
establecen relación con sus bellas mujeres, las cuales los seducen.
Ellas sienten que algo se planea contra ellas y deciden investigar.
5. Uno de los viejos, llamado Ualri es seducido por Diadue y éste le
cuenta los secretos de los hombres. El anciano que al parecer es el
mismo Yurupary, se traga a unos jóvenes nunuibas, que según él
intentaron matarlo. El hechicero (payé) de la tribu quiere vengarse
de él y lo invitan a celebrar a la maloca (poblado). Para esto
utilizan el encanto que Diadue ejerce sobre el viejo. Lo
emborrachan y lo queman. De los huesos de Ualri sale por primera
vez la música del Yurupary.
6. Una gran palmera crece donde yacen los restos del viejo. Esta se
eleva hasta alcanzar el cielo. Sin embargo, Ualri se venga
desfigurando a Diadue de una pedrada en la cara. Ella al ver su
rostro reflejado en el agua se suicida arrojándose a los raudales
del río.
7. Yurupary tiene noticia de lo que ha pasado y convoca un conclave
de hombres pero con la recomendación expresa de que ninguna
mujer debe enterarse. Deben partir, pero antes todos los que
tienen a sus madres convertidas en piedra deben hacer la
promesa de ir a llorar frente a las estatuas y enterrarlas.
8. En la noche mientras dormían, los sueños los llevaron montados
en una estera a la Yurupary-oca. Estando allá son prevenidos por
Yurupary del peligro que corren ante unas mujeres tan seductoras
y los conmina a guardar el secreto aunque se sientan atraídos por
ellas. Yurupary estando allí les cuenta a los hombres dos
historias, una para explicar los orígenes a través de la historia de
una mujer, Dinari, fecundada por un pájaro y de sus dos hijos,
Pinon y Meenspuin. Y la segunda, de cómo el mundo fue poblado.
9. Yurupary utiliza la palmera que había nacido de Ualri para
fabricar los instrumentos con los cuales le debe rendir culto. La
descripción de las flautas del rito, la hace comparándolas con las
partes de su cuerpo:
Este de mi altura y se llama Ualri y es la principal.
Esta, del largo de mis piernas, se llama jaguar (yasmecerene).
Esta, del ancho del pecho, se llama pato silencioso (bedebo).
Esta, del largo de mi brazo, se llama pájaro del sol (tintabri).
Esta, del largo de mi muslo, se llama grillo del monte (mocino).
Esta, del ancho de mis brazos, se llama guacamaya (arandi).
Esta, de dos pies de largo, se llama tórtola silvestre (dasmae).
Esta, tres veces mi mano, se llama águila del sol (piron).
Esta, del largo de mi tibia, se llama pájaro negro (dinari).

- 22 -
Esta, de mi rodilla a la cabeza, se llama danta (tity).
Esta, de mi rodilla al mentón, se llama pájaro cantor (peripinacuari).
Esta, mitad de mi cuerpo, se llama mono de la noche (ayuti).
Este último de la espalda al ombligo, se llama hormiga (canaroarro)
10. Yurupary promulga las leyes para la comunidad, tanto hombres
como mujeres. Se celebra la fiesta del Yurupary. Los hombres se
aprenden el rito del Yurupary con música y cantos. Se conocen
con otra tribu. El cacique de ésta y Yurupary se hacen buenos
amigos. Los hombres infringen las leyes de Yurupary y
permanecen en fiestas por tres días. Se dan orgías que molestan a
Yurupary. Curán, hija del cacique Arianda, nuevo amigo de
Yurupary, es violada por Caminda quien se ve obligado a casarse
con ella.
11. Curán descubre las leyes y ritos del Yurupary, prohibidas a las
mujeres mientras los hombres están reunidos en la Yurupary-oca
celebrando las fiestas del Yurupary.
12. Los hombres del Yurupary, regresan con él a las tierras de Tenui,
dispuestos a cumplir su promesa. Encuentran un panorama
desolado. Las mujeres a raíz de su abandono habían huido, no sin
antes asesinar a todos los hijos varones y haberse cortado sus
cabellos para erradicar de ellos el olor de los besos de los hombres
que las habían desamparado.
13. Hacen un ritual con los huesos de los muertos. Los beben en un
cachiri; hacen disfraces con los cabellos de las mujeres. Yurupary
fabrica dos amuletos, uno para él y otro para Caryda, quien debe
viajar con él, pero antes cumplen su promesa y entierran a sus
madres.
14. Yurupary sabe que Curán los ha traicionado y ha revelado los
secretos de los hombres a las mujeres. Tienen las flautas sagradas
en su poder. Esto alterará el orden social del mundo, ya que las
mujeres no pueden conocer el ritual.
15. Curán se pierde en la cascada y Yurupary dicta sus leyes a las
mujeres.
16. Los cuatro viejos que habían quedado en la Yurupary-oca también
traicionan las leyes. Yurupary y Caryda los persiguen y son objeto
de la magia de los amuletos de Yurupary y Caryda. Dos son
convertidos en piedra, otro en musgo, y el último es convertido en
un pez grande que se traga a Caryda convertido en puerco espín y
lo clava en la arena.

- 23 -
17. Se fabrican nuevos instrumentos a partir de los huesos de Ualri.
Se retornan a los hombres. Se promulgan de nuevo todas las
leyes, se enseña de nuevo el rito de Yurupary y todo vuelve a la
normalidad.
18. Yurupary promueve sus leyes, enseña los ritos y les pide
comunicarlos por todas partes.
19. En la tribu de los Naruna, cacique femenino, esta se casa con
Date quien quiere cambiar el matriarcado por las nuevas leyes de
Yurupary. Naruna se enamora de Yurupary traicionando a Date.
Yurupary la castiga. Yurupary se enamora por primera vez de una
mujer, Carumá.
20. Yurupary se despide de Caryda y camina hacia el oriente con
Carumá.
21. Carumá es convertida en una gran montaña mientras Yurupary
sigue caminando hacia el oriente.
22. Yurupary, lanza sus últimas sentencias: “Cuando la noche de hoy
esté en su mitad debemos separarnos; yo iré al oriente y tu
siguiendo el camino del sol, irás al poniente”. “Si un día el Sol, tú
y yo nos encontráremos en el mismo lugar, querrá decir que ha
aparecido sobre la tierra, la primera mujer perfecta”

- 24 -
Leyenda del Yurupary. Sociedad patriarcal: camino expedito hacia la
misoginia

"La relación entre el varón y la hembra es por naturaleza aquella en la que el


hombre ostenta una posición superior, la mujer más baja; el hombre dirige y la
mujer es dirigida".

Aristóteles

“Una mujer, para ser buena, no debe casarse sino con un solo hombre y vivir con él
hasta la muerte y serle fiel y no traicionarlo por ningún motivo: no debe desear
saber los secretos de los hombres, ni lo que suceda entre los otros: no debe desear,
ni experimentar lo que ve apetitoso”

Yurupary

El advenimiento del patriarcado


Yurupary tiene como misión en la tierra encontrar como esposa del Sol, a
una mujer perfecta. Desde esta misión, calificada por él mismo de
imposible, hasta las leyes dictadas por él como legislador, pasando por sus
múltiples expresiones peyorativas y discriminatorias hacia las mujeres a lo
largo de todo el texto, no dejan opción diferente a la de concluir que lo que
lleva explícito la leyenda es el justificar los motivos que se tuvieron para
abordar el cambio de una sociedad matriarcal a una patriarcal. En esta
última, deben primar los derechos e intereses de los hombres sobre los de
las mujeres y lograr ponerlas en su lugar para gobernar a sus anchas, como
ha sucedido desde siempre en casi todas las sociedades del mundo.

En la historia de la humanidad como en la historia de los pueblos


amerindios, hubo un largo período histórico (o mejor prehistórico), que en
nuestro país equivaldría al precolombino, en el que la caza, el nomadismo y
la poliandria-poligamia introdujeron una organización social con una
innegable preponderancia del matriarcado, sobre todo por ser más segura
la línea de sucesión materna. Ya hemos visto, como nos confirma Reichel-

- 25 -
Dolmatoff (1967), en la descripción de los antecedentes etnohistóricos de la
región del Vaupés, que en esta zona se daba el mismo fenómeno.

Desde el punto de vista mítico-religioso-ideológico, habría un cierto


reforzamiento de esta superioridad femenina: las diferentes Venus - en
nuestro caso Ceucy - de la feminidad y demás figuras purificadoras del arte
prehistórico y amerindio, serían una buena muestra al respecto.

En este tipo de sociedad comienzan los acontecimientos de la leyenda de


Yurupary. La existencia de un gran poblado matriarcal en el que de un
momento a otro, por una fuerte epidemia, dejan de nacer hombres y se
supera el número de mujeres. Situación que pone en peligro la
supervivencia del pueblo del Tenui y alarma a las mujeres frente a su
posible extinción.
“En el principio del mundo una terrible epidemia se desató entre los
habitantes de la Sierra del Tenui y atacó exclusivamente a los machos. No
escaparon más que unos pocos inútiles cargados de años y un antiguo payé.
Apesadumbradas, las mujeres previeron la extinción de su raza. Y no
habiendo en la vecindad ningún pueblo al cual recurrir para procurarse lo
que les hacía falta, resolvieron reunirse en consejo para buscar una
solución al presente estado de cosas.
En todas las caras estaba pintada la consternación. Solo el viejo payé
permanecía imperturbable”.

Este primer episodio de la leyenda, que habla de un pueblo habitado por


mujeres solas, trae a la mente, la leyenda griega de Las Amazonas.
También los conquistadores la recordaron, cuando llegaron a las tierras
cercanas al río que hoy lleva este nombre: Amazonas.

Estos acontecimientos son narrados por Zuluaga (2009, pág. 23) y


recreados también por William Ospina en su novela histórica Ursúa. Dice
Zuluaga:

“El nombre Amazonas tiene su origen en una leyenda procedente de un


mito griego de la antigüedad clásica. Las amazonas eran hijas de Ares y de
la ninfa Harmonía. Homero habla de ellas en el siglo IX a.C. Según
Herodoto “vencidas y capturadas por los griegos, las Amazonas huyeron al

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país de los escitas nómadas, a los que sedujeron. Estos les propusieron
desposarlas. No puede ser, contestaron ellas. Vuestras mujeres se pasan la
vida encerradas en los carros en lugar de ir a cazar”. Su reino, ubicado al
principio en el Cáucaso, después en la recóndita Escitia, se sitúa con el
transcurso de los siglos en Capadocia, en Caldea, en África, y por último
en alguna de aquellas misteriosas islas oceánicas relatadas por Marco Polo
(Gheerbrant 40-41).
A partir del descubrimiento de América este mito fue resemantizado por los
españoles quienes pensaban que existían tales mujeres legendarias, las
que eran visitadas por hombres dos o tres veces al año, vivían en una gran
isla rodeada de un enorme mar, eran muy guerreras y tenían templos con
mucho oro. Fueron buscadas en diversos lugares de la geografía
americana. Esta leyenda se fundió intrincadamente con otra de mayor
importancia para los españoles: la del país de El Dorado.

Posteriormente, narra Zuluaga, que los conquistadores ingresaron sin


saberlo al río Amazonas. Allí se encontraron con un poblado en el que
creyeron haber encontrado a estas míticas mujeres con quienes se
enfrentaron en una cruenta batalla de la que salieron mal heridos. Pudo
ocurrir que fueran las mujeres del pueblo del Tenui, después de la
epidemia, las que encontraron los españoles.

Esta situación matriarcal del pueblo del Tenui, pudo haber acaecido en la
época en que estos pueblos eran aun nómadas. Pero ya con la aparición de
la agricultura, el sedentarismo, la revolución neolítica y la tímida, en un
principio, introducción a la monogamia, la organización social evoluciona
hacia un patriarcado con una posición predominante del hombre.
Imaginemos –antes de su afirmación definitiva- un largo período de
adaptación, resistencias y cambios que terminan reflejándose en las
primeras creaciones jurídicas, mítico-religiosas y literarias, que son la
semilla de la misoginia histórica y tal vez dan origen al “complejo de
Yurupary”.

Este período de tránsito entre un modelo y otro incita a las luchas de


género, que son descritas profusamente en la leyenda de Yurupary. Se
siente la resistencia de las mujeres al cambio, a ceder el matriarcado en

- 27 -
favor de un patriarcado, que no entendían ni compartían y el deseo de los
hombres de imponer su supremacía y poder sobre ellas.

Se inician los enfrentamientos


Hubo conciliábulos entre las mujeres, ante la usurpación del poder
femenino por el masculino y se inicia el apetito de los hombres, empezando
por el payé, por demostrar su poder. Cuenta la leyenda:

Los pareceres más extraños y diversos se discutieron. Algunas propusieron


rejuvenecer algunos viejos decrépitos y arrojarlos a los peces si la tentativa
no resultaba. Otras llegaron a proponer de ensayar si mujer pudiese
fecundar mujer y la discusión, animándose, prolongose hasta que las
sorprendiera Ceucy, que como de costumbre venía a bañarse.
Entonces solamente se apercibieron del payé tranquilamente sentado entre
ellas, sin que ninguna pudiera decir cuándo, ni cómo había venido.
Avergonzadas de haber sido sorprendidas, quisieron huir, pero no pudieron;
sus pies estaban clavados al suelo como piedras.
Y el payé habló así:
“Veo a mi pesar que no podrá jamás encontrarse sobre la tierra mujer
paciente, discreta y capaz de guardar secreto”.
“No está lejano el tiempo cuando el sol me avisó en sueño que yo no
permitiese a mujer alguna aproximarse de noche a la orilla de este lago. Yo
os advertí de esta prohibición y os encuentro a todas aquí, tramando
además cosas vergonzosas contra nosotros los viejos, desobedeciendo así las
órdenes de aquel que gobierna el mundo”.
“Ceucy, señora de este lago, cuya agua queda impura de vuestra impureza,
no vendrá más de ahora en adelante a bañarse”.
“La generación que nazca mañana excluirá a las mujeres para siempre de
tomar parte en los asuntos de alguna gravedad.13”

En estas primerísimas líneas, ya encontramos frases que previenen sobre el


tono en el que se desarrollará la historia. El Payé abre el telón con la peor
sentencia: no habrá jamás sobre la tierra una mujer paciente, discreta y
capaz de guardar un secreto. Esta expresión parece tomada literalmente de
la Biblia, cuando Adán y Eva son expulsados del paraíso por la curiosidad
de Eva. La frase del payé que dice que Ceucy, la gran madre, no volverá a
bañarse en el lago porque las aguas han quedado impuras por las
impurezas de las mujeres, no sólo recuerda la carga de señalamiento y
culpa del pecado original, que ha perseguido a la comunidad judeocristiana
desde “el principio de los tiempos”, sino que da por sentado que los deseos
de una mujer son impuros per se. Vemos de nuevo a la mujer utilizada

13
Stradelli-Restrepo La leyenda de Yurupary (ca.1959)

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como símbolo del pecado y como causante de todos los males de la
humanidad. No es poca cosa para las mujeres del mundo, cargar con este
estigma y no lo es menos para los hombres tener como símbolo del pecado,
de la ira de Dios y de todos los males de la humanidad, el arquetipo de la
mujer pecadora, lujuriosa que todo lo que toca lo daña y lo corrompe. Dios
mismo dijo, según el Génesis, que la mujer debía obedecer todos los deseos
de su marido. Veamos lo que dijo Dios después de que Eva comió del fruto
prohibido:

3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus


preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y
él se enseñoreará de ti.14

Frente a este señalamiento injusto y permanente que impone una carga


moral tan pesada por parte de Dios, se podría parafrasear a Saramago en
El evangelio según Jesucristo, cuando en una conversación con Dios, el
diablo le dice “Se necesita ser Dios para que le guste tanto la sangre15”. Yo
digo: se necesita ser Dios para despreciar tanto a la mujer. La Biblia, tanto
en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, está repleta de pasajes y
relatos misóginos, promovidos por esa sociedad patriarcal que se estimula
desde algunas religiones.

En la fecundación colectiva del Payé, también se percibe el peso de la carga


del poder del hombre sobre la mujer. En este caso se podría hablar, no de
una violación física, que se calificaría como una interpretación “traída de
los cabellos”, pero sí de un símbolo del poder de los hombres al imponer su
semen fecundador sin el consentimiento de las mujeres. En este caso, las
mujeres están deseosas de procrear porque han perdido la posibilidad de
hacerlo, pero el payé, a pesar de que las fecunda, las tacha por estar
buscando ser fecundadas. Es decir, no aprueba que tengan deseos, pero se
“aprovecha” de ellos para regar su esperma y fecundarlas a todas. A pesar
14
Génesis, 3:16
15
Saramago, José. El evangelio según Jesucristo, 2000.

- 29 -
de que no tenían ninguna posibilidad de resistirse, no sólo las señala de
impuras sino que las culpa, como en el Paraíso, de ser las causantes de
contaminar con su “pecado” las aguas sagradas y cristalinas donde se baña
Ceucy. Como lo hace Adán con Eva, el payé les indica que es su culpa el
que Ceucy no vuelva a bañarse en ellas. También por su pecado, las
generaciones futuras impedirán, para siempre, que las mujeres tomen
parte en las decisiones importantes de la tribu. Es decir entrará a regir a
partir de ese momento y eternamente un sistema patriarcal.

Puede ser que el payé percibiera a las mujeres como seres inferiores y
asumiera la misma posición de Aristóteles (384 - 322 AC) cuando afirmaba
que consideraba a las mujeres seres humanos defectuosos; varones
estériles.
"La hembra, ya que es deficiente en calor natural, es incapaz de preparar su
fluido menstrual al punto del refinamiento, en el cual se convierte en semen
(es decir, semilla). Por lo tanto, su única contribución al embrión es su
materia, un campo en el cual pueda crecer. Su incapacidad para producir
semen es su deficiencia".

“La razón por la que un hombre domina en sociedad es su inteligencia


superior. Sólo el hombre es un ser humano completo. La relación entre el
varón y la hembra es por naturaleza aquella en la que el hombre ostenta
una posición superior, la mujer más baja; el hombre dirige y la mujer es
dirigida16"(Aristóteles).

La verdadera carga simbólica de la fecundación colectiva de las mujeres


puede ser la de demostrar que estas necesitan a los hombres para concebir
y ellos ostentan el poder de la pretendida semilla creadora. Nacerá así,
como lo sentencia el payé, la nueva generación que traerá consigo el
advenimiento del patriarcado y el origen de Yurupary, nieto de la
generación de un pueblo matriarcal.

La virginidad de Ceucy
Con la llegada de esta nueva generación nace la bella Ceucy, virgen madre
de Yurupary:

16
Aristóteles, (715a) Generación de los animales 1,82f. (De generatione animalium)

- 30 -
“Entre los recién nacidos se encontraba una espléndida niñita, que
por su belleza fue llamada Ceucy. La Ceucy de la tierra era el retrato
de la Ceucy del cielo y creció hasta la edad de los primeros amores tan
pura como la estrella de la mañana.

Un día deseó comer de la fruta del pihycan (prohibida a las doncellas


que aun no han llegado a la pubertad, para no despertar los apetitos
latentes), y se internó en el monte. Fácilmente encontró la fruta
deseada, no teniendo trabajo en recogerla: algunos monos, pocos
momentos antes, habían hecho caer una gran cantidad; frescas y
apetitosas estaban todavía en el suelo. La bella muchacha escogió las
más hermosas y maduras y principió a comerlas.

Tan suculentas eran éstas, que parte del jugo, escurrió entre los
senos, bajando a bañar las más recónditas partes, sin que ella
prestara atención alguna.

Comió hasta saciarse, y no volvió a su casa hasta por la tarde,


contenta de haber satisfecho un deseo largo tiempo alimentado.
Pero sentía los miembros como entumecidos por una sensación
extraña jamás antes sentida.

Movida por un instinto material se encaminó atentamente y se dio


cuenta que su virginidad no existía más, y que en sus vísceras había
alguna cosa extraña.

Avergonzada, nada dijo a su madre, y conservó celosamente el secreto,


hasta que el tiempo denunció su estado.

Entonces interrogada por algunos de la tribu, que también querían


vengar la afrenta del violador, con su ingenuidad contó la historia del
pihycan.

Después de diez lunas tuvo un robusto niñito que superaba en belleza


a la madre y semejaba al Sol17”.

La fecundación de Ceucy por el jugo de una fruta, es similar a la


concepción de otros dioses, semidioses o héroes mitológicos de la historia a
todo lo largo y ancho del mundo.
“(…) En la mitología griega, el Arquetipo de la Gran Madre estuvo
representado por Gaia (Tierra), personificando a la Madre Tierra. En su
“Teogonía” Hesíodo relata cómo, después del Caos, surgió Gaia desafiante, y
con ella la creación de los eternos dioses del Olimpo.

En la “Gran Madre”, en tanto manifestación arquetípica, de lo femenino


aparece como principio creador independiente del hombre personificado y
por esa razón es que se la considera “virgen” y su poder y riqueza va más
allá del “principio masculino”. Esta figura arquetípica la vemos representada
en los mitos y leyendas de todas las civilizaciones de todos los tiempos. Así,

17
Stradelli-Restrepo La leyenda de Yurupary (ca.1959)

- 31 -
tenemos el ejemplo de la Virgen María, de las Grandes Madres egipcias y
mediterráneas, todas ellas “madres vírgenes” portadoras de un gran poder
de creación y fecundidad y a quienes, por sobre todo, se las venera, aún hoy
en día, con el objeto de que haya prosperidad, alimento, buenos cultivos,
salud, etc.18”

Desde el punto de vista social, con marcado origen religioso, se le concede a


la virginidad o a su pérdida una connotación tan importante que un dios o
héroe que se considere medianamente significativo, debe nacer de mujer
virgen. ¿Cuál es la razón para que se considere limpia una mujer que
concibe un hijo sin la intervención de hombre? Este hecho, bien leído, lo
que logra es otorgarle un poder infinito sobre los hombres, ya que
significaría, de alguna manera, que no son necesarios, mientras que la
mujer sí es imprescindible. Ningún hombre, que se sepa, ni en la mitología
ni en las religiones ni en la historia, ha parido por obra y gracia de su
propia semilla.

Veamos cómo en otro pasaje del relato la virginidad es defendida hasta tal
punto de que un joven (Pinon) induce al suicidio a su hermana (Meenspuin),
con tal de que ésta no pierda su virginidad acosada, como estaba, por los
deseos impuros que sentía en su entrada a la pubertad.
Meenspuin llegada al estado de la pubertad comenzó a sentir deseos que no
comprendía, y estaba tan incomodada que dijo a su madre.
“Mamá, sufro un mal extraño con deseos que no sé cómo explicar”.
“¿Qué cosa es lo que sientes?”
“Cuando mi mal comienza tengo una rasquiña, un malestar que me da y no
me da dolores y esos dolores que no duelen, me corren después por todo el
cuerpo con un deseo de morderme toda; en fin me siento languidecer y lloro.
Cuando duermo veo vecinos a mi hamaca, bellos jovencitos queriendo
besarme o abrazarme y yo no sé escaparles”.
“Conozco el mal que tienes y hoy mismo te daré un remedio para calmar tus
dolores”.
Llegó Pinon y su madre le pidió que fuese al monte y le buscase de las raíces
de brany (muira-puarma en nheengatú) para hacerle un remedio a su
hermana.
“¿Cuál es la enfermedad?”
“Tiene necesidad de un marido y como éste no se encuentra, quiero
medicinarla con brany que tiene la propiedad de disminuir estos deseos”.
“Si mamá me confiara la curación de Meenspuin, yo iría a hacer con ella
una vuelta sobre la orilla del río, hasta que su mal se le acabase”.

18
http://www.antoniolasheras.com.ar/jung%20a%20las%20heras/articulo%205.htm (Visitada abril 14 de
2012)

- 32 -
“Siempre te he escuchado hijo mio, como si fueras un hombre maduro en
las cosas del mundo; haz lo que tú creas provechoso a tu hermana”.
“Puesto que tú me das plena libertad de hacer lo que crea conveniente,
mañana partiremos. Tú quedarás aquí aguardando mi vuelta, pero no te
aflijas porque no podrá ser tan pronto; será cuando mi hermana esté
curada.
Pinon para garantizar la virginidad de su hermana la condujo hasta la
Sierra de las Piedras Blancas, y allí para llegar a las puertas del cielo hizo
un roto por el cual entraron al país de las estrellas; allí dejó a Meenspuin,
que otros llamamos Ceucy19”.

En la religión judeo-cristiana, desde el pecado de Eva, es sabido que las


mujeres debemos parir con dolor. La teología concibió la virginidad de
María, como un camino privilegiado hacia la salvación que la liberaba como
mujer de la doble maldición impuesta a Eva tras la Caída: de los dolores del
parto y de la dominación masculina. Es decir, concebir sin ser fecundada
por un hombre, la pone en un lugar que la asemeja al varón pues no lo
necesita para dar vida. Muchas tesis, como ya vimos en la de Aristóteles,
por ejemplo, se dice que el hombre es el dador de vida y la mujer un mero
receptáculo para que germine la semilla. Lo anterior es una visión misógina
del origen de la vida.

En las únicas sociedades donde ser madre siendo virgen es un privilegio, es


en las sociedades patriarcales. Podemos constatarlo a través de los
múltiples ejemplos que vemos a continuación: La vestal Silvia fue
fecundada por Marte y de ahí nacieron los gemelos Rómulo y Remo. El
Popol Vuh, libro sagrado de los maya-quichés, da cuenta que los gemelos
Hunahpu e Ixbalanqué fueron engendrados por la joven virgen Ixquic
cuando una calavera escupió su mano: “en mi saliva y en mi baba te he
dado mi descendencia”, dijo la calavera a la muchacha.

Otros héroes, dioses y semidioses han tenido el mismo origen sobrenatural


de Yurupary. Sin que interviniera varón, la virgen Maia engendró a Buda,

19
Stradelli-Restrepo La leyenda de Yurupary (ca.1959)

- 33 -
además Hermes, Baco-Dionisos, Adonis, Agni, Mithra, Krishna, Zoroastro y
un largo etcétera han sido dados a luz por madres vírgenes.

En el panteón mexicano, Cuatlihue, quedo embarazada por un ovillo de


plumas de colibrí que contempló y puso en su seno al llegar a su casa. Esa
misma noche en un sueño le es revelado que en el ovillo iba una semilla
fecundante, que dio a luz al Dios Huitzilopochtli.

Desde siempre, se ha sabido que la condición de madre en la mujer es vista


como su circunstancia natural. Una mujer que no pueda o no quiera tener
hijos es inferior en la escala social. Si es estéril, se considera defectuosa y
queda sin propósito en la vida y si es por decisión propia, es vista como un
ser desnaturalizado. Esto continua vigente hasta el presente siglo en
muchas sociedades alrededor del mundo.

La curiosidad, mayor defecto y pecado femenino

Se ha demostrado además, que una mujer que sienta deseos de cualquier


género es estigmatizada. En el relato de Yurupary, no sólo son un gran
defecto sino que son el preludio de su impureza. No obstante, hay un
pecado todavía peor a los ojos de los hombres, no sólo de la historia de la
humanidad en general, sino de Yurupary en particular, que los supera a
todos y que está relacionado también con la pérdida de la virginidad y con
los males de toda la humanidad: la curiosidad femenina.

En la historia sagrada y mítica se habla de Eva y Pandora como primeras


mujeres de la creación y también como corruptoras de todo lo bueno
existente y de ser el mayor mal de la especie humana. Ceucy para el caso
que nos ocupa, es la Eva, y la primera Pandora de la leyenda. No sólo
prueba la fruta del Pihycan para satisfacer un deseo, sino que,
posteriormente, habiendo parido al héroe de la historia, desobedece a su

- 34 -
hijo, ya investido de cacique, e incita a las otras mujeres a espiar, para
informarse sobre las nuevas leyes y costumbres que los hombres quieren
imponer. Su hijo la castiga con el mayor castigo posible: la asesina al
convertirla en estatua de piedra, tal como hizo Dios con la mujer de Lot en
el pasaje bíblico, cuando la transforma en estatua de sal. Ambos dioses,
están castigando, más que la desobediencia, la curiosidad femenina que
como ya sabemos es fuente de todos los males.

En la historia de Pandora, todo comienza cuando Zeus le entrega a Pandora


una jarra para que se la lleve a Epimeteo. Ésta contenía todos los males
existentes, y por ende, se le prohíbe abrirla; sin embargo, Pandora (que
poseía una gran curiosidad) – como las mujeres del Yurupary, como la
mujer de Lot, como Eva y tantas otras - hace caso omiso de la orden de
Zeus y abre la jarra. En ese momento, todos los males escapan y se alojan
entre los hombres. De este mito proviene la expresión “abrir la caja de
Pandora”. En esta tradición, Pandora representa la perdición de la
humanidad al igual que Eva y al igual que Ceucy y Curán en Yurupary.

Se transcriben ahora dos episodios que confirman que la curiosidad de las


mujeres es considerada, por los hombres de la leyenda y por muchos otros
a través de la historia, como el pecado maldito. Sobre todo si ésta recae
sobre “secretos” masculinos, que los hombres no quieren compartir. Tal
como Eva, Pandora, Ceucy y Curán entre otras, serán tildadas de
imperfectas y serán castigadas con todo rigor.

Primer caso, cuando Ceucy, desobedece a su hijo:


(…) Comenzó diciéndoles que su constitución duraría con el nombre de
Yurupary hasta que el Sol alumbrara la tierra, prohibiendo absolutamente a
las mujeres tomar parte en las fiestas de los hombres, cuando estuvieran
presentes los instrumentos especiales, que debían ser distribuidos en la
próxima reunión inaugural.
La que violase esta prohibición sería condenada a muerte, condena que
debía ser ejecutada por aquel que primero hubiera conocido el delito,
aunque fuese su padre, hermano o marido.
[…]

- 35 -
Cuando la reunión terminó, el tuychaua Yurupary lloraba. Ninguno sin
embargo osó interrogarlo.
Cuando descendieron de la montaña encontraron a lo largo del camino a las
mujeres espías convertidas en piedras.
Todas conservaban la fisonomía que tenían cuando estaban vivas.
¿Quién las había vuelto así? Ninguno supo jamás exactamente. Allí quedó la
misma madre de Yurupary. Tenía la cara vuelta al oriente; señalaba con la
mano del corazón el Lago Muypa y con la otra el árbol de pihycan y estaba
rejuvenecida, con una maliciosa sonrisa en los labios”20.
Segundo caso cuando Curán es violada y después se lanza al raudal:
“Vino la media noche y Arianda vio a su hija Curán saltar de la hamaca
hasta la puerta de la casa de la fiesta, donde un tenuina la cogió y la
desfloró.
Y Arianda en este momento gimió; Yurupary que le oyó, preguntó:
“¿Qué tienes?”
“Mi desgracia delante de mis ojos”.
“Si mi ley ya rigiese, no hubiese podido suceder esto; pero el que tocó a tu
hija la desposará, y todo será reparado”.
[…]
“Aquí está pintada Curán, sufriendo su mal y éste es quien lo hizo. ¿Quién
es?”
Y el joven, que reconoció su propia imagen, bajó la cabeza avergonzado.
“Fui yo, tuychaua, dijo Caminda; pero no había pensado que entonces
poseyera una tan gentil muchacha; porque no podía ver su belleza en la
oscuridad de la noche”.
“Y serás tú mismo quien desposará a Curán, porque yo lo he prometido a su
padre; mañana tendrán lugar las bodas y después terminaremos nuestra
fiesta”.
[…]
Y preguntado por los compañeros quién los había traicionado, él sacó del
maitiry uno de los espíritus del cielo y vio a Curán con todas las mujeres
ariandas haciendo el dabacury y tocando y cantando la música y el canto de
la fiesta de los hombres. Tomó entonces en la mano otra piedra, en la cual
todo quedaba pintado y vio a Curán que desde lo alto de la piedra asistió a
toda la fiesta. Y lleno de tristeza así habló:
“¿No podrá encontrarse jamás sobre la tierra una mujer realmente juiciosa?”
“Curán, que todos pensábamos hubiese quedado enferma en casa, asistió a
toda nuestra fiesta. Yo y Caryda partimos ya”.
[…]
Pero Curán, que era astuta y llena de audacia, pasaba los días enteros sobre
el raudal, sentada sobre una piedra con la cabeza entre las manos.
Caminda iba todas las tardes a tomarla para conducirla a la casa, pero una
tarde no la encontró más allí; desesperado reunió a todos los hombres de la
aldea y se puso a buscarla de nuevo, pero inútilmente y hasta hoy ninguno
sabe la suerte que tuvo. Los más sin embargo creyeron que la había llevado
al fondo del agua la Gran Serpiente ; así cuentan que desde aquel día a
media noche en mitad del raudal de Nusque-Buscá aparece una bellísima
mujer de cabellos negros y después de cantar la música y el canto del
Yurupary desaparece en las aguas21”.

20
Stradelli-Restrepo La leyenda de Yurupary (ca.1959)
21
Stradelli-Restrepo La leyenda de Yurupary (ca.1959)

- 36 -
Curán es ultrajada y su padre lo ve. Pero no era importante que Curán
hubiese sido violada. Lo importante era subsanar la afrenta de la violación.
Pero no hay que resarcirla a ella sino a su padre, pues éste ha sido violado
en su amor propio. Una de sus propiedades ha sido violentada. Se le
impone, como medio para lavar su honor, casarse con el violador. Es una
práctica que aunque parece escandalosa es común y recurrente en algunas
sociedades patriarcales. A quien se mancilla realmente no es a la mujer
violada sino a su esposo, padre, familia etc. Y como en la leyenda, es
obligada muchas veces, a desposar a su atacante.

Como era de esperarse, Curán quiere hacerle daño a quien ahora es su


esposo apoderándose de su secreto más preciado. Por esto acude a todas
las artimañas posibles para saciar su curiosidad y vengarse de alguna
manera de su agresor, convertido en esposo. Sin embargo, como muchas
veces sucede, quien es castigada es ella. Al fin y al cabo es mujer. Después
ser amonestada por su afrenta contra el poder masculino, se va a hundir
para siempre en el fondo del agua.

Yurupary necesitaba hacer comprender a las mujeres de una vez por todas
cuáles eran sus obligaciones y les dictó las leyes que debían cumplir. A los
hombres les indicó también cuáles eran las suyas. La más importante era
mantener sus leyes y ritos alejados de la curiosidad de las imperfectas
mujeres.

Las leyes de las mujeres


Para esto, Yurupary debía legislar. Impuso ante ellas sus leyes de una
manera clara y contundente para que conocieran cuales eran las reglas de
comportamiento y cuál su lugar en la sociedad y en la familia. Según estas
dictaban, debían obedecer a los hombres y hacer lo que ellos ordenaran.
Quienes no las cumplieran serían ejecutadas sin dilación

“Yo voy ahora a daros las normas de vuestra conducta”.


“Es el sol que las ha mandado y se llaman las leyes de Yurupary a las cuales
están sujetos hombres y mujeres; quienes no las cumplan están condenados
a morir”.
“Por esto, si queréis vivir en paz sobre la tierra, debéis obedecer a estas
leyes”.
Y las mujeres dijeron: “Dinos estas leyes, para que las podamos observar”.
“Helas aquí”, dijo Yurupary:
“Una mujer, para ser buena, no debe casarse sino con un solo hombre y
vivir con él hasta la muerte y serle fiel y no traicionarlo por ningún motivo:
no debe desear saber los secretos de los hombres, ni lo que suceda entre los
otros: no debe desear, ni experimentar lo que ve apetitoso: debe ayunar una
luna entera hasta que Yurupary tenga preparados los alimentos que le están
destinados: no entregarse a los espíritus que nacieron de Ualri y que
siempre van protegidos de la noche”.

- 37 -
“Son estas las principales cosas que de ahora en adelante debéis observar
escrupulosamente para no caer otra vez en la ira del tuychaua; las cosas
que todavía faltan os las diré más tarde”.
Y ellas le prometieron obedecerlo en todo y ni más se recordaron de lo que
había sucedido22”.

Una vez dictadas y promulgadas las leyes, Yurupary procede a dar por
terminado su cometido en la tierra. Sabe que ha fracasado en su misión de
encontrar la mujer perfecta para desposarla con el Sol.

Sin embargo, a pesar de su desilusión, se enamora de Carumá. Soberbio,


no se entrega. Se cree perfecto. La acusa a ella de imperfecta y por ello la
abandona. Prefiere el castigo propio de perderla a tener que convivir con un
ser que considera inferior por sus imperfecciones. Pero como muchos
hombres, debe asegurarse de que Carumá quede bien lejos de la vista de los
hombres. Si no es suya, no debe ser de nadie más. Suena tan familiar esta
actitud en un hombre, que produce verdadera pena. Yurupary no sabe
cómo entregarse sin condiciones. Lastimosamente, muy pocos hombres lo
han aprendido.
“Después que Yurupary y Caryda dejaron con Carumá la tierra de
Naruma, se dirigieron hacia oriente, hasta las orillas de un río de aguas
blancas, y de allí se elevaron hasta tocar el cielo, dejando de allí caer a
Carumá.
Y el cuerpo de Carumá al caer, cuanto más se aproximaba a la tierra tanto
más crecía hasta que, cuando descansó en el suelo, se había transformado
en una gran montaña.
Y Caryda y Yurupary quedaron todavía algún tiempo suspendidos en el
aire, después ellos también bajaron y se posaron sobre la cumbre de la
nueva montaña, sobre las orillas de un bellísimo lago, rodeado de hierbas
aromáticas.
Y Yurupary así habló:
“He aquí la primera y única mujer que me hubo, colocada con toda
seguridad lejos de la vista de los hombres”.
“Un día, cuando todo esté terminado, entonces vendré a recogerla para ir a
vivir juntos bien vecinos a la base del cielo, donde quiero descansar de las
fatigas de mi misión lejos de los ojos de todos”.
“Hoy, ¡oh Caryda!, es el último día que nosotros estamos juntos y antes de
separarnos quiero contarte el secreto de mi misión sobre la tierra”.
“El Sol, desde que nació la tierra, buscó una mujer perfecta para llamarla
cerca a él; pero como hasta hoy no la ha encontrado, me confirió parte de
su poderes para ver si en este mundo podía existir una mujer perfecta”.
“¿Y cuál es la perfección que el Sol desea?”
“Que sea paciente, que sepa guardar un secreto y que no sea curiosa”.
“Ninguna mujer hoy existente sobre la tierra reúne estas cualidades, si
una es paciente, no sabe guardar secreto, si sabe conservar el secreto, no
es paciente; y todas son curiosas, quieren todo saber y todo probar.
“Y hasta ahora no ha aparecido aún la mujer que el Sol desea poseer”.
“Cuando la noche de hoy esté en su mitad debemos separarnos; yo iré al
oriente y tu siguiendo el camino del sol, irás al poniente.

22
Stradelli-Restrepo La leyenda de Yurupary (ca.1959)

- 38 -
“Si un día el Sol, tú y yo nos encontráremos en el mismo lugar, querrá
decir que ha aparecido sobre la tierra, la primera mujer perfecta””23.
Después de lo cual Yurupary se pasó a la orilla opuesta del lago, y sentado
sobre una piedra, quedó contemplando su propia imagen reflejada en el
agua.
Caryda, poseído por una fuerza mayor que su voluntad, quedó en el mismo
lugar sin poder seguir al compañero.
Cuando la luna surgió del seno de la tierra, apareció en la superficie del
agua una bellísima mujer, que Caryda reconoció por Carumá.
Ella cantó el canto y la música de Yurupary con tanta dulzura, que Caryda
se adormeció, y cuando en lo alto de la noche despertó no vio a nadie más.
Pero, mirando mejor al oriente, vio ya muy lejos dos siluetas, que parecían
seguir el mismo camino, y Caryda entonces se levantó y dirigió sus pasos
al poniente

Conclusiones
Se ha visto que la misión de Yurupary en la tierra fracasó. No logra
encontrar para el Sol la mujer perfecta. Este fracaso no hace más que
confirmar que ni los hombres ni las mujeres llegaremos a ser perfectos,
vistos con los ojos del género opuesto, a no ser que entendamos que
vinimos al mundo con condiciones y roles diferentes pero complementarios
y que en la lucha de poder entre los géneros, no hay ganadores. Sólo
perdedores. La mayoría de los hombres, como le pasa a Yurupary, son
incapaces, por su afán de dominar y de demostrar superioridad, de
entregarse totalmente con el amor y la aceptación que implica la relación de
pares en una pareja.

Las sociedades patriarcales, como lo hemos visto a lo largo de todo el


trabajo, reafirman esta posición de fracaso. Son sociedades que derivan
rápidamente hacia comportamientos misóginos injustos y violentos como se
puede constatar a través de la historia de la humanidad, de la historia de
las religiones y de la leyenda de Yurupary en particular. Mientras más
patriarcal y patrilineal sea una sociedad, más injustos, más infelices, más
problemáticos son sus miembros y más difícil es la vida en comunidad. La
humanidad está conformada por seres de ambos géneros y la convivencia
pacífica entre ellos, no puede darse más que con la comprensión y
aceptación de las diferencias.

Que existen roles propios de cada género, es innegable. Así estamos


diseñados, para mantener el sano equilibrio. Pretender que uno de los dos
domine al otro, no hace más que fomentar la infelicidad, el enfrentamiento,
la violencia de género, entre otros muchos males que mantienen en el

23
Stradelli-Restrepo La leyenda de Yurupary (ca.1959)

- 39 -
atraso y en el ostracismo a muchas de las sociedades abiertamente
patriarcales y patrilineales.

Una sociedad patriarcal es un surco abonado para la semilla de la


misoginia. Es indudable que aupar este tipo de sociedades radicales, no
conlleva ningún beneficio. El odio hacia la mujer es inhumano e injusto.
Seguir afirmando la tesis de su inferioridad es un anacronismo infame.
Bien harían muchas religiones y sociedades patriarcales en ir matizando
sus discursos. El momento de los equilibrios y de la justicia está cerca. No
en vano las mujeres hemos luchado a brazo partido, pero sin violencia, por
poner las cosas en su justo medio buscando la equidad de género y la
convivencia pacífica para tener un mejor mañana.

Finalmente, a pesar de la imagen negativa que mi ensayo pueda dejar sobre


el contenido de la leyenda de Yurupary, debo expresar otras impresiones
que el texto me ha dejado: es una historia compleja, difícil de entender la
primera vez que se lee. Tuve muchas dificultades para avanzar en el texto y
entender su lenguaje, su manera de interpretar la realidad y los elementos
de ficción que contiene. Una vez que uno logra entrar en el relato, ya no
puede parar y quiere releerlo múltiples veces. No sé qué produce ese
fenómeno pero sí sé, que también lo han sentido otros autores que han
trabajado sobre él.

Se vuelve obsesión leerlo una y otra vez para descubrir elementos nuevos
cada vez. Leído tan sólo como obra de ficción, es fascinante. Leído como
una serie de relatos cortos de amor y desamor, encanta y enamora. Para
quienes quieran hacer un análisis semiótico, teológico, histórico, ritual,
folclórico o desde muchos otros enfoques, a la leyenda le sobra materia
prima para hacerlo.

Por su parte, el lenguaje que utiliza Restrepo (ca.1959) en su traducción


seduce por su poesía. Como no leo italiano, no lo puedo comprobar, pero
supongo que este lenguaje viene de Stradelli (1890) por su condición de
poeta y seguramente, también de Roberto quien siendo ya un indígena
letrado probablemente tenía interés por las letras.

Hay muchas frases que valdría la pena destacar, pero no es el objeto de


este trabajo ni de esta conclusión. Simplemente quiero dejar constancia de
que trabajar sobre la leyenda de Yurupary, ejerce un efecto muy especial y
crea un nexo sólido, no sólo con su historia sino con sus personajes y con
el universo que habitan. Para mí, a pesar de todo, éste sigue siendo
insondable.

- 40 -
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA:
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Complejo del Yuruparí en él Territorio del Vaupés Colombiano. En
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- 41 -
- Osorio, Betty. El mito de Yurupary: memoria ancestral como
resistencia histórica. En publicación: Revista de Estudios Sociales
no. 23. CES, Centro de Estudios Sociales, UNIANDES, Bogotá:
Colombia. 2006 0123-885X.
- Santa Arciniegas, Gabriela. YURUPARY. EN EL VAUPÉS NACE UN
HÉROE UNIVERSAL. Tesis. Pontificia Universidad Javeriana Bogotá,
1999.
- Carriazo Osorio, Ernesto. La oralidad en Yurupary o la exegesis de lo
inaccesible: estudio comparativo entre el texto del conde Ermanno
Stradelli y una transcripción de Don Antonio Guzmán y Gerardo
Reichel Dolmatoff. Tesis. Pontificia Universidad Javeriana Bogotá,
2002.
- Foucault, Michael. La arqueología del saber, 1969.
- Zuluaga Ramírez, Germán. La historia del Vaupés desde la otra orilla,
2009.
- http://aquileana.wordpress.com/2011/07/17/roland-barthes-julia-
kristeva-acerca-del-concepto-de-intertextualidad/ (visitada el día de
23 de febrero de 2012)

Versión original de la leyenda del Yurupary en italiano en Web:


- http://books.google.com/books?ei=4SBPTb-
RCMHJgQftiK0e&ct=result&hl=es&id=13JIAAAAYAAJ&dq=Bollettino
+della+Societ%C3%A0+geografica+italiana+1890+Leggenda+dell%E2
%80%99+Jurupary&q=Leggenda+dell%E2%80%99+Jurupary#search
_anchor (visitada el día 11 de noviembre de 2011)
- http://books.google.com/books?ei=niNPTc-
tNo3PgAebwqD9Dw&ct=result&hl=es&id=13JIAAAAYAAJ&dq=Bolletti
no+della+Societ%C3%A0+geografica+italiana+1890+Jurupary&q=Jur
upary#search_anchor (visitada el día 11 de noviembre de 2011)

- 42 -
ANEXO 1
LA LEYENDA DE YURUPARY
Por: Ermanno Stradelli (1890)

Traducción de: Pastor Restrepo Lincei (ca.1959)

Nota introductoria – El trabajo que sigue a esta nota, es el texto completo de la


traducción de la leyenda por Pastor Restrepo Lince. Esta traducción fue realizada con la
ayuda y complicidad de su amigo, el historiador Américo Carnicelli. El trabajo no es sólo una
mera traducción, sino también un compendio de información complementaria sobre botánica,
zoología, geografía e historia, el cual está al final del documento. Todas las notas se han
transcrito fielmente de los originales que tengo en mi poder.

El proceso que Restrepo siguió fue el de escribir, como primer paso, la traducción a mano y a
lápiz, corregirla y posteriormente, mecanografiarla introduciéndole las correcciones
correspondientes. Una vez hecho esto, procedió a corregirla de nuevo para así mecanografiar
una tercera versión que también contiene notas al margen y nuevas correcciones de su puño
y letra. Esa última es la versión que se ha transcrito aquí. Se han incluido únicamente las
correcciones que él tiene a mano en esa versión. Se ha mantenido el formato de los diálogos
entre comillas, la puntuación y en general, es fiel copia de lo que él escribió en ese último
documento.

Por último, debo decir que hacer un trabajo de investigación tan completo, con la dedicación,
el esmero y la erudición con la que fue hecho, merece toda mi admiración. Sobre todo, en una
época en que se conocía tan poco o prácticamente nada sobre la leyenda y tampoco existía
mucha información a la mano, sobre la región del Vaupés de donde es originaria la leyenda.
Por supuesto, tampoco contaba con Internet. Agradezco a mi abuelo por rescatar para el
país, un documento de tanta importancia y trascendencia.

En el principio del mundo una terrible epidemia se desató entre los habitantes de la
Sierra del Tenuiii y atacó exclusivamente a los machos. No escaparon más que
unos pocos inútiles cargados de años y un antiguo payé iii.

Apesadumbradas, las mujeres previeron la extinción de su raza. Y no habiendo en


la vecindad ningún pueblo al cual recurrir para procurarse lo que les hacía falta,
resolvieron reunirse en consejo para buscar una solución al presente estado de
cosas.

En todas las caras estaba pintada la consternación. Solo el viejo payé permanecía
imperturbable.

Violando la costumbre, su ciencia, juzgada en tal caso impotente, no había sido


consultada.

Sobre las orillas del lago Maypa,iv donde Ceucyv solía bañarse, tuvo lugar la
reunión de las mujeres.

- 43 -
Los pareceres más extraños y diversos se discutieron. Algunas propusieron
rejuvenecer algunos viejos decrépitos y arrojarlos a los pecesvi si la tentativa no
resultaba. Otras llegaron a proponer de ensayar si mujer pudiese fecundar mujer y
la discusión, animándose, prolongose hasta que las sorprendiera Ceucy, que como
de costumbre venía a bañarse.

Entonces solamente se apercibieron del payé tranquilamente sentado entre ellas,


sin que ninguna pudiera decir cuándo, ni cómo había venido.

Avergonzadas de haber sido sorprendidas, quisieron huir, pero no pudieron; sus


pies estaban clavados al suelo como piedras.

Y el payé habló así:

“Veo a mi pesar que no podrá jamás encontrarse sobre la tierra mujer paciente,
discreta y capaz de guardar secreto”.

“No está lejano el tiempo cuando el sol me avisó en sueño que yo no permitiese a
mujer alguna aproximarse de noche a la orilla de este lago. Yo os advertí de esta
prohibición y os encuentro a todas aquí, tramando además cosas vergonzosas
contra nosotros los viejos, desobedeciendo así las órdenes de aquel que gobierna
el mundo”.

“Ceucy, señora de este lago, cuya agua queda impura de vuestra impureza, no
vendrá más de ahora en adelante a bañarse”.

“La generación que nazca mañana excluirá a las mujeres para siempre de tomar
parte en los asuntos de alguna gravedad.”

A estas palabras las conspiradoras lo interrogaron casi locas: “Si tú no mientes,


dinos ¿cómo y cuándo podrá suceder eso?”

“Estáis todavía tan impacientes que llega vuestro atrevimiento a interrogarme. Me


creísteis mentiroso cuando sabéis que yo soy un payé que todo lo percibe a través
de su mente.”

Y él, con las mujeres todas, fue a bañarse en el agua del lago, de donde cada una
salió con una sonrisa y una esperanza.

“Ahora, dijo el payé, cada una tiene en sus vísceras el germen de la vida.” En
verdad, todas estaban grávidas: él las había fecundado a todas sin que lo
sospecharan.

Hecho esto, el viejo payé, con una agilidad impropia de su edad, se subió sobre la
Sierra de Dubávii y cuando llegó allí lanzó un grito prolongado: é é é é… y se

- 44 -
precipitó en el lago, cuya superficie quedó toda cubierta de un polvo blanco, con el
cual el payé, que no era viejo había escondido su juventud.

Ceucy también se sumergió en el lago, dejando como señal de su paso en el azul


del cielo, una vía casi blanca sembrada de pequeñas estrellas.

Las mujeres llenas de alegría comentaban el feliz suceso, y, presas entonces de


extrañas sospechas, se examinaban cuidadosamente para estar ciertas de que
todo aquello no era un sueño.

Diez lunas después, en el mismo día y a la misma hora, todas parieron,


asegurando con esto el futuro de la gente del Tenui.

Entre los recién nacidos se encontraba una espléndida niñita, que por su belleza
fue llamada Ceucy. La Ceucy de la tierra era el retrato de la Ceucy del cielo y
creció hasta la edad de los primeros amores tan pura como la estrella de la
mañana.

Un día deseó comer de la fruta del pihycanviii (prohibida a las doncellas que aun no
han llegado a la pubertad, para no despertar los apetitos latentes), y se internó en
el monte. Fácilmente encontró la fruta deseada, no teniendo trabajo en recogerla:
algunos monos,ix pocos momentos antes, habían hecho caer una gran cantidad;
frescas y apetitosas estaban todavía en el suelo. La bella muchacha escogió las
más hermosas y maduras y principió a comerlas.

Tan suculentas eran éstas, que parte del jugo, escurrió entre los senos, bajando a
bañar las más recónditas partes, sin que ella prestara atención alguna.

Comió hasta saciarse, y no volvió a su casa hasta por la tarde, contenta de haber
satisfecho un deseo largo tiempo alimentado.

Pero sentía los miembros como entumecidos por una sensación extraña jamás
antes sentida.

Movida por un instinto material se encaminó atentamente y se dio cuenta que su


virginidad no existía más, y que en sus vísceras había alguna cosa extraña.

Avergonzada, nada dijo a su madre, y conservó celosamente el secreto, hasta que


el tiempo denunció su estado.

Entonces interrogada por algunos de la tribu, que también querían vengar la afrenta
del violador, con su ingenuidad contó la historia del pihycan.

Después de diez lunas tuvo un robusto niñito que superaba en belleza a la madre y
semejaba al Sol.x

- 45 -
Las tenuinas, tan pronto como supieron el nacimiento del niño, lo proclamaron
tuychauaxi y le dieron el pomposo nombre de Yurupary, o sea engendrado de la
fruta.xii

Tenía apenas una luna Yurupary cuando los suyos resolvieron prepararlo y
entregarle las insignias de cacique.

Faltaba sin embargo la itá-tuychauaxiii(ita: Piedra, tuychaua: cacique) que


acostumbraban ir a buscar en el cerro del Gancho de la Luna xivy una parte de la
tribu se preparaba ya a tal viaje.

La dirección empero para tal fin estaba en gran parte en las manos de las mujeres,
por lo cual hubo opiniones diversas, que pronto dividieron la tribu en dos bandos.

Los unos querían que toda la tribu en masa se trasladara a buscar la piedra; los
otros que fuesen los hombres solos, no pudiendo las mujeres tocarla.

Discutiendo transcurrió otra luna hasta que el pelito culminó en la desaparición de


Yurupary.

II

¿Qué había entre tanto acaecido con Yurupary?

Su madre no lo sabía.

Había desaparecido, pero ninguno en la aldea sabía cómo.

Las mujeres atribuyeron a los viejos el rapto de Yurupary y por tanto los
interrogaron inútilmente; los intimidaron para devolver en el plazo de un día al niño,
bajo pena de ser sometidos al “suplicio de los peces”, o sea atados dejados dentro
del agua con sólo la cabeza afuera, y heridos, para que fuesen devorados por los
peces, atraídos por el gusto de la sangre.

Y por temor a que éstos escapasen, los amarraron inmediatamente quitándoles así
toda esperanza de salvación.

Pero todos preocupados del porvenir, pasaron en vela toda la noche; ninguno
dormía aun en el pueblo, cuando se oyeron claramente en el monte los sollozos de
Yurupary en la dirección del árbol del pihycan.

Todos fueron en esa dirección y ya sentían claramente la respiración afanosa del


niño, cuando todo quedó en calma.

- 46 -
Buscaron por todas partes; registraron el árbol rama por rama, los rastrojos y
espulgaron las matas vecinas; pero no encontraron algo que pudiera ponerlos
sobre la pista del niño y no abandonaron el monte sino por la tarde.

De noche sin embargo, a la misma hora y en la misma dirección, se oyeron de


nuevo los sollozos de Yurupary.

Buscaron todavía, resueltos si fuera necesario a no hacer otra cosa toda la vida;
pero no obtuvieron mejor resultado.

La tercera noche rodearon el árbol de pihycan y grande fue el espanto de los


asediantes cuando oyeron los sollozos producirse en medio de ellos, sin que
pudieran saber de qué lugar partían.

Los sollozos eran tan lastimeros que hacían daño.

Espantados del raro acontecimiento, abandonaron precipitadamente el monte,


jurando no volver jamás a buscar a Yurupary.

No por eso los sollozos cesaron; y si los habitantes de la aldea nunca más se
preocuparon, la infeliz Ceucy retirada sobre la más alta cima de la montaña, lloraba
a su criatura y, oyendo sus sollozos se adormecía hasta los primeros albores del
día.

Pasaron así tres noches.

Una mañana al despertarse, ella sintió que sus senos no contenían más la leche
que los tenía turgentes al adormecerse.

Decidió esclarecer el misterio, y se prometió velar, pero cuando comenzaban los


sollozos de Yurupary un sopor invencible la invadía y sumiase en un profundísimo
sueño.

Cuando despertaba sus senos estaban desprovistos de leche.

No supo jamás quién, durante su profundo sueño, se alimentaba de su leche.

Así pasaron dos años. Pero cuando comenzó el tercero, en vez de sollozos eran
cantos, eran gritos, era la risa de un alegre muchacho, los que la pobrecita sentía
resonar en la montaña; eran carreras, eran luchas con seres desconocidos, que
luego sentía repercutir cerca de ella.

Y mientras él crecía entre la montaña del Tenui invisible pero fuerte y robusto, la
pobre se volvía vieja; y cuando quince años después Yurupary la vino a buscar, ella

- 47 -
estaba aun allí, indiferente a todo, sentada en aquel mismo lugar, donde tantas
noches, sin saberlo, habíalo amamantado.

III

Fue en el tiempo en el que los bacaba xv(fruto de una palmera) están maduros y en
una noche de luna, en la que tornó a bañarse al lago la Ceucy celeste, cuando
Yurupary reapareció en la aldea acompañado de su madre, la Ceucy de la tierra.

Era un jovencito hermoso, como el Sol.

Las tenuínas apenas supieron del regreso de Yurupary, recordando que él era el
tuychaua electo, trataron de conseguirle los ornamentos de cacique, por cuanto le
faltaba todavía la itá-tuychaua.

Yurupary ya había recibido de las manos del Sol la víspera de su aparición, un


matiryxvi(especie de saquito donde el indio lleva una cantidad de cosas pequeñas
necesarias a los usos más comunes), en el cual se encontraban reunidas todas las
que eran necesarias para efectuar la reforma de las costumbres.

Se sonrió de la ambición de estas mujeres; a pesar de que en la población ya había


hombres, los hermanos de Ceucy de la tierra, no tenían voto deliberante. Tanto se
sometían a la voluntad materna.

La noche siguiente a su llegada, al son de los membyxvii maracáxviii e iauty,xix las


tenuinas fueron a la casa de Yurupary a presentarle las insignias de cacique.

Yurupary no las quiso aceptar, porque no estaban completas, pero ordenó a los
hombres que a la noche siguiente comparecieran en la Sierra de Canuke xx sobre la
orilla del Lago Muypa, donde iba a tratarse de negocios comunes. Las mujeres, que
hasta entonces eran las únicas en dirigir los negocios del país, quedaron
descontentas por haber sido excluidas de la futura reunión, y se prometieron
deponer a aquél, que en un momento de entusiasmo, habían elegido tuychaua,
apoyándose para hacer esto en no haber él obtenido los ornamentos de cacique.

Yurupary en esa misma noche sacó fuera de su matiry una ollita y un pedazo de
chicantaxxi (una especie de resina), que puso sobre el fuego dentro de aquella.

Del primer hervor nacieron murciélagos,xxii búhosxxiii y otros pájaros nocturnos


similares, que se dispersaron en el espacio.

Del segundo hervor nacieron guacamayasxxiv, lorosxxv, pericos xxvi y otros pájaros
similares que a su vez se dispersaron en el espacio.

- 48 -
Del tercer hervor tuvieron vida una cantidad de gavilancitos xxvii y por último el uirá –
uassuxxviii (águila) por medio del cual se transportó a la “Serra de Gancho da Lua”.

Rápidos como una flecha llegaron sobre la montaña, donde estaba sentada la bella
Renstalro (nombre tariano de la Luna). En la mano del corazón tenía los
ornamentos de plumasxxix y en la otra la itá-tuychaua.

Renstalro invistió por sus propias manos a Yurupary con los ornamentos de
cacique sin pronunciar palabra.

Cumplida la ceremonia, Yurupary volvió a la aldea con la primera claridad del día
sin que nadie se enterase del gran acontecimiento.

IV

A lo largo del día las tenuinas deliberaron para saber a cualquier precio, por medio
de espías, lo que debía suceder en la reunión convocada por Yurupary. A tal fin
fueron escogidas aquellas que no estaban amamantando criaturas.

Ya todos estaban reunidos en la Sierra de Canuke cuando apareció Yurupary


vestido de tuychaua. Deslumbraba con sus ricos ornamentos.

Les habló de los asuntos comunes, ordenando que en adelante todos cultivaran la
tierra, y reveló las leyes que debían ser conservadas secretas y que regularían su
conducta de ahora en adelante.

Comenzó diciéndoles que su constitución duraría con el nombre de Yurupary hasta


que el Sol alumbrara la tierra, prohibiendo absolutamente a las mujeres tomar parte
en las fiestas de los hombres, cuando estuvieran presentes los instrumentos
especiales, que debían ser distribuidos en la próxima reunión inaugural.

La que violase esta prohibición sería condenada a muerte, condena que debía ser
ejecutada por aquel que primero hubiera conocido el delito, aunque fuese su padre,
hermano o marido.

Lo mismo el hombre que mostrase los instrumentos o revelase las leyes secretas
en vigor, a una mujer, estaba obligado a envenenarse, y cuando no lo hiciera, el
primero que lo encontrase debía darle muerte, bajo amenaza de incurrir en la
misma pena.

Todos los jóvenes que hubiesen llegado a la edad de la pubertad debían conocer
las leyes de Yurupary y tomar parte en la fiesta de los hombres.

Las fiestas tendrían lugar:

- 49 -
- Cuando la cunhaquyra (virgen) fuese desflorada por la Luna (tuviese la
primera menstruación)
- Cuando se deba comer la fruta del pihycan.
- Cuando se deba comer la carne de los peces grandes.
- Cuando se deba comer pájaros. Todo esto sin embargo, después que la
cunhaquyra haya pasado una luna entera, esperando su hora, y
alimentándose con cangrejosxxx, saubaxxxi y beyuxxxii sin verse, ni tener
contacto con hombres.
- Cuando se celebre el dabucuryxxxiii (de frutas, peces, caza u otro) en señal
de buena amistad.
- Cuando terminen alguna tarea fatigante, como tumbar árboles, sembrar,
construir casas, u otro trabajo similar.

Todos los músicos de Yurupary deben tener en la mano una capeiaxxxiv (látigo en
baniua) para herirse recíprocamente en recuerdo del secreto que todos deben
guardar.

Todos aquellos a quienes tocase algún instrumento del Yurupary, (lo que sucederá
en la futura luna llena), están obligados a ir y enseñar por toda la tierra del Sol, no
sólo las cosas dichas ahora, sino también aquellas que serán enseñadas en el día
inaugural.

Cuando la reunión terminó, el tuychaua Yurupary lloraba. Ninguno sin embargo osó
interrogarlo.

Cuando descendieron de la montaña encontraron a lo largo del camino a las


mujeres espías convertidas en piedrasxxxv.

Todas conservaban la fisonomía que tenían cuando estaban vivas.

¿Quién las había vuelto así? Ninguno supo jamás exactamente. Allí quedó la
misma madre de Yurupary. Tenía la cara vuelta al oriente; señalaba con la mano
del corazón el Lago Muypa y con la otra el árbol de pihycan y estaba rejuvenecida,
con una maliciosa sonrisa en los labios.

Después de tan tremendo castigo las tenuinas, en vez de sentirse espantadas, se


exasperaron aún más contra Yurupary, que luego llamaron buscanxxxvi (corazón
duro, en dialecto uynamby) y juraron terminar con eso para continuar mandando
según su propio capricho.

Yurupary a su regreso, para evitar nuevos castigos, resolvió mandar a construir una
casa alejada del lugar, donde vivirían para celebrar allí sus reuniones.

- 50 -
Llamó para tal fin a cinco viejos de la tribu y dióles las instrucciones necesarias,
para que se trasladaran a la orilla del Aiaryxxxvii (pequeño tributario del río Isana) y
allá construyeran una casa con todas las comodidades requeridas.

Sin embargo, dijo Yurupary, “partid de noche, para que ninguno en la aldea lo sepa,
y cuando estéis ya bastante lejos de aquí, llevad esta pussangaxxxviii (talismán,
fetiche) a la nariz, y os encontrareis transportados en un instante por las nubes al
Aiary”.

Después de que la noche llegó a la mitad de su carrera, los viejos dejaron la aldea
y cuando estaban ya bien lejos, cada uno llevó a la nariz la propia uña de
tardígradoxxxix, (que éste era la pussanga que habían recibido) y antes que pudieran
pensarlo, se sintieron transportados sobre una roca que se alza a la orilla del Aiary.

Como nadie pudiera distraerlos, en aquel mismísimo día escogieron el lugar donde
debía levantarse la casa, y fue por mayoría de los viejos la decisión de construirla
sobre esa misma roca.

Cuando apareció el Sol dieron principio a su trabajo y comenzaron por las puertas,
que fueron terminadas ese mismo día.

Al otro día socavaron las habitaciones, que estuvieron listas antes de que llegaran
las sombras de la noche.

En el tercero hicieron asientos y otros accesorios, que estuvieron prontos antes de


la tarde.

Así en tres días la Yurupary–ocaxl estuvo pronta, y esto porque la piedra estaba
aún iaquiraxli (verde, no dura todavía).

Faltaban quince días para la venida de Yurupary y los viejos resolvieron aprovechar
el tiempo en explorar los alrededores.

Al primer croar del buá-buáxlii (especie de sapo) se internaron en el monte,


dirigiéndose a oriente. Caminaron el espacio de un grito xliii, encontrando un ancho
camino y al rato oyeron ruidos, cantos y risas.

“Compañeros”, dijo uno de los viejos, “aquí cerca hay una aldea; ¿qué debemos
hacer?”

“Ir hasta allá”, dijeron los otros “estamos seguros que no nos han de tomar como
enemigos, y llegaremos en buena ocasión: la música nos dice que están en tiempo
de fiesta”.

“Vamos para allá”

- 51 -
Apenas los viejos tenuinas fueron vistos por los nunuibas, salió a su encuentro, un
tropel de bellas jovencitas, quienes los invitaron a tomar parte en la fiesta que se
daba por el matrimonio de la hija del tuychauaxliv.

Nunuiba en persona vino a recibir a los recién llegados y los condujo a la sala del
baile, entregando a cada uno la maraca, signo de amistad y de paz, cuando viene
de un cacique.

Los viejos después de haber bebido algunas cuiaxlv de cachiryxlviy de capi-ipirimaxlvii,


entraron luego en medio del círculo de la danza, acompañado cada cual de una
bella jovencita.

Estas en el baile desplegaron todas sus seducciones, y con movimientos y


palabras trataron de excitar a sus viejos compañeros.

Quiere el uso que en los países del Sol no se rehúse nada de lo que se ofrece: los
viejos bebieron sin medida y terminaron por emborracharse; uno de ellos dejó
escapar estas imprudentes palabras:

“Qué buena tierra es esta, donde las jovencitas son todas bellas como lo era
nuestra Ceucy. Pero quién sabe si mañana tendremos que maldecir nuestra
llegada entre ellas, a causa de la ley de Yurupary.”

Dicho esto se adormeció.

Las imprudentes palabras corrieron de boca en boca como remolino de raudal.

“Hay alguna traición tramada contra nosotras” dijo una de las nunuibas; debemos
cuanto antes procurar descubrirla para tener el corazón tranquilo. Mañana alguna
de nosotras iremos a su casa y por seducción o por sorpresa debemos obligarlos a
decirnos lo que hay contra nosotras”.

Aprobado el proyecto, decidieron que algunas de ellas fueran al día siguiente a la


casa de los viejos.

Y así fue hecho.

Cuando los viejos volvieron a casa, ya estaban allí las más bellas jovencitas de la
aldea poco antes salidas del baño.

Ellas se aprontaron a conducirlos, abrazándolos afectuosamente, dentro de la casa


donde habían ya preparado las hamacas y el curadáxlviii con la más blanca y sana
mandiocaxlix que ellas habían escogido.

- 52 -
Terminada la ligera comida los viejos buscaron reposo en sus hamacas: pero esto
no era lo que las astutas jovencitas deseaban.

Con mil seducciones y artes diversas en vano intentaron revivir los muertos
sentidos de los ancianos.

Todas las artes y las seducciones quedaron frustradas; y al caer de la tarde las
muchachas se retiraron sin haber logrado obtener nada, prometiéndose, sin
embargo, regresar al día siguiente.

Los viejos quedaron mirándose desalentados sin cambiar una palabra, hasta que la
madrel del sueño los trasportó al mundo de la imaginación (ésta, que a pesar de
vieja y fea es amada por todos los vivientes). 24

Pero si los viejos durante el día hicieron un mal papel, las cosas cambiaron en el
sueño.

Los papeles estaban invertidos:

Ellos eran los osados y ardientes, ellas las débiles y frías y fueron vencidas en el
segundo asalto.

Al salir el sol del día siguiente, las jovencitas llegaron a la Yurupary-oca y


encontraron a los viejos todavía sumergidos en el sueño, y aprovechando la
ocasión, se introdujeron en sus hamacas.

Sucedió después que los viejos cuando despertaron, ya el sol alto, se hallaron
entre los brazos de las que en la noche habían compartido su goce imaginario.

Fácilmente se convencieron entonces de que no habían estado soñando.

Las astutas, se dieron cuenta del engaño en que habían caído y lejos de
disuadirlos, aumentaron su convicción.

“¿Por qué no saciaste ayer mis deseos: me cansarás con caricias esta noche?”

Y las palabras iban apoyadas en besos y caricias.

“Amigos, el día pasa sin sentirlo, vamos a comer”.

Momentos después todos estaban comiendo, y cada uno tenía a su lado el fruto de
su cautivo dormir.

24
Este concepto de la imaginación parece en desacuerdo con su propia naturaleza que es casi siempre la de
embellecer.

- 53 -
Las nunuibas, más que las caricias y los besos, esperaban que el capy y el cachiry
ayudaran en su intento, y forzaban a los viejos amantes a beber bastante curupyli
(vaso especial para el capy) quienes alegres y contentos no oponían resistencia.

El sol estaba ya en la mitad del día cuando hubieron terminado; los viejos se fueron
inmediatamente a las hamacas donde los siguieron las jovencitas.

La borrachera da audacia a los tímidos y ardor a los fríos.

Fueron entonces los viejos los que buscaban excitar a las jovencitas y
delicadamente les hacían cosquillas, hasta que cada una se sintió transformada en
una fuente.

Y los viejos se calentaban con el juego, y Ualri (tamandúalii en baniua) 25,26 en quien
el placer era más intenso, se puso a lamentarse de la rigurosa ley de Yurupary y
poco a poco contó los secretos de ésta.

Y así por la involuntaria narración de Ualri las nunuibas obtuvieron su finalidad.

Y cuando los viejos se adormecieron, ellas se retiraron y volvieron a su aldea, y


repitieron lo que habían oído.

VI

Desde aquel día las nunuibas no volvieron a la Yurupary-oca.

Los viejos ya acostumbrados a esa compañía, pasaban el tiempo lamentándose de


tanta ingratitud. El recuerdo estaba vivo y todos los días tenían noticias de las
bellas nunuibas por ciertos muchachos, que venían a bañarse en el río.

Una mañana Ualri encontrándose con un grupo de ellos, les preguntó para dónde
iban.

“A recoger uaculiii” (fruto de una gigantesca leguminosa), respondieron.

“Yo también voy con vosotros, dijo Ualri, “quiero mandarle una cesta a la ingrata
Diadue”.

25
Ualri, significa tanmandua en dialecto (o lengua o idioma) tanuina, es decir oso hormiguero (véase nota LI)
26
Nota al margen: De una vez por todas es necesario observar que las sociedades científicas interesadas en el
texto literario, dañan considerablemente el estilo y destemplan el ánimo del lector.Tosas esas noticias y
aclaraciones deben hacerse en las notas, lo cual dejará el relato limpio de tropezones, para que el lector utilice
rápidamente las nociones intercaladas sin los choques consiguientes, podrían dichas nociones ponerse al final
de la página, como aparece v.gr. en la presente. Insisto en que las notas cortas se pongan en cada página,
dejando apenas las de gran desarrollo para el final. De esta manera la lectura será menos laboriosa y mas
ligada, sin las interrupciones que significa leer cada nota y volver después al texto. Esta tensión es
terriblemente aburridora.

- 54 -
“Vamos”, dijeron los jovencitos, “que aquí cerca hay una planta cargadísima de
frutas”.

Pero como el uacucuyua era muy grande y los curumy (jovencito, en lengua geralliv)
no podían subir, pidieron al viejo de hacerlo, para arrojarles las frutas.

Y el viejo los complació, recomendándoles no encender fuego bajo la planta.

Ya Ualri entre las ramas tumbaba uacu, cuando los muchachos hicieron debajo una
gran hoguera para asar las frutas.

El fruto es muy aceitoso y un espeso humo envolvió el árbol en un instante.

Sintiéndose sofocado sin esperanza de salvación, Ualri apenas tuvo tiempo de


desprenderse de rama en rama para no caer, sin acordarse del amuleto que
llevaba al cuello.

Los curumy comían las frutas asadas sin imaginarse los tormentos por los cuales
pasaba el viejo; sólo cuando estuvieron satisfechos apagaron el fuego.

Cuando el humo se disipó, notaron que de las ramas del árbol descendía un grueso
bejuco hasta el suelo, que antes no estaba, y por el cual vieron descender a Ualri.

“Abuelo, ¿qué bejuco es éste que te ha servido de escalera?”

“Ualri-puylv (baba de tamandúa)”, contestó él furioso. “Ya se les olvidaba que


estaban sofocándome con el humo. Quede aquel como señal para recordar que
unos vagabunditos deseaban matar a un viejo”.

Y llevándose a la nariz su propio amuleto, solicitó lluvia, relámpagos y truenos y fue


pronto escuchado.

Y los muchachos corrían de un lado a otro para protegerse del temporal.

Ualri de dentro del monte los llamaba diciéndoles que allí había una casa para
protegerse.

Y llevó el amuleto a la nariz y solicitó ser transformado en una casa y se volvió una
casa, y los curumy allí entraron; y cuando el último allí entró, se cerró la puerta, y
los muchachos quedaron así en el estómago de Ualri, vuelto a ser hombre.

Y este fue el castigo que Ualri dio a los malvados muchachos.

- 55 -
VII

Cuando llegó la noche, los nunuibas no viendo regresar a los muchachos que
habían ido a recoger uacu, fueron con las madres de los perdidos a dar noticia del
hecho al tuychaua.

Y el tuychaua mandó llamar al payé para interrogarlo.

Y el payé después de haber tomado un poco de caragirulvi de la luna y encender su


cigarro de tauarylvii, fue al puerto para hacer los conjuros necesarios.

Cuando regresó dijo:

“Los curumy están dentro del estómago de uno de aquellos viejos, que viven en la
piedra; fueron tragados en el momento del temporal que vino hoy; y para salvarlos
se necesita preparar mucho capy y mucho cachiry; mañana emborrachamos a los
viejos para ver si el que se los tragó, los vomita”.

E inmediatamente toda la aldea se puso a la obra de preparar las bebidas.

Y el payé subió sobre el techo de la casa, de donde soplaba hacia el lugar donde
los viejos se encontraban, espesas nubes de humo de su tauary, mientras aspiraba
grandes pedazos de carayuru de la luna.

En tanto Ualri, después de esta terrible venganza, no se sacó más el talismán de la


nariz.

Cuando la noche volvía al alba todos sus huesos parecían transformados en


instrumentos, y se oían distintamente los sonidos que le salían.

Sus compañeros conocieron luego que en Ualri sucedía alguna cosa extraordinaria.

Y Ualri, antes que el Sol, salió de la casa y voló.

El payé que estaba todavía sobre el techo de la casa del tuychaua, lo vio y lo oyó
cuando pasó sobre la aldea.

Las jovencitas, apenas hubo croado el buá-buá, partieron para la Yurupary-oca, y a


su llegada encontraron a Ualri de regreso, y Diadue ya instruida por el payé lo
abrazó con grandes demostraciones de afecto.

“Buenos amigos; venimos a invitaros para ir a la aldea. Todo está listo, no se


espera sino vuestra llegada para comenzar el baile. No dejemos pasar el tiempo.

“Vamos”, contestaron ellos.

- 56 -
Cuando se aproximaban a la aldea, Ualri soltó el brazo de Diadue y voló sobre una
palmera, y sus huesos comenzaron a tocar una música festiva, que era de todos
desconocida.

“Ahora, dijo Diadue, bebamos y bailemos, aturdamos nuestros corazones hasta


mañana”.

Y el cachiry y el capy eran entonces ofrecidos con más frecuencia; pero llegada la
tarde Ualri estaba en sí, mientras sus compañeros estaban hacía tiempo borrachos.

Y el payé, que con su soplo, había hecho más fuertes las bebidas que de
costumbre, quedó maravillado de su resistencia.

Y Ualri bebía, bebía y no sentía nada, y cuando vino la noche voló y regresó a la
Yurupary-oca.

“Ahora, gritó el payé, es el momento de quitarle el amuleto que le protege; ahora


que va a estar un momento adormecido; pero hay necesidad de ponerse ya en
camino.

Pronto Diadue, se puso en camino junto con algunas compañeras y cuando


llegaron a la casa, Ualri ya estaba en pie y de sus huesos salía esa misma música
festiva ya oída, pero de todos desconocida.

Y el urutanylviii (pájaro nocturno) comenzó a chillar en el camino y él volvió a volar a


la aldea.

Y Diadue con sus compañeras volvieron corriendo y cuando llegaron a la sala de la


fiesta, Ualri ya estaba sentado en un rincón, y de sus huesos salía todavía aquella
misma música festiva, pero más débil.

El payé dijo al tuychaua, que los muchachos habían muerto en aquel momento.

“Y ahora, para ejemplo de sus compañeros, terminemos con él, antes que se fugue
y esto sea imposible.”

Y untó a los hombres que debían apoderarse de Ualri con nanufalix, (planta usada
por los indígenas como perfume y como remedio contra las hemorragias) única
pussanga que podía vencer la maracaimbaralx que lo defendía.

Y ordenó a Diadue que al tiempo de la lucha aprovechando un momento favorable


tratara de quitarle la maracaimbara que Ualri escondía dentro de la nariz.

Fue hecho como se había dicho.

- 57 -
Cuando el Sol llegó a la mitad del cielo, el payé entró en la sala y se precipitó
inmediatamente sobre Ualri, y los dos no hicieron más que uno y cayeron al suelo.

Los hombres que estaban ya listos, escondidos en la sala de ayuno de los


muchachos, corrieron al lugar de la lucha, provistos de cuerdas para amarrar a
Ualri.

Diadue se le arrojó luego a la cabeza para arrancarle el amuleto, pero conociendo


su intención, con un supremo esfuerzo sacó con una mano la maracaimbara de la
nariz y se la tragó.

De los huesos de Ualri, en el ardor de la lucha, salía una música espantosa.

Sus compañeros mal adiestrados y con la mente pesada por la borrachera, asistían
a esto con los brazos cruzados.

Después de una lucha de dos espacios de tiempo. Quedó vencido Ualri, porque el
payé le arrojó encima una cuia de nanufá rallado, que inmediatamente le hizo
perder las fuerzas.

Y fue amarrado y transportado en mitad de la sala; y entonces él pregunto a sus


enemigos:

“¿Por qué me hacen esto?”

“¿Tú no sabes por qué? Qué cosa has hecho de los muchachos que fueron a
recoger uacú?

“¿Es por eso? Esos me quisieron hacer morir y yo me vengué”.

“Si ellos atentaron contra tu vida, no fue sabiéndolo. Eran unos inocentes
muchachos y no conocían más que dos cosas en la vida, la dulzura de las frutas
que buscaban en el monte para comer, y la dulzura del seno de sus madres donde
a la noche se adormecían cansados de las fatigas del día.”

“Quisiste ignorarlo, por esto tú morirás pagando con la vida la maldad de tu


corazón. Cuando los uacuraulxi principien a volar sobre nuestras cabezas, tú
morirás”.

“Ya que debo morir”, dijo Ualri, “ponedme encima de una hoguera, con el pecho
vuelto al cielo. Y cuando mi cuerpo esté ardiendo, te ruego venir a vigilar sobre mi
vientre porque es de él que ha de salir mi pussanga: tómala y dásela a Diadue
como recompensa de la traición que me ha hecho.”

- 58 -
Y cuando el Sol desaparecía y los uacurau principiaban a volar, condujeron al
condenado al lugar del suplicio.

A lo largo del camino sus huesos tocaban una nueva música y el payé dijo al
tuychaua:

“Es la música del Yurupary”

Y cuando Ualri vio la fogata sobre la cual debía morir, exclamó: “Amada Diadue,
¡no sabía que tu belleza me había de costar tan caro! Pero está cierta y graba esto
bien en tu mente; mañana seré vengado”.

El Sol había desaparecido y sobre la cabeza de los nunuibas volaban numerosos


zacuaras y el payé hizo arrojar sobre la hoguera al condenado.

De la boca de Ualri no salió un gemido.

Cuando su cuerpo principió a arder, el payé se aproximó para ver si salía la


maracaimbara. En ese momento se oyó un ruido espantoso que estremeció la
tierra y del vientre de Ualri salió y se levantó una pachigualxii (una palma) que se
elevó hasta tocar contra el cielo.

En el mismo tiempo un viento impetuoso esparció parte de las cenizas de Ualri y


las depositó en la vecina selva y, cuando todo volvió en calma, de ésta partieron
gritos y cantos como de gentelxiii.

Aquellos que asistían, huyeron espantados al presenciar tantas cosas


extraordinarias en tan poco tiempo.

El payé fue el único que permaneció próximo a la hoguera, fumando su tauary


escrutando el porvenir a través de su mente.

VIII

En la aldea nunuiba, ninguno durmió esa noche, esperando el regreso del payé
pero vino el día y el payé no apareció.

Y entonces el tuychaua Nunuiba resolvió ir a buscarlo con sus guerreros y cuando


se aproximaban a la palma colosal, oyeron distintamente la voz del payé que decía:

“Nadie adelante un paso, sino quiere experimentar los dolores que yo sufro. De las
cenizas de este mira acarralxiv (antropófago) no sólo nació una nueva clase de
gente, sino también una infinidad de animales venenosos, contra los cuales mi
ciencia casi nada vale: y esta nueva gente me ha apedreado toda la noche. Mi
tauary y mi caryauru no tuvieron fuerzas para que yo pudiera palpar el espíritu:

- 59 -
estoy vencido y ellos son más poderosos que yo. Estos animales que están sobre
mi cuerpo son terribles.”

Pero el tuychaua y sus guerreros no se amedrentaron con su advertencia y se


aproximaron a él.

A pocos pasos de la palma, serpientes e insectos venenosos de toda especie se


arrojaron contra Nunuiba y sus guerreros, que aunque astutos, no pudieron huirles
y todos fueron mordidos y apenas mordidos, se revolcaban en el polvo.

“Ahora, dijo el payé sufrid el resultado de vuestra obstinación, hasta que aparezca
alguna mujer que nos pueda dar el remedio”.

Todos los ojos se dirigieron a la aldea.

“Diadue viene de regreso. Que ella vaya al ygarapélxv y vuelva con agua. Y
transmitiéndole la orden Diadue fue entonces al ygarapé y volvió con una caruatalxvi
llena de agua, y la puso a los pies del payé.”

“Ahora” dijo éste, “siéntate encima y lava dentro tus partes genitales y dame
después el agua para beberla.”

Y esto hizo Diadue y cuando el payé hubo bebido, en ese mismo momento,
cayeron al suelo todos los animales que lo atormentaba y cesaron todos los
dolores.

Y pasó el agua a sus compañeros que fueron liberados, mientras las tocandiraslxvii,
las arañaslxviii, las serpientes y los otros animales venenosos quedaron mortalmente
envenenados.

“Antes de abandonar estos lugares, donde tuvo origen este pueblo de gente
invisible, sin leyes ni corazón y así como todos los animales venenosos que antes
no existían, oídme y sabed”.

“Contra estos, nosotros todos poseemos el contra-veneno, el hombre para la mujer


y la mujer para el hombre, pero ninguno se puede curar por sí mismo; el contacto
de la parte afectada con el sexo diferente o con el agua en la cual ésta se haya
lavado, no pudiendo ser de otra manera, es suficiente.

“Aquellas hierbas que van creciendo alrededor de la pachyua son todas terribles
maracaimbra si usadas para hacer el mal, o pussanga si para hacer el bien”.

“La raíz de este bejuco es un veneno poderosísimo; unido a la ponzoña de estos


insectos basta ponerlo en contacto con la sangre, para matar instantáneamente; es
el uirarylxix.”

- 60 -
“Pero este también tiene su pussanga, los excrementos humanos, algunas
lombrices de la playa, la sal, la espuma de los raudales, disueltos en agua y
bebidos vuelven sano al que los bebelxx.”

“Pero en cuanto a esta nueva gente que de ahora en adelante llamaremos


Uancten-mascanlxxi (gente de Yurupary, en dialecto tucano) serán de ahora en
adelante enemigos de todos los hijos del Sol”.

“Son seres fuertes, superiores a mi poder y con toda mi ciencia de peyé no puedo
palpar su espíritu.”

“Ahora después de lo dicho, regresemos a la aldea; estad atentos sin embargo


cada uno de su cabeza; los Uancten-mascan, aunque invisibles, arrojarán contra
nosotros tantas piedras, que es imposible que algunos no queden heridos”.

Y cuando principiaron a volver a la aldea, comenzó de todos lados a caer piedras, y


pocos fueron los que no quedaron heridos.

Diadue recibió sobre la frente una gran pedrada que la arrojó privada a tierra.

El payé y el tuychaua la llevaron a su casa.

Ruidos de gentes invisibles turbaron, luego toda aquella noche, la paz de la aldea.

Diadue curó con el tiempo, pero la herida le cambió por completo la cara. Ella, que
antes había sido el modelo de belleza nunuiba, estaba horrenda.

Y pocas lunas después, Diadue habiendo ido a bañarse donde el agua se estanca
al pie del raudal, vio con horror su fealdad reflejada en el agua, y desesperada se
arrojó en la corriente donde desapareció para siempre.

IX

Yurupary tuvo noticia del triste fin de Ualri. Una mariposa lxxii negra se le posó en la
mano y allí dejó una candente gota de sangre; él sintió entonces disminuir su valor.

Vivía en la tristeza en aquel lugar, donde un triste deber de justicia lo había llevado
a castigar a su propia madre.

¿Qué cosas habían sucedido sobre la orilla del Aiary?

Estaba en su mano el saberlo, bastaba recurrir a su matiry; pero se apoderó de él


un desaliento profundo, que lo redujo casi al estado le locura.

Ruidos siniestros resonaban por la montaña acompañados de gemidos dolorosos.

- 61 -
Cuando dormía se le aparecían sus víctimas esgrimiendo su acangataralxxiii
(insignias de plumas, del cacique con las cuales adorna su cabeza) y muchas
veces llegaron hasta a escupirle en la cara. Él soportaba todo con resignación.

Su madre estaba siempre a la cabeza de las mofadoras.

Las tenuinas no dejaban un instante de conspirar contra él y trabajaban día y noche


para sublevar a sus hijos contra Yurupary. Pero estos, más prudentes que ellas,
rehusaban obedecerlas, mostrando, para excusarse, las efigies de las mujeres
transformadas en piedras.

Y ante tanta contrariedad, Yurupary se sentía cada día más desanimado; casi loco
se dirigió un día al lugar donde estaban sus víctimas, se arrojó gimiendo a los pies
de su desventurada madre y se desmayó.

Cuando volvió en sí, el Sol ya alto resplandecía sobre la efigie de su madre; y


entonces él se acordó que tenía una misión y que debía cumplirla.

Abrazó aquella fría mujer de piedra, selló con sus lágrimas una promesa y
descendió a la aldea.

Cuando al día siguiente, el Sol llegó a la mitad del día, el tautélxxiv(especie de


enorme tambor) sonó llamando a los hombres.

Y los hombres se reunieron y cuando estuvieron todos, Yurupary dijo:

“Cuando Yacy-tatálxxv(Venús nheengatú) esté tan alta como una mano cerrada
quiero que todos os encontréis en el lugar de nuestra primera reunión; debiendo
salir de casa sin ser sentidos por las mujeres”

“Antes en la noche, debéis bañaros en el lago y estregaros el cuerpo con hojas de


genipálxxvi (arbusto usado como anti-afrodisiaco) y de regreso a la casa debéis cada
uno meteros en la boca un puñado de uoscalxxvii (maíz en cubeua) teniendo cuidado
de conservarlo hasta que os halléis reunidos en mi presencia. Quien no proceda de
acuerdo con mis palabras, se volverá mudo”.

“Y si entonces las mujeres os preguntasen: ¿Para qué fuisteis llamados?


Respondedles que os llamé para mostraros un gran uça (cangrejo), que yo cogí en
el lago”.

Y los tenuinas notaron que Yurupary estaba triste, y sus ojos indicaban que había
llorado: y Yurupary a su vez conocía que entre su gente había alguno tan

- 62 -
enamorado de su mujer, que no tendría fuerza para saber conservar el secreto; y
para quitarle todo pretexto ordenó el baño de genipa y el maíz en la boca.

Después de que los hombres llegaron a sus casas, las mujeres les dijeron luego:
“¿para qué fuisteis llamados?”

“Para ver un gran uça que el tuychaua cogió en el lago”

“¿Es pues ya el tiempo en que los uça vienen a la tierra?”

“Cierto, si uno salió, es probable que salgan muchos”.

“Si la cosa es así”, dijeron las mujeres, “nosotras iremos esta noche a aguardar los
uça sobre la orilla del lago”.

XI

Y Yurupary apenas vino la noche, quiso conocer lo que sucedía a su gente del
Aiary y sacó del matiry una piedrecita de color y le ordenó que le mostrara lo que
había acontecido a los suyos.

Le gustó la Yurupary-oca, admiró la belleza de las nunuibas, se rio de los viejos,


pero cuando llegó a Ualri y a su venganza, tiró la piedra contra el madero, que
soportaba en el centro el techo de la casa.

La piedra se deshizo en polvo y éste se convirtió en cocuyos lxxviii que vinieron a


manchar la oscuridad de la noche.

XII

Cuando Yacy-tatá estaba a la altura indicada, los tenuinas salieron de sus casas, y
las mujeres que estaban esperando los uça sobre la orilla del lago, no lo
sospecharon siquiera; ellos se encaminaron hacia la montaña y cuando llegaron,
Yurupary ya estaba allí sentado en el centro de una gran estera de aurumanlxxix
(especie de palma), sobre la cual ordenó tomaran todos puesto para mejor oírle.

“Ayer por la noche hice una promesa que yo he de cumplir, y vosotros todos
conmigo, ya que tenéis a vuestras madres vecinas a la mía”.

“Fui obligado a dar una prueba de mi poder, para que también aquellos que no
saben obedecer, lo respetaran y esas piedras lo demuestran”.

“Pero no fue aún suficiente: y estas mujeres que ahora están sobre la orilla del
lago, piensan que habiéndome elegido tuychaua, me debían tener esclavo de su
voluntad, pero todos los que me escucháis, sabéis que yo he venido a reformar los
usos y costumbres de los habitantes de todos los países”.

- 63 -
“Cuando estemos sobre las orillas del Aiary, os diré lo que debemos hacer: pero en
verdad quien no cumpla mis órdenes, será castigado de una manera terrible”.

Se calló. La gente no movía un párpado; mientras tanto aguardaban a que


continuara, pero de su boca no salió más una palabra.

Miraba distraído a Yacy-tata; casi estaba conversando con ella.

Los tenuinas cuando vieron que no había más motivo para estar atentos, fueron a
extenderse sobre la estera, hasta que la madre del sueño vino a separarlos de su
propio espíritu.

Cuando se despertaron al soplo del viento que susurraba entre las hojas de la
selva, se encontraban aun sobre la estera, donde se habían adormecido, pero
sobre la orilla del Airary encima del Yurupary-ocalxxx.

XIII

“Sabed que estamos sobre la orilla del Aiary”, dijo Yurupary, “y antes de abandonar
este lugar, donde de ahora en adelante tendremos muestras reuniones, voy a
enseñaros lo que hay que hacer, ya que no quiero más castigar a nadie”.

“Los hombres debemos tener el corazón fuerte para resistir a la seducción de


mujeres, que muchas veces tratan de engañarnos con caricias, como sucedió con
los viejos”.

“Si las mujeres de nuestra tierra son impacientes y curiosas y charlatanas, estas
son peores y más peligrosas, porque conocen parte de nuestro secreto.”

“Pocos se resisten a ellas, porque sus palabras tienen la dulzura de la miel de


abeja, sus ojos la atracción de la serpiente, y todo su ser una seducción irresistible,
que comienza por agradar y termina por vencer”.

“Estas mis palabras no son para haceros huir del contacto con las mujeres, sino
solamente para que podáis resistir a ellas, y así no se apoderen de nuestro secreto,
que sólo los hombres podéis conocer”.

“Ualri, aunque viejo, y curvado por la madurez de sus años, con los sentidos ya
fríos, se dejó seducir por éstas, reveló parte de nuestros secretos, pero pagó con
su vida la traición.”

“Quienes se sientan bastante firmes de espíritu y fuertes de corazón pueden


afrontarlas”.

- 64 -
“Ahora entremos en la casa, pero cuando la noche llegue a mitad del cielo, todos
deben encontrarse aquí”.

Cuando entraron en el Yurupary-oca encontraron a los viejos próximos a morir de


hambre.

Al día siguiente de la muerte de Ualri, se habían encerrado dentro, dispuestos a


dejarse morir de hambre, porque no encontraban una excusa con la cual justificar
la ausencia del compañero.

Apenas los vio Yurupary, conoció inmediatamente su pensamiento, y dijo:

“¿Creísteis entonces que con la muerte podríais hacer desaparecer la ligereza que
habéis cometido?”

“No es vergüenza para un joven ser vencido por una mujer, pero cuando los
cabellos ya dicen que la juventud corre lejana, es una ligereza digna de castigo”.

“Y ahora, algunos de vosotros id al monte y traedme hojas de yuacaualxxxi


(conoccarpus bacaba) para que sin demora podamos pescar; necesitamos salvar a
estos viejos insensatos.

Y vinieron las hojas de yuacaua; y él las entretejió y tomando de su matiry un


pedazo de resina de cunauaru lxxxii(batracio que hace nido, dicen con resina de
plantas aromáticas), estregó la nueva red y ordenó que fuesen con ella a pescar en
el río.

Cuando los pescadores recobraron la red, saltaron fuera del agua, y entraron por la
puerta una tal cantidad de iuhylxxxiii (una ranita), que la sala principal quedó de
pronto llena.

“Preparad de comer para los viejos; después que cada uno se ocupe de sí”.

XIV

Vino la hora de la reunión, y los tenuinas se encontraron encima de la casa del


Yurupary.

“Antes de continuar a dar las leyes que deben regir los usos y costumbres de la
gente de esta tierra”, comenzó Yurupary, “quiero antes contar una historia que nos
atañe:

En el principio del mundo el Señor de todas las cosas apareció sobre la tierra y allí
dejó un pueblo tan feliz, que pasaba solamente la vida en bailar, comer y dormir.

- 65 -
En aquel tiempo el uso de los habitantes de la tierra no permitía que ninguno
bailase con otra mujer que la propia, bajo pena de darse muerte con su propia
mano o ser quemado vivo.

Luego que nacía alguno, sus progenitores le procuraban su compañero para evitar
que se encontrase solo más tarde.

Pero sucedió que las mujeres nacían en mayor cantidad superando así el número
de los hombres y el tuychaua mandó construir un lugar, donde se recogieran las
solteras, esperando que se les pudiera dar marido lxxxiv.

Y en lugar separado estaban también recogidas las viudas y allí esperaban la


muerte, ya que se consideraba que con la pérdida del compañero su misión estaba
terminada.

Una bella muchacha ya cansada de esperar que el tiempo le diese un marido,


resolvió escaparse y buscar la muerte en la soledad de la selva, único remedio que
le sugería su infortunio, ya que no sabía que existiera otro pueblo dónde poderse
refugiar.

Antes del alba salió de la aldea, siguiendo el camino del Sol y prometiéndose jamás
regresar.

Caminó todo el día y por la tarde se refugió en la sapupemalxxxv (raíces achatadas)


de un árbol y allí durmió.

Cuando la noche estaba ya a más de su fin, se despertó y oyó distintamente risas y


conversaciones de gente.

Al principio pensó que esto era efecto del sueño y se pasó las manos por los ojos,
pero sintió que estaba despierta, y entonces se persuadió que era gente y que ella
se encontraba vecina y alguna malocalxxxvi.

Y oyó perfectamente la voz clara de un joven decir:

“Ayer, cuando estaba pescando con timbólxxxvii en el igarape Dianumion lxxxviii, vi


pasar cerca una jovencita que me pareció muy triste; al menos así lo demostraban
sus ojos llenos de lágrimas”.

“Yo quise hablarle, pero estaba tan triste que la dejé pasar y no la importuné
respetando con mi silencio su dolor”.

“Era bella como un coaracy-uiralxxxix (pájaro del Sol); y venía en esta dirección”.

- 66 -
“Hiciste mal”, dijo otra voz, “Luego que aparezca el Sol, iremos a buscarla ya que
ella es ciertamente de la tribu de los bianacas y puede ser que perdió su camino y
ahora vaga sin saber cómo encontrarlo”.

“Si la encontramos le propondremos si quiere ser la esposa del hijo de nuestro


tuychaua, y si ella rehusara, nosotros la conduciremos a los suyos”.

Ella oyó esta conversación y estuvo tentada a arrojarse en los brazos de sus
salvadores.

Cuando el sol comenzó a teñir de rojo la raíz del cielo, los jóvenes pusiéronse a
buscar las huellas de la muchacha y siguiéndolas, la encontraron en la sapupema
donde se hallaba refugiada.

Cuando ella sintió acercarse el rumor de sus cazadores, fingió dormir; éstos se
acercaron a ella, y el jovencito hijo de tuychaua a quien estaba prometida su mano,
quedó realmente encantado delante de tan bella muchacha.

Él se sentó próximo a la durmiente y acercando la boca a la oreja de ella murmuró:

“¿Bella muchacha, qué haces tan lejos de tu patria?”

Ella fingió despertarse entonces, y volviendo los ojos a su alrededor asustada lanzó
un grito, y principió a verter una lluvia de lágrimas que apagaron el fuego de sus
ojos.

“¿Bella muchacha, qué haces tan lejos de tu patria?”

“Busco la muerte”.

“¿Sois pues tan infeliz para buscar la muerte? Cuando se tienen ojos que brillan
como el sol, cabellos que resplandecen como las estrellas del cielo, labios suaves
como la piel del eshauinxc (pequeño desdentado de finísimo pelo) senos intactos
que huelen como las flores de umiryxci que se parece a la yuacáua ¿cómo se puede
ser infeliz?”

“Y sin embargo no siempre la juventud” dijo la muchacha, “lleva la felicidad consigo,


yo soy una de estas infelices, a cuya pena puede sólo la muerte dar un remedio”.

“Si está en mis manos poner fin a tu dolor, dímelo, porque si fuera necesario
caminar hasta donde termina el mundo, a buscar tu reposo, yo y mis compañeros
iremos donde termina el mundo para ahorrarte el llanto que viertes y que ya me
está quemando el corazón. Casémonos, que seremos felices; pero si quieres
regresar a los tuyos, yo te conduzco, pero en verdad mi corazón quedará contigo”.

- 67 -
“Ya que te condoliste de mi desventura, yo sería una muchacha sin corazón si
rehusara lo que me ofreces; desde este momento soy tuya, puedes llevarme
contigo, que desde este momento seré tu compañera hasta que la muerte nos
separe. Una cosa, sin embargo te pido: no preguntarme jamás qué motivos me
trajeron aquí”.

“Te prometo no preguntarte jamás qué motivos te trajeron aquí, para que no seas la
única que tengas que sufrir el veneno de nuevas heridas. Levántate y vamos a mi
maloca donde encontrarás hombres, de los cuales ya sois señora”.

Y cuando sobrepasaban las fuentes del Dianumion, el joven hizo detener a la


muchacha y le dijo que machacara las hojas de una hierba que él le ofreció y con
estas frotara todo el cuerpo y se zambullera en la fuente.

Y ella hizo lo que él le dijo, y cuando salió del baño, estaba transformada en
yacamyxcii (agami) como lo eran todos sus compañeros.

La muchacha había entrado a hacer parte de la tribu de los yacamy.

Algunas lunas después Dinarixciii (que este era el nombre de la doncella) sintió que
estaba próxima a ser madre y se lo dijo al marido.

Y luego hicieron un nido para depositar los huevos, y Dinari estaba contenta,
porque ya imaginaba ver en torno suyo a sus afelpados pichones.

Pasó una luna, vino la segunda, entró la tercera y ya Dinari no podía tenerse en pie
y entonces ambos conocieron que la pussanga no la había transformado
completamente y que aun cuando ella estuviese cambiada en pájaro, lo que tenía
en el vientre eran seres humanos.

Ella entonces pidió al marido que la restituyera a la primitiva forma para así escapar
a una muerte segura y salvar a los hijos que ya daban señales de vida.

El marido la condujo hasta el Dianumion y preparada la misma pussanga se la dio


a beber y la volvió como estaba antes.

Cuando Dinari completó diez lunas, dio a luz a un macho y a una hembra.

Y la hembra tenía un montón de estrellas en la frente, y el macho, de la frente


hasta los pies, una serpiente con otras tantas estrellas.

Los dos muchachos nada tenían de la raza del padre, semejaban a la de la madre,
teniendo además las estrellas con que nacieron.

- 68 -
Cuando llegaron a la edad de la pubertad, un día el macho preguntó a su madre
por qué volaban tantos ilapay (agamí en uynamby), que no servían a otra cosa que
a incomodar a los que dormían de noche.

“Antes de que vosotros nacierais no tenía con quien pasar el tiempo y me dediqué
a educar estos pájaros; ahora yo los quiero como te quiero a ti y a tu hermana y te
pido que nunca les hagas mal; son buenos compañeros y yo moriría de pesar si me
huyen un día. Mañana yo debo ir muy lejos de aquí, a buscar nuestro alimento y así
no quedaréis solos; una parte de ellos ha de quedar para haceros compañía a ti y a
tu hermana.

El muchacho no preguntó nada más, se puso a hacer arcos y flechas cuantas más
pudo, para ensayarlas durante la ausencia de su madre contra los yacany.

Los muchachos desde el día que nacieron dormían solos encerrados dentro de un
cuarto, donde ninguno había entrado de noche.

Esa noche Dinari tenía el corazón inquieto; daba vueltas sin descanso por la casa
hasta que le vino el deseo irresistible de ver a sus hijos, y penetro en la habitación.

Ellos dormían y las estrellas brillaban sobre sus cuerpos como las estrellas del
cielo, y cuando Dinari vio esto, se retiró espantada.

Presa de un terror que no comprendía, llamó al marido para que viera cómo esas
estrellas brillaban.

El quedó largo tiempo mirándolos sin decir una palabra; salieron fuera y preguntó a
Dinari:

“¿Qué cosa quieren decir las estrellas que tienen nuestros hijos?”

“No sé”.

“¿No habréis tenido con otro estos niños?”

“¿Y cuando pude yo serte infiel, si no nos hemos separado jamás?”

“En verdad me parece que tu quieres arrojar encima de mí lo que debe atribuirse
solo a la madre de las cosas”.

“Si tus hijos fueran míos, hubieras puesto los huevos, de los cuales después
hubiesen salido mis verdaderos hijos, que se me pareciesen. Pero todo sucedió al
contrario; y ahora para que yo dude todavía más, tienen estrellas que brillan como
estas del cielo. No te diré nada más; apenas te propongo que abandones a estos
niños y huyas conmigo.”

- 69 -
“¿Yo, abandonar a mis hijos? Nunca jamás”.

“Si rehúsas, puedes quedarte: mañana no me encontrarás entre los míos, y sin que
me lo impidas, yo descubriré lo que me ocultas.”

Y dicho esto, desapareció en medio de las sombras de la noche.

Cuando vino el día no se oía cantar a ningún yacamy, apenas los urutanuhy a los
lados del camino soltaban su carcajada estridente.

Entre tanto, el tuychaua de los yacamy y los suyos, se dirigían hacia la orilla del
Dianumion, donde hicieron una gran fogata, echándole una cantidad de frutas de
piquia.

Todos se pusieron alrededor y cuando todos estuvieron en su puesto, el más viejo


preguntó:

“¿Para qué nos ha llamado nuestro tuychaua?”

“Estoy pronto a decirlo: pienso que mi mujer me ha traicionado”.

“¿Y por qué creéis esta cosa?”

“Ella no puso huevos como las hembras de nuestra tribu, y sus hijos tienen sobre el
cuerpo una cantidad de estrellas, que brillan como las estrellas del cielo. ¿Será
esto indicio de infidelidad?”

“¿No ves que en tu unión con una raza superior a la nuestra, la madre de las cosas
debía escoger, para ser fecundada, la simiente mejor?”

“Pero… ¿y las estrellas?”

“Dime la verdad. ¿No te uniste jamás con Dinari después de haberle devuelto su
forma primitiva?”

“Muchas veces”.

“¿Qué posición tomaba entonces tu mujer?”

“Con la cara al cielo”.

“Ahora todo se sabe. Ella sentía más placer en su forma primitiva que en la
nuestra, y en una de esas ocasiones concibió, teniendo delante de sus ojos las
estrellas del cielo, que dejaron su imagen en los dos niños como recuerdo de un
momento lleno de dulzura. ¿Y por esto tú la acusas y quieres ya abandonarla?
Vuelve a tu casa, muéstrate amoroso con tus hijos y con tu mujer, que en esto

- 70 -
consiste la felicidad de los esposos; y no acuséis más a tu mujer sin haberla visto
con tus ojosxciv.”

“Tus razones son verdaderas y yo volveré a casa: ahora quiero, para dar una
sorpresa, que me pintéis el lomo con las cenizas de piquia para que no me
reconozcan inmediatamente que me vean”.

“Tú sabes que estamos siempre prontos a secundarte en todos tus caprichos, pero
sin embargo te pedimos que hoy mismo vuelvas a tu casa”.

Cuando aparecía el día, Dinari partió en busca de comida y sus hijos la vieron
perderse en la sinuosidad del camino.

“Hermana, vamos a probar nuestras flechas contra los yacamy”.

“Vamos”.

Hicieron un agujero en la pared y por éste comenzaron a flechar a los yacamy con
tanta seguridad que ninguna flecha falló la meta.

Y cuando cayó el último de éstos que habían quedado en el lugar, salieron de la


casa para ver qué habían hecho y llevaron a la selva vecina los restos de los
pobres ilapay que tanto los incomodaban de noche con su canto.

Terminada esta tarea, estaban para retirarse a casa, cuando oyeron el ruido de
otros que llegaban: e inmediatamente fueron a ponerse otra vez al asecho.

Vieron que tenían el lomo ceniciento y que no eran iguales a los que habían
matado, pero no obstante principiaron a tomar puntería con tanta precisión, que
pocos momentos después el último de estos caía muerto.

No escaparon del estrago sino algunas hembras que estaban incubando.

Así el tuychaua de los yacamy moría matado por sus propios hijos.

Si Dinari no hubiese tenido vergüenza de revelar a sus hijos su origen, no hubiese


acontecido esta gran tragedia, que aún hoy la gente recuerda; pero ellos ignoraban
los nexos que existían entre su madre y los desventurados ilapay.

Cuando Dinari regresó y se encontró con sangre por todas partes, pensó que su
marido había matado a sus hijos; corrió dentro de la casa y los encontró que
estaban jugando tranquilamente y preguntó:

“¿Qué ha sucedido aquí hoy, que veo sangre por todas partes?”

- 71 -
“Muchas cosas mamá, una caterva de yacamy, de lomo blanquecino, vino aquí
para hacer mal a mí y a mi hermana, y nosotros con nuestras flechas los hemos
matado a todos. “.

“¿Dónde están los cuerpos de los yacamy?”

“Los hemos amontonado al pie de uruquyxcv sobre el camino”.

Dinari corrió inmediatamente donde crecía el iraquí, y quedó espantada ante la


cantidad de muertos hechos por los dos muchachos, entre los cuales reconoció a
su propio marido y casi loca se lanzó sobre su cuerpo diciendo:

“¡Ay! Muy duramente fue castigada tu imprudencia; Cambiaste el color de tu lomo,


para que tus hijos te mataran”.

“Yo daría todo mi corazón para no verte muerto; quisiera poder presentarte a mis
hijos y decirles el vínculo que nos unía; ahora todo ha terminado”.

Y ella no quiso permanecer más en esta tierra, donde fue tan feliz y donde era
ahora tan desgraciada.

Cuando el curumutaxcvi (especie de hoco) anunciaba el alba, Dinari y sus hijos


partieron camino al oriente.

Caminaron el día entero y ya cuando el día entristecía, llegaron sobre la cima de


una montaña, donde descubríase la maloca de los bianacas, y Dinari reconociendo
su antigua vivienda, se sentó sobre una piedra, llamando a sus hijos cerca a ella y
abrazándolos, comenzó a llorar.

Los muchachos viendo a su madre llorar copiosamente sin saber por qué, el macho
le preguntó:

“Mamá ¿por qué lloras? ¿Tienes sed, tienes hambre? Dime lo que yo he de hacer
para que no llores. Si yo tuviese que invertir aquella montaña con su base vuelta al
cielo, yo lo haría”.

“No tengo hambre ni sed, apenas estoy lamentando que mañana debemos vivir
bajo las rigurosas costumbres de estas gentes, por lo que forzosamente tendremos
que separarnos. Yo iré a la casa de las inútiles, tú en aquella de los solteros y tu
hermana en aquella de las solteras, de donde cada uno de vosotros no debe
esperar salir, hasta no encontrar un esposo y yo hasta que venga la muerte”.

“¿Y quién va a consentir en semejante separación? Yo cierto, no. En verdad te he


dicho que si fuere necesario voltear aquella montaña, con la base vuelta al cielo, lo

- 72 -
hago porque lo puedo; y para que no duden de mis palabras, que todos los ojos
vean”.

Y el hijo de Dinari cogió una mole de la altura de tres hombres en pie y la lanzó
sobre la aldea, y la piedra fue a caer casi encima de la casa de las solteras, con un
estruendo tal que la tierra tembló toda.

Y los habitantes de la maloca salieron de sus casas a buscar la causa de tanto


estruendo.

Ninguno llegaba a comprender lo que había acontecido, cuando vieron en la cima


de la montaña dos grupos de estrellas brillantes que caminaban hacia ellos.

El tuychaua fue el primero que vio esa novedad y dijo:

“¿Deseáis ver qué fueron esas estrellas caídas del cielo? En verdad sólo un caso
similar podría hacer temblar la tierra y producir cayendo un ruido tan espantoso.
Vamos a cogerlas ya que la ocasión es buena de tener para nosotros la belleza de
las mujeresxcvii (los lunares, considerados una belleza, creen que son gotas de
sangre derramadas de las estrellas caídas sobre la tierra). Si ellos no tienen malas
intenciones contra los hijos de la tierra, podemos esperar de conseguir remedios,
de lo cual nuestras mujeres han de estar muy contentas: ¡Pero, o me engañan los
ojos, o ellas vienen hacia nosotros!” En verdad aquellas se movían en esta
dirección. “¿Quién sabe si no vienen de parte del Sol a traernos órdenes de los
Uan- Masquin?xcviii Pronto lo sabremos, pero en todo caso, armaos, porque bien
pueden ser venidos del cielo solamente para combatir”.

“¿Quién osará, gritó el tuychaua, venir a atacar a los bianacas, sabiendo que
nosotros seremos siempre los vencedores?”

Cuando Dinari llegó cerca a su antigua vivienda se sentó al momento encima de la


gran piedra, que su hijo había arrojado poco antes y de la cual no afloraba sino una
pequeña porción, de la altura apenas de dos manos.

Los bianacas corrieron luego a los recién llegados formando alrededor de ellos un
gran círculo. Ninguno reconoció a Dinari.

“Hijos del cielo, dijo el tuychaua, ¿qué queréis de mi?”

“Un rincón para mi, para mi madre y mi hermana pues queremos vivir en paz en tu
tierra”.

Todos quedaron maravillados en presencia de este muchacho, de aspecto tan


diferente a ellos, y que hablaba con tanta franqueza.

- 73 -
Sus estrellas brillaban tanto que hacían espabilar la vista a cualquiera que las fijara
y muchos tenían la mano delante de los ojos para no quedar encandelillados.

“Ya que tú pides solamente un rincón para ti y tu familia”, dijo el tuychaua, “tú lo
tienes ya: pero por hoy acomódate en esta casa, y mañana pondremos todas las
cosas en su puesto”.

“Tus palabras me placen”, dijo el muchacho. “Yo y mi familia nacidos y crecidos en


la tierra de los ilapay, tenemos usos y costumbres diferentes de los tuyos y así
como tú quieres todo en su lugar, por eso yo y los míos viviremos juntos según
nuestros usos y costumbres”.

“Y para mostrarte que pienso como tú, voy de nuevo a poner en su mismo lugar
esta piedra, que tiré acá para advertirte mi llegada”.

“Y tomó la piedra con una mano, la arrancó del fondo de la tierra y la tiró sobre la
montaña, donde fue a caer renovando el ruido que se había oído poco antes.

Los presentes vieron entonces cuan grande era la piedra y quedaron tan asustados
que sintieron doblárseles las piernas.

Un muchacho que apenas tenía el alto de tres pies, tirar a la distancia de dos gritos
(casi un kilometro), una mole como esta, que todos ellos serían incapaces de
mover, era un acontecimiento todavía no visto desde que había nacido el mundo.

Dinari y sus hijos entraron en la casa, y los bianacas se retiraron asustados.

En la casa había todo lo necesario.

“Mamá, sabes, mañana por la mañana iré a la casa del tuychaua y él me ha de


preguntar cómo me llamo, tú no me has dado un nombre aun y yo ya lo escogí: yo
me llamo Pinon (serpiente, en tucano) y mi hermana Meenspuin (destello de la
estrella, en tariano y vuveua)”.

Los habitantes, después que se hubieran retirado de allí, se reunieron en la casa


del tuychaua para saber qué cosa pensaba de esta gente, hija del cielo.

Los unos decían que estaba bien permitir que quedasen entre ellos, porque de otra
manera este muchacho podía enojarse y destruir la maloca, tirando sobre todas las
casas moles como aquella que él volvió a tirar sobre la montaña.

Otros, que convenía tratarlos bien para no provocar la ira del muchacho, que si así
no fuese, ellos podrían sentir los efectos del mal que les causaran.

- 74 -
Las mujeres esperaban que este muchacho pudiese hacer alguna cosa a su favor y
dieron entonces también su parecer. Para ellas este muchacho que había dado
tanto miedo a todos, debía tener un corazón bueno y no hacer jamás mal a ellas.
Que ninguno lo moleste, porque no se ha visto a ninguno en el mundo que ofendido
no busque vengarse, y entre ellas ninguna tenía miedo de aquel muchacho que
posiblemente estaba todavía mamando leche.

“Yo también pienso así”, dijo el tuychaua.

“Yo acojo a quien desea vivir a mi sombra, y sería estupidez que yo arrojara a
quienes busquen vivir en mi maloca”.

“En cuanto a los temores que alimentáis, es fácil cosa evitar que ellos nos hagan
mal: nadie los ofenda, y nosotros viviremos siempre como buenos amigos”.

Ya el sol estaba a la altura de la coyuntura de un dedo, cuando Pinon fue a la casa


del tuychaua, quien vino a recibirlo en persona.

“¿Cómo pasasteis la noche en tu casa?”

“Perfectamente, pensando por qué tú creíste necesario sacar a los habitantes de la


casa que me has dado, lo que hace que yo y mi familia no podamos unirnos en
amistad con tu gente. Por eso vengo a pedirte, si merezco alguna cosa de ti, que tú
restituyas a sus antiguos habitantes, para que así podamos unirnos en amistad con
ellos, créeme, somos buena gente, y tú encontrarás en nosotros personas que
sabrán obedecer tus órdenes, como verdaderos hijos de la tierra de los órdenes,
como verdaderos hijos de la tierra de los Yacamy”.

Y lo dicho por Pinon fue de tanto efecto, que el tuychaua accedió inmediatamente a
su pedido, y envió para hacerles compañía a diez y siete jovencitas.

Pinon que había obtenido sin fatiga la realización de uno de sus planes, se frotó las
manos de contento.

Y después de esta primera visita al tuychaua fue considerado como gente muy
buena, y todo lo que salía de su boca, era cumplido sin vacilación.

Y la ley del país fue poco a poco perdiendo su rigor y ya estaba tolerado que las
viudas se casaran cuantas veces podían.

Y una parte del día ya estaba consagrada al trabajo; así cambiaron de faz las
antiguas costumbres de aquella tierra.

Pinon y Meenspuin crecieron a ojos vistas y en diez y ocho meses desarrollaron


toda su esbeltez.

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Pinon, era ya un hermoso jovencito, a quien nadie juzgaba capaz de ofender el
pudor de las jovencitas, que habitaban en su mismísima casa, pero infringió las
leyes de los bianacas, uniéndose no sólo con las vírgenes, que estaban bajo su
cuidado, sino también con todas las viudas, sin que se le escapara ninguna: todas
quedaron fecundadas.

El tuychaua supo de la infracción que Pinon había hecho, y al principio se ofendió


muchísimo, pero después se calmó pensando:

“En verdad cuando los hijos de Pinon sean hombres, toda la gente del Ilapay no
será capaz de vencerlos y los bianacas seremos los primeros en valentía.

Si fue natural o no la condescendencia del tuychaua no se sabe, lo cierto es que


Pinon de allí en adelante tuvo imitadores.

Meenspuin llegada al estado de la pubertad comenzó a sentir deseos que no


comprendía, y estaba tan incomodada que dijo a su madre.

“Mamá, sufro un mal extraño con deseos que no sé cómo explicar”.

“¿Qué cosa es lo que sientes?”

“Cuando mi mal comienza tengo una rasquiña, un malestar que me da y no me da


dolores y esos dolores que no duelen, me corren después por todo el cuerpo con
un deseo de morderme toda; en fin me siento languidecer y lloro.

Cuando duermo veo vecinos a mi hamaca, bellos jovencitos queriendo besarme o


abrazarme y yo no sé escaparles”.

“Conozco el mal que tienes y hoy mismo te daré un remedio para calmar tus
dolores”.

Llegó Pinon y su madre le pidió que fuese al monte y le buscase de las raíces de
branyxcix (muira-puarma en nheengatú) para hacerle un remedio a su hermana.

“¿Cuál es la enfermedad?”

“Tiene necesidad de un marido y como éste no se encuentra, quiero medicinarla


con brany que tiene la propiedad de disminuir estos deseos”.

“Si mamá me confiara la curación de Meenspuin, yo iría a hacer con ella una
vuelta sobre la orilla del río, hasta que su mal se le acabase”.

“Siempre te he escuchado hijo mio, como si fueras un hombre maduro en las cosas
del mundo; haz lo que tú creas provechoso a tu hermana”.

- 76 -
“Puesto que tú me das plena libertad de hacer lo que crea conveniente, mañana
partiremos. Tú quedarás aquí aguardando mi vuelta, pero no te aflijas porque no
podrá ser tan pronto; será cuando mi hermana esté curada”.

A la mañana del día siguiente Pinon y Meenspuin, siguiendo por las orillas del río el
curso del agua, partieron.

Dinari que era la imagen de la tristeza, desde que se le murió el marido, luego que
partieron sus hijos, se volvió aún más triste: lloraba casi aturdida sin encontrar cosa
que la consolara.

Las amantes de Pinon para distraerla le contaban bellas historias, que ella no
escuchaba.

Huía la presencia de todos y un día huyó de la maloca, sin que ninguno supiese
qué dirección había tomado.

Los bianacas fueron a buscarla, pero inútilmente; no pudieron encontrarla.

Dinari había partido en busca de sus hijos y cuando vino la tarde subió sobre un
gran peñasco, donde el sol la dejó.

Cuando volvió el sol, ella no estaba más allí: la madre de los peces la había llevado
a la profundidad del río, y ninguno lo sabía.

Pinon para garantizar la virginidad de su hermana la condujo hasta la Sierra de las


Piedras Blancas, y allí para llegar a las puertas del cielo hizo un roto por el cual
entraron al país de las estrellas; allí dejó a Meenspuin, que otros llamamos Ceucy. c

Esta es la primera historia de las humanas locuras, desde que el mundo comenzó”.

XV

Ahora voy a deciros cómo se pobló la tierra; y esta historia es más reciente y nos
pertenece.

Pinon, de regreso a la maloca donde había estado alojado más de una luna, no
encontró a su madre, y allí no halló quien le pudiera decir dónde había ido.

El corrió todos los montes y los valles de los contornos, fue a la tierra de los ilipay,
sin encontrarse noticia cierta de que por allí hubiera pasado gente.

Y pasó, buscando, sin nada encontrar, toda una luna.

Mientras él andaba buscando, nacieron sus hijos, entre los cuales estaba una
hermosa niña que tenía sobre la frente una estrella.

- 77 -
Todas las búsquedas de Pinon quedaron vanas; fue entonces cuando fue a la casa
del tuychaua y habló:

“Tuychaua: de tu buen corazón depende el resultado de lo que estoy por tentar.


Hoy se cumple una luna de andar buscando a mi madre: desaparecida ha mucho
tiempo de tu aldea, y como jefe de esta tierra, tienes tu parte de responsabilidad.
Pero yo no te acuso; quiero únicamente que tú me ayudes a buscarla, dándome
una parte de tu gente; y procura que mañana sin falta estén aquí, que yo les
indicaré la dirección que debemos seguir”.

Y el tuychaua respondió: “Mañana al alba tendrás la gente que necesitas y harán lo


que quieras, pero créeme por mi palabra de tuychaua que no sé dónde se
encuentra tu madre”.

Y Pinon dijo: “Tú y los tuyos sois inocentes, lo sé, pero tú que eres el dueño de esta
tierra tienes tu parte de responsabilidad”.

En esa noche Pinon fecundó otra vez a todas sus mujeres, que habían aumentado
con algunas jovencitas; y cuando la primera alegría del día apareció por la base del
cielo, Pinon se encontraba en la presencia del tuychaua y dibujaba en el suelo una
figura así: - Un círculo en el cual están trazados diámetros formando entre sí
ángulos de 45 grados- y daba la explicación:

“Nosotros estamos en la mitad de la tierra, como nos lo indica el sol, que cuando
está en la mitad del cielo, nos esconde la sombra de nuestro cuerpo.

“En cualquier dirección de estas rayas debe seguirse la distancia de una mano de
casados (5 parejas)ci que volverán de regreso solamente cuando hubiesen
encontrado a mi madre, o hubiesen dado con la base del cielo. Yo tomo para mí
todos estos espacios sin rayas, que recorreré hasta encontrarnos todos para
regresar juntos. Pero, en verdad, sabed, que quien retorne sin que haya hecho
estas cosas, lo estrellaré contra las piedras de la montaña”.

En aquel día, cada uno lleno de tristeza siguió el camino que le estaba indicado, y
Pinon, tomado en brazos a su hermosa hija, siguió por uno de los espacios que
había dejado en blanco, reservándolo para sí, abandonando a sus mujeres, que
lloraban; muchas de ellas corrieron hacia él y quisieron disuadirlo de su resolución,
pero no lo lograron. Su amor de hijo era superior a su amor por ellas.

Pasó un año, dos, diez, muchos, sin que tuviesen noticias ni de esta gente que
había partido, ni de Pinon.

Y en aquel tiempo el tuychaua de los bianacas murió, dejando en su lugar a un hijo


de Pinon, llamado Diatanomiencii (pato salvaje, en tucano).

- 78 -
Este nuevo jefe resolvió mandar nueva gente a la búsqueda de la primera; pero no
se tuvo nunca más noticias de ellos, lo que lo hizo desanimar; pero Pinon era el
amor de las mujeres y se organizaron nuevas expediciones, compuestas solamente
por mujeres, en la cual tomaron parte todas las jovencitas del país.

Partieron con la primera luz del día, pero no iban tristes como habían partido todas
las otras expediciones, sino alegres en medio de gritos y cantos que se repetían a
distancia.

A Diatanomein sucedieron otros tuychauas; pero todos ignoraban que estas


caravanas se habían transformado en populosas malocas.

Pinon, después de haber partido de aquella tierra, anduvo directo al país de las
estrellas y allí dejó a su bella hija, a quien había dado el nombre de Yacy-tatáciii.

Cuando regresó a la tierra recorrió el mundo entero, encontrando por donde


pasaba, que aquella gente mandada por él a la búsqueda de su madre, Dinari, se
habían convertido ya en poblaciones numerosas; y a pesar de que dejó hijos,
ninguno reconoció en él al fuerte Pinon, hijo de la tierra de los ilapay.

Fue en este tiempo cuando apareció sobre la tierra el primer payé y fue en la
maloca del Cudiacuryciv, tan pronto como Pinon supo la existencia de este hombre,
que veía todas las cosas a través de su propia imaginación, se dirigió hacia allá.
Cuando lo encontró, le habló así:

“Hijo, de las nubes, yo vengo a indagarte dónde se encuentra mi madre, que ha


mucho tiempo se perdió de la tierra de los bianacas”.

“Yo te lo diré, dijo el payé pero es necesario que yo sepa su nombre para invocar
su espíritu”.

“Se llamaba Dinari”.

Y el payé inmediatamente puso en tierra su maitiry sacando fuera el cigarro de


tauary, la horqueta y el carayuru de la luna; encendió el cigarro y aspiró un gran
pedazo de carayuru de la luna.

Gesticulaba, gritaba, cantaba, siempre echando espesas nubes de humo. A cierto


momento reventó en una gran carcajada y dijo:

“A ti no te falta más que saber adivinar; tú eres rápido como un pájaro en el aire,
fuerte como los rayos del cielo. Yo te enseñaré aquello que te falta, y tú me
ayudarás a enseñar a los fuertes de corazón, el secreto del payé”.

Estoy pronto, pero quiero antes saber qué fin tuvo mi madre”.

- 79 -
“Estás ya para saberlo. ¡Oh, cómo es bella tu madre!, pero está lejos, muy lejos de
aquí, ya transformada en pez”.

“¿En qué parte de la tierra se encuentra?”

“Del lado del poniente, en la cima de una gran montaña, en un lago bien vecino al
cielo, donde la condujo la madre de los peces y la transformó en una pirararacv
(pirá: pez. Arara: guacamaya, en nheengatú).

“¿Puedo sacarla de allí?”

“Lo puedes, pero es necesario que tú compartas conmigo el secreto del payé que
fumes de mi tabaco, aspires de mis polvos y ayunes una luna entera y entonces
conseguirás todo”.

“Te he dicho que estoy pronto a obedecerte en todo, porque quiero que me facilites
los medios de recuperar a mi madre”.

“En verdad todos estos payés que hoy existen, continuó Yurupary, fueron
discípulos de Pinon y él fue el segundo payé del mundo”.

El último día que él estuvo sobre la tierra, fue en el cual fecundó a vuestras
madres, de las cuales yo también desciendo y en el cual libertó a su madre y la
condujo al cielo donde viven todos y ahora que conocéis nuestra historia, pido a
todos que me ayudéis con buena voluntad a cambiar los usos y costumbres de los
habitantes de la tierra según nuestra ley.

XVI

Luego que vino el día, Yurupary fue con los suyos donde estaba la pachayua
nacida de Ualri, y a su sombra contó la historia de su triste origen.

“No quiero que ninguno sepa que nosotros estamos aquí, conviene por esto tumbar
este hueso de Ualri sin ruido. ¿Cuál de vosotros sube a la cima a cortarle las
hojas?”

Ninguno respondió, y viendo que todos tenían miedo, sacó de su matiry la ollita, le
metió dentro un pedazo de chicanta y la puso al fuego.

Después, con el primer hervor, nacieron loros, guacamayas, pericos y otros pájaros
roedores que fueron a posarse sobre las hojas de la palmera y en un instante las
cortaron.

Y algunos del acompañamiento del Yurupary, que se habían quedado parados


sobre la orilla del río bebiendo, vieron que de las hojas que caían dentro del agua

- 80 -
nacían peces provistos de dientes afiladísimos, cuyas aletas semejaban a aquellas
hojas (tarihyra)cvi.

“El primer trabajo está hecho, ahora pescadme en el ygarapé un pez de grandes
dientes y traédmelo, para que yo pueda cortar este hueso”.

Ellos fueron y le trajeron el tarihyra y él le arrancó una quijada y con ella aserró la
pachyua, que cayó al suelo; pero tan suavemente que apenas se oyó como el
vuelo de un pájaro.

Yurupary midió y tajó los instrumentos, y cuando tuvo el número necesario echó al
agua el resto del tronco de la palmera, que fue tragado por las aguas.

“Compañeros llevad rápidamente estos instrumentos a casa, ya que por este lado
llegan no sólo los que fueron la causa de la muerte de Ualri, sino también los
espíritus de las cenizas de Ualri, que quieren adueñarse de nuestros instrumentos.

Lo que dijo Yurupary fue hecho con la rapidez de una flecha.

Cuando Yurupary llegó a la casa, tiró en el agua un grano de sal de carurucvii (un
alga que nace en los raudales), que sacó de su maitiry, e inmediatamente truenos,
rayos y lluvia a dar miedo cayeron sobre la tierra, y así Yurupary se salvó de la
obligación de combatir con los espíritus de las cenizas de Ualri.

En aquella misma noche, en medio de una horrenda tempestad, él trasladó la


yurupary-oca a la orilla del Cayarycviii, cerca al raudal de Nusque-Buscá (raudal del
pez, en carapana-tupuya) que hoy se llama raudal del Yuruparycix.

Los tenuinas aquella mañana se levantaron tarde, porque pensaron que el ruido de
la cascada fuese la continuación de la tempestad.

Yurupary así les habló: “Compañeros, estamos ya muy lejos de los espíritus de las
cenizas de Ualri y de las mujeres que saben engañar a los hombres; pero esto no
quiere decir, que ya estáis libres de las seducciones”.

“Estamos vecinos a otra tierra, donde las mujeres son bellas y no son menos que
aquellas en astucia y curiosidad”.

“Ahora acabaré de decir las últimas cosas referentes a nuestra ley; pero primero
quiero haceros conocer el nombre de cada instrumento, y por qué se llama así.
Sentaos alrededor mio y oíd:

“Este es el instrumento principal, tiene mi altura y se llama Ualricx de quien todos


conocéis la historia”.

- 81 -
“Este que tiene el largo de mi pierna se llama yasmecerenecxi (yaguar, en tariano)
porque es el único animal que asemeja al hombre en el valor y a la mujer en el
engaño”.

“Este del ancho de mi pecho se llama bedebocxii (pato salvaje, en cubeua) cuyo
origen fue la curiosidad”.

“Este, largo como mi brazo, se llama tintabricxiii (euripigia en uaupes)”.

Este pájaro nació de una mujer que era muy bella, pero que, aunque fuese bella, se
pintaba con urucucxiv para ver si sobrepasaba así a las otras en belleza, y por esto
el tuychaua de los cuiubycxv (Penélope), la transformó en euripigiacxvi.

“Este del largo de mi muslo, se llama mocinocxvii (grillo en arapazo) representa el


espíritu de un hombre-mujer, que no queriendo amar a ninguno vivía siempre
escondido, cantando sólo en la noche y fue de la misma madre de la noche
convertido en grillo”.

“Este, largo de dos brazas, se llama arandicxviii (guacamaya, en pyra tapuya)


representa una mujer bella pero sin atractivos, ni gusto para los hombres, por lo
cual fue transformada en guacamaya por el padre de los iautycxix.

“Este, que tiene dos pies de largo, llamase dasmaecxx (tórtola, en aroaquy), y
representa el corazón de una muchacha que durante su corta existencia se
alimentaba solamente de frutas silvestres y que fue transformada en tórtola
después de muerta, por su mismo padre que era payé”.

“Este, largo como tres de mis manos, se llama pironcxxi(águila, en el dialecto de los
yurupichuna) representa el payé, porque fue este pájaro que le dio la piedra con la
cual aprendió a ver todas las cosas a través de su mente con el tabaco y el
carayuru”.

“Este, del largo de mi tibia, se llama dinari y ya todos conocemos su historia (pájaro
negro, en uynamby tapuya)”.

“Este, que va de mi rodilla a la cabeza, se llama titycxxii (paca de baniua), representa


al ladrón, y es la imagen de una vieja que vivía solamente de los otros y fue
transformada en paca por el acuty-purucxxiii (ardilla en nheengatú)”.

“Este, que es largo como dos manos, se llama ilipay: este otro del largo de mi
columna vertebral se llama mingocxxiv (tarihyra, en cueuana); de ambos sabéis su
origen.

“Este, que va de mi rodilla al mentón, se llama peripinacuaricxxv (tenten, en uaupes


pajarito cantor, todo negro con la cabeza y el lomo amarillo), representa a un

- 82 -
hermoso joven deseado por todas las mujeres, pero que no se entregó, por lo cual
irritadas lo tiraron en el raudal después de haberle hecho un encantamiento”.

“Este, que mide la mitad de mi cuerpo, se llama bue (ayuticxxvi, en eubeua)


representa aquella vieja pavorosa que esperando a todo momento que el cielo
cayese sobre la tierra, no sembró jamás una sola semilla, viviendo de lo que los
otros sembraban, y fue por eso transformada en ayuti por la mona de la noche”.

“Y este último, que me va de la espalda al ombligo, se llama canaroarrocxxvii (sauba,


en manau), representa aquel viejo que habiendo visto en sueños el hambre,
comiéndose la tierra, trabajaba día y noche amontonando provisiones dentro de su
casa para tener qué comer cuando el hambre viniera. Fue transformado en hormiga
por el tatu (armadillo), para que fuese comido”.

“Y ahora que conocéis el nombre de todos los instrumentos, voy a dar a cada uno
el sonido que debe tener”.

Y el Yurupary sacó del matiry un poco de cera, pasándola sobre la embocadura de


cada un o de los instrumentos, y cuando el último estuvo listo ordenó que los
llevasen fuera de la sala, colocándolos parados, pero que ninguno los tocase hasta
el momento de la fiesta.

Cuando lo hubieron hecho, los llamó nuevamente a su alrededor y cuando


estuvieron todos, habló así:

“Es prohibido al taychaua de una tribu, que esté casado con una mujer estéril,
seguir viviendo con ella, sin tomar una o más mujeres, según el caso, hasta que
tenga sucesores. Aquellos que no quieran conformarse, serán sustituidos por el
más fuerte entre los guerreros de la tribu”.

“Ninguno trate de seducir la mujer de otro bajo pena de muerte, que caerá tanto al
hombre como a la mujer”.

“Toda doncella hasta el tiempo de haber sido violada por la luna (a la pubertad)
conserve enteros sus cabellos, bajo pena de no casarse hasta que sus cabellos
blanqueen”.

“Cuando la mujer alumbre, el marido ayunará por el espacio de una luna, así el hijo
podrá adquirir la fuerza que el padre pierde cxxviii. En el tiempo de este ayuno el
hombre no debe comer sino sauba, cangrejos, beyu y ajícxxix.

“Esto era lo que me quedaba por decir sobre las costumbres que deben regular la
familia; cada uno las haga conocer y observar en su propia casa”.

- 83 -
“Y ahora cuando oigáis la señal, comenzará nuestra fiesta; arreglad por esto la
casa y preparad nuestras bebidas, que la hora ya está por llegar”.

Dadas estas órdenes, Yurupary desapareció de en medio de sus compañeros.

XVII

Los jóvenes que deseaban ver terminada la fiesta del Yurupary, se dedicaron luego
a preparar la casa, mostrando en la cara la alegría del corazón.

Los viejos continuaban fríos y tristes, sin que los preparativos tuviesen el poder de
tranquilizarlos.

Cuando el sol de este día desaparecía, los instrumentos comenzaron a sonar, sin
que ninguno los tocara, esa misma música festiva que los nunuibas habían oído,
cuando condujeron al suplicio a Ualri.

En este momento entró Yurupary y dijo: “hermanos y compañeros, ha llegado la


hora de la fiesta. Tenemos tres días y tres noches para aprender la música y el
canto del Yurupary. Los más jóvenes tomen los instrumentos y vamos a formar una
gran rueda”.

Y tomando el instrumento principal, se colocó en la mitad de la sala, y luego se


oyeron resonar sonidos bien lejanos.

Y al oírlos el yaguar y las serpientes, y los mismos peces vinieron a flor de agua
para oír la música del Yurupary.

Cuando la noche llegaba a su fin, Yurupary dejó de tocar y ordenó que los otros
continuasen y en ese mismo momento se oyeron los gritos de los animales que
estaban alrededor de la casa.

Y él les dijo: “Hasta aquí los animales vienen a oír nuestra música”.

Bebieron el cachiry y el capy, y la música comenzó con nuevos músicos y en el


medio de la fiesta se oían los chirridos de los adaby (látigo del Yurupary en
nheengatú).

Cuando el sol resplandecía por la base del cielo, Yurupary volvió a colocar los
instrumentos para que pudiesen entrar nuevos músicos.

Entonces en torno de la casa se oyeron carcajadas de personas.

Y Yurupary corrió a la puerta y vio una cantidad de personas que venían hacia él.

- 84 -
“Compañeros, esconded nuestros instrumentos, que vienen los habitantes de esta
tierra”.

Y los instrumentos fueron escondidos en un pequeño cuarto, hecho ex profeso,


después de lo cual, la puerta fue tapada con piedras.

Cuando llegó a la puerta el tuychaua de estos que venían, Yurupary en persona se


adelantó a recibirlos y luego lo reconoció porque llevaba en el cuello la kitá-
tuychaua.

“Escuché desde mi maloca tu música y me apresuré a venir para bailar contigo,


aunque no fuera invitado. Deseaba conocerte, saber de qué tierra vienes y qué
deseas de la míacxxx”.

Y Yurupary contestó:

“Yo soy el taychaua de los tenuinas y mi tierra es aquella que está más vecina al
solcxxxi. Yo debo cambiar los usos y costumbres de todos los habitantes del mundo,
y vine aquí para dejaros las leyes que todos han de obedecer”.

“Hazme conocer tus leyes y si son buenas, yo las obedeceré”.

Y en tanto que los dos jefes hablaban, las mujeres entraron en la casa curioseando
por todas partes hasta en el dormitorio y preguntaron:

“¿De dónde sois vosotros?”

“Somos tenuinas”.

“Cierto vosotros viniste a nuestra tierra en busca de mujeres para casaros; nosotras
somos solteras y así será gran placer que vosotros queráis casaros con nosotras.
¿Es muy lejana la tierra de donde venís?”

“Lejana”.

“Si vosotros os casáis con nosotras, nosotras iremos a vivir allá. ¿Bailamos?”

“Estamos cansados”.

“Entonces tocad alguna cosa para hacernos placer”

“No podemos, porque tenemos necesidad de descansar”.

Y mientras que así hablaban, los provocaban de todas las maneras; pero los
tenuinas permanecían fríos delante de aquellos bellos cuerpos, que ningún velo
ocultaba; sólo el poder de la nueva ley podía rendirlos así tan fríos.

- 85 -
Venida la tarde, cuando los visitantes se retiraron, estas mujeres llevaban consigo
el corazón de algunos jovencitos, que las habían rechazado para obedecer la ley
del Yurupary.

Y Yurupary dijo:

“Como fuimos interrumpidos en nuestra fiesta por el tuychaua Arianda y su tribu,


réstanos transferirla para más tarde, y entonces ellos también podrán tomar parte.
Yo le he prometido de visitarlo mañana con todos vosotros y antes que vuelva el
sol nos encaminaremos hacia allá”.

“Vosotros podéis ser amables con estas jovencitas, y divertiros con ellas, pero ¡ay!
De aquel que revele la más pequeña parte de nuestro secreto”.

“Y aquellos que no se sientan bastante fuertes para resistir a las seducciones,


quédense; pero aquellos que vayan, recuerden que antes, en caso de amores, es
mejor mentir que revelar nuestro secreto”.

Los cuatro viejos no durmieron en toda la noche, preparando sus adornos,


bañándose en el raudal para mostrarse lo más ventajosamente a las vecinas.

El sol no se encontraba todavía a la base del cielo y Yurupary partía con sus
compañeros y todos notaron que los viejos estaban contentos.

Cuando hubieron subido a un alto, vieron la maloca, cuyos habitantes, paseábanse


al frente de las casas, adornados de plumas.

Arianda vino con su hija a recibir a Yurupary hasta el comienzo del camino, y lo
condujo a la casa donde habían antes dispuesto, en espera de los visitantes, una
gran cantidad de comidas.

Y Arianda al encontrar a Yurupary le dijo:

“Sabed que yo he tenido contigo un bello sueño”.

“No dudo, me esperaba: y ¿qué sueño fue el tuyo?”

“Lo diré a ti sólo”.

“Y así: hablaremos solos, ya que también yo tengo que decirte cosas en secreto y
enseñarte cosas que debes saber”.

“Haremos eso, después que tú y tu gente hayan comido; toma por esto puesto en
la estera y llama a todos tus compañeros para que comamos”.

- 86 -
Y así fue hecho y cada visitante tenía a su lado una bella muchacha y al lado de
Yurupary estaba la hija de Arianda que le servía y le echaba el cachiry.

Poco contentas se mostraban las muchachas que se encontraban al lado de los


viejos; mientras que las que estaban al lado de los jóvenes mostraban en su actitud
y en su voz todo su contento, y antes que terminara el banquete ya corría más de
un abrazo y un beso furtivo.

Y los viejos que veían todas estas cosas permanecían fríos hasta los huesos.

Cuando terminaron de comer, Arianda y Yurupary se retiraron a una casa, situada


lejos del poblado, donde fueron a tratar de las nuevas leyes; pero antes de ir dijo
Arianda que podía bailar y beber por tres noches y tres días, que tanto debía durar
la fiesta en honor al Yurupary.

Todas estas cosas pasaban la víspera del día en el cual los hombres debían partir
de la maloca para acompañar a lo alto de la montaña al payé que con sus remedios
iba a espantar la muerte, que quería venir a matar a la luna cxxxii.

Por esto los tenuinas quedaron señores para gozar libremente a las bellas
ariandas.

Los usos de la tierra requerían que las mujeres escogieran a sus acompañantes, y
así los jóvenes fueron luego conducidos en medio de la sala, donde dos jóvenes
músicos esperaban que las parejas se formasen, para comenzar el baile.

Aun cuando muchas jóvenes quedaron sin compañero, ninguna quiso bailar con los
viejos, que quedaron tristes, sentados a un lado.

Y el capy y el cachiry eran distribuidos en abundancia y poco a poco fueron


creciendo los deseos y por la noche ya las ariandas se disputaban a los visitantes,
y los besos y los abrazos provocativos se hacían siempre más frecuentes.

Vino la noche, y como no había resina para alumbrar la sala de la fiesta, el baile
continuó en el oscuro hasta alba y ninguno supo lo que sucedía entre los
bailadores; sólo Yurupary y Arianda vieron todo.

XVIII

Arianda cuando llegó a la casa con Yurupary así habló:

“En verdad tu visita me da mucho placer, porque el país que me es más vecino
está a dos lunas de camino y yo n puedo visitarlo tan a menudo. Más de una vez
he querido dejar este país, para avecindarme aun más a un país habitado, pero mi

- 87 -
gente no quiere abandonar esta tierra que los vio nacer. Si mi sueño se realiza, yo
seré tu compañero en todas las luchas de la vida”.

“¿Qué sueño es el tuyo?”

“Yo soñé que tú habías venido a mi maloca para pedirme en matrimonio a mi hija
Curán, y que eso había sucedido al día siguiente de tu llegada. Raro es que mi
sueño no sea verdad, espero pues ver realizado lo que la madre del sueño me
preanunció”.

“Arianda, en verdad te digo, si yo no efectúo la gran reforma que debo cumplir


sobre la tierra, no tomaré mujer. Tu hija Curán es muy bella, y si ella quiere escoger
alguno de mis compañeros, yo acepto, y le hago señor de una gran tribu”.

“Yo quiero aprender lo que aun no sé, y ser tu compañero y acompañarte en todas
las luchas, y por eso encuentro buenas tus palabras”.

“Como la noche ya está encima de nosotros, continuó Yurupary, vamos a asistir a


la fiesta; mañana te diré lo que debemos hacer”.

“Así pues vamos ya a la casa de la fiesta”, dijo Arianda, levantándose de la


hamaca.

“No es necesario, nosotros podemos ver todo sin salir de nuestras hamacas; allá
les molestaremos”.

Y Yurupary llevó la mano al matiry y de él sacó brillantes piedras de colores, y dio


una a Arianda diciendo:

“He aquí un pedazo del espíritu del cielo, donde veréis todo lo que sucede en la
fiesta”.

Y luego que Arianda la tuvo y puso sus ojos sobre ella, vio reproducirse delante de
sus ojos la escena con tanta fidelidad, que se reconocían fácilmente todas las
personascxxxiii.

Vio que las viejas, que durante el día habían asistido al baile de lejos, tomaban
parte, tratando de aprovechar lo más que podían el engaño que la oscuridad y la
bebida podían producir.

Los viejos ellos también después que fueron dejados de lado todo el día, fueron
buscados por las jóvenes ariandas, que se esforzaban en complacerlos como
mejor podían.

- 88 -
Arianda y Yurupary reían de los errores y de los esfuerzos de los otros y de su hábil
suplantación.

Cuando llegó el día, los dos jefes pusieron aparte los espíritus del cielo y
continuaron conversando sobre las cosas de la nueva ley. En tanto, la fiesta
continuaba.

Las viejas charlatanas se encargaron de contar a Curán lo que había sucedido la


noche con ellas, y Curán que era muy curiosa, quiso ver lo que le habían contado.

Cuando la segunda noche vino, Arianda y Yurupary volvieron a coger los espíritus
del cielo y comenzaron a asistir a la fiesta.

Y vieron cosas todavía peores que la noche anterior. Por cada tenuina había cinco
ariandas.

Y Yurupary se indignaba y Arianda callaba; pues era la primera vez que se veía
semejante cosa en su maloca.

Vino la media noche y Arianda vio a su hija Curán saltar de la hamaca hasta la
puerta de la casa de la fiesta, donde un tenuina la cogió y la desfloró.

Y Arianda en este momento gimió; Yurupary que le oyó, preguntó:

“¿Qué tienes?”

“Mi desgracia delante de mis ojos”.

“Si mi ley ya rigiese, no hubiese podido suceder esto; pero el que tocó a tu hija la
desposará, y todo será reparado”.

Y Arianda, gimiendo por lo que había visto, entregó el espíritu del cielo a Yurupary
y dijo:

“He aquí tu piedra, no me sirve a más nada, porque no quiero ver más nada. Voy a
dormir para tratar de olvidar mi desgracia, y cuando termines de ver, despiértame
que seguiremos hablando”.

Y el Yurupary quedó solo y siguió viendo, pero todo era más feo.

El curamacxxxiv (búho pequeño) ya cantaba a la orilla del camino, y volvieron los


salvadores de la luna, mientras la fiesta continuaba siempre desenfrenada, y
Yurupary para no ver escondió en su matiry el espíritu del cielo.

Despertó a Arianda y siguieron hablando de las cosas futuras.

- 89 -
Cuando salió el sol del cuarto día, los dos tuychaua, volvieron a la maloca. Arianda
revelaba una profunda tristeza y en Yurupary había algo de terrible y amenazante.

“Compañeros, dijo Yurupary, acomodaos y hablemos”

“Mañana oiréis de mi amargas verdades: abusasteis mucho de la libertad que yo os


di. Pro a pesar de esto, ahora id primero a recobrar con el reposo las fuerzas que
perdisteis”.

XIX

Al día siguiente así volvió a decir Yurupary:

“Para muchos debo decir amargas verdades, ya que vosotros me habéis obligado”:

“No había jamás pensado que hubiese gente tan perversa como vosotros”.

“Que un hombre aproveche de la debilidad de la mujer, es todavía natural; pero que


uno satisfaga cinco, es un hecho nuevo que sólo se ve en la tierra de los ariandas
practicado por los reformadores”.

“Si mañana saben las otras tribus que los habitantes del Tenui somos gente mala,
que nada respeta, ¿Cómo podrán creer que somos aquellos, que debemos
reformar los usos y costumbres de toda la tierra?”

“Si esto se repite, yo os abandonaré e iré a buscar otro pueblo para educarlo, y no
podrá ser sino mejor que vosotros”.

“Abusasteis de tal manera de la libertad que yo os di, que el dolor me nace del
corazón y lo llena de ira; y de vuestras manos no se escapó ni aun Curán, la hija de
Arianda”.

“¿Quién de vosotros desfloró a Curán? ¿Ninguno? El que fue se esconde


inútilmente. Yo vi todo lo que sucedió y Arianda también lo vio. Y un nuevo ser está
en el seno de Curán que verá el sol como nosotros; y por esto yo prometí, que
aquel que la violó, debe reparar desposándola. No puedo dejar perder mi
verdadera palabra. ¿Quién fue? Preséntese”.

Y como no se presentara ninguno, Yurupary sacó del matiry el espíritu del cielo,
donde estaba pintado todo lo que había sucedido, y mostrándole a su gente dijo:
“Aquí está pintada Curán, sufriendo su mal y éste es quien lo hizo. ¿Quién es?”

Y el joven, que reconoció su propia imagen, bajó la cabeza avergonzado.

- 90 -
“Fui yo, tuychaua, dijo Caminda; pero no había pensado que entonces poseyera
una tan gentil muchacha; porque no podía ver su belleza en la oscuridad de la
noche”.

“Y serás tú mismo quien desposará a Curán, porque yo lo he prometido a su padre;


mañana tendrán lugar las bodas y después terminaremos nuestra fiesta”.

Pero si los jóvenes fueron reprendidos, no lo fueron menos los viejos que olvidando
sus propios años quisieron satisfacer a las mujeres, cuando ya no lo podían.

“Mañana asistiremos a las bodas de Caminda; preparad hoy todos vuestros


adornos, así con la aparición de la primera alegría del cielo partiremos para la
maloca de Arianda”.

XX

Cuando coloreaba el oriente, Yurupary con su gente se dirigió a la maloca de


Arianda, donde ya la música anunciaba la próxima fiesta, y sus habitantes
adornados de plumas estaban reunidos delante de la casa de la fiesta.

Al llegar, Yurupary dijo: “Compañeros, esta noche va a casarse nuestro pariente


Caminda con la bella Curán. Este matrimonio así viene a asegurar el concurso de
todos estos jóvenes a la reforma que debemos hacer en esta tierra.

“Sabed sin embargo, que ojalá nunca más tenga que reparar las cosas de esta
manera”.

Y diciendo esto, Arianda y Yurupary se retiraron a la casa fuera del poblado para
hablar de futuras fiestas y los tenuinas permanecieron en la casa del baile.

Y los viejos que habían estado así severamente reprendidos por Yurupary,
quedaron vigilantes y silenciosos sin mirar a las ariandas.

El día era de fiesta y las mujeres servían los alimentos y las bebidas de costumbre
a los tenuinas y éstos comían y bebían, porque es malacrianza el rehusar, así es
por la tarde los tenuinas y las ariandas estaban ya casi borrachos.

Las mujeres quisieron aprovecharse de este estado para hacer su voluntad, pero
viejos y jóvenes resistieron, recordando las palabras de Yurupary.

Vino la noche y la música entró en la casa, precediendo a los esposos y a los dos
tuychaua, a quienes seguían los otros, y se formó la gran rueda y dentro de esta, la
rueda de los esposos, y principió la música.

- 91 -
Cuando la rueda de los esposos giraba a derecha, los otros seguían a izquierda o
al contrario, y continuaron bebiendo y bailando hasta la media noche. Entonces, los
esposos, ya casi borrachos, fueron conducidos al cuarto nupcial, donde fueron
dejados solos por algún tiempo.

Pasado el tiempo establecido por la costumbre, los esposos reingresaron en la


gran rueda, donde recibieron de todos el saludo del macuhycxxxv.

Cuando el día apuntaba, los esposos entraron otra vez al cuarto nupcial, de donde
sólo debían salir a la media noche próxima para terminar el matrimonio.

Arianda y Yurupary regresaron a la casa fuera del poblado y Arianda pidió a


Yurupary que no sacase los espíritus del cielo y que diese toda libertad a su gente.

“Si tú quieres eso, ve a darla tú mismo”.

Y Arianda fue para hacerlo, pero cuando llegó cerca de la casa de la fiesta vio que
iba a hacer una cosa inútil y regresó.

Cuando era media noche los tuychaua regresaron, y los esposos salieron de la
estancia nupcial colocándose en medio de la gran rueda, donde recibieron de cada
uno de los asistentes una fuetera.

Y cuando Caminda y Curán recibieron el último azote con el bejuco sobre el cual el
payé había soplado, volvieron al cuarto, de donde no debían salir hasta el medio
día siguiente para asistir al gran banquete.

Los caciques se retiraron y la fiesta continuó.

Cuando llegó la hora del gran banquete, los esposos recibieron de manos de los
tuychaua sus coronas de plumas, y así adornados, fueron al banquete al cual todos
asistieron.

Y así fueron casados Caminda y Curán.

Al día siguiente Yurupary y su gente regresaron a su propia casa y también volvió


Caminda, quien se despidió por tres días de su mujer.

Los dos tuychaua, habían convenido que la fiesta del Yurupary debía comenzar
ese mismo día y que Arianda debía mandar las mujeres, por tres días, a pescar
cangrejos en el ygarapé de la Mycuracxxxvi.

Curán fue la única que se quedó en casa: estaba, dijo, enferma.

En ese mismo día Arianda partió con su gente, para llevarlas a la Yurupary-oca
donde, llegada la noche, principió la fiesta.

- 92 -
Cuando la noche llegó a su fin, Yurupary puso de lado los instrumentos y explicó
los puntos de la ley que debía regular los usos y costumbres de toda la tierra.

Y cuando hubo terminado dijo: “ahora que ya conocéis todo cuando debéis
conocer, os enseñaré el canto del Yurupary que será enseñado solamente a los
jóvenes cuando sean admitidos la primera vez a la fiesta de los hombres y sepan
guardar el secreto”.

Y dijo Arianda: “Deja tu instrumento y acompaña el canto, y contigo todos los que
no tienen instrumentos”.

Curán quien según su marido y su padre, había quedado en la maloca, luego que
los suyos salieron, los siguió de lejos hasta el Yurupary-oca, y de lo alto de una
piedra, cuando vino la noche, vio todo lo que sucedía, oyó la ley y aprendió la
música y el canto de Yurupary.

Y cuando conoció todos los secretos partió y volvió a la maloca, antes del
amanecer habiendo formado en su corazón un deseo que se prometió cumplir.

Las fiestas terminaron el tercer día y Yurupary se despidió de Arianda. Cuando los
tenuinas estuvieron solos Yurupary dijo:

“Sabed que yo tengo todavía que cumplir una promesa en la tierra del Tenui, y
aquellos que tienen sus madres junto a la mía regresarán conmigo, porque
debemos cumplirla juntos”.

“Los otros pueden regresar a permanecer a voluntad. Poco me resta por enseñar, y
aquellos que vengan conmigo quedarán obligados a enseñar después a los otros lo
que todavía falta.

“Nosotros partiremos cuando aparezca la luna”.

Luego que apareció la luna Yurupary ordenó a sus compañeros sentarse sobre la
estera de uaruman. De allí partieron y cuando llegaron muy de mañana a la maloca
no encontraron a nadie.

Solamente hallaron en todas las casas huesos de niños, y en la de Yurupary un


cuarto lleno de cabellos de mujer.

Los compañeros de Yurupary preguntaron: “¿Qué significa esto?”

“Después de haber cumplido nuestra promesa contaré lo sucedido; quiero tener el


corazón vacío de ira, para poder llorar”.

- 93 -
“Hoy es la noche de las maldades de la luna, y antes de que ella aparezca, quemad
todos los huesos que hay en las casas, y traedme sus cenizas para beberlas en el
cachirycxxxvii.

“Yo voy a hacer nuestra vestimenta, con el fin de que nuestras madres no nos
conozcan cuando vayamos a llorar cerca de ellas, con los cabellos que las mujeres
nos han dejadocxxxviii, y haré los dos instrumentos que deben llorar con nosotros y
serán tocados por mí y por Caryda, que he escogido para acompañarme por toda
la tierra”.

“Cuando la luna esté alborotando a las mujeres, venid aquí para preparar nuestras
bebidas y subir a la cumbre de la montaña”.

Así fue hecho, y después de haber reducido los huesos a cenizas, las mezclaron
con el cahiry, y cuando todo estuvo listo dijo Yurupary:

“Ha llegado la hora de cumplir nuestra promesa: bebamos las cenizas de nuestros
parientes, para que no se pierdan en el seno de la tierra; y tú Caryda, toma tu
instrumento, vistámonos todos de estos vestidos hechos de cabellos, para que
nuestras madres no nos reconozcan, y vamos donde ellas están, a llorar”.

Y Yurupary y Caryda en pies delante de sus madres tocaron la marcha de los


muertos y sus compañeros los acompañaron llorando delante de sus propias
madres.

Cuando la luna disminuía su maldad, los cuerpos de estas mujeres se inclinaron


hacia la tierra hasta extenderse, y Yurupary dijo:

“Compañeros, nuestra misión ha terminado, que cada uno entierre a su propia


madre”.

Yurupary tomó el cuerpo de su madre, voló con él sobre la sierra de


Marubitanacxxxix y allí lo dejó diciendo: “Yo te dejo sobre esta montaña, para que tú
seas útil a todos y de tu cuerpo nazcan plantas preciosas, que sirvan de medicina a
los enamorados infelices”.

Cuando apareció el sol todo era silencio y tristeza en la Sierra del Tenui.

XXI

Con el sol del tercer día Yurupary dio la señal para reunirse.

"Ahora contaré, dijo, lo que sucedió durante nuestra ausencia”.

- 94 -
"Al día siguiente de nuestra partida para el Aiary, las mujeres nos buscaron por
todas partes, tristes y desesperadas por nuestra separación”.

Ninguna sabía el rumbo que habíamos tomado y so reunieron para tomar una
resolución”.

"Arauyry, joven astuta y llena de maldad, dijo: "Ya que los hombres se fugaron sin
motivo y sin decirnos nada quiere decir qua no pondrán jamás aquí sus pies; y por
esto, para no propagar esta raza de hombres sin amor, sin corazón, digo que
matemos a todas las criaturas machos”.

“Y Pesparen agregó: “No sólo es menester matar a todos los machos de estos
hombres ingratos, sino cortar nuestros cabellos, que aun conservan el olor de los
labios de estos traidores, y depositarlos todos en la casa de Yurupary; buscaremos
después un nuevo destino.

“Nuré que tenía más de un hombre y entre estos a Caryda, dijo: “Todo está bien;
pero para que no quede ninguna llevemos con nosotras también a nuestras
parientes de piedra y con ellas a Ceucy”.

“Saén, joven ardiente y exagerada, propuso en fin, de reducirse a la imposibilidad,


mediante una operación, para no cederse de nuevo a un hombre.

“Y todo fue aprobado, y la primera cosa que ensayaron fue de mover a nuestras
madres, pero no lo pudieron; entonces cortaron sus cabellos que fueron
depositados allí, mataron a todos los machos, y cortáronse los labios, los pegaron
con resina de uamanycxl para que se cerraran”.

“Y ahora ellas van descendiendo el río al azar, sin tener otro guía que la corriente.

“Sabed ahora que los instrumentos que sirven para llorar a los muertos, deben ser
tocados solamente por el payé y el tuychaua, cuando lloréis los parientes y bebáis
sus cenizas”.

Y entonces Yurupary sintió alguna cosa moverse en el maitiry, metió dentro la


mano sintiendo alguna cosa que le hería los dedos:

“Compañeros, ¡estamos traicionados!”

Y preguntado por los compañeros quién los había traicionado, él sacó del maitiry
uno de los espíritus del cielo y vio a Curán con todas las mujeres ariandas
haciendo el dabacury y tocando y cantando la música y el canto de la fiesta de los
hombres. Tomó entonces en la mano otra piedra, en la cual todo quedaba pintado y
vio a Curán que desde lo alto de la piedra asistió a toda la fiesta. Y lleno de tristeza
así habló:

- 95 -
“¿No podrá encontrarse jamás sobre la tierra una mujer realmente juiciosa?”

“Curán, que todos pensábamos hubiese quedado enferma en casa, asistió a toda
nuestra fiesta. Yo y Caryda partimos ya”.

“Y nosotros, ¿qué haremos sin ti?”

“Andad por toda la tierra a enseñar la ley, la música y el canto del Yurupary”.

“Caryda, asegúrate bien en mi espalda, porque nosotros vamos a caer en la tierra


de los ariandas”.

Y Caryda preguntó: “¿Qué debo hacer cuando hayamos llegado?”

“Has de cambiarte en insecto y entrar en el instrumento que Curán esté tocando y


roerle toda la cera que le da la voz”.

Y en ese mismo tiempo le dio un talismán para que lo llevase en la nariz, cuando
se mudase en insecto.

Caminda al volver a la maloca encontró a Curán ya curada.

Arianda que era ahora el reformador de los viejos usos y costumbres de su tierra,
ordenó al payé que los enseñase, sin que jamás las mujeres sospecharan que esto
era obra de Yurupary, y les dijo cómo eran los instrumentos y cantó la música y el
canto de Yurupary.

“Por esto, concluyó los hombres dejaron de hacer nuestra voluntad”.

“Para que estos crean que nosotras nada sabemos, vamos a organizar entre
nosotras nuestro Yurupary y hacer fiesta, que debe ser inaugurada con un
dabucury de tapioca. De ahora en adelante todas las tardes debemos reunirnos
aquí para aprender el canto de Yurupary, hasta tanto que yo pueda robar el
instrumento, que mi marido ha escondido”.

“Esta misma noche cuando él salga yo lo seguiré, para saber donde va y si lo


descubro, mañana mismo tendremos nuestros instrumentos hechos sobre el
modelo de aquel: pero sobre todo secreto”.

Los viejos, que estaban despreciados por sus compañeras, resolvieron


abandonarlas y juntarse a las nunuibas.

- 96 -
Luego que vino la noche, recurrieron a sus amuletos, y volaron a la tierra donde fue
castigado Ualri y cuando pasaron por el lugar donde fue quemado, fueron
apedreados por su espíritu.

En aquella misma noche Curán cuando Caminda vino, fingió dormir.

Y cuando, habiéndola visto con los ojos cerrados, Caminda salió de la casa, Curán
lo siguió hasta donde el agua del raudal reposa, y donde Caminda había escondido
su instrumento.

Entonces, ya sabiendo cuánto deseaba, volvió a casa. Cuando estaba para entrar
se oyó llamar, se volvió y vio a un hermoso joven que le hacía señas como si le
quisiera hablar.

Ella lo siguió y él la condujo a un lugar apartado, donde se le ofreció para hacer los
instrumentos, diciéndole que era indispensable que fuera robado el de Caminda,
para que fuesen completos.

Y Curán, fascinada por la hermosura del joven, no le preguntó siquiera quién era, le
pidió sólo cuándo lo volvería a ver.

“Mañana en este mismo lugar para entregarte los instrumentos”.

Cuando ella volvió a su hamaca, durmióse pronto y soñó toda la noche con la gran
fiesta en la cual sería el principal músico el hermoso joven que le había prometido
los instrumentos.

Venida la mañana, contó luego a sus compañeras que ella tenía por músico a un
hermoso joven, que todo estaba pronto, que prepararan las tortas de tapioca para
el dabucury, que debía realizarse al día siguiente.

Volvió la noche, y Caminda se fue a ver su instrumento, y Curán a encontrar al


joven, que luego le dio los instrumentos iguales a aquellos de Yurupary, no faltando
más que uno y dándoselos dijo:

“He aquí los que te prometí, no me falta sino un solo instrumento, pero tú sabes
dónde tomarlo”.

“¿No vienes con nosotras?”

“La fiesta es solamente de mujeres, y no está bien que yo vaya”.

“Al menos ven a beber cachiry con nosotras, porque yo quiero hacerte conocer de
mis compañeras”.

- 97 -
“Yo iré con tus convidadas, pero no digas a ninguno que fui yo quien te dio los
instrumentos”.

“¿Cuál es tu nombre?”

“Cudeabumá (espíritu maligno, en pamary)”.

“¿Y de qué lugar eres hijo?”

“De la tierra de las cenizas. Pero ándate que tu marido viene. Mañana cuando el
sol esté a plomo, ve a buscar su instrumento y has pronto el davucury acompañado
con la música y el canto de Yurupary”.

Y el joven desapareció en la sombra de la noche y Curán volvió a casa, donde


Caminda la encontró, al volver más tarde, todavía despierta y pensativa, por lo que
le preguntó qué tenía.

“Me desperté y te he buscado en la hamaca, pero no te vi allí y dudé que tú me


hubieseis huido”.

“No tengo motivo para huirte; fui apenas a ver salir la luna, que hoy viene a revolver
a todas las mujeres”.

“Si tú estás celoso de la luna, ven a la hamaca conmigo para defenderme”.

Y Caminda se acostó con su mujer. Pero sucedió que durante la noche Curán
soñase con Cudeabumá y lo llamase abrazando a Caminda, y que éste oyese todo.

Sin embargo, cuando se levantó al amanecer, no dijo nada, pensando que fuese la
luna que hubiese entrado en Curán para deshonrarla y que ella quisiera impedirlo.

Cuando el sol llegó a la mitad del cielo, los ariandas oyeron la música y el canto del
Yurupary y corrieron todos para ver quienes eran que venían tocando, y vieron a
las mujeres que venían del puerto, las unas tocando, las otras cantando, y todas
llevando sobre las espaldas canastos llenos de tapioca.

Cuando fue con los suyos a ver si sus instrumentos estaban donde los habían
dejado y todos los encontraron en su lugar, sólo Caminda no encontró el suyo.

Todos estaban inmóviles delante de esta profanación y ninguno contestó a


Caminda que preguntaba quién había cogido su instrumento. Entonces él quiso
arrojarse sobre Curán para matarla y cumplir así la ley de Yurupary, pero Arianda lo
impidió y dijo:

“No creo que tu instrumento esté entre los que están tocando; ve y busca mejor,
que tú debes encontrarlo”.

- 98 -
Y Caminda volvió al raudal y buscó su instrumento.

En aquel momento el instrumento de Curán principió poco a poco a perder la voz,


hasta que no se oyó del todo.

Y en medio de las danzantes se levantó una gran humareda que las hizo
enloquecer, y reír sin saber por qué.

Entre ellas estaba Yurupary y Caryda que luego les quitaron de las manos los
instrumentos, arrojándolos al fuego.

Yurupary devolvió a Caminda el instrumento que le pertenecía y le dijo:

“No te fíes jamás de las mujeres. Si tú hubieras hecho ir a Curán a pescar con las
otras no hubiera sucedido lo que estamos viendo.

“Ella asistió de lo alto de una piedra a toda la fiesta de los hombres y solamente se
retiró de mañana, ya conociendo todos nuestros secretos.

“Curán robó el instrumento de Caminda, porque él no lo supo esconder como los


hicieron sus compañeros; ahora quiere saber quién le dio los otros, y lo sabré
porque nada me está oculto”.

Yurupary sacó del matiry los espíritus del cielo, y en ellos vio representado a
Cudeabumá que se reía y dijo:

“¡Aquí están ahora estos malos espíritus sobre la tierra para traer la ruina de las
mujeres!”

“¿Y quiénes son?”

“Uacten mascan”.

“¿Aquellos que nacieron de las cenizas de Ualri?”

“Aquellos mismos”.

“¿Y cómo debemos hacer para que éstas desgraciadas olviden el delito que han
cometido?”

“Destruyendo el vestigio de su delito”.

“Pero los espíritus de Ualri volverán a tentarlas”.

“Las tentarán siempre, hasta que la tierra se muera. Cuando llegue la noche,
sahúmen con ají todas las casas para hacer huir a los espíritus, y arrojen en el río

- 99 -
los canastos de tapioca y los ornamentos de plumas, y mañana cuando las mujeres
se despierten háganles a ellas una fumigación de chicanta”.

Arianda pidió a Yurupary que se quedase todavía una luna para enseñar a estas
mujeres el camino que debían seguir.

“¿Y por qué no lo haces tú? Observa y haz observar mi ley, sin embargo, me fingiré
para todos un payé y quedaré todavía media luna contigo”.

Al día siguiente fue Yurupary mismo quien despertó a todas las mujeres, las cuales
apenas despiertas quisieran cogerlo; pero Yurupary huyó rápidamente de ellas.

Él, convertido en payé las reunió a todas y les habló así:

“Si no fuese la compasión que vosotras me inspiráis, yo no quisiera preveniros de


la sentencia que pesa sobre vosotras, provocada por vuestras locuras”.

“en la mente del taychaua vosotras estáis ya condenadas a morir, porque faltasteis
a las leyes del Sol”.

“De hoy en tres días yo voy a deciros todo lo que debéis hacer para escapar de la
ira de nuestro tuychaua”.

Y muchas dijeron “¿por qué nos lo dices ahora?”

“Porque impacientes de saberlo, aguardo a que tengáis paciencia”.

Y cuando llegó el tercer día Yurupary las reunió y dijo:

“Yo voy ahora a daros las normas de vuestra conducta”.

“Es el sol que las ha mandado y se llaman las leyes de Yurupary a las cuales están
sujetos hombres y mujeres; quienes no las cumplan están condenados a morir”.

“Por esto, si queréis vivir en paz sobre la tierra, debéis obedecer a estas leyes”.

Y las mujeres dijeron: “Dinos estas leyes, para que las podamos observar”.

“Helas aquí”, dijo Yurupary:

“Una mujer, para ser buena, no debe casarse sino con un solo hombre y vivir con él
hasta la muerte y serle fiel y no traicionarlo por ningún motivo: no debe desear
saber los secretos de los hombres, ni lo que suceda entre los otros: no debe
desear, ni experimentar lo que ve apetitoso: debe ayunar una luna entera hasta que
Yurupary tenga preparados los alimentos que le están destinados: no entregarse a
los espíritus que nacieron de Ualri y que siempre van protegidos de la noche”.

- 100 -
“Son estas las principales cosas que de ahora en adelante debéis observar
escrupulosamente para no caer otra vez en la ira del tuychaua; las cosas que
todavía faltan os las diré más tarde”.

Y ellas le prometieron obedecerlo en todo y ni más se recordaron de lo que había


sucedido.

XXII

Después de esto Yurupary se reunió con Arianda y Caryda en la casa apartada y


allí se quitó el disfraz.

“Ya les dije a tus mujeres las principales cosas que han de saber, y les prometí que
a cada maldad de la luna habría de hacerse una reunión en la cual los payé les
enseñarían a ellas las cosas que aún faltan; ahora llama a tus payé y diles la
obligación que tienen, y haz que la cumplan, y todo marchará para lo mejor.

“Cuando ellas se sientan convencidas de los peligros que corren no observando


nuestras leyes, tú podrás proceder libremente a realizar la fiesta de los hombres,
en esta misma maloca, porque ellas no querrán exponerse a perder la vida. Y si
alguna no obedeciere, mátala a la vista de todas, para ejemplo de sus
compañeras”.

“Caryda hoy mismo te enseñará la música de los muertos, que debe ser ejecutada
el día en el cual debéis llorar a los que murieron, cuando bebáis las cenizas”.

“Toma estos ornamentos y esta máscara que solamente usaréis en esos días, pero
que no podemos vestir sino el tuychaua y el payé”.

Las mujeres mientras tanto no se atrevían aún a salir de la casa por miedo de
hacer alguna cosa mala.

Pero Curán, que era astuta y llena de audacia, pasaba los días enteros sobre el
raudal, sentada sobre una piedra con la cabeza entre las manos.

Caminda iba todas las tardes a tomarla para conducirla a la casa, pero una tarde
no la encontró más allí; desesperado reunió a todos los hombres de la aldea y se
puso a buscarla de nuevo, pero inútilmente y hasta hoy ninguno sabe la suerte que
tuvo. Los más sin embargo creyeron que la había llevado al fondo del agua la Gran
Serpientecxli; así cuentan que desde aquel día a media noche en mitad del raudal
de Nusque-Buscá aparece una bellísima mujer de cabellos negros y después de
cantar la música y el canto del Yurupary desaparece en las aguas.

- 101 -
XXIII

Antes que llegase la hora de la maldad de la luna, Caryda fue asaltado por dos
tananacxlii (grandes grillos que deben su nombre a tal grito, en nheengatú), que se
arrojaron sobre él con la fuerza de un curaby (flecha para lanzar con la mano
siempre envenenada, en nheengatú).

Caryda huyó donde se encontraba Yurupary, pero aún allí siguieron los tanana.

Y entonces Yurupary, viendo a Caryda perseguido así, dijo: “Estamos traicionados


una y otra vez”. Sacó los espíritus del cielo y vio a dos de los viejos tenuinas que
cantaban y tocaban la música y el canto de Yurupary en medio de las mujeres.

“Caryda, asegúrate fuertemente a mí, porque debemos partir”.

Y volaron en la dirección de la maloca-nunuiba y con ellos volaron también los


tanana. Yurupary trató de cogerlos, pero estos desaparecieron delante.

Y Caryda, preguntó: “¿Dónde vamos?”

“A castigar a los dos traidores”.

“¿Eran aquellos los dos tanana?”

“No, pero fueron sus amos que los mandaron a espiar”.

“Entonces ellos ya estarán allá y los viejos tendrán tiempo para esconderse”.

“¿Y dónde podrán esconderse que yo no lo sepa? Que ellos se escondan en el


fondo de las aguas o en el fondo de la tierra o del aire, yo los encontraré siempre”.

Y en cuanto pasaban sobre el lugar donde estuvo Yurupary-oca, y Yurupary


pregunto a Caryda:

“¿Dónde está tu pussanga?”

“Hela aquí”.

“Dámela y toma esta otra con la cual perseguirás a uno de los traidores hasta
matarlo: y cualquier cosas que tú quieras hacer, la podrás, si metiéndola en la nariz
conservas en el corazón el deseo de lo que quieres hacer”.

Y Yurupary consultó los espíritus del cielo y vio a los traidores ya huyendo, el uno
en forma de tapircxliii y el otro en forma de lombrizcxliv entrar por una grieta de una
piedra.

- 102 -
“Yo voy directamente al tapir y tú a éste”. Yurupary se cambió luego en un gran
yaguar, siguiendo las huellas del tapir con la velocidad de una flecha y Caryda se
cambió a un tatúcxlv y entró por la grieta de una piedra directo a la lombriz.

Cuando Yurupary llegó al Río Inambu cxlvi ya el tapir había pasado a la otra orilla y
como él no podía mojar su matiry, se volvió hombre y pasó el río. Pero cuando
estaba casi del otro lado, el tapir se había convertido en cuyubycxlvii y volaba en
dirección del Río Isana, y él se transformó luego en un pequeño y ligero gavilán.

Cuando llegó sobre la orilla del río, el cuyuby se había vuelto una gran serpiente y
se escondía en el agua, y Yurupary que no podía mojar su matiry ni quitárselo,
resolvió prender la serpiente por medio de un cucurycxlviii.

A tal fin, hizo con una isla uno de los lados del cucury y con piedras amontonadas
el resto, dejando en el medio paso libre por donde debía entrar la serpiente; y para
ser advertido, cuando entrase, allí puso de guardia un caucaocxlix.

Cuando todo estuvo listo, Yurupary volvió al lugar donde estaba la serpiente y
arrojó en el agua una buena cantidad de ají.

Luego que la serpiente sintió el ardor del ají, descendió al fondo del río y cuando
estaba ya para entrar en el cucury el caucao dio la señal haciendo un gran ruido.

La serpiente le oyó y queriendo saber qué pasaba se transformó en sapo, y vino a


la superficie del agua; entonces Yurupary le tiró a la cabeza un amuleto que lo
cambió en piedra.

Después de haber realizado esta venganza, partió en busca de Caryda, y cuando


llegó a la montaña y vio la abertura que se internaba en la tierra, dudando de la
poca experiencia de él, consultó el espíritu del cielo y vio que la lombriz ya estaba
en el Río Cuduiarycl cambiada en chicharracli.

Cambióse entonces en diuna (pequeño pero valientísimo gavilán) fue rápidamente


hacia allá y encontró que la chicharra cantaba sobre una piedra y al instante la
convirtió en musgo.

Volvió de allí a buscar a Caryda que había entre tanto entrado casi al centro de la
tierra para encontrar la lombriz y como no podía oírle porque estaba muy lejano,
arrojó dentro de la grieta un poco de polvo que se cambió luego en hormigas, las
cuales desaparecieron dentro de la hendidura.

Caryda, picado por las hormigas, vino fuera y Yurupary le preguntó dónde estaba
su enemigo, y él respondió:

“Creo que las hormigas se lo han comido”.


- 103 -
“¿Estáis cierto de su muerte?”

“No lo estoy, pero la supongo”.

“Y bien, vamos a ver si es verdad lo que me dices”. Y tomó el espíritu del cielo y le
mostró al viejo transformado en mago y le dijo. “¿Por qué no recurriste a tu piedra?”

“Porque no pensé que una lombriz fuese capaz de engañar un tatu. Pero ahora te
ruego decirme cómo estos dos viejos revelaron a las mujeres nuestros secretos”.

“Todas las mujeres son curiosas y desde el día en que os llevé lejos de nuestra
casa, las mujeres, que fueron la desgracia de Ualri, no dejaron de investigar los
motivos de nuestra desaparición.

“Estos dos viejos, volvieron a la tierra de los nunuibas para enseñar nuestra ley, y
las mujeres luego que llegaron se pusieron a su alrededor para saber lo que
querían, y como ellos eran débiles para resistir, así les enseñaron todos nuestros
secretos y la música y el canto de Yurupary.

“Pero dudando después, que yo supiese alguna cosa, mandaron a sus amuletos
para que los advirtieran cuando me acercase a ellos, pues si no hubiesen sido
avisados a tiempo sabían que serían castigados lo mismo”.

“Las mujeres no sabiendo nada de lo que ha sucedido, pensaron únicamente que


los viejos se habían escondido para no acompañarlas en la fiesta”.

“¿Y qué cosa hacen los dos que han quedado allá?”

“Enseñando al taychaua y al payé la música y el canto de Yurupary”.

XXIV

A Yurupary no le gustaba saber con anticipación lo que estaba por suceder, así no
sabía lo que acontecía a los otros dos viejos que habían quedado entre las
nunuibas.

Las nunuibas viendo que los viejos no aparecían, fueron a seducir con toda suerte
de artificios a los dos que quedaban, para que terminaran de enseñarles la música
y el canto del Yurupary.

Miuá, la más experta en el arte de la dulzura, logró que ellos cedieran y


prometieran darles los secretos y los instrumentos del Yurupary.

Una promesa se cumple; al día siguiente los viejos completaron los instrumentos
para poder principiar la fiesta de la noche.

- 104 -
Cuando vino la tarde, todas las mujeres de la maloca nunuiba estaban reunidas en
la sala de la fiesta, y los dos viejos comenzaron a tocar sus instrumentos con las
mujeres y aquellas que no tenían instrumentos acompañaban con el canto.

El tuychaua Nunuiba con su gente estaba viendo la fiesta, y suponía que aquella tal
ley del Yurupary fuera una mentira inventada por los dos viejos y así decía a su
gente:

“¿No veis como estos quieren engañarnos con Yurupary?” Ayer nos decían que
todo esto debía ser un secreto para las mujeres y hoy son ellos quienes se los
enseñan a ellas.

“Si fuera verdad que el sol mandó a Yurupary para darles leyes, ¿serían ellos los
primeros en desobedecerlas?”

Pero entonces el payé dijo: “En verdad el Yurupary existe, y existen estas leyes y
antes o después le conoceréis también vos: y estos dos viejos no son más que dos
violadores de sus leyes y han de pagar bien caro su propia condescendencia”.

Entonces en la tercera noche, cuando ya estaban volviendo de la borrachera, los


dos viejos recordaron el delito que habían cometido e inmediatamente huyeron de
la sala y se escondieron en la selva, porque conocieron que el castigo ya venía
acercándose.

Y Nunuiba y los suyos viéndoles huir, preguntaron al payé: “¿Por qué huyen?”

“Porque Yurupary viene a castigarlos”.

Entonces todos vieron un gran humo blando alzarse en medio de la sala, y todos
los instrumentos quedaron sin sonido, y sin voces quedaron las cantantes y todos
permanecieron en la posición en que se encontraban.

Y aquellas que bailaban, continuaron bailando, y aquellas que tocaban hacían


como que tocaban, pero todo permanecía en un profundo silencio.

Preguntó Nunuiba al payé: “¿Qué es esto?”

“El castigo de Yurupary”.

“¿Y dónde está él?”

“En la selva, cazando a los traidores”.

Y en este momento se oyeron grandes carcajadas de todos lados y todos


preguntaron:

- 105 -
“¿Quiénes son estos que se ríen de nuestra desgracia?”

“Los Uacten-mascan gozándose el castigo que Yurupary da a nuestras mujeres


que causaron la pérdida de Ualri. ¿Ya no os recordáis de Ualri, cuando sobre la
hoguera dijo que pronto sería vengado? Diadue fue la primera de quien se vengó y
estas que fueron también sus cómplices, pagan ahora.

Y Nunuiba preguntó al payé si no podía remediar tantos males.

“No me pondré jamás contra el hijo del Sol. Es más fácil que me estrelle contra una
piedra, que hacerle daño a Yurupary, mucho más fuerte que yo”.

Entre tanto Yurupary y Caryda corrían, convertidos en perros clii,tras los fugitivos,
que se habían cambiado en ayuti, y cuando ya estaban para cogerlos, éstos se
cambiaron en pájaros, y cuando ya estaban para alcanzarlos los dos se cambiaron
en granitos de piedra, de manera que así los perdieron de vista, y fuero obligados
de pararse sobre una piedra, donde Yurupary sacó el espíritu del cielo, viendo que
el uno ya corría transformado en venadocliii y el otro se había escondido en el río
transformado en cangrejo.

Y dijo Yurupary: “Tú sigues a este, yo sigo al venado”.

Y Yurupary voló como águila y corrió directo al venado y lo alcanzó cuando llegaba
al río y allí mismo le enterró las garras dentro de la carne y lo transformó en piedra.

Entre tanto Caryda se había arrojado dentro del agua, transformado en nutria cliv, y
el cangrejo tan pronto como sintió la nutria, se cambió en pirahiuaclv grande y vino
al encuentro de la nutria y como ésta no tuvo tiempo para cambiarse, fue tragada.

Caryda ya dentro del buche de la pirahiua (gran pez), se percataba de la placidez


con que esta remontaba el río. Llegados donde el agua duerme al pie del raudal, se
cambió de nutria en puerco espínclvi; así la pobre pirahiua principió a dar brincos
desesperados hasta que fue a encallar en la arena donde murió.

Entonces Caryda salió del vientre de la pirahiua riéndose por haberla engañado tan
bien y viendo a Yurupary que sentado sobre una piedra, asistía a la muerte del
último traidor, le dijo:

“¿Te has divertido con los últimos saltos que daba la pirahiua mientras yo le
aguijoneaba el vientre?”

“Muchísimo. ¿Dónde está tu pussanga?”

“Aquí”.

- 106 -
“Está bien. Ahora volvamos donde hemos dejado las nunuibas casi locas, que a
esta hora deben encontrase medio muertas de sed y hambre. Tú cámbiate en un
gavilancito, y yo me trasformaré en maccaryclviiy cuando lleguemos a la sala de la
fiesta nos iremos a poner encima de la viga principal”.

XXV

Nunuiba y los suyos estaban desesperados viendo el estado lamentable de sus


mujeres.

Sólo el payé estaba tranquilo y no contestaba a las preguntas que le hacían,


fumando su cigarro y aspirando grandes pedazos de carayuru y de tiempo en
tiempo miraba al oriente como si esperase a alguien.

Las carcajadas que venían de la selva vecina, mezcladas con silbidos, hacían
perder aún más la cabeza a los hombres, ante este triste cuadro, y Nunuiba se
aferró al payé y gritó:

“¿Por qué no vamos a matar a los espíritus que se burlan de nosotros con sus
silbidos y sus carcajadas?”

Y el payé contestó: “¿Piensas pues que tus flechas pueden alcanzar algunos de
estos espíritus y devolver la razón a las mujeres y enseñarlas y hacerlas respetar la
ley?”

En este momento entraron en la casa el gavilancito y el maccary, que fueron a


posarse en la viga principal.

Y los guerreros que portaban las armas, armaron los arcos con las flechas para
hacer blanco sobre los pájaros, pero cuando trajeron la mano al pecho, listos para
disparar, quedaron como inertes en esa mismísima posición; no se oía sino su
respiración y la risa y los silbidos de la selva cesaron.

Entonces Yurupary y Caryda bajaron de un salto en medio de la sala y así


Yurupary habló dirigiéndose al tuychaua y al payé:

“Quitad los instrumentos y los adornos de plumas a estas mujeres y quemadlos


todos”.

Y ellos obedecieron, y cuando fue hecho continuó:

“Conducidlas ahora a comer después regresad para oírme luego de haberlas


dejado en sus hamacas para dormir”.

Y cuando fue hecho, y regresaron Yurupary continuó:

- 107 -
“Ahora que estamos solos, debéis oír lo que os resta por hacer y estas leyes
tendrán cumplimiento de ahora en adelante sobre la tierra.

“Tú, Caryda, conduce estos hombres a la orilla del río para que se sumerjan y
saquen los restos de los huesos de Ualri, para preparar los instrumentos con los
cuales esta noche se pueda enseñar el canto y la música de Yurupary”.

Y volviéndose entonces hacia Nunuiba, así continuó: “Tú perteneces a esta gente
que hasta hoy siempre me ha traicionado, y los tuyos siguiendo tu ejemplo”.

“Yo veo en ti la impaciencia y la desvergüenza y la perversidad toda de estos viejos


que me traicionaron aquí, pero que ya fueron castigados”.

“¿Tú pensabas que yo no conocía lo que tú alimentabas contra mí en el fondo de tú


corazón, cuando castigué a tus mujeres?”

“¿Creíste que yo no sabía que tu pediste al payé si él podía reparar los males que
cayeron sobre los tuyos, amenazándole por último, para obtener lo que él no podía
hacer, sordo a todos los consejos que él también te daba?”

“Pero yo no quiero castigarte por la amenaza que me hiciste, armando a tus


guerreros contra mí y te enseñaré hoy mismo la ley, la música y el canto del
Yurupary, para cambiar los usos y las costumbres de los malos, y por eso luego
que venga la noche, que son malos, y por eso luego que venga la noche, que tú y
los tuyos se reúnan todos en esta casa”.

Caryda apenas llegó al río, mandó zambullir a los guerreros, y éstos encontraron
luego el resto de los huesos de Ualri todavía en el mismo lugar, abajo del raudal, y
cuando todos estos restos fueron extraídos a tierra, Caryda los tajó según la ley y
así hizo instrumentos iguales a los primeros.

Ya el sol se había puesto, cuando llegaron a la casa donde estaba Yurupary, y


entonces después éste terminó los instrumentos, que puso parados alrededor de la
sala.

Y cuando fue hecho dijo a Nunuiba:

“Manda a todos a comer y cuando hayan terminado, ordena que vuelvan aquí”.

Y luego los nunuibas sintieron gran hambre, porque desde el principio del baile de
las mujeres, no habían comido.

Cuando la noche cubrió la tierra, los instrumentos comenzaron a tocar de sí la


música del Yurupary y Nunuiba y su gente quedaron maravillados al oírlos.

- 108 -
Yurupary entonces vino en medio de la sala y así dijo:

“Todos pudisteis dudar de la palabra de estos viejos insensatos que mintieron a su


propia palabras, enseñando lo que no debían a las mujeres, paseo no debisteis
dudar del payé que a su vez confirmaba la existencia de la ley del Yurupary.

“Si no fuera que tu vejez, oh tuychaua, impone tanto respeto a los tuyos, ellos no
hubiesen jamás osado volver sus flechas contra mí y me hubieran escuchado sin
dudar como el payé se los dijo”.

“Tú perteneces aún a esta gente que piensa que ninguno se le puede poner
delante. Pero, en verdad te digo que si no cambias de pensamiento el día de
mañana no te pertenece”.

Y Nunuiba contestó: “¿Cómo puedo desobedecerte, si me tienes a tu lado listo para


hacer lo que tú desees?”

“Todos me obedecen siembre cuando están bajo mi vista, para desobedecerme


apenas he volteado las espaldas”.

Y entonces hizo conocer todos los puntos de su ley y luego enseñó la música y el
canto de Yurupary.

Y cuando con la primera luz del día terminó la fiesta, Yurupary dijo:

“Ahora ya conocéis mi ley con la cual se debe cambiar los usos y costumbres de la
tierra; el payé hará respirar el humo de su cigarro a las mujeres que están
durmiendo y ellas se despertarán si recordarse de las locuras que cometieron y que
hicieron cometer”.

Y habiendo Yurupary disuelto la reunión, el payé fue a despertar a las mujeres con
el humo de su cigarro.

Ellas quedaron locas tres días y tres noches sin reconocer a nadie y cuando les
volvió la razón no recordaban más lo que había pasado, ni la fiesta ni el castigo que
fue su consecuencia.

El payé desde aquel día fue siempre oído y obedecido en todo y por todos.

XXVI

Después de la profanación cometida por Curán, los tenuinas que habían quedado
en el país de Arianda partieron para diversos puntos de la tierra.

Aquellos que se dirigieron al oriente, encontraron una maloca de gente muy bella.

- 109 -
La costumbre del lugar era de elegir por tuychaua al más hermoso de la tribu, fuese
éste hombre o mujer y en aquel tiempo había sido elegida Naruna, bellísima mujer.

Entonces también entre los tenuinas se encontraba un bellísimo joven por nombre
Date.

Naruna, cuando lo vio, le propuso que la esposase para convertirlo así en el


tuychaua de la tierra.

Y fue así como ella le habló a Date:

“Yo quiero ser tu mujer, porque sois el más bello joven que se ha presentado hasta
ahora, y por esta razón tú me perteneces”.

Date, que no sabía qué camino tomar para cambiar las costumbres del lugar según
las leyes de Yurupary, aceptó la oferta de Naruna para poder mejor introducirlas.

“Nuestro matrimonio tendrá lugar la noche de la maldad de la luna, porque en ese


tiempo toda mi gente estará aquí reunida”.

“Entre tanto tú puedes ya venir a vivir en esta casa con todos tus compañeros, ya
que en breve tú serás el tuychaua de esta tierra”.

Date y sus compañeros, ya alojados en la casa del tuychaua, estudiaban día y


noche cómo harían para cambiar los usos y costumbres del lugar según las leyes
del Yurupary sin que resultase contra éstas algún obstáculo.

Todos obedecían ciegamente a las leyes que los gobernaban, y no parecía fácil
poder cambiarlos de un momento a otro, tanto más que las suyas parecían ser más
rígidas.

Date preguntaba a sus compañeros cuál sería la mejor manera para conseguirlo y
así le contestó Iadié:

“Antes de tu matrimonio, con la señora del lugar, me parece que nada se puede
hacer. Es mejor que nosotros nos sujetemos primero a todo, hasta que tú seas el
tuychaua y entonces nosotros podremos poner en práctica las leyes del Yurupary”.

“¿Y Yurupary no se inquietará por nuestra manera de obrar?”

“Si él hubiese dado a ti o a alguno de nosotros algún amuleto, se podría temer que
él nos castigara; pero si no dio ninguno es mejor esperar la ocasión propicia para
proceder”.

- 110 -
“¿De qué nos serviría ahora llamar a todos los hombres y contarles la ley de
Yurupary? Todas las mujeres las sabrían luego y le contarían a Naruma, que
ciertamente nos mandaría a matar.

“Veo que no podemos introducir nuestras leyes porque no tenemos ningún


amuleto; pero como el día de mi matrimonio no está lejano, y yo seré tuychaua de
esta tribu, entonces conseguiremos seguramente nuestro objetivo”.

XXVII

Yurupary y Caryda, cuando abandonaron la tierra de los nunuibas, se dirigieron a la


Sierra del Tenui, y llegaron allá en la ocasión que sus compañeros lloraban y
bebían las cenizas de sus madres, y luego tomaron los instrumentos funerarios y
cocaron la música de los muertos.

Cuando el día volvía con su alegría, todo había terminado y cada uno se recogió en
su propia casa, donde todo era silencio.

Y así pasaron tres días y al cuarto, que era la víspera de la maldad de la luna,
Yurupary y Caryda fueron con sus compañeros a las orillas del Lago Muypa donde
se bañaron, y cuando hubieron terminado Yurupary dijo:

“Ahora que no veo sobre la tierra más traidores que puedan impedir los usos y
costumbres de nuestras leyes en todos los países del Sol, vamos a reposar;
reposad vosotros también, para que después cada uno vaya a cumplir lo que debe
hacer; pero antes oíd la triste historia de nuestras mujeres:

“Después que ellas dejaron este lugar, tomaron como guía de su viaje las aguas
del río”.

“Y allá muy abajo encontraron una tierra donde los habitantes eran como ellas,
pero sin leyes, y allí quedaron todas, diciendo que habían abandonado la tierra que
habitaban, porque la madre del agua había llamado al fondo del río a todos los
hombres de su tribu”.

“Y entonces el tuychaua preguntó a ellas dónde querían ir”.

“Queremos quedar aquí”.

“¿Y si la madre del agua viene atrás de vosotras?”

“Ella retrocederá delante de las flechas de tus guerreros”.

“Y sea así, pero ¿Dónde encontraré hombres para todas vosotras?”

- 111 -
“No queremos hombres, porque prometimos no unirnos nunca jamás con
hombres”.

“Y si yo diese a cada una un marido, ¿Tendríais corazón para rehusarlos?

“Para obedecerte los aceptaríamos, pero no para tener hijos, sino para tratarlos
como hermanos”.

“Está bien, hoy mismo cada una de vosotras tendrá un hermano para distraernos y
contaros cuentos”.

“Y luego que vino la noche, el tuychaua mandó a cada mujer un hermano; y cuando
los recién llegados decían que habían sido mandados para contarles cuentos, ellas,
en vez de oírlos, su arrojaron en sus brazos y los recibieron como maridos”.

“Ahora que ya sabéis la suerte de esas mujeres impacientes, descansemos porque


mañana cada uno debe emprender su camino”.

XXVIII

Fue la primera vez que Yurupary durmió después de tantas fatigas y fue visitado
por la madre de los sueños.

El vio en sueños la dificultad en que se encontraba Date y sus compañeros en la


tierra de Naruna y al despertarse contó el sueño de Caryda.

“Mira, dijo éste, si la madre del sueño te ha dicho la verdad”.

Y Yurupary, sacó los espíritus del cielo, donde vio fielmente pintado todo lo que
había soñado, por lo que dijo a Caryda:

“Todo es verdad y por eso iremos a esa tierra para ayudarlos, pero transformados
en otros hombres, para ver si alguno de los nuestros no cae vencido”.

“Allá tomaremos parte mañana en la fiesta junto con los otros”.

“Despídete de tus compañeros, que no volverás a ver tan pronto, porque de allí
cada uno de nosotros seguirá su camino hasta que el Sol nos reúna”.

Caryda fue a despedirse de sus compañeros y les prometió que un día, cuando
menos se lo esperaran, debía volver con Yurupary.

Y recordó que fueran severos con las mujeres y castigaran sin piedad a los
traidores, en cualquier parte de la tierra que los encontraran.

Cuando Caryda se unió a Yurupary, este habló:

- 112 -
“Vamos a visitar por última vez aquella colina, donde nacimos, y donde fueron
dadas las primeras leyes que deben poner fin a estas libres costumbres, que son la
vergüenza de la tierra”.

“Nuestras madres murieron para escarmiento de las mujeres curiosas que no


quisieron creer en las palabras de Pinon, padre de esta nueva generación, a la cual
también nosotros pertenecemos”.

“Hasta hoy estas locas no creyeron en la palabra de Pinon que, cambiado en payé
les predijo todo lo que nosotros hemos realizado con mi ley, que sólo cesará de
estar en vigor cuando aparezca sobre la tierra la primera mujer perfecta”.

“Aquella colina no será nunca más habitada, porque los espíritus de nuestras
madres y de los niños muertos estrangulados no dejarán que ninguno vaya a
habitar allí, para no profanar el lugar donde nací, y para no asustar a Ceucy, la
señora del lago”.

“Y todas nuestras cosas quedarán allí transformadas en piedras en testimonio de


nosotros”.

“Ahora no tenemos más que media luna para quedarnos juntos; mañana partiremos
a la tierra de Naruna para asistir a la boda de Date”.

“No sé lo que me sucederá, porque el Sol no me dio los espíritus del cielo donde se
pinta el futuro, de allí que por la primera vez aceptaré todo lo que deba suceder”.

“Y como no quiero ser conocido por Date, esconderé mi maitiry en una caparazón
de tatu y cuando a la hora de la tristeza lleguemos allá, debemos luego tomar
puesto entre los bailadores y seguir en todo los usos y costumbres de la tierra”.

Luego que llegó la hora Yurupary y Caryda partieron para la tierra de Naruma,
donde llegaron sin se apercibidos.

Pero la luna no había llegado todavía al punto de su maldad, y todos estaban


charlando: y una bella muchacha iba de grupo en grupo buscando un compañero
para la próxima fiesta y llegada cerca a Yurupary, le dijo:

“Bello tenuina, tú serás mi compañero en la fiesta nupcial, ¿Aceptáis?”

Y habiendo Yurupary aceptado, ella continuó:

“Bien, yo vendré a buscarte aquí mismo”.

- 113 -
XXIX

Luego que la luna principió a producir sus efectos, las mujeres comenzaron los
esponsales de Naruna y Date.

Todas las mujeres con su propio compañero entraron en la sala, donde ya estaba
Yurupary con su bella compañera.

Naruma, cubierta de plumas de guacamaya y de águila, entró entonces en la sala


con Date precedidos por los instrumentos.

Luego que los esposos estuvieron en la mitad de la sala, se formó entorno de ellos
la gran rueda y giró a la izquierda, mientras Date y Naruna caminaban a la derecha.

El golpear de los pies de los bailadores ahogaba los alegres sonidos de la música.

Cuando la luna llegó a mitad de cielo, Naruna ofreció el capy a todos los bailadores
y cuando el último fue servido, rodeó al esposo con los brazos.

Y todos los imitaron; Yurupary trató de sus traerse, pero la maestra de ceremonias
que vigilaba para que los usos fueran observados, lo obligó a ceder a su
compañera, que todavía no conocía hombre clviii.

Y Yurupary, cedió.

Cuando Curampa dio la señal de que amanecía, todos se levantaron, y Naruna


distribuyó otra vez el capy en tal cantidad, que quedaron luego todos aturdidos.
Solo Yurupary bebía, bebía y no sentía efecto ninguno.

Después, el baile continuó, entrando luego en la rueda los esposos, y haciendo de


músico Iadie que conducía por el brazo a su bella compañera; así pasaron el día
entero bailando.

Llegada la noche, se repitió la ceremonia que tanto disgusto había causado a


Yurupary.

Cuando volvió el sol Naruna y Date entraron en el cuarto nupcial, de donde debían
salir al siguiente día, para recibir los regalos de sus parientes.

Como volvió el sol Naruma y Date entraron en el cuarto nupcial, de donde debían
salir el siguiente día, para recibir los regalos de sus parientes.

Como desde ese momento en adelante no estaban más obligados a bailar,


Yurupary y Caryda se retiraron a hablar fuera de la casa, y Yurupary dijo:

- 114 -
“Si yo hubiera sospechado lo que me esperaba, no hubiese jamás asistido al
matrimonio de Date, y no hubiese dado mi palabra de sujetarme a todas las
costumbres de este gente. Pero ninguno verá más a Crumí, ya que hoy es mía, y la
conduciré lejos de la vista de los hombres, así no será manchada la única mujer
que me ha tocado”.

“¿Y qué regalo, preguntó Caryda, ofreceremos a Date?

“Tú le darás tus adornos de plumas, yo esta caparazón de tatu con un amuleto”.

Y cuando las primeras alegrías del día aclaraban la base del cielo, todos se
reunieron en la sala de la fiesta para entregar los regalos a los esposos y
saludarlos.

Y cuando el sol aparecía, Naruma y Date salieron del cuarto nupcial y vinieron en
medio de la reunión para recibir el regalo, que cada uno les ofrecía; y cuando
Yurupary se colocó delante para dar su regalo a Date, Naruna exclamó de manera
que todos la oyeran:

“¿Dónde estabas tú, que no te vi?

“Hago parte de la gente de tu marido”.

“¡Pero tú eres el joven más bello que yo haya visto! Yo soy la dueña de esta tierra y
yo solo hago mi voluntad, así que hoy mismo vuelvo a casarme contigo y tú serás
mi primer marido y Date el segundo”.

“Esto no puede ser; Date es tu único y legitimo marido”.

“Yo os he dicho que soy la dueña de esta tierra, donde sólo se hace mi voluntad; y
hoy mismo, si no quieres morir a manos de mis guerreros, serás mi marido”.

Y su voz fue poco a poco disminuyendo, hasta cesar del todo, y su gente quedó
toda paralizada.

Entonces Date dijo a Yurupary:

“Tuychaua, te aguardaba para poder remediar todos estos males”.

“Mañana saca de este matiry el amuleto que allí está mételo en la nariz, y guarda
en el corazón lo que queráis sea hecho y todo será hecho. Cuando restituya la
razón a esta gente, ninguno se recordará de lo que sucedió y podrás gobernar a tu
juicio estas tierras, porque Naruna misma no recordará más, que mi voluntad era
ley y te obedecerá ciegamente”.

- 115 -
Cuando Yurupary hubo terminado de hablar, cogió a Carumá y desapareció con
ella hacia el levante, dejando detrás de sí un espeso humo, que tenía olor a resina
de cumarúclix.

Date, al día siguiente, tomó el amuleto, que era una uña de águila, lo metió en la
nariz, sopló en la cara a su gente, todavía inmóvil, y cuando llegó al último vio que
todos estaban vivientes.

Y dijo entonces a Iadie: “Despierta toda esa gente y ordena que vayan a bañarse”.

Y así fue hecho, y todos corrieron al río a bañarse, y con ellos fue también Naruna.

Cuando Naruna regresó, estaba tan humillada, que Date sintió llorar el corazón y le
preguntó:

“¿Por qué dormiste tanto?”

“La madre del sueño me engañó”.

“Para que no vuelva a engañarte, antes de volverte a dormir anda a tomar otro
baño”.

Y Naruma quedó tan avergonzada de esta observación de su marido, que se fue a


la cocina y se escondió dentro de una gran olla de cachiry.

Cuando llegó la hora de la comida ella no aparecía.

“¿Dónde está mi mujer?

“No lo sé”, contestó Iadie

“¿Dónde está mi mujer?”

Y ninguno contestó; él entonces tomó su talismán y deseó que Naruma se le


presentase delante. Entonces todos vieron la olla de cachiry que estaba en la
cocina, venir donde estaba Date sin que ninguno la trajera, y cuando Date preguntó
aún:

“¿Ninguno sabe dónde está mi mujer?”

La olla se rompió y apareció el cuerpo de Naruna, ya sin piel, tanto la bebida era
fuerte.

Cuando conoció que Maruma estaba ya muerta, maldijo a Yurupary.

Y de cuantos estaban presentes ninguno supo quién la había matado.

- 116 -
Date, dicen, por no saberse servir del amuleto, mató a Naruna sin quererlo.

XXX

Cuando aparecía el sol del día siguiente, enterraron el cuerpo de Naruna cerca a
un tronco de inayaclx (especie de palma), donde todas las noches Dante iba a
depositar bayu, peces y otros alimentos para que el espíritu de Naruma se
alimentaseclxi.

Iadie fue encargado de enseñar a la tribu de Date la ley, la música y el canto del
Yurupary.

Ninguno se opuso y los nuevos usos y costumbres fueron pronto observados en


todo el país.

Después de la muerte de Naruna, Date vivía triste y solitario, sin aún conversar con
sus compañeros.

Su puesto estaba encima de una piedra, con los ojos vueltos al oriente.

Entonces Iadie que seguía sus órdenes, yendo una vez a darle cuenta de lo hecho,
lo encontró llorando y le preguntó:

“¿Qué hay? Yo veo en ti los signos de tus disgustos y denuncian tu debilidad”

“Yo mismo no sé nada; pero tengo una tristeza que me domina al punto que veía.
Nada me falta, tengo en vosotros fieles amigos, pero un dolor desconocido me
mata”.

Y apenas acabó, cayó muerto, e Iadie se apresuró a recibir en sus brazos a su


infeliz compañero.

El amuleto que estaba dentro de la piel de Date principió a hacer ruido como de
dientes que crujían.

Iadie se apresuró a adueñárselo y pidió, al ponérselo en la nariz, de ser él elegido


cacique de la tribu.

Cuando llegó a la maloca con el cuerpo de Date, los tenuinas se pintaron con
urucuy lloraron.

El cuerpo de Date fue enterrado en el mismo lugar donde estaba el cuerpo de


Naruna e Iadie iba todas las noches a llevarles alimentos a sus espíritus.

- 117 -
Ahora, como las leyes de Yurupary ya estaban en uso en esta tierra, los tenuinas
partieron para para ir a otros lugares a cumplir su deber, e Iadie quedó sólo a
gobernar el país.

Él, sin embargo, era mujeriego y anduvo en amores con todas las muchachas,
quebrantando con esto la ley del Yurupary, ya que su mujer estaba preñada.

Y todas estas muchachas formaron una conspiración femenina para obligarlo a


decidirse y decir cuál de ellas tenía más derecho de darle un heredero.

Pero las mujeres eran el doble de los hombres de la maloca e Iadie tuvo miedo y
no contestó.

Gidanem, bella muchacha, pero de mal genio, fue la primera que dio a luz una
criatura, que inmediatamente fue depositada en la casa de Iadie.

Este, furioso por esto, hizo luego botar al río a su propio hijo.

Gidanem entonces, a la cabeza de todas las mujeres, se dirigió a casa de Iadie y


todas juntas lo mataron; después mataron a todos sus guerreros excluyendo
solamente a algunos jovencitos que acompañaron a sus propias madres en la
lucha.

Y el mayor de estos jovencitos, por nombre Caribobó, fue elegido tuychaua.

Ahora, todas las noches, en la casa donde vivió Iadie, ellos oían cantar un grillo, de
manera tan fuerte que los incomodaba.

Ellos se recordaban de todas las cosas que habían visto y oído, y que una vez dos
tenuinas hablaron de una paussanga que Yurupary había repartido a su gente.

Iaidie debía tener una, y se prometieron ir a buscarla luego que viniese la noche.

Cuando vino la noche, ellos fueron directamente a la casa donde había habitado
Iadie en busca de la pussanga y apenas entraron, oyeron el canto del grillo.

Y ellos lo buscaron para matarlo; pero cuál no fue su asombro viendo que el grillo
que hacia tanto ruido, era una uña de águila, cerrada por un lado con cera de
abejaclxii.

Y adivinando Calribobó que esta uña de águila era el amuleto, la cogió y se la


colocó luego en la nariz, pidiendo saber todo lo que no sabía aún.

Y así fue y de allí en adelante Calribobó gobernó a los suyos con tal sabiduría que
jamás ninguno se quejó de él.

- 118 -
XXXI

Después que Yurupary y Caryda dejaron con Carumá la tierra de Naruma, se


dirigieron hacia oriente, hasta las orillas de un río de aguas blancas, y de allí se
elevaron hasta tocar el cielo, dejando de allí caer a Carumá.

Y el cuerpo de Carumá al caer, cuanto más se aproximaba a la tierra tanto más


crecía hasta que, cuando descansó en el suelo, se había transformado en una gran
montaña.

Y Caryda y Yurupary quedaron todavía algún tiempo suspendidos en el aire,


después ellos también bajaron y se posaron sobre la cumbre de la nueva montaña,
sobre las orillas de un bellísimo lago, rodeado de hierbas aromáticas.

Y Yurupary así habló:

“He aquí la primera y única mujer que me hubo, colocada con toda seguridad lejos
de la vista de los hombres”.

“Un día, cuando todo esté terminado, entonces vendré a recogerla para ir a vivir
juntos bien vecinos a la base del cielo, donde quiero descansar de las fatigas de mi
misión lejos de los ojos de todos”.

“Hoy, ¡oh Caryda!, es el último día que nosotros estamos juntos y antes de
separarnos quiero contarte el secreto de mi misión sobre la tierra”.

“El Sol, desde que nació la tierra, buscó una mujer perfecta para llamarla cerca a
él; pero como hasta hoy no la ha encontrado, me confirió parte de su poderes para
ver si en este mundo podía existir una mujer perfecta”.

“¿Y cuál es la perfección que el Sol desea?”

“Que sea paciente, que sepa guardar un secreto y que no sea curiosa”.

“Ninguna mujer hoy existente sobre la tierra reúne estas cualidades, si una es
paciente, no sabe guardar secreto, si sabe conservar el secreto, no es paciente; y
todas son curiosas, quieren todo saber y todo probar.

“Y hasta ahora no ha aparecido aún la mujer que el Sol desea poseer”.

“Cuando la noche de hoy esté en su mitad debemos separarnos; yo iré al oriente y


tu siguiendo el camino del sol, irás al poniente.

“Si un día el Sol, tú y yo nos encontráremos en el mismo lugar, querrá decir que ha
aparecido sobre la tierra, la primera mujer perfecta”.

- 119 -
Después de lo cual Yurupary se pasó a la orilla opuesta del lago, y sentado sobre
una piedra, quedó contemplando su propia imagen reflejada en el agua.

Caryda, poseído por una fuerza mayor que su voluntad, quedó en el mismo lugar
sin poder seguir al compañero.

Cuando la luna surgió del seno de la tierra, apareció en la superficie del agua una
bellísima mujer, que Caryda reconoció por Carumá.

Ella cantó el canto y la música de Yurupary con tanta dulzura, que Caryda se
adormeció, y cuando en lo alto de la noche despertó no vio a nadie más.

Pero, mirando mejor al oriente, vio ya muy lejos dos siluetas, que parecían seguir el
mismo camino, y Caryda entonces se levantó y dirigió sus pasos al poniente.

***

- 120 -
Notas al final

i
El Historiador y Catedrático Don Pastor Restrepo Lince, nació en Medellín el 9 de noviembre de 1895. Murió
en Cartagena, donde pasó la mayor parte de su vida, el 23 de diciembre de 1963. Hijo de Don Julio Restrepo
Lalinde y de Doña María Rosa Lince Lalinde.
Investigador que dedicó su vida con mayor énfasis a la historia de Cartagena de Indias. Bajo la gobernación
del Dr. Eduardo Lemaitre Román, fue destacado al Archivo de Indias de Sevilla, España, por dos años y allí
adelantó una vasta investigación histórica, entre ellas sobre los gobernadores de Cartagena de Indias, que
luego sirvió de base para el libro publicado por el académico Dr. Nicolás del Castillo Mathieu, “Los
gobernadores de Cartagena de Indias 1504-1810”.
Fue Miembro de número de la Academia de Historia de Cartagena de Indias y presidente de la misma.
Miembro correspondiente de la Academia de historia de Venezuela.
Autor de “Las Genealogías de Cartagena de Indias”, obra publicada por el Instituto colombiano de cultura
hispánica en 1993.
Director de la Biblioteca Fernández de Madrid de Cartagena de Indias.
Director del Museo histórico de Cartagena.
Publicó varios estudios en el Boletín de la Academia de Historia de Cartagena de Indias, del cual fue su
Director.
Investigador del Canal del Dique.
Primer investigador colombiano del Mito del Yurupary, Leyenda y Epopeya del Vaupés.
Colaborador de varios periódicos y revistas del país y fuera de él.

Casó en Cartagena el 24 de noviembre de 1924 con la Dama Cartagenera Clara Elena de León del Castillo, hija
de Don Lino María de León Gónzalez-Rubio y de Doña Cristina del Castillo de la Espriella, padres de Don Julio
Restrepo de León y de Don Alonso Restrepo de León.

Notas al capítulo I
ii
Pequeña cadena de montañas que se levantan entre el Vaupés y el Isama (ver nota 36)

iii
El verdadero significado es el de brujo-curandero. Algunos autores lo han querido traducir por chaman o
medicine-man, pero ni el denominativo mongólico ni el inglés interpretan a cabalidad las funciones de este
personaje. Otros usan el término híbrido de paiman. En ciertas tribus se le llama piach.

En los idiomas y dialectos de la región la y especial del Abanheenga (nh se pronuncia ñ), que los civilizados
transformaron su pronunciación, representan y hacen sonar como jota, desaparecieron del nheengatú o
geral, e invariablemente suena como i y algunas veces como dos ies, o y francesa cuando entre vocales, por
ejemplo voyage. Por lo tanto el exacto sonido de esta palabra es paiie. Conservamos la grafía indígena para
no introducir innovación.
Su distintivo es el matiry, saquito que lleva colgado al cuello. (ver notas 15 y 56)
iv
Lago no identificado.
v
Ceucy (sic por Cyiuce) que es a su vez una corruptela de cyiyucé de cy, madre, y dos, y agua, y ucei por hucei,
deseo, apetito & la madre de los que tienen se. Es una palabra difícil de pronunciar por la unión de tres y-i-y
todas con sonido distinto, por lo que se oye decir: cyacy, cyuicy, ciyuicy, ceciacy & que da lugar a diversas
interpretaciones como madre de dolores, madre de la luna. Es el nombre de las Pléyades o Siete Cabrillas del
vulgo, que los franceses denominan Poussiniere por ver en esa constelación una clueca con su nidada. El
pueblo rústico italiano e inglés piensan como estos.
Esta constelación es conocida por todos los indios del Brasil, siendo mismo adorada por los Terenos,
Quiniquinaos y Laianos, de Matto Grosso. Los pamarys del Río Purus la denominan Capianiná, como los

- 121 -
Makuchis Temekan. Diversas creencias hay en el valle amazónico, entre los indígenas, sobre esta
constelación.
Dicen que en los primeros días en que las Siete Estrellas, al anochecer, están todavía bajas en el horizonte, los
pájaros duermen en ramas bajas y que a medida que suben ellos también suben sus dormideros; que cuando
aparecen traen siempre mucho frío y lluvia; que las serpientes dejan de ser venenosas cuando la constelación
desaparece; que se deben cortar las úbas para flechas antes de su aparición a causa del cyiucé rembira o
cazador de las Siete Estrellas; que es un gusano o bicho que comúnmente da en los pedúnculos de esa
gramínea& Gonçalves Díaz escribe Cejuçu y los Guaraníes las denominan Eichu o Eichuyaba, nombre también
de una abeja prieta. En la Guayana francesa los indios las llaman Eïhu. Los nahuas daban a esta constelación
el nombre de Motz y fue en allá que se convirtieron los cuatrocientos compañeros de Hanuahpú muertos por
Zipacna. Es una constelación a la que todos los pueblos unen diversas leyendas y que antiguamente servía
para orientar a los marineros de la antigua navegación del Mediterráneo por lo que tenía el nombre de
Estrella de los Navegantes. Allí es visible de mayo a noviembre. Las Pléyades son también un mito griego. Las
siete estrellas son las siete hijas de Atlante y Pleyone. Alciona es la más brillante y de tercera magnitud;
Electra, de cuarta; Mérope, Maya y Taijete de quinta; Celeno de sexta y Astérope de octava. Según unos las
siete hermanas se suicidaron por la muerte de las Hiadas sus hermanas; según otros por la muerte de sus
padres. Para algunos autores eran las compañeras de Artemisa (Diana) que perseguidas por Orión se salvaron
transformándose en estrellas.
Como dice la leyenda tapuya del río Negro, las Pléyades desaparecen en el mes de marzo y reaparecen en
junio; su aparición coincide con las primeras crecientes de las aguas, con la época de la muda de los pájaros y
de la nueva vegetación, por lo que dice la leyenda que todo mbo pyçaçu, se vuelve nuevo.
Esta leyenda prueba los conocimientos astronómicos de los indios, porque por medio de ésta constelación
marcan no solo las horas de la noche sino también las estaciones. Su aparición en el firmamento coincide con
la época en la que la naturaleza se viste de gala. (ver nota 100).
vi
Ni la refinada crueldad de los orientales, sobre todo los chinos, para idear los más atroces suplicios, iguala
en mínima parte a este engendro indígena que puso a su servicio un elemento que solo existe en su
territorio. El pez caribe, el piranha de los brasileros y el Pygocentrus piraya de los científicos, tiene la
peculiaridad de atacar con una ferocidad desmedida a todo ser que penetra en las aguas donde vive, si tiene
la más pequeña herida. Su avidez por la sangres, es inigualable. Espeluznantes relatos de viajeros nos cuentan
la rapidez con que esta fiera acuática devora en pocos momentos los miembros de una persona, o de un
animal herido, pero ninguno tan dramático como el de José Eustacio Rivera en su inigualada obra “La
Vorágine”. El que se sumerge en un río donde hay caribes, aún sin tener heridas, perece; ya que tienen otro
pez que es su aliado. Se trata de una especiede “sardinita brava” o sanguijuela, que hiere al individuo y una
vez sentida la sangre por los caribes, en poco tiempo los devoran, dejando el esqueleto completamente en
los huesos sin un solo pedazo de carne.
Don Daniel Ortega Ricaurte en su trabajo “La Hoya del Amazonas” trae sobre los caribes interesantísimos
datos.
El condenado es sumergido en el río en una jaula de bejucos y solo le dejan la cabeza afuera para que no
muera ahogado. Como lo han herido previamente, pronto es devorado por los peces, estando vivo. Martirio
igual, difícil de imaginar y producir.
vii
Debe ser el macizo del Duida.
Los farallones escarpados del macizo del Duida, en el alto Orinoco cerca a la Esmeralda son una formación
precámbrica de la cual ha desaparecido la cubierta de conglomerados y areniscas de la formación de Roraina.
Presenta un relieve general de formas tabulares en las alturas más destacadas (Roraima, 2.810m;
Auyantepury, 2.640m; Yarí, 2285 m; Duida 2.240m) y de cerros y mamelones en las tierras bajas.
Resto este macizo de un viejo continente, su plataforma se hunde bajo la Depresión de la Orinoquía según se
ha comprobado en algunas perforaciones petroleras (El Tigre, Santamé) situadas a cien kms. Al norte del
Macizo actual, en las que se ha encontrado el complejo basal guayanés a unos dos mil metros de
profundidad.

- 122 -
Datos tomados de “Las Características Fisiográficas del Orinoco” por Pablo Vila. – Revista Educación –Caracas
No. 65 octubre 1.952.
viii
Pihycan. Debe ser el Piquía. Caryocar butyrosum, Vill- Pekia butirosa Aubl; de flores blancas, fruto
semejante a ciruelas de tamaño de una nuez, de carne amarilla, untuosa y de hueso arriñonado provisto de
cerdas, con las almendras de sabor dulce muy agradable. La madera de color roo, muy dura se emplea en
construcción de embarcaciones.
Del género cayocar se conocen diez especies.
J. Barbosa Rodríguez en la transcripción de la leyenda indígena sobre este mismo tema dice que lo que comió
fue la fruta de Uacú.

En esta leyenda se menciona también esta planta.

Típicas de esta región son las especies Caryocar Glabarum (Aubl) Peerson y Caryocar Villosum (Aubl) Peerson.
Ver nota 52.
ix
Monos. Entre las principales variedades de esta región tenemos los macaca (Scimmie); guaribas o aulladores
(Mycetes); barrigudos (Lagotrix); y sachy (Hapale o Chrysothrix).
x
Esta fecundación por causa de un vegetal es verdaderamente curiosa a pesar de no ser única entre los
indígenas americanos, ya que en Yucatán la tradición nos relata lo acontecido a la doncella Ixquic hija del
Señor Cuchurraquic que fue fecundada por la baba de la cabeza de Hun-Humahpú que después que lo
mataron se transformó en totuma.

Para mejor inteligencia de este pasaje copio a continuación lo que nos refiere el Popol-Vuh:

“En seguida los sacrificaron (a Hun-Hunahpú y a Vucub-Hanahpú) y los enterraron en el Pucbal-Chah, así
llamado. Antes de enterrarlos le cortaron la cabeza a Hun-Hunahpú y enterraron al hermano mayor junto con
el hermano menor.
Llevad la cabeza y ponedla en aquel árbol que está sembrado en el camino, dijeron Hun-Camé y Vucub-Camé.
Y habiendo ido a poner la cabeza en el árbol, al punto se cubrió de frutas este árbol que jamás había
fructificado antes de que pusieran entre sus ramas la cabeza de Hun-Hunahpú. Y a esta jícara (*) la llamamos
hoy la cabeza de Hun-Hunahpú, que así se dice.
___________________________________
(*) La palabra quiché Zimacorresponde al árbol y fruto que los indios mexicanos llamaban Xicalli y en
Guatemala se llama jícaro. Es un árbol de la familia de las bignoniáceas, Crescentia cujete. El fruto de este
árbol de forma redonda u ovalada, tiene una corteza dura de la cual los indios hacen vasos que llaman jícaras
y guacales.
Con admiración contemplaban Hun-Camé y Vucub-Came el fruto del árbol.
Por todas partes se veía el fruto redondo; pero no se distinguía la cabeza de Hun-Humahpú; era una misma
cosa con los frutos del jícaro. Así aparecía ante todos los Xibalba cuando llegaban a verla.
A juicio de aquéllos, la naturaleza de este árbol era maravillosa, por lo que había sucedido en un instante
cuando pusieron entre sus ramas la cabeza de Hun-Humahpú. Y los señores de Xibalba ordenaron: -¡Que
nadie venga a coger de esta fruta! ¡Que nadie venga a ponerse debajo de este árbol! Dijeron, y así
dispusieron impedirlo todos los de Xibalba.
La cabeza de Hun-Hunahpú no volvió a aparecer, porque se había vuelto la misma cosa que el fruto del árbol
que se llama jícaro. Sin embargo, una muchacha oyó la historia maravillosa. Ahora contaremos cómo fue su
llegada.
Esta es la historia de una doncella, hija de un seños llamado Cuchumaquic.
Llegaron estas noticias a oídos de una doncella, hija de un Señor. El nombre del padre era Cuchumaquic y el
de la doncella Ixquic. Cuando ella oyó la historia de los frutos del árbol, que fue contada por su padre, se
quedó admirada de oírla.

- 123 -
- ¿Por qué no he de ir a ver ese árbol que cuentan?, exclamó la joven.
Ciertamente deben ser sabrosos los frutos de que oigo hablar. A continuación se puso en camino ella sola y
llegó al pie del árbol que estaba sembrado en Pucbal-Chah.
- ¡Ah!, exclamó, ¿Qué frutos son los que produce este árbol? ¿No es admirable ver cómo se ha
cubierto de frutos? ¿Me he de morir, me perderé si corto uno de esos frutos?, dijo la doncella.
Habló entonces la calavera que estaba entre las ramas del árbol y dijo:
- ¿Qué es lo que quieres? Estos objetos redondos que cubren las ramas del árbol no son más que
calaveras. Así dijo la cabeza de Hun-Hunahpú dirigiéndose a la joven. ¿Por ventura los deseas?,
agregó.
- Sí, los deseo. Contestó la doncella.
- Muy bien dijo la calavera. Extiende hacia acá tu mano derecha.
- Bien, replicó la joven, y levantando su mano derecha, la extendió en dirección a la calavera.
En ese instante la calavera lanzó un chisguete de saliva que fue a caer directamente en la palma de la mano
de la doncella. Miróse ésta rápidamente y con atención la palma de la mano, pero la saliva de la calavera ya
no estaba en su mano.
- En mi saliva y mi baba te he dado mi descendencia (dijo la voz en el árbol). Ahora mi cabeza ya no
tiene nada encima, no es más que una calavera despojada de la carne. Así es la cabeza de los
grandes príncipes, la carne es lo único que les da una hermosa apariencia. Y cuando mueren,
espántanse los hombres a causa de los huesos. Así es también la naturaleza de los hijos, que como la
saliva y la baba, ya sean hijos de un Señor, de un hombre sabio o de un orador. Su condición no se
pierde cuando se van, sino se hereda; no se extingue ni desaparece la imagen del Señor, del hombre
sabio o del orador, sino que la dejan a sus hijas y a los hijos que engendraron. Esto mismo he hecho
contigo. Sube, pues, a la superficie de la tierra, que no morirás. Confía en mi palabra que así será,
dijo la cabeza de Hun-Humahpú y de Vucub-Humahpú. (**)
______________________
(**) Era solamente la cabeza de Hun-Humahpú. Como se habrá notado, este pasaje recuerda el mito
mexicano del nacimiento de Huitzilopochtli, quien fue engendrado por una pelotilla de pluma que descendió
sobre su madre Coatlicue y que ésta puso en su seno, “de la cual dicen se empreñó”, según cuenta Sahagún
(lib. III, cap.I).
_______________________
Y todo lo que tan acertadamente hicieron fue por mandato de Huracán, chipi-Caculhá y Raxa Caculhá.
Volvióse en seguida a su casa la doncella después que le fueron hechas todas estas advertencias, habiendo
concebido inmediatamente los hijos en su vientre por la sola virtud de la saliva. Y así fueron engendrados
Humahpú e Ixbalanqué.
Llegó, pues, la joven a su casa y después de haberse cumplido seis meses, fue advertido su estado por su
padre, el llamado Cuchumaquic. Al instante fue descubierto el secreto de la joven por el padre, al observar
que estaba embarazada.
Reuniéronse entonces en consejo todos los Señores Hun-Camé y Vucub-Camé con Cuchumaquic.
- Mi hija está preñada, Señores; ha sido deshonrada, exclamó Cuchumaquic cuando compareció antes
los Señores.
- Está bien, dijeron éstos. Oblígala a declarar la verdad, y si se niega a hablar, castígala; que la lleven a
sacrificar lejos de aquí.
- Muy bien, respetables Señores, contestó. A continuación interrogó a su hija:
- ¿De quién es el hijo que tienes en el vientre, hija mía? Y ella contestó: - No tengo hijo, señor padre,
aun no he conocido varón.
- Está bien, replicó. Positivamente eres una ramera. Llevadla a sacrificar, señores Ahpop Ahih;
traedme el corazón dentro de una jícara y volved hoy mismo ante los Señores, les dijo a los búhos.
Los cuatro mensajeros tomaron la jícara y se marcharon llevando en sus brazos a la joven y llevando también
el cuchillo de pedernal para sacrificarla.
Y ella les dijo: - No es posible que me matéis, ¡Oh mensajeros!, porque no es una deshonra lo que llevo en el
vientre, sino que se engendró solo cuando fue a admirar la cabeza de HUm-Humahpú que estaba en Pucbal-
Chah. Así, pues, no debéis sacrificarme, ¡Oh mensajeros! Dijo la joven, dirigiéndose a ellos.

- 124 -
- ¿Y qué pondremos en lugar de tu corazón? Si nos ha dicho por tu padre: “traedme el corazón, volved
ante los Señores, cumplid vuestro deber y atended juntos a la obra, traedlo pronto en la jícara,
poned el corazón en el fondo de la jícara. “¿Acaso no se nos habló así? ¿Qué le daremos entre la
jícara? Nosotros bien quisiéramos que no murieras, dijeron los mensajeros.
- Muy bien, pero este corazón lo les pertenece a ellos. Tampoco debe ser aquí vuestra morada, ni
debéis tolerar que os obliguen amatar a los hombres. Después serán ciertamente vuestros los
verdaderos criminales y míos serán en seguida Nun-Camé y Vucub-Camé. Así, pues, la sangre y sólo
la sangre será de ellos y estará en su presencia. Tampoco puede ser que este corazón sea quemado
ante ellos. Recoged el producto de este árbol, dijo la doncella. El jugo rojo brotó del árbol, cayó en la
jícara y en seguida se hizo una bola resplandeciente que tomó la forma de un corazón hecho con la
savia que corría de aquél árbol encarnado. Semejante a la sangre brotaba la savia del árbol, imitando
la verdadera sangre. Luego se coaguló allí dentro la sangre, o sea la savia del árbol rojo, y se
cubrióde una capa muy encendida como de sangre al coagularse dentro de la jícara, mientras que el
árbol resplandecía por obra de la doncella. Llamábase Árbol rojo de grana, (***) pero (desde
entonces) tomó el nombre de la Sangre porque a su savia se le llama la Sangre. (****)
__________________
(***) Chuh Cakché. Es el árbol que los mexicanos llamaban ezquahuitl, árbol de sangre, y los europeos
conocen también con el nombre de sangre. Sangre de Dragón, Croten sanguifluus, una planta tropical cuya
savia tiene el color y la densidad de la sangre. Vásquez de Espinosa lo describe como sigue: “Ay otro árbol en
esta provincia de Chiapa y la de Guatemala que se llama dragón. Son altos como almendros, la hoja es blanca
y tallos de la mesma color, y en dándole a cualquiera parte una cuchillada llora sangre tan al natural como si
fuera umana.” Compendio y Descripción de las Indias Occidentales,1ª parte, libro V. En la relación de su
expedición al Petén, el padre Agustín Cano, citado por Ximénez (1929, t.III, p.17), dice que al norte de
Cahabón, Verapaz, “hay un género de palos grandes que en picándolos echan sangre como la de Drago y los
llama en la lengua de Cahabón Pilixy en chol Cancanté”.
_________________
(****) krumal quic holomax ch’u chaxic.Se repiten aquí las palabras que hemos examinado en nota anterior,
pero en sentido ligeramente diferente. Quic es sangre, savia y resina de árbol, especialmente la del caucho o
goma elástica que los antiguos mayas y quichés usaban a veces como incienso para sus sahumerios. La pelota
con que jugaban se llamaba también quic. El nombre de la heroína de este episodio era asimismo Ixquic, la de
la sangre femenina, o la de la goma elástica. Brasserur (1869) la llama “la vierge Ixquic, celle de la gomme
élastíque”.
__________________
xi
Tuychaua. Es el cacique; el jefe.
xii
Yurupary en nheengatú no tiene este significado, pero como tenía otros nombres en los distintos dialectos;
en tariano Isý sí significa según J. Barbosa Rodrígues “tú te originaste de la fruta”.
Payé u viram ramé cecé u peui aé meen cera Izy “indé ne inpirunguaiua iua” que traduce “Brujos ver cuando
lo soplar le dar nombre Izy “tu tener principio fruta” “Cuando los brujos lo vieron lo soplaron y le dieron el
nombre de Izy; “tu te originaste de la fruta”. (Ver notas XXV y LXX).
xiii
Es un cilindro de cuarzo más o menos perfectamente cristalizado, de una longitud de cinco a quince
centímetros, perforado en la dirección de un eje, más verdaderamente en aquel de su longitud: y que se lleva
colgado al cuello, acompañado algunas veces con algunas semillas durísimas y negras y más frecuentemente
con uno o más colmillos de yaguar (Felis onza). El cuarzo aun cuando imperfectamente cristalizado es
durísimo y se necesita una paciencia de santo para reducirlo con sólo losmedios que el indio posee, agua y
arena, a la forma cilíndrica y sobre todo para perforarlo como lo hacen sirviéndose de un tallo de una especie
de urania del cual hacen taladro ayudándolo con agua y arena. No hay que confundir el itá. Tuychaua con las
muyrakitan, usadas por varias tribus del Amazonas, estas últimas son de jade y nefrita. Tampoco hay que
confundir esta última con el berilo verde que se llama piedra del Amazonas, mucho menos con la cerambeta

- 125 -
que es un adorno labial. Tiene distintos nombres según el idioma o dialecto que hablan las tribus que la usan.
Nanacy es uno de ellos.
xiv
Lugar no identificado.
En la región existen varias alturas con el nombre del cerro de la Luna, por ejemplo una al norte de Mitú en las
cercanías del río Kerary. Es muy posible que sea esta, ya que no está muy distante del río Aiari, lugar donde se
desarrollan algunos episodios de la leyenda.

Notas al capítulo III


xv
Bacaba – fruto del Cenocarpus Bacaba, Mart- nombres vulgares manoco, mil pesillos, mil pesos, punama.
Produce vino al igual que la Cenocarpus Mapora, Karst. Armando Dagand enumera siete especies
colombianas.
Con los cuescos quebrados y mezclados con miel de abeja o panela se hace una bebida dulce y refrescante
muy agradable – Oinos, en griego, vino.
Se le cita también en la leyenda con el nombre de yaucaua. Ver nota LXXX.
xvi
Matiry- Es un saquito que según la leyenda recibió el primer payé de manos del Sol con toda clase de
objetos necesarios para los encantamientos y brujerías y quedó como distintivo de los brujos-curanderos los
cuales lo llevan colgado al cuello. Aquí vemos a Yurupary reuniendo en sí las dos potestades de tuychauay de
payé que generalmente se hallan separadas.
xvii
El mamby es un pífano hecho con la tibia de un venado. (Cervus)
xviii
La maracá está fabricada generalmente con el mesocarpio leñoso entero del fruto del totumo Crescencia
Cujete Lin; el cual se ha vaciado de su contenido y se le han introducido semillas y piedrecitas. Al mismo
tiempo se le ha puesto un mango y muchas veces se adorna con plumas de diversos colores.
Es un instrumento no solo usado en los bailes, sino también en casi todas las ceremonias rituales. Con su
ruido, lospayés pretenden alejar los malos espíritus y así curar a los enfermos. No tiene pues el carácter banal
con el cual se usa modernamente sobre todo en la música afrocubana.
Este instrumento musical es originario de la región del Amazonas.
xix
Iauty – Es otro instrumento musical
xx
Sierra de Canuke –Lugar no identificado.
xxi
Chicanta – Puede identificarse como la resina del Protium caranna (Humboldt) L. March – Sin: Icica
caranna. H.B.K.; Amyris caranna H.B.K. Nombres vulgares caraña, elemí, crispin. Las resinas de estas especies
se conocen con el nombre de almáciga, anime, tacamahaca, tey y más universalmente elemi del Brasil.
Reciben muchos empleos en farmacia y los indios calafatean con ellas sus embarcaciones. El producto
balsámico universalmente comercial procede el Protiun guyanensis, Icica guianensis, Aubl. La caraña es
negra, untuosa.
Hay también el anime blanco (Breu branco) del Protium heptaphyllum. L. March Icica heptaphyllum,Aubl. En
las regiones selváticas se recoge la resina de este árbol que es blanca. Produce en su fruto una resina líquida,
amarilla aceitosa, que llaman aceite de Sasafrás empleado para la curación de la sífilis, úlceras, granos,
hinchazones y dolor de cabeza.
Otras especies: Protium insigne (Triana y Planchon) Eng. SinIcica. Protium microphylla, H. B. K. Guacamayo,
incienso, guacharaco.
El género consta de unas 50 especies de la zona tropical.
xxii
Murciélagos.
Géneros Stenoderma, Anura, Phykistinama, Macrophyllum.

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xxiii
Buhos – Strix - Carabo (Strix aluco) Curuja o urucurea (Speotyto cunicularia)
xxiv
Guacamayas – Sittaca coerulea, S. Hyacinthina.
Ara macao. Ara ararauna – Ara hycinthinas
xxv
Oros. Amazona amazónica.
xxvi
Pericos- Androglosa so.
xxvii
Gavilanes – Uira uaçu (uirá, pájaro, uaçu, grande)
Gavilancito es uirá uaçu miry; miry, pequeño
xxviii
Gavilán Real – Uirá vaçu moacara (moacara, noble) – En realidad es el águila. Thrasaëtus destructor,Gray
(Harpyia destructor. L.) Harpia que mide un metro de largo y tiene el cuerpo muy fuerte y la cabeza grande,
ésta y el cuello son grises, la parte inferior del cuerpo blanca, las alas y el pecho negras. Vive aislada en
bosques que tengan agua abundante y es muy perseguida tanto para evitar sus rapiñas como para
aprovechar sus plumas que son muy apreciadas como adorno.
xxix
Los adornos de plumas del tuychaua son lasacangatara. Ver nota LXXII.
El gavilán real o águila en que montado fue Yurupary a la sierra de la luna a buscar la piedra de su nobleza y
de su poderío nos recuerda a Voc, el gavilán mensajero símbolo de Huracan o Corazón del cielo,la divinidad
suprema que creó a todos los dioses de la mitología nahua. Cf. Popol-Vuh.
En este pasaje se cree ver al “rec” de las leyendas orientales.

Notas al capítulo IV
xxx
Cangrejos – Uça Aedipleura cordata
xxxi
Una especie de hormiga- Es la Atta Cephalotes Linn – Las hembras que tienen de seis a diez líneas de largo
y un estómago del grueso de un guisante lleno de huevos que asadas al fuego se conservan en sacos las
consideran los indios del Casiquiare y del Río Negro como un bocado delicado.
xxxii
El beyu es el casabe de las Antillas. Torta hecha con la fécula de la yuca (Manihot). Tiene la gran propiedad
como la farinha de conservarse en buen estado por muchísimo tiempo, por eso es un alimento básico e
insustituible en esas regiones tan húmedas donde todos los otros se alteran.
xxxiii
Dabacury, es una gran fiesta que sólo se da entre naciones o tribus en la época de los solsticios en signo
de amistad o de paz.
xxxiv
La mutua flagelación es uno de los rituales de las ceremonias de Yurupary con el objeto de tener presente
los secretos que deben guardar aún a costa de la vida los observantes de sus leyes.
xxxv
Recuerda este pasaje la tradición bíblica de la mujer de Lot transformada en estatua de sal por su
curiosidad.

Notas al capítulo V
xxxvi
Buscan, otro de los nombres de Yurupary. Ver notas XI y LXX.

- 127 -
xxxvii
No hay que confundir este río con nuestro actual Ariari. En el mapa de Codazzi el Isana es el actual
Vaupés, llamado por los indios de la región Cayary. Los idiomas allí hablados no tienen el sonido de nuestra v,
su verdadera grafía y pronunciación es Uaupés.
En el último mapa editado por el Banco de la República, según los trabajos del Instituto Geográfico Militar
Agustín Codazzi de Bogotá es en el único que figura el río Aiari como afluente del Isana, tributario éste del
Guainía o Río Negro. Edición de 1.951. Ver nota I
xxxviii
Dos clases de talismanes tienen estos indígenas, la pussanga que emplean para hacer el bien y la
maracaibara para el mal. Ver nota LIX.
xxxix
El tardígrado de que aquí se trata no es otro que el perezoso o perico ligero – Bradypus tridactylus.
xl
Oca o roca, casa; de ahí maloca casa comunal.
xli
Iaquira, verde, no dura todavía. Llama la atención este calificativo parecido con el nombre geográfico
Iquira, población del departamento del Huila no muy lejana de Inzá en el del Cauca, donde se descubrieron
bellísimas localidades arqueológicas cavadas en la roca que no son enterramientos, ni adoratorios. En la
Revista de Indias números 9 y 10, Bogotá 1.938 se reprodujeron sus decoraciones donde claramente se
puede apreciar no sólo la similitud, sino la igualdad con ciertos signos grabados en distintas regiones del
Uaupés y que sin lugar a dudas son representativos de episodios de esta leyenda. El más fácil de identificar es
el círculo con los diámetros tal como lo dibujó Pinon ante el cacique Nunuiba cuando emprendió la búsqueda
de la madre Dinari (Ver cap. XV). Me hace esto suponer que las primitivas tribus que practicaban las llamadas
leyes de Yurupary procedieron de esa región o estuvieron muy estrechamente unidas con las de San Agustín.
Posiblemente en la aislada Serranía de la Macarena, formación geológica de un gran interés científico como
lo han revelado las recientes exploraciones aún muy incipientes pueda también pertenecer a esta agrupación.
No será sino después de minuciosas investigaciones que se podrá llegar a conclusiones definitivas; sin
embargo planteo aquí esta hipótesis.
Vale también la pena anotar que en esta leyenda (cap. IV) se designa a la virgen con la palabra
cunhacuyraque se descompone en cunha, mujer y quyra, por iaquira, verde o biche.
xlii
Buá-buá,puede identificarse con el Bufo Agua,Latr. Anfibio de la familia de los bufónidos. Es el mayor
batracio viviente, alcanza 23 centímetros; se caracteriza por tener las glándulas de los oídos
extraordinariamente desarrolladas, los tarsos con los dos abultamientos y la epidermis parda con manchas
obscuras; su grito semeja un ladrido fuerte. Vive en la América del sur y las Antillas.
xliii
Un grito, o sea donde más lejos alcanza la voz humana lo computaban los indios como medio kilometro.
Vale la pena anotar las medidas de tiempo por la altura de ciertas estrellas en el horizonte como fácilmente
se podrá dar cuenta el lector.
xliv
La mayoría de las tribus que habitan la región han cambiado sus antiguas denominaciones por los nombres
de sus caciques sobre todo si estos se han distinguido por un hecho notable, lo que hace muy difícil
identificarlas con sus antiguos nombres.
xlv
La cuia es nuestra totuma, o la jícara de Centro América y México. Es la hemi esfera hueca del fruto del
Crescencia Cujete Linn.
xlvi
Cachiry- Es la chicha fabricada con la dilución de la fécula de la yuca (Manihot) y fermentada. Es típica de la
región ya que en las otras partes de América esta bebida embriagante está hecha con el maíz (Zea maíz Linn).
En esta región se utiliza casi exclusivamente la yuca brava que es venenosa cruda y a la cual con el lavado y
cocimiento se le elimina el ácido cianhídrico que la hace tan mortal.
En mis “Papeletas Toponímicas de la Gobernación de Cartagena de Indias” (obra publicada en parte en el
Boletín Historial Nos. 106 y 107 Cartagenaenero, febrero 1947) al estudiar el nombre geográfico Canapote

- 128 -
tengo los siguientes apuntes lexicográficos que creo de interés para tatar de dilucidar la etimología de la
palabra chicha. Dice así: “Cecilio A. Robelo al estudiar la etimología de la palabra chicle (jugo que se extrae de
la corteza del Achvas Zapota, Lin;) dice:
“Este jugo es una substancia adhesiva como cera de Campeche, y las indígenas la mastican para obtener una
salivación abundante, y el común de las mujeres para limpiarse los dientes o por distracción baladí. Esta
propiedad o virtud sialagógicanos sirve de guía para investigar la etimología de la palabra chictli. En mexicano
existe el verbo Chicha, escupir, derivado de chichitl, saliva, y de estos dos vocablos se derivó el sustantivo
chichtli “que hace escupir” salivador, si se nos permite el término, que en la técnica médica equivale a
sialagogo, (Diccionario de Aztequismos, México 1.912, pág. 282)
Luis F. Deletang define así este vocablo:
“La palabra chicha que como hemos visto, es de igual significado que la palabra (quichua) acca, puede
definirse “voz de uso común en toda América del Sur para designar hoy día, una bebida fermentada
preparada con maíz y otros frutos que se aplastan en la boca para empaparlos de saliva” (Contribución al
estudio de nuestra toponimia Buenos Aires 1931).
Lafone Quevedo le da esta definición:
“Chicha, cerveza de maíz; la levadura se hace con la muquiada o maíz mascado por viejas”.
Deletang le da la siguiente etimología:
“CHI o CHII es boca o abertura (El quichua, dice L. Cordero –Estudios de lingüística americana- Cuenca 1901-
al ocuparse de algunas palabras indígenas usadas en el Ecuador, tiene el sustantivo shimi, que, a más de
significar “boca” se usa en acepciones análogas, como “abertura”)
CHACH es mascar (op. Cit. P.44)
Brasseur de Boubourg nos da este dato:
“CHIC’HAA verbo activo que significa en (maya) llenar el agua, enjugar, limpiar con agua” (Manuscrit troane-
Vocabulaire general Maya-Français)
Estas dos últimas interpretaciones no se ajustan al significado estricto de la palabra chicha; en cambio la dada
por Robelo da la idea exacta y por ende creemos que es la correcta.
No nos explicamos como Deletang que estudió a Robelo y además da una definición admirablemente bien
condensada de lo que es la chicha, busque una etimología por así decir fantástica; pues verdaderamente –
boca, mascar o mascar con la boca, nada significa; siendo este acto propio de este órgano.
Ahora en cuanto a la acepción que le da el Abate de Boubourg al verbo chicha, veamos lo siguiente:
“El Código Tro-Cortesiano se compone de dos fragmentos de un solo manuscrito, ignorándose la causa por la
cual fue dividido. Se encontró una parte en Madrid en poder de don Juan de Tro y Ortolano (Código Troano),
quien la facilitó para su estudio al célebre Abate Brasseur de Boubourg, quien lo hizo copiar cuidadosamente
y lo publicó precedido de un interesante estudio.
“El sabio francés creyó posible su lectura valiéndose de las figuras del alfabeto maya que acababa de
encontrar dibujadas en otro manuscrito no menos célebre, escrito por el Padre Diego de Landa; y dando
rienda suelta a su imaginación creyó ver en este Códice la relación del diluvio americano, y en sus caracteres y
jeroglíficospensó encontrar los rasgos del cataclismo en tierras que se hundían, volcanes que estallaban en
horrísonas erupciones, descuaje de montes, cambio de curso de los ríos, desbordamiento de las aguas etc.
aventurándose hasta señalar los lugares en que estas convulsiones terrestres se habían verificado como
Cuba, Haití, Jamaica, Yucatán etc.” (J. Antonio y Carlos A. Villacorta- Códices Mayas Guatemala 1933 pág. 7)
Este autorizado concepto nos d la idea de que el Abate no interpretó bien el significado del Códice Troano, ni
tampoco el del verbo chicha.
No queda la menor duda que la palabra chicha, la misma que encontraron los descubridores en uso en un
sinnúmero de tribus americanas con igual significado es netamente azteca y que su etimología indica el acto
principal o más claramente fundamental para la preparación de esta popular bebida; cual es, el de mascar el
maíz impregnándolo de saliva como levadura para que fermente.
Veamos ahora que relación puede tener esta palabra con la denominación de Chibchas bajo la cual se conoce
esa gran parcialidad aborigen andina ya que aun hasta los tiempos modernos sus degenerados descendientes
fueron a pesar de la prohibición oficial creo siguen siendo grandes consumidores de esta bebida autóctona.
Para mi tengo por seguro que su designación de Chibchas lo merecieron por el acto continuo de masticar y
escupir el maíz para la fabricación de su bebida favorita.

- 129 -
Posiblemente otras tribus no consumidoras de esta bebida al verlos en esta continua ocupación ya que era la
única forma como se podían procurar la levadura para la fermentación los designaron como los escupidores,
usando el vocablo azteca chicha, verbo que como antes vimos tiene el mismo significado y es derivado de
chichilt, saliva.
xlvii
Capy por Caá-Pí (Banisteria Caapi) Spruce- Familia de las Malpiguiáceas. Es éste sin duda uno de los
vegetales de efectos más raros e interesantes. Veamos según relata Paul Raimburg en su interesante trabajo
sobre las bebidas tóxicas estupefacientes referentes al procedimiento de fabricación presenciado por él e
1.012 “(…) el sujeto en cuestión colocó en una olla en la cual nunca se había cocinada nada con sal (en
próxima nota veremos que la sal es un contraveneno, y el más activo sobre el curare) cuatro trozos de treinta
centímetros de largo, cortados y desmenuzados, agregándole un litro y cuarto de agua y cinco o seis hojas de
Yajé. Colocada en el fuego la hizo hervir durante ocho horas, hasta que quedó reducido a un cuarto de litro.”
Por la noche le dieron a beber un líquido moreno turbio, poco agradable a la vista, de gusto acre amargo,
nauseabundo, que dejaba en la boca un sabor muy desagradable.
Era una condición importante que se tomara en reposo, en silencio y en la obscuridad para que los efectos
fueran mejores, aparecieran los ensueños “y se pudiera ver claramente el porvenir”.
Según el experto al aparecer las náuseas, sería cuando el efecto psíquico y meta gnómico, alcanzaría su
máximo. Al tomarlo experimenté síntomas tóxicos, caracterizados por contracción de los maxilares y
dificultad para tragar. Agrega “Ante mis ojos brillaban algunos círculos luminosos, fosforescentes y veo brillar,
en un cielo esplendoroso, algunas mariposas pertenecientes a las especies recogidas por mí, esta mañana. La
vista es muy neta, demasiado neta y me parece que veo las cosas al través de un pequeño agujero perforado
en una cartulina. La inteligencia parece sobrexcitada y la facultad de observación muy desarrollada.
Registro todos los síntomas con una perfecta lucidez de espíritu, y asisto a todos los acontecimientos como si
se tratase de otro yo, y este síntoma me sorprende notablemente”.
Esto fue lo que experimentó. Viendo que no ocurría nada más, obtuvo otra calabaza de la cual bebió algunos
tragos. Solo sintió fenómenos tóxicos desagradables principalmente lentitud en el pulso y dolores auriculares.
Es muy natural que para que un individuo experimente todos los fenómenos psíquicos, de ensueño o de
euforia, debe antes acostumbrarse a la droga, tal como sucede con el tabaco y similares que las primeras
ingestiones solo causan malestares que están muy opuestos de ser las gratas sensaciones que disfrutan los ya
acostumbrados a su empleo.
En los indios que con frecuencia hacen uso de ella produce un estado psicológico especial, con ilusiones
ópticas, alucinaciones, excitación intelectual y a veces estados telepáticos y oníricos.
Tyler en su estudio “The River Napo” 1984; dice que en su primera faz obra como afrodisíaco, efecto que
confirma Wiffen en “The Nord-West Amazon”- Londres 1915; cuando relata que las tribus del Norte del
Yapurá o Caquetá la usan por su acción erótica y afrodisiaca.
Entre los distinguidos investigadores que han tratado sobre su empleo por distintas tribus aborígenes están
los doctores Teodoro Koch-Grünberg, Crevaux, Karsten y Rivet.
Según Spruce, el efecto principia a los dos minutos de tomar la infusión. Produce primero palidez y temblor,
luego transpiración, agitación y delirio furioso y al cabo de unos diez minutos apaciguamiento y sueño. Esta
planta se conoce también con el nombre de Ayahuasca entre los indios peruanos, de Natema por los jíbaros y
de Nepi por los Cayapas.
Uno de sus alcaloides se ha denominado con el nombre de Telepatina.
Dice Alfred Metraux. Acta Americana T II No.4 pág. 321- “Las personas que están bajo el influjo del ayahuasca
sienten al principio vértigo y experimentan la sensación de volar en el aire. Ven lagos maravillosos, bosques
llenos de frutas y de pájaros multicolores. De repente el escenario cambia: tienen ante ellos animales salvajes
listos a devorarlos. Entonces caen al suelo y no salen de su estupor que para atacar a los que se encuentran a
su alcance. Las crisis terminan por un estado de somnolencia y de cansancio”.
El Yajé escrito también Yagé o Yahéotra de las plantas de propiedades ilusionógenas, exclusiva de la misma
zona que el Caá-pí, según Spruce es el Haemadicton Amazonicum arbusto de un metro y medio de alto, con
hojas pecioladas enteras, ovales, largas de veinte centímetros, anchas de siete centímetros y terminadas en
punta de dos centímetros.
El Yagé es cultivado por los indios cerca a sus viviendas, el Caá-pí se encuentra en las selvas.

- 130 -
No hay que olvidar que el indio americano usa estos estupefacientes e ilusiógenos con un fin místico, no por
placer, de aquí la diferencia entre el cocainismo indígena y el cocainismo europeo. Ver nota LVI.
xlviii
Curadá – Es un casabe hecho con tapioca.
xlix
Mandioca- Yuca – (Manihot)
Hay diversas especies.
l
Es curioso el concepto que tienen sobre los que rigen sus destinos o intervienen en sus actos. Para todo se
hace mención de la Madre. Vemos en esto el régimen del matriarcado por el cual pasaron y del cual nos
damos cuenta perfecta en la leyenda.
li
Curupy – Una totuma pequeña ya que el capy es una bebida muy fuerte. Ver nota XLVI.
lii
Tamanduá – Oso hormiguero- Myrmecophaga tridactyla, Tamangua tetradactyla, vivittata, nigra
myosura,tiene la cola pelosa solo en la base, con anillos de escamas hacia la punta, prensiles, largo de cuerpo
60 cms, y de la cola 40, alzada de 30 a 35, orejas ovaladas, las uñas delanteras de 25 a 50 milímetros. Excepto
un cerco negro alrededor de cada ojo todo su cuerpo fuera de la parte inferior de las patas delanteras y
traseras de un amarillo blanquecino, con una faja negra desde el pescuezo por cada hombro y costado. La
punta del hocico, los labios, párpados y plantas son negros y desnudos.

Notas al capítulo VI
liii
Uacú-Monoptaryx Uacu- Spruce ex Bentham Shultes et Lopez 10125. Leguminosas.
Uacuicuyua es el árbol que produce el fruto uacú.
liv
Lengua geral o nheengatú. Mezcla del antiguo idioma tupi y el portugués. J. Barbosa Rodrígues refiriéndose
a este idioma dice:
“Cuando se descubrió el Brasil, una gran nación dividida en hordas, con diferentes nombres, extendíase por
todo el litoral; otras venidas de las Antillas, entraban por el Orinoco, salían del Amazonas, pasaban por las
faldas de los Andes, corrían por Bolivia y llegaban al Paraguay, después de haberse encontrado con otras
naciones diferentes, que ocupaban el centro, para donde refluían rechazadas por las de la costa de las cuales
eran enemigas, cuyo lenguaje no entendían y que eran conocidas vulgarmente por Tepuyas.
Aquellas hablaban un sólo idioma, el Abanheenga o nheengatú, el idioma del indio, el idioma bueno, al cual
los primeros colonos dieron el nombre de geral, y los tapuyas, que componían las hordas centrales hablaban
diversos dialectos; no siendo entendidos por los de la costa, era ese idioma conocido por Nheengaib o mal
hablar.
Una de estas tribus, como la que habitaba la isla de Marajó, perdió su primitivo nombre y por esa
circunstancia quedó conocida en la historia con el nombre de tribu de los Nheengaibas. Con el nombre de
Kariua o Karaiballegó una de esas naciones a las Antillas; con el de Galabi a las Guayanas y tomó en el
Amazonas el de Omagua; otra por la costa conservó hasta Bahía, el nombre genérico de Tupirambá que
después se abrevió en Tupi, y en el sur conservó el nombre de Guaraní.
Después de 1549 comenzaron las Misiones en el Brasil, llegando para ellas en ese año el Padre Manuel da
Nobrega como superior, y desde entonces data el aprendizaje de la lengua vernácula que más tarde comenzó
a ser escrita por los Misioneros portugueses, españoles y franceses casi al mismo tiempo. Aparecieron las
gramáticas, los vocabularios y los compendios de doctrina, que servían para que los nuevos misioneros
estudiasen el idioma para mejor hacerse entender de los indios.
Unos al norte, otros al sur, unos portugueses, otros españoles, todos trataban de escribir el idioma que oían,
conforme les sonaba al oído, con ortografía propia, y acomodada al idioma del país de procedencia. Más
tarde otros extranjeros tratando de las cosas del Brasil, escribían los nombres indígenas dando a las letras los
mismos valores y sonidos que tenían en los idiomas de aquel que escribía, de donde principió a originarse la
corrupción.

- 131 -
En su “Hombre americano” bien dice Alcide d’Orbigny, “Cada historiador, según la manera en que había
entendido el nombre, según la ortografía que le daba creaba nuevos, que los compiladores reproducían
copiándolos sin crítica, los unos de los otros, desnaturalizando ellos mismos esos nombres, y abriendo así una
nueva fuente de errores.”
Así el idioma escrito por los portugueses volvióse diferente del escrito por los españoles; formando así como
un tercero cuando influenciado al mismo tiempo por españoles y portugueses, y aun un cuarto bajo la
influencia francesa. Así se formaron no dialectos, sino corruptelas influenciadas también por el medio, que
tomaron los nombres de Tupi, Tupi austral, Guaraní y Omagua que hoy, para muchos son dialectos y mismo
idiomas diferentes”.
Oigamos de nuevo a Barbosa Rodrígues:
“Quien como yo, haya recorrido el valle del Amazonas, y oído el idioma geral hablado por los Tembés,
Mauhés, Mundukurus, Paridis, Muras, Ipurinás, Makuchys, Uapichanás, Chirianás, Tairanás, Tukanos etc.,
juzga existen muchos idiomas, tal es la diferencia en la pronunciación.”

El reverendo Padre Viera dice:


“Muchas veces me aconteció estar con el oído cerca a la boca del bárbaro y de ahí a la del intérprete, sin
poder distinguir las sílabas, ni percibir las vocales o consonantes de que se formaban, equivocándose la
misma letra con dos o tres semejantes; unas tan débiles y sutiles; otras tan duras y escabrosas; otras tan
anteriores y oscuras y más ahogadas en la garganta, que pronunciadas con la lengua; (Jan lingua silabando,
jam naribus rochissando, jam dentibus stridendo, jam guthure strinitando, etc.) otras tan cortas y súbitas;
otras tan escondidas y multiplicadas que no percibían los oídos más que la confusión”.
Así la o fue pasando a la u; la e para la i, como arami por aramé; la y cuya pronunciación se asemeja a la u
francesa, que es simultáneamente nasal y gutural, pasó a ser u, e, o i; la b pasó a u; la y y, y la h para c: el
sonido mb para m o b; la g casi fue suprimida o pasó a c y a b.
La y especial del Abanheenga, que los civilizados transformaron la pronunciación, representan y hacen sonar
como j, desapareció del nheengatú e invariablemente suena como i y algunas veces como dos ies, o y
francesa cuando se encuentra entre vocales. Donde sólo se habla la lengua geral cuando oyen pronunciar la j
por y los indios se ríen, sólo de ella se sirven los civilizados. Por lo tanto no se debe escribir Jurupary sino
Yurupary y pronunciar la Y como i.
Los nheengaiba pronuncian como ch la j, la s y la z.
Los indios de ciertas tribus la p la mudan por la b.
Este idioma adulterado es el que conserva el nombre de nheengatú en el valle del Amazonas.
lv
Puede identificarse con el bejuco llamado Escalero, o de Cadena Bauhinis splendes –H.B.K. – Planta
trepadora, los tallos se presentan en forma de cinta ancha, con huecos a lado y lado. Las hojas están
compuestas de dos hojuelas geminadas; las flores en racimos terminales, unas y otras se desarrollan en la
cima de árboles elevados, y las más de las veces, inaccesibles.
Los tallos viejos suministran una madera aprovechable, que al cortarse y pulirse presenta veteados muy
hermosos.
En medicina casera emplean esta planta contra la sífilis y las fiebres y como astringente.

Notas al capítulo VII


lvi
Caragiru (sic por carayuru) bignonia chica o Lundea chica – Un bejuco de cuyas hojas se extrae un polvo
bermejo, que da una tinta con la cual se pintan los indios, y sirve para teñir sus tejidos, curar algunas
dolencias y preparar algunos encantamientos (feiticarios)- Hay varias especies cuya tinta es más o menos
bermeja. Se enumeran entre las de la región la Arrabidea Fanshawei Sandwith, Schultes 5394 y la Paragonia
Pyramidata (Rich) Bureau. Shultes 5498 familia Bignoniaceae.
lvii
Los aborígenes no solo fuman cigarros de tabaco, sino también de hojas de diversas plantas, pero en éste
caso se trata de los de tabaco.

- 132 -
En la América del Sur- según Nimuedajú “Bruchstücke der religión, vol. 15 p 1004” el tabaco y shamanismo
están estrechamente ligados. Un mito Warrau expresa esta interdependencia entre la magia y el tabaco. Los
hombres no pudieron comunicarse con los espíritus hasta cuando el colibrí no les trajo de las “islas” la semilla
del tabaco. Desde entonces el colibrí ha quedado como el pájaro del shaman. El tabaco aparece como el
primero en la lista de las plantas mágicas. El cigarro es el atributo del brujo-curandero tanto que en las danzas
de los espíritus es fácil identificar sus almas por los cigarros que llevan a mano”.
A propósito de la palabra cigarro el diccionario de la Real Academia trae como etimología: “De cigarra, por
comparación con el cuerpo de este insecto” no parece sea la verdadera. En el idioma chiqué de Yucatán
existe el sustantivo ziq, tabaco y el verbo zikar, fumar, de donde debe proceder la palabra cigarro. Esta raíz
me parece ser la verdadera.
Los usados ritualmente son tan sumamente grandes que el payé los tiene que colocar con una horqueta que
clava en la tierra.
La designación española tabaco procede de la palabra nheengatú taboca con la cual se designa al implemento
usado por los aborígenes para fumarlo.
Taboca es nuestra guadua (Bembusa)
Al tabaco los brasileros lo denominan fumo.
lviii
Urutauy (sic por Yurutahy),Yuru, boca y tahy, por cai, entendida, abierta, el boca grande o Urutaí,
Uirataubde otros o pájaro fantasma, el Urutáo de Minas Geraes, La Mae de lua (Madre de la luna de otras
provincias, El Whip por Will (azota el pobre Guillermo) de las Guayanas es el Caprimulgus vociferans.Este
fisirrostro, los indígenas lo tienen como protector de las virtudes de las mujeres, por lo que con sus plumas
barren el suelo debajo de las hamacas de las doncellas al iniciarse la pubertad o forran la misma hamaca con
la piel, en la creencia que para ellas los hombres sean indiferentes. Usan también las plumas quemadas o
cocidas en fumigaciones o baños contra los dolores de cabeza.
Es nuestro bujio o aguaitacaminos.
lix
Nanufa – Planta no identificada.
lx
Maracaimbara- Talismán o fetiche empleado para hacer el mal. (Ver nota XXVII)
lxi
Uacurau- Pájaro nocturno.
lxii
Pachyuba- Palmera del género Iriartea.
lxiii
La tierra es inmunda para encerrar la esencia del cuerpo, por eso el firmamento sirve de asilo al espíritu de
los que mueren. A la tierra abandonan la pudrición; la sombra (mbae agna) vaga por el espacio; el alma
(anga) sube a las alturas en las alas de los Yapakanio volando como los ángeles de las Escrituras.

Notas al capítulo VIII


lxiv
Referente a la antropología de estos indios es corriente las mutuas recriminaciones que se hacen las
distintas tribus.
Un gran número de investigadores han tratado de absolver a los indios de tan horroroso crimen, pero quedan
por otro lado muchísimos relatos de exploradores y misioneros que lo confirman. Sin embargo hoy si parece
completamente extinguida por lo menos en las tribus que han entrado en contacto con la civilización.
Una endo-antropofagia existe en las leyes del Yurupary que dispone beber en el cachiry los huesos de los
difuntos, calcinados y reducidos a polvo, como se verá más adelante. Ver capítulo XX.
lxv
Ygarapé- Indistintamente se llaman así los caños y los riachuelos como en el caso presente.
lxvi
Caruatá – Vasija para cargar agua, es el calabazo, hecho con el exocarpio leñoso de varias especies de
cucurbitáceas, puede ser también la múcura, vasija de barro usada para el mismo fin.

- 133 -
lxvii
Tocandiras (sic por Tocandeiras) Cryptocerus atratus- La picadura de esta hormiga cuesta a la víctima
largas horas de dolor.
Según relata Ortega Ricaurte, tiene una peculiaridad que la hace interesante: es su cambio brusco, de animal
en vegetal, a la vuelta de pocos días y a la vista de todos. Hay en la selva una planta trepadora de buen
desarrollo, que los caucheros llaman “bejuco de agua”. Después de la florescencia viene un fruto pequeño
muy codiciado por estas hormigas; pero como no lo digieren, revienta la semilla en el estómago y allí nace;
los amazonenses creen que son plantas animales, o animados de movimiento, y así se creyó por mucho
tiempo, pues solo se ven hojitas con patas y que caminan, pero un naturalista estudió el caso; las raíces les
destrozan luego el vientre y más tarde se fijan en el suelo o en el tronco de un árbol. Es este un caso curioso
de propagación de los vegetales.
lxviii
Arañas- Según el catálogo de las arañas americanas de Mello Leitao, corresponden a la hoya amazónica 27
familias y 867 especies. La más notable es la llamada “caranguejeira”, Yandu acu (araña grande) Mygale
aviculariade enorme tamaño, figura hirsuta y horripilante y mordedura dolorosa y mortal.
lxix
Uirary, palabra que significa veneno, pero que por antonomasia se designa con ella al Curare – Es este el
jugo del Chododendrum tormentosum(de la familia de las Menispermaceas) y del Strychnos toxifera (de la
familia de las Srtycnidas) que tienen efectos farmacodinámicos prácticamente idénticos y que se encuentran
en los preparados en proporción variable según la procedencia. Según Bovet el curare en tubos procede
principalmente de la primera, de él se extrae la d – tubocurarina o indocostrina, el curare en potes es una
mezcla de los dos y el curare en calabacitos es solamente el jugo de la segunda y es el más tóxico. Este autor
dice que el primero sirve para la pesca, el segundo para cazar pájaros y el tercero para la caza mayor.
Se extraen del curare distintos alcaloides que obran de un mismo modo a pesar de tener estructura química
diferente: toxiferina (al más tóxico en proporción a su peso) C – curarina; D – tubocurarina (indocostrina) Es
este último que se denomina por abreviación curare y es el que se emplea en terapéutica.
En las condiciones habituales de su empleo médico, el curare paraliza los músculos estriados, sin paralizar los
músculos de fibra lisa.
Sucede que si el curare interrumpiera la unión existente entre los músculos lisos y sus nervios, impide a la
acetilcholina de actuar sobre la substancia receptiva de los músculos. En animales envenenados con curare,
se puede excitar el músculo y hacerlo contraer; se puede excitar el nervio, pero la excitación del nervio no se
transmite al músculo, el cual permanece inerte. Los últimos músculos estriados que se paralizan son los del
diafragma y los músculos intercostales. Así pues el sujeto que recibe una inyección de curare a altas dosis va a
morir por parálisis respiratoria. Pero si se asegura su oxigenación por medio de la respiración artificial o de
cualquier otra manera, sobrevivirá tanto más que la eliminación del veneno es muy rápida. A más altas dosis,
diez o veinte veces más el curare actúa sobre los centros nerviosos y rompe la tensión; puede parar el
corazón; puede llegar a paralizar las fibras lisas. Sobre los nervios de la sensibilidad no tiene efecto, no quita
el dolor.
Los antídotos más eficaces son el bromo y el cloro, ese último fácilmente suministraos bajo la forma de
cloruro de sodio.

Ver nota siguiente.

Claude Bernard fue el primer científico que estudió este poderoso veneno. Hoy en día se ha estabilizado su
poder y estudiado sus efectos. Se aplica con gran éxito en muchos casos, sobre todo en los partos y para
contrarrestar la rigidez producida por el tétano. Es por lo tanto un producto salvador para casos clínicos
específicos que antes no tenían alivio.
lxx
Las tribus errantes del Río Negro y del Alto Amazonas, los Uajibos del Bichada, los Yabaranas del Bontura,
los Meriquitares del Cumumuma, los Yauápiris del Río Banco y los Pumunabes del Inírida que usan el curare
saben que la sal común es un antídoto conocido, la cual emplean para salvar la vida a los animales que
desean conservar.

- 134 -
Después que los derriban con flechas emponzoñadas, los toman, ensanchan un poco la herida o introducen
en ella un grano de aquella sustancia, dándoles a beber agua salada, quieran o no, y al eliminarse en el
organismo del cloruro, opera la curación.
Como todos los indios conocen este eficaz antídoto es el motivo por el cual no lo usan en sus guerras.
lxxi
Mascan en dialecto tucano es otro de los nombres de Yurupary.
Ver notas XI y XXXV.

Notas al capítulo IX
lxxii
Mariposas – Bates que permaneció once años en el Estado brasileño de Amazonas, dice que en cierta
época en el transcurso de una hora, pueden observarse setecientas especies diferentes de mariposas, cuando
las Islas Británicas sólo poseen sesenta y seis y Europa trescientas noventa.
lxxiii
Acangatara – En la cabeza una diadema, acangatara en nheengatú y maam-poarí en tucano, hecha con las
cobertises amarillas de una vieja guacamaya roja (Sittace chloroptera) criada a propósito en la malocaencima
de una faja de plumas ventrales de hoco (familia penalópideos, orden gallináceas, género Crax) dispuestas
artísticamente en un tejido de tucun (cumare; astrocarium tucunis) terminadas en largas cuerdecitas de palos
de mona (Simia) y tucun con las cuales se fija la diadema misma alrededor de la cabeza. Las cuerdecitas sirven
para sostener el resto de la indumentaria del cacique compuesta además de una hueso de yaguar (Panthera
onça) puesto de travez a manera de peine, que sostiene la larga cuerda de pelo de mona, macacaraua,
gruesa casi de dos dedos que desciende en cuatro como largas trenzas hasta la cintura, de dos penachos de
plumas de garza (Ardea) más raramente de plumas de águila (Harpia destructor) y de dos plumas o
bastoncitos adornados de plumas de gallito de roca (Rupicola rupícola) y plumas de garza que son como dos
rosas de plumas amarillas de guacamayo (Sittace)y un redondel de piel de tatu (armadillo, Dasypus gigas)
más raramente de cutia (Desyprocta agutí).

Notas al capítulo X
lxxiv
Este enorme tambor que los indios sabían darle una repercusión especial para que fuese oído a distancias
increíbles, es famoso.
lxxv
Yacy-tatá – De Yacy, estrella y por antonomasia la luna; tatá, fuego. Con el nombre de Yacy-tatá designan
generalmente a las estrellas. Ver nota LXXIII. Ya = nuestra; cy = madre – nuestra madre.
lxxvi
Genipa- Género de plantas fundado por Linneo. Solo hay dos especies, Genipa americana, vulgarmente
genipapo, muy variable, con hojas acuminadas, fruto con mucho tanino pero que se come. Genipa
clusiifolia,con hojas obtusas, es de las Antillas y Florida.
Del fruto verde de la primera estos indios sacan un jugo que es incoloro como el agua pero que bajo la acción
de la luz toma un color azul muy intenso casi negro. Con él se pintan, y este tinte es tan eficaz que no
desaparece hasta renovarse la epidermis; no lo ataca el jabón ni el zumo de limón y la cal tampoco tiene
acción. El ácido sulfúrico lo aviva, mientras que el nítrico hace virar el azul en amarillo.
El fruto tiene el tamaño de una naranja y es de un agradable olor a vino. Con el hacen los indios una bebida
muy apetitosa.
lxxvii
Zea maíz – Linn.

Notas al capítulo XI
lxxviii
Cocuyos – Pyrophorus noxtiluens Especial de la región es la gitirana-boia (Lanternaria phosphorea).

- 135 -
Notas al capítulo XII
lxxix
No identificado.
lxxx
Sin haberse encontrado nexos de ningún género entre estos indígenas con otros ya más civilizados y por lo
tanto mucho menos con los pueblos orientales como el árabe; tenemos aquí un pasaje típico donde su
autóctona estera, remplaza al tapiz y nos da la impresión de oír el relato de un cuento de las Mil y Una
Noches.

Notas al capítulo XIII


lxxxi
Yuacaua – Es el Bacaba. Ver nota XIV
lxxxii
Cunauaru – Este batracio para hacer su nido reúne la resina del Breu-branco (Procium heptaphillum) y con
ella hace unos cilindros que por dentro son indudibuliformes, en los cuales deposita los huevos. Por el
agujero que les hace en el centro, sube el agua y en ella se conservan. Aseguran que estos nidos están hechos
con la propia resina de este sapo por lo cual se conoce con el nombre de Cunauaru icica o resina de
cunauaru.Lo emplean contra los dolores de cabeza en fumigaciones.
Icicaes palabra indígena que significa resina.
lxxxiii
Iuhy- Tal vez puede identificarse como Khyla goughi o aún mejor con elPhryniscros nigricans que adulto
solo mide tres centímetros.
Notas al capítulo XIV
lxxxiv
Hay pues una gran diferencia entre las casas para las vírgenes según las instituciones incásicas y esta. Las
de los primeros eran para sacerdotisas o vestales y las de los segundos una especie de depósito hasta que
consiguieran con quien casarse.
lxxxv
Sapupema- Una de las modificaciones más raras de las raíces es la tabuliformepara las cuales la Ceiba
(Samauna) ofrece bellísimos ejemplos. Estas raíces semejan tablas que ocupan toda la porción inferior del
tronco de manera que parece como soliviantadas del terreno saliendo en forma de tablas verticales
dispuestas radialmente y ligeramente curvadas. En el espacio entre una y otra puede encontrar cómodo
escondite un hombre en pie.
Esta palabra indígena ha pasado al portugués hablado en el Brasil con el mismo significado.
lxxxvi
Maloca - casa comunal. Llámanse así también los caseríos indígenas.
lxxxvii
Timbó – barbasco – Infinidad de especies vegetales tiene la propiedad de envenenar los peces sin que su
carne sea nociva para el hombre. El uso dado por los indígenas indujo a los científicos a un detenido estudio
que ha permitido volver aprovechable su parte activa, la rotenona como insecticida. El Lonchocarpus Nicou,
Aubil; es el de mayor tenor.
lxxxviii
Dianumion – Lugar no localizado. Ver nota CIII
lxxxixlxxxix
Coaracy-uirá (Coaracy, sol, uira, pájaro) Euripigidas – Familia de aves zancudas, gruiformes compuesta
de un solo género (Euripyga) y caracterizada por tener las patas relativamente cortas, las secundarias internas
normales y algo más cortas que las primarias, la cabeza sin cresta de plumas y el esternón con una escotadura
a cada lado de su borde superior.
A esta familia y género pertenecen dos especies comúnmente conocidas con los nombres de pájaros soles o
pavitos de cañaveral. La más conocida es la Eurypyga helias del Brasil y de las Guayanas.

- 136 -
xc
Eshauin – Parece puede identificarse con el Myrmecophage didactyla, Cyclothuris didactylus. Es del tamaño
de una ardilla de unos 40 cms. De los que 18 son de la cola; no tiene más que dos uñas delanteras, el pelaje
es sedoso, por encima de un rojo de zorra, por debajo gris. En el Brasil se le denomina caguaré.
xci
Umiry – Llamado también Omary por la promiscuidad de la u y la o. Produce un fruto muy oleaginoso.
xcii
Yacamy -hay tres especies con este nombre: el Psophia leucopetera, Spix, con los lomos blancos (del
Madera); Psophia veridis, Spix, de lomo verde, conocido con el nombre de Yacamin rei (del Solimoes).
Corren con rapidez, pero vuelan muy torpemente, fabrican en el suelo su nido, constituido por una simple
depresión del terreno. Los indios los suelen tener domesticados y llegan a conocer y seguir a su amo como un
perro y vagan muchas veces libremente. Se les llama también caracarao y aves-trompetas. Los machos
emiten un grito penetrante y luego producen un sonido prolongado parecido al de una trompeta. A la
circunstancia de producirse este sonido estando cerrado el pico del ave se debió la fábula propalada
antiguamente de que lo emitían por el ano. Un estudio más detenido ha demostrado que se debe a una
disposición de las vías respiratorias.
xciii
Dinari – pájaro negro en uynamby-tapuya – No identificado.
xciv
Este pasaje recuerda y tiene gran parecidocon la leyenda mitológica del Cisne y Leda.
xcv
Ucuquy – (sic) por uacui cuyua. Ver nota LII
xcvi
Urumutu – Temmunk indluye todos los hocos de la familia penelópidos, orden gallináceas, clase aves; y en
el género Crax, según G.Moquin-Taudon los simplemente llamados hocos. El hoco noirde los franceses es el
Crax elector de Linneo y Latraille; el Crax guianensis de Brisson, Peacok phiasant of Guianade Baycroft, el
Gallo de América de Frisch, y el Mitú del Paraguay de Azara.
El hoco mitú es el Ourax mitu de Temmunk y el Crax galeata de Linneo o Mitua tuberosa que lleva sobre el
pico una cimera córnea muy convexa, seguida de un moño de plumas.
Tenemos pues que Mitú la capital de la Comisaría del Vaupés debe su nombre a uno de estos penelópidos.
En América precolombina los hocos eran las únicas gallináceas capaces de tenerse en domesticidad.
xcvii
Es curioso que estos indios piensen al igual que los franceses que denominan a los lunares grains de
beautey a los ingleses beauty spot,cuya traducción literal al español es granos y manchas de belleza.
xcviii
Uan- Masquin – (sic por Uancten-mascan) Ver nota LXX.
xcix
Brany (en nheengatú muira-puama)No identificada.
c
Meenspuin – En tarianoy cubeua significa destello de la estrella y es otra de las maneras como denominaban
a Cyuce. Ver nota IV.

Notas al capítulo XIV


ci
Entre los indígenas americanos es corriente contar por manos y pies, sobre todo emplean este sistema
cuando sobrepasan el diez; por lo tanto un individuo vale por veinte o sea la suma de los dedos de las manos
y de los pies.
Cinco parejas de casados son diez personas que multiplicado por veinte dedos nos da doscientos.
Ejemplo claro de esta manera de contar es el que va en seguida.
Refiriéndose a las parcialidades que hablan Koggaba, Guamaka y Bíntukua que habitan en la Sierra Nevada de
Santa Marta dice el Padre Celedón:
“Siguen el sistema decimal y hasta el diez apenas se notan ligeras diferencias. De diez hasta diez y nueve,
difiere la lengua Bíntuka de las otras dos, en que se anteponen los dígitos al diez. En la Koggaba y Guamaka al

- 137 -
contrario so posponen, pero no al diez, sino a las palabras Kaza, Közö que significan pie; de manera que
acabados los dedos de las manos con los dígitos, apelan a los dedos de los pies, diciendo uno, dos del pie, etc.
De veinte en adelante no sabemos como cuente el Bítunkua, y en cuanto al Koggaba deja que el Buamaka
siga con el pie, y antepone los dígitos al diez, diciendo máujua uguá, veinte o dos dieces, máigua uguá,
treinta, y tres dieces, hasta noventa que es éitakua uguá”.
cii
Diatanomion -Tiene este nombre gran similitud con Diamuumion, lugar geográfico, puede que sean el
mismo. Grande es la variedad de patos salvajes – Pato siuriri (Anas torquata) Pato almizclado (Cairina
moschata).
ciii
Yacy-tatá – Venus en nheengatú. Ver nota LXXIV
civ
Cudiacury – Lugar no identificado.
cv
Pirarara – (¿Será el pirauha – Pygocentrus piraya?) Ver nota V

Notas al capítulo XVI


cvi
Tarihyra (sic por trahyra género Erythrinus – Maerodon tahira.
cvii
Caruru- La flora Podostemonácea de Colombia ha sido muy poco estudiada, sin embargo Armando Dugand
publicó en la “Revista de la Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales” No. 21 –diciembre
1944 un interesantísimo trabajo.
Dice este autor, y con sobrada razón: “Difícilmente podría hallarse en el reino vegetal un ejemplo más
notable de adaptación a un medio mecánicamente hostil que el de estas interesantes planticas que crecen
especialmente en los raudales y cascadas, sobre las cuales forman a menudo tupidas alfombras. En un medio
estacional que reúne condiciones tan adversas para la estabilidad, las Podostemonáceas tienen ante sí el
difícil y paradójico problema de resistir el embate de la veloz corriente acuática sosteniéndose sobre la dura y
lisa superficie de las rocas, en las cuales no puedan hundir raíces ordinarias”.
Del río Uaupes se pueden citar:
Weddellina uaupensis. Benth
Marathrum pauciflorum. Tul
Marathrum squamosum. Wedd
Rhyncholacis crassipes.Spruce ex Wedd
Rhyncholacis oligandra Wedd
Rhyncholacis linearis Tul ex Wedd
cviii
Cayary-Es el antiguo nombre del río Uaupés (escrito hoy Vaupés)
cix
Raudal de Yurupary, llamado en dialecto carapena-tapuya Nusque-Buscá (raudal del pez) no es el que
aparece en los mapas modernos situado cerca a Mitú, capital de la Comisaría del Vaupés.
Se encuentra este raudal en los 0º 50’ latitud Norte y 69ª 55’ de longitud al Oeste de Greenwich, según
Stradelli.
cx
Ualri – Ver nota LI
cxi
(Felis Onza)
cxii
Bedebo-(pato salvaje en cubeua) Ver noca C
cxiii
Tintabri – euripigia en uaupés. Ver nota LXXXVII
cxiv
Urucu – es la Bixa Orellana, achiote, onoto.

- 138 -
cxv
Penélope – Género de aves gallináceas, de la familia de las crácidas. Dela región es la Penélope Aracuau.
Spix, llamada por los indios aracuan. Ver nota XCIV.
cxvi
Euripigia – Ver nota LXXXVIII
cxvii
Mocino- grillo Ver nota CXLI
cxviii
Arandi – guacamaya – Ver nota XXIII
cxix
Iauty – No identificado.
cxx
Dasmae- Tórtola – Leptopila. Peristera. Oropeli – Columba turtur
cxxi
Piron – Águila. Ver nota XXVII
cxxii
Tity. Paca – Coelogenys paca.
cxxiii
Acuty-puru- Ardilla – Ardilla listada (Tamian striatus) – Sciurus vagiegatus.
cxxiv
Mingo – (tarchyra por tarihura)- Ver nota CIV
cxxv
Peripinacuari – Tenten, un pájaro no identificado.
cxxvi
Ayuti – Dasyprocta aguti.
cxxvii
Canaroarro- Ver nota XXX
cxxviii
Se tiene aquí una explicación hasta cierto punto lógica de la costumbre de los indios de diversas tribus
americanas de acostarse con el hijo recién nacido, mientras la mujer trabaja. Lo que se creía un placer y
flojera no es tal, pues durante la couyé o empollada el hombre está ayunando.
cxxix
Capsicum – Hay diversas especies.

Notas al capítulo XVII


cxxx
Luego la tribu de los ariandas estaba próxima al raudal de Yurupari.
Ver notas CVII y CVIII
cxxxi
Ver notas I, CVII y CVIII
cxxxii
En casi todas las tribus indígenas los eclipses los producen seres que tratan por diversos motivos de matar
a los astros. En su introducción a la “Gramática de la lengua Koggaba dice el presbítero (después de obispo)
Don Rafael Celedón al tratar de las tribus que habitan en la Sierra Nevada de Santa Marta:

“Aquí en el Rosario tuvimos ocasión de observar hace algunos años, una creencia y una práctica á que hace
alusión Cesar Cantú hablando de ciertas tribus de los Daias. Durante los eclipses, que denominan con un
vocablo sanscrito graana, creen, dice Cantú, que un dragón llamado Raou (voz igualmente sánscrita) devora á
la luna, y para espantarlo hacen un ruido estruendoso, absolutamente como los Chinos.” Y estando yo
entregado al sueño me desperté sorprendido con el estruendo de una desatentada vocería que era
reproducida por los ecos de las colinas del contorno. Salgo á la plaza, miro hogueras ardiendo alrededor
sobre todas las colinas; y á su resplandor y á manera de fantasmas, veo un gran número de indios que

- 139 -
atizaban las hogueras al mismo tiempo que gritaban: ¡Zagaméru Yingái! ¡Zagaméru Yingái! ¿Qué es esto?
Pregunté a una indígena ladina que a la sazón se me acercó. “Pues que ha de ser, me contestó, sino que el
diablo está comiéndose a la luna, que eso quieren decir esas palabras Zagamerú Yingai que está
escuchando.”. Entonces le pedí que me explicara aquello, y me dijo que los indios creían (quizá ella también)
que el eclipse era una especie de pelea entre el diablo y la luna, que aquel trataba de tragarse á ésta, y que si
llegara el caso de comérsela toda, se acabaría el mundo; que aquellos gritos eran como para espantar al
diablo, y aquellas candelas, para restituir á la luna la luz que iba perdiendo en la pelea”.

Notas al capítulo XVIII


cxxxiii
Estas piedrecitas desempeñaban el mismo papel que las bolas de cristal en los cuentos orientales. Ambas
ideas anticipadas de lo realizado por la televisión.
Más adelante verá el lector que las tenían de dos clases; las unas para ver los acontecimientos mientras se
desarrollaban y las otras donde quedaban impresos los hechos pasados.
cxxxivcxxxiv
Curampa – posiblemente el Carine noctua.

Notas al capítulo XX
cxxxv
Macuhy – ¿Látigo?
cxxxvi
Mycura – (sic Micuré) comadreja – (Diadelphis paraguayensis).
cxxxvii
Según esta leyenda las maldades de la luna principian cuando llega el cenit la noche de luna llena. Ver
nota LXIII
cxxxviii
Máscaras del Yurupary – La primera fue fabricada como lo refiere la leyenda con los cabellos que se
cortaron las mujeres antes de huir por venganza a Yurupary al establecer sus leyes que las excluía de toda
injerencia en los asuntos importantes de la tribu. Con ellas se dio fin al matriarcado entre los tenuinas. Está
prohibido bajo pena de muerte que las mujeres las vean.
Solo se usan por el tuychaua y el payé en las ceremonias fúnebres y entre tanto se guardan muy
cuidadosamente. Las máscaras verdaderas son muy reducidas en número. Stradelli quien visitó
detenidamente la región no tuvo certeza sino de la existencia de dos y supuso que había una tercera,
afirmando que la llevada a Roma por Fray José Coppi no es sino una imitación. Posiblemente fue hecha para
explotar al cándido religioso o para ganarse sus favores. Veamos lo que dice Giovanni Pinza en “La
conservazione delle teste umane e le idee ed i costumi coi quiali ni conette”. Roma 1897:
“Macararaua, (sic) máscara sagrada de los indios del Uaupés y el río negro. Consiste en un gran capuchón
destinado a recubrir la parte superior de un hombre; está hecha con una urdimbre de cuerdecitas de
algodón, mientras la trama es de pelos de mona y cabellos cortados a las muchachas en época de la
pubertad. En la parte delantera dos huecos sirven para permitir ver quién se la pone, mientras un tercero
corresponde a la boca. Como lo demuestra la ilustración, la parte anterior reproduce esquemáticamente una
cara humana, adornada sobre la cima de la cabeza de un copete de plumas blancas, amarillas y rojas, tal vez
de ara o de alguna otra especie de loro, plumas que tiene también el mantón a manera de barba… tiene una
historia que merece referirse. “En 1881 el Padre José Coppi comenzó sus predicaciones en el Uaupés,
fundando aldeas, construyendo iglesias y penetrando poco a poco hacía el alto valle del río. Para extirpar el
paganismo un poco, quiso conocer los misterios de la religión del Yurupary dominantes en aquellas regiones y
preguntando a los muchachos aprendió cuanto hemos expuesto en el texto (Lo allí tratado es la repetición de
la creencia general que los misioneros tenían de Yurupary, considerado sino como el mismo demonio, por lo
menos un ser diabólico, concepto muy errado) mientras, un asesino de nombre Ambrosio se había podido
procurar la sagrada Macacaraua; entonces, para demostrar la falsedad de lo asegurado por los brujos, los
cuales afirmaban que morirían aquellas mujeres que la hubiesen visto por dos veces seguidas, mostró en
público la sagrada máscara, y tuvo suerte de no hacer frente a la ira de sus catecúmenos. Peroel 18 de

- 140 -
octubre de 1,883, en la iglesia de Panoré (sic por Ipanoré) habiendo ensayado de nuevo la prueba, sucedió un
tumulto indescriptible del cual escapó por milagro y fue obligado a huir junto con su compañero el Padre
Mateo, abandonando para siempre la misión del Uaupés pero llevando con él a Europa la sagrada
Macacaraua”.
Hay un error manifiesto en designar esta máscara como lo hizo Courdreau con el nombre de Macacaraua ya
que esta designación solo corresponde a unas especies de trenzas hechas con pelos de mona de unos dos
dedos de diámetro y que en número de cuatro caen sobre la espalda del tuychaua cuando se viste de gala.
Pinza en su obra citada llama equivocadamente máscara del Yurupary otra fabricada con una corteza de
árbol, también llevada a Roma por el Padre Coppi. Máscaras de esta clase fabricadas de tupary, corteza de
una planta que machacada y lavada imita una burda tela las usan los cubeuas en sus ceremonias fúnebres.
Ver nota LXXII
cxxxix
Marubitana – Debe ser la Sierra de Marabitanos en territorio venezolano.

Nota al capítulo XXI


cxl
Uamany – Es posible que esta resina sea la producida por el Symphonia globulifera L(f) familia de las
Gutiferas conocida también con el nombre de Peraman.
cxli
Gran serpiente. Es la Boa scytale o Eunectes murinus, cuando se trata del ofidio, pero en este caso es el
mito indígena popular en la gran mayoría de tribus amazónicas.

Notas al capítulo XXIII


cxlii
Tanana – Entre los insectos de la región hay que mencionar los grillos, tan conocidos por su estridencia
musical, a cuya familia pertenece los tanana de formas miméticas, pues reproducen las hojas verdes y las
secas. Ver nota CXVI
cxliii
Tapir – Se le conoce también con el nombre de Danta, es el Tapirus Americanus.
cxliv
Lumbricus terrestres.
cxlv
Tatu – Daaypus gigasCuv. Priodon gigas – Orden de los Desdentadosfamilia Desipodios, género Dasypus L
– Longitud del cuerpo un metro o algo más, de la cola hasta 50 cms. Color negro a excepción de la cabeza, la
cola y una faja longitudinal a cada costado que son blanquecinas; 12 a 13 anillos movibles en el caparazón; de
24 a 26 molares comprimidas a cada lado de la mandíbula superior y de 22 a 24 a cada lado de la inferior,
cabeza bastante prolongada y orejas pequeñas. Se alimenta principalmente de hormigas y comejenes y
habita madrigueras situadas en los bosques, debajo de las raíces de los árboles.
Otro nombre – Armadillo.
cxlvi
Río Inambu – No localizado.
cxlvii
Cuyuby -No identificado.
cxlviii
Cucury – Es una especie de gran jaula formando cámara construida con un enrejado de palma bastante
alta para superar la superficie del agua de un medio metro con una estrecha abertura en uno de sus lados.
Sumergida en el río al tiempo de las crecientes siguiendo y adaptándose a los accidentes del fondo, en aquel
lugar donde la corriente forma un recodo se asegura a una roca y se mantiene en su lugar por medio de
estacas, la abertura colocada hacia abajo se mantiene cerrada por la fuerza misma de la corriente. Veamos
como funciona – Los peces que remontan el río siguen de preferencia el hilo de la corriente, encontrando en
el cucury, un obstáculo que no les inspira ninguna desconfianza, tratan de franquearlo, encuentran la
abertura, hacen fuerza, esta cede y entran; pero si les permite entrar no les permite salir y quedan atrapados.

- 141 -
cxlix
Ceucao – (sic) Debe referirse más bien al Caracarao, ave trompeta o Yacamy que hace mucho ruido y es
magnifico vigilante. Ver nota XCI
cl
Río Cuduiary – Afluente de la izquierda del río Uaupés. Su desembocadura se encuentra por los 1 23’ latitud
Norte y los 69 28’ Oeste de Greenwich, según el mapa de Stradelli.
cli
Chicharra – Entre los hemípteros de esa región hay uno muy característico que es verdaderamente terrible:
la chicharra-machaco (machaco, víbora en quechua) mide unos seis centímetros de largo algo gruesa y un
poco achatadas, de color oscuro y su cuello, cabeza, ojos y boca, presentan todas las características de la
víbora. El resto del animal, tiene todas las características de la chicharra y lo mismo que esta duerme de día
agarrada a la corteza de los árboles. Su vuelo se distingue de los demás insectos por su zumbido grueso que
sube y baja de tono a cada momento; lleva en el pecho una púa de hueso, hueco, que al volar el animal va
hacía adelante, hiriendo cuanto toca, una glándula en la case segrega el veneno que el aguijón inyecta. Todos
le huyen con verdadero pavor, pues aseguran que su veneno es tan activo como el de la víbora.

Notas al capítulo XXIV


clii
Perros – Hay una variedad originaria de América congéneres de los lobos llamado por los brasileros
cachorro do matro, que es el Cerdocyon azarae. Canis jubatus. C brasiliensis.
cliii
Venado- Ceryus campestris – C rufue. C paluicsus. C nemorivagus.
cliv
Nutria – Lutra vulgaris
clv
Pirahina – (sic) debe ser pirarucu (Arapaima gigas)
clvi
Puerco espín – Cercolabis prehensilis – Familia Hystrichedoc
Acerca de este animal existe entre el vulgo la creencia de que puede lanzar las espinas y herir al hombre o al
animal que lo ataca. Tiene esto su origen en el hecho de cuando un perro trata de morderlo, el hocico se lo
llena de espinas desprendidas de este roedor. Estas están apenas adheridas a la piel y su punta está provista
de un minúsculo arpón; cuando el perro muerde, la punta de la espina penetra en la carne y desprendiéndose
queda clavada en el hocico del animal.
clvii
Maccary – no identificado.
Notas al capítulo XXIX

clviii
Aquí se confirma la actitud de Yurupary cuando rehusó la mano de Curan la hija del tuychaua Arianda. Es
curioso que, como casi todos los reformadores, fuera casto.
clix
Resina de Bmaru -Es la Sarrapia o haba tonca. Diptarix odorata.

Notas al capítulo XXIX


clx
Inayá- una palma, es la Maximilliana regia.
clxi
Alimentos para los espíritus, Ver nota LXII
clxii
Abejas. En la región hay diversas clases de Apis.

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